Siento sus brazos rodearme y sonrío automáticamente. Mis ojos están negados a abrirse así que me acurruco más a su lado.
No dura mucho ya que mi espalda empieza a cobrarme factura. Abro levemente los ojos y noto por qué. Ambos nos hemos quedado dormidos en el sofá la noche anterior. Me incorporo levemente, todo sigue como lo dejamos anoche. La televisión sigue encendida y la manta que colocamos para no sufrir del frío invernal sigue colocada sobre nosotros. Dave hace pequeños ruidos mientras se talla los ojos.
— ¿Qué hora es? — pregunta con su ronca voz. Sonrío y vuelvo a aferrarme a un lado suyo.
— Temprano.— lo siento sonreír y dejar un beso en mi frente. No quiero dejarlo ir.— ¿En serio tienes que irte?
Sé que este es el tema del que más hemos hablado las últimas semanas, pero mi fe es lo último que quiero perder. Me niego a pasar la Navidad sin mi prometido.
— Morgan...— oigo y se lo que viene a continuación. Puede ser tanto un Dave molesto y cansado del tema cómo un Dave que hará que me sienta triste y culpable por preguntar. Así que me incorporo y le doy la espalda en busca de mis zapatos.— Mírame.
Toma mi rostro entre sus manos y me hace fijar mis ojos en los suyos. Acaricia levemente mi mejilla y la manera en la que sonríe solo me hace recordar por qué estoy tan enamorada de él.
— Dave, ya lo entendí. Sé que soy necia al preguntar, pero...
— No lo eres. No hay nada que odie más en este mundo que tener que trabajar en Navidad y no estar a tu lado, pero tienes que entender que es importante.— toma mi mano y deja un beso sobre el anillo que adorna mi dedo anular. Eso hace que se me escape una tonta y risueña sonrisa.
— Lo entiendo. Solo promete que volverás en el primer segundo que termines de trabajar.— Dave asiente y rodea mi cintura. Lleva sus labios a los míos.
— No habrá nada más en mi mente.
(...)
— Mi vuelo partirá ahora, cariño. Te llamo cuando haya aterrizado. Te amo.
— Y yo a ti.— la llamada que habíamos estado teniendo la última media hora finaliza. Es noche buena y Dave ha tomado su vuelo para poder cumplir con su trabajo.
Suelto un gran suspiro y rodeo mis piernas con mis brazos. Observo el anillo que adorna mi mano. No es un anillo convencional de compromiso. Pero no podía esperarse algo normal de Dave. Cabe decir que la manera en que lo recibí tampoco fue tradicional.
Una vez, arreglando nuestra armario, la pequeña caja cayo de un montón de cosas de Dave. La abrí y descubrí el anillo. Cuando le pregunté a Dave al respecto parecía sorprendido, pero al final dijo que no importaba la manera en que me lo pidiera mientras yo estuviera a su lado. Por supuesto dije que si.
El recuerdo solo me hace llenarme de nostalgia. Estuvimos en una relación por dos años antes de comprometernos. Pero esta sería la primera Navidad que tendríamos comprometidos y yo no estaba con él.
Así que lo decidí.
Subí lo más rápido que pude a nuestra habitación y llene una maleta con ropa, solo para después cambiar la mía por algo más abrigador.
Me encaminé al aéreopuerto con el corazón bombeandome fuerte en el pecho. Definitivamente esta sería una buena sorpresa de Navidad.
Encontrar un lugar no fue fácil, era Noche Buena después de todo. Pero milagrosamente obtuve un lugar en el avión más próximo después de una afortunada cancelación de ultimo minuto.
Pronto ya había aterrizado.
No estaba segura de dónde se encontraría Dave, pero llame a su asistente. Ella parecía bastante sorprendida de mi llamada, pero después de disculparme por llamarla en tan poco convencional fecha ella me dijo todo con respecto a la ubicación de Dave. Iba rumbo a la dirección que su asistente me otorgó, cuando repentinamente recibo un texto de ella.
"Perdona, pero quizá no estoy haciendo las cosas correctamente. Dave ahora está de compras, si llegas ahora aún podrás alcanzarlo. Perdóname de nuevo"
No entiendo el texto, veo la dirección que adjunta debajo realmente extrañada. ¿De compras? ¿Por qué está de compras? Tomo mi pequeña maleta y me dirijo a las nuevas indicaciones.
Es un centro comercial bastante grande. Miro confundida a mi alrededor. Avanzo a través del lugar, quizá lo único que necesito en estos momentos es un poco de cafeína. Ya llamaré a Dave cuando entre en calor.
Entro a una pequeña y acogedora cafetería lo más rápido que puedo. Ordeno mi bebida y mientras espero a que esta este lista selecciono el número de Dave entre mis contactos y hago la llamada.
Me siento un poco melancólica cuando mi cabeza empieza a reproducir la melodía que Dave tiene como tono de llamada. Siempre me pareció un poco tonta pero me hacía sonreír.
Pero esto no es así.
