Infiltrada [EN EDICIÓN]

By Soy_MarGu

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¿Quién en su patética vida no ha jugado Verdad o Reto? ¿Quién en su miserable vida no se ha arrepentido de el... More

Prólogo.
Capítulo 1: "El Gran Día"
Capítulo 2: "Bruno Miller"
Capítulo 3: "¿Verdad o Reto?"
Capítulo 4: "Princesa de hielo."
Capítulo 5: "Hey, quiero entrar al grupo."
Capítulo 6: "Aquí estoy."
Capítulo 7: "La iniciación."
Capítulo 8: "Códigos & Alertas"
Capítulo 9: "Confesión"
Capítulo 10: "Hija de Reyes"
Capítulo 11: "Ángel"
Capítulo 12: "Se acabó la espera."
Capítulo 13: "Ley estás fuera."
Capítulo 14: "Amoríos"
Capítulo 15: "¿Reprobada?"
Capítulo 16: "Labial Rojo"
Capítulo 17: "Ataque Morado"
Capítulo 18: "El inicio de todo."
Capítulo 19: "Analizando."
Capítulo 20: "Casting"
Capítulo 21: "Fachadas."
Capítulo 22: "Carl."
Capítulo 23: "Claustrofobia."
Capítulo 24: "Noche en compañía."
Capítulo 25: "Protección."
Capítulo 26: "Un no tan mal día"
Capítulo 27: "Game Over."
Capítulo 28: "Amanecer."
Capítulo 29: "La maldición del Sean Marck Coast"
Capítulo 30: "Un secreto paterno."
Capítulo 31: "Los brazos del equivocado."
Capítulo 32: "Visitas inesperadas."
Capítulo 33: "Presentación."
Capítulo 34: "Efecto Gravedad."
Capítulo 35: "Conociendo."
Capítulo 36: "¿Quieres? Parte1"
Capítulo 36: "¿Quieres?" Parte2
Capítulo 37: "Los miedos de Alex."
Capítulo 38: "Una noche muy especial."
Capítulo 39: "Somos Uno."
Capítulo 40: "Buen día, amor."
Capítulo 41:"Llegaremos."
Capítulo 42: "Secretos de Papá".
Capítulo 43: "Deseo de Soledad".
Capítulo 44: "Respóndeme mi te amo."
Capítulo 44: "Respóndeme mi te amo." Parte 2
Capítulo 46: "Estar enamorada." Parte 1/3
Capítulo 46: "Estar enamorada" 2/3
Capítulo 46 Parte 3/3: "Estar enamorada".
Capítulo 47: "Matt al descubierto".
Capítulo 48: "¿Dónde está Carol?"
Capítulo 49: "El último respiro" Parte 1
Capítulo 49: "El último respiro" Parte 2
Capítulo 50: "Graduación significa despedida."
Capítulo 51: "Rebeliones y Sorpresas."
Capítulo 52: "Despedidas." PARTE 1
Capítulo 52: "Despedidas" PARTE 2
Capítulo 53: "Nada que podamos arrepentirnos."
Capítulo 54: "La Boca del lobo"
Capítulo 55: "En nombre de todos."
Capítulo 56: "Servilleta."
Capítulo 57: "Una vida nueva".
Capítulo 58: "Capítulo Final".
EPÍLOGO
¿FIN?

Capítulo 45: "Más natural".

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By Soy_MarGu


No me sorprendería si reprobase dos de mis exámenes, a decir verdad, no tuve la cabeza en otra cosa que no sea Matt River y lo mucho que lo odio. ¿Cómo fue capaz de mandar todo esto al diablo por un estúpido te amo? Íbamos tan bien, demonios que sí íbamos bien.

Tomé varias cosas de mi casillero sabiendo que jamás volverían a ocupar dicho lugar, metí todo de mala gana en mi bolso y lo cerré con fuerzas, caminé directo a la salida con zancadas que provocaban que mis tacones resonaran de sobremanera contra la losa del suelo.

Kate salió hace varios minutos atrás y dudo mucho que Bryden venga por mí con la presencia de mis padres aún en casa... No, este no estaba siendo un gran día. Tomé los audífonos de mi bolso, y tras hacer todo el proceso debido, me dispuse a bajar mi mal humor con música.

Caminé toda la planicie del instituto hasta la parada de taxis más cercana, sin embargo, nada... El viento estaba volando mis cabellos alborotándolo en mi rostro, traté de peinarlo metiendo mechones por detrás de mi oreja, los zapatos altos empezaban a causar dolor en mis pies.

No era tan tarde, sin embargo, el cielo estaba teñido de gris opaco debido a las nubes y la lluvia que se avecina.

Podía sentirme extraña, una sensación de que no era la única esperando un taxi en el lugar, mas no había nadie junto a mí. Tomé mi celular entre mis manos para ver la hora una vez más y al alzar la mirada, estaba allí, de pie frente a mí, la razón por la cual no me sentía sola.

Su cabello rubio platino ya no estaba, sólo se lograba apreciar una fina capa cubriendo su cabeza de tono negro azabache, tan fina que entendería que al rozarse cause cosquillas, su atuendo ya no era el mismo de antes, había dejado de lado las cortas polleras para pasar a los pantalones de cuero y botas a la rodilla, dejó también los profundos escotes por una sudadera gris dos tallas más grandes que su cuerpo con bolsillos en su estómago donde escondía sus manos. Su perfecta piel llena de iluminadores, ahora lucía pálida y ojerosa, con claras marcas de muchas malas noches, incluso a esta distancia, podía notar sus clavículas sobresalir de la base de su cuello.

—¿Qué sucede, Caroline? —habló por primera vez después de analizarme tanto como yo a ella.

—¿Qué haces aquí? ¿Dónde has estado durante todo este tiempo? ¿Estás bien? —cuestioné tantas cosas, pero no tantas como las que se cruzaban por mi cabeza— Las chicas te extrañan, Ley...la —corregí rápidamente al ver como alzó una de sus cejas al nombrarla como me lo había negado.

—¿En serio te importa saber de mí? Por Dios, no seas hipócrita, no estoy aquí para hablar de mí, sino de ti.

—¿Y será que yo si te importo a ti? ¿O somos dos las hipócritas?

—Te lo dejo de tarea, nos volveremos a ver, querida Carl... Y no en las mejores circunstancias.

Sin decir más, corrió por la carretera de manera ágil, dentro de poco un auto negro pasaría a mi lado levantando el polvo y chirriando contra el asfalto al estacionar para recogerla hasta donde había avanzado.

¿Qué acaba de pasar aquí?

Me senté en la vereda, totalmente atónita, no tenía idea de qué estaba sucediendo exactamente. ¿Leyla? ¿Aquí? Yo la creía a kilómetros de distancia, además ¿qué es eso de que nos volveremos a ver y no en las mejores circunstancias? Revolví mi cabello tratando de revolver también las ideas en mi cabeza, no podía esperar más, esto tenía que saberlo Yuko y Daniela. Con el teléfono en las manos aún marqué el número de la asiática.

—¿Carol? —respondió.

—Necesito ayuda.

—¿Dónde estás?

—En la parada Northwood, a unos cuantos metros del instituto.

—¿Qué haces allí aún?

—Mucho que contar, ve a mi casa, llegaré lo más pronto que pueda.

—No se diga más.

Y tomándole todo el sentido a su frase, colgó. Tuve que esperar unos cuantos minutos más para que llegara un taxi, lo detuve emocionada y me subí en el asiento de atrás brindándole mi dirección automáticamente para que me llevase allí.

Varios pensamientos revoloteaban mi cabeza, lo de Leyla fue tan repentino que olvidé por aquellos instantes a Matt, esto cambiaba todas las fichas de la jugada, y sin duda era Leyla de quien hemos estado hablando todos estos días.

Mordí mi uña mientras miraba por el cristal de la ventana del auto, la lluvia se veía venir más pronto, tan pronto que una que otra gota ya rodaba por dicho cristal. No me di tiempo a meditar quien cometió el error, sí el chofer de gorra que conducía este auto estaba siquiera despierto, o tal vez íbamos en una velocidad demasiado alta, o tal vez hubo un disco "STOP" que no fue visto por alguno de los dos, mi cuerpo sólo sintió el choque de aquel otro auto contra el nuestro, justo en la parte trasera de este, no fue algo demasiado grave para el auto, pero el impacto nos hizo retumbar con increíble fuerza a los que estábamos dentro, mi cabeza impacto con el cristal que apreciaba segundos antes rompiéndolo por completo y fue ahí, cuando todo oscureció ante mí, sentí claramente las gotas de ahora una fuerte lluvia caer por mi rostro tumbado contra la puerta.

Desperté en mi habitación, no sé cuánto tiempo pasó exactamente, me costó abrir mis ojos y por ello los cubrí para protegerlos de la luz, al intentar mover mi otra mano, no pude, algo la sostenía con fuerza, o mejor dicho alguien.

Miré hacia mi ventanal, reconocí la figura alineada de Yuko observando tras este, giré mi rostro a dirección contraria, parpadeé varías veces antes de darme cuenta de que la mata de cabello castaño que reposaba sobre mi vientre pertenecía a Matt, quien también era ese alguien que sujetaba una de mis manos, con mi mano libre acaricié su cabello revolviéndolo con una sonrisa en el rostro.

—¡Carol! —gritó entusiasmada Yuko al darse cuenta de que había despertado.

—Estoy bien, deja de gritar, me duele la cabeza —refunfuñé.

—Claramente, pero no te preocupes, ya vino tu doctor y te recetó todo aquello sobre la mesa.

—¿Mi doctor? Yuko, yo no tengo un doctor.

—Eso dijo él mismo, creo que fue Antonieta quien lo llamó.

—Raro —concluí y seguí acariciando su cabello sintiendo como se removía bajo mi toque— ¿Cómo llegué aquí? —cambié de tema.

—El taxista te trajo, no nos cobró la carrera después de lo sucedido, que amable de su parte —dijo irónica—. Sin embargo, fuiste tú mismo quien habló para que abran el portón eléctrico.

—No recuerdo estar consciente después del accidente —lo medité.

—Eso mismo dijo tu doctor, es normal que no recuerdes al detalle todo lo que sucedió, por ello las pastillas, es mejor si te las tomas ya... Iré por un poco de agua y a dar las buenas nuevas.

Pasé mi mano por su cabello hasta llegar a su mandíbula, apreciando lo realmente perfecto que lucía su rostro así de calmado, dormido, sin prepotencias ni sonrisas estúpidas.

—Claro que te amo... —solté en un susurro.

Abrió sus ojos de a poco, tomó mi mano deteniendo mis caricias, y al darse cuenta, de manera abrupta irguió su espalda sobre la silla y restregó sus manos contra sus ojos.

—Y estás despierta.

—Tú también, felicidades.

Acarició con su dedo pulgar un lado de mi frente acercándose a mi rostro, llegando a sentarse junto a mí en la cama, su caricia causó dolor, de seguro tengo algún corte en esa zona. Quise saberlo, no quiero cicatrices en mi piel, menos en mi rostro, sin embargo, no pude descubrirlo pues sólo sentí la gasa que lo cubría y más dolor. Sus dedos arrullaron los míos tomando mi mano para acercarla a sus labios y depositar un beso allí mirándome fijamente a los ojos en su acto.

—Me asustaste, demasiado.

—Creí que me odiabas.

—Jamás —tomó mi cabello con una de sus manos, sin soltar la mía, y lo ubicó detrás de mi reja— ¿Cuándo dejarás de meterte en problemas, ángel?

—Cuando tenga un humano responsable que cuide de mí.

—¿No es al revés el cuento?

—Lo nuestro no es un cuento, es una historia, y como nuestra, tenemos total derecho de escribirla a nuestra manera, ¿no lo crees?

—Pues creí quería cambiar de libro, tal vez.

—¿Cambiar de libro? Tal vez sería mejor cambiar el plumón. Cambiar la manera con la que escribimos, mas no lo que escribimos.

Calló pensando la metáfora, en ello Yuko entró con un vaso de agua envuelto en una servilleta de tela entre sus manos.

—Alex viene en camino, Kate y Jay van a traerte algo de comer.

—¿Mis padres?

—No los vi —respondió sencilla.

Tomé las pastillas bajo su indicación, Matt me ayudó a acomodarme mejor en la cama quedándose el también recostado junto a mí, como si lo de esta tarde, jamás hubiera pasado.

Como lo dijo Yuko, Kate y Jay llegaron con una bandeja de comida para mí, la cual comimos entre todos.

—¿Te sientes bien? —cuestionó Matt en mi oído mientras los demás, incluyendo a Alex quien llegó minutos más tarde.

—Sí, un poco de dolor aún, pero nada con lo que no pueda vivir.

—¿Ya recuerdas algo?

—No, a decir verdad, sólo sé lo que Yuko me ha contado, aparentemente estaba consciente durante el camino a casa.

Decidimos poner una película en mi habitación, Jay, Kate y Alex estaban sentados en el suelo al pie de mi cama y Matt y yo nos manteníamos recostados sobre esta, mejor dicho, sólo él, pues yo me recostaba más sobre su pecho.

—¿Ha pasado algo diferente de lo normal? —cuestionó