La canción no está en mi cabeza. Realmente estoy escuchándola. Mi celular sigue esperando que la llamada entre. Giro, deseando no haberlo hecho jamás.
Dave está ahí. Realmente está ahí.
No tengo tiempo de sonreír de alivio. Lo veo sacar el celular de su bolsillo, colgar la llamada y volver a meterlo. Segundos después observo a la chica a su lado.
Es pelirroja y muy hermosa. Pero sus características físicas son lo que menos noto cuando Dave se inclina sobre ella y coloca sus labios en su mejilla. Ella suelta una pequeña risa y rodea su cuello con sus brazos. Después coloca sus labios sobre los suyos. Observo su mano que esta aferrada en su hombro, observo su dedo. Ese es mi anillo. Es idéntico a mi anillo.
¿Perdí el aire? Realmente no estoy segura. Solo vuelvo a sentir mi cuerpo cuando alguien choca accidentalmente conmigo, se disculpa y sigue su camino.
Esa acción hace que él levante la mirada. Entro en pánico. Mi cerebro no sabe que hacer así que mis pies toman la escapatoria más eficaz tratando de encontrar la salida más cercana. Escucho como dice mi nombre. Pero cuando al fin encuentro la salida, me detengo. ¿Qué acaba de pasar?
Suelto la manija de la gran puerta de cristal que daba entrada a la cafetería y con mi maleta en mano y lo que queda de dignidad en mi pequeño cuerpo, regreso.
Él parece muy ansioso. La pelirroja hace muchas preguntas y él no sabe cómo contestarlas todas. Ambos me notan.
— ¿Quién eres tú? — pregunta ella cautelosamente.
— Morgan.— suelto casi ahogadamente. Ella suelta una risa cínica y deja caer su mentón sobre su brazo apoyado en sus piernas.
— ¿Morgan? — mira a Dave acusadoramente.— ¿La misma Morgan hermanastra tuya que estaba muy enferma para viajar y por eso yo nunca conocía?
— Rachel...— murmura y sus ojos no saben si enfocarse en mí o en ella. Como estaba tan enamorada de esa mirada.
— Rachel.— una sonrisa triste cruza mi rostro.— Supongo que no eres la esposa de su primo, él cual tenía que viajar mucho y tú llamabas por qué te sentías triste.
Los ojos de ella brillan mientras niega. No quiero imaginarme la expresión de mi rostro. La gente comienza a mirarnos. Quiero huir de nuevo, pero Rachel coloca su vista en mi mano. Otra risa cínica sale de ella.
— Si que eres un bastardo.— suelta sin mirarlo.— Si ibas a engañarnos a ambas y espero de verdad que solo seamos nosotras dos, lo mínimo que podrías haber hecho es escoger un jodido anillo diferente.
— No era para mí.— suelto al mirar el anillo en mi dedo. No era de mi medida, Dave dijo que no estaba seguro de esas cosas. Pero ahora lo entiendo, el anillo era para Rachel, yo lo encontré por accidente.
— ¿Ese era tu regalo para mi, no es así? — ella lo mira, Dave baja la mirada.— Te dije que sería encantador tener un anillo como el mío pero en color blanco.
No dice más. Se levanta y quita el anillo de su dedo. Lo deja caer dentro de la taza humeante de café. No se gira hacia Dave.
— Lo siento.— murmura hacia mí antes de abandonar la cafetería.
— ¿Por qué? — es lo único que sale de mis labios después de minutos de silencio.
— Perdóname, Morgan.
— No pensabas comprometerte conmigo.
— Morgan, de verdad te amo.
— ¿Qué es lo que está jodidamente mal contigo? ¿Desde cuándo?
— Yo...
— ¿Desde cuando? — baja la mirada y eso lo responde todo. Me siento a su lado y dejo la maleta en mis pies. Quito el anillo de mi dedo.
— No quise lastimarte.
— Esto no es mío.— digo dejando el anillo en la mesita de en frente.
— ¿Morgan?
— Vas a llevarme a casa. Recogerás tus cosas y después no quiero volver a verte.
— Por favor, espera...
— No voy a escucharte ahora. Por qué acabas de romper mi corazón, pero hace menos de veinte minutos yo te amaba demasiado. Así que voy a levantarme para evitar cometer una estupidez. Te espero afuera.— me levanto. No lo miro. Tomo mi maleta muy fuertemente. El mensaje de la asistente de Dave también cobra sentido en mi cabeza. Ella lo sabía. Lo sabía.
Cierro los ojos. No voy a llorar. Por qué si hace veinte minutos deje de amarlo, puedo hacerlo por más tiempo.
— — — — —
hola.
Drama. Eso era lo que quería. Hace mucho quería algo triste dramático.
Y sé que habrá muchas lectoras fantásticas que querrán una segunda parte, pero tristemente no la habrá. No la habrá por la sencilla razón de que yo encuentro muy difícil perdonar algo como esto. Pero me moriría antes que negarles algo, así que si una buena idea viene a mí del cielo para una segunda parte de esto, yo encantada.
Ojalá les haya gustado.
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Muchas gracias.
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nos vemos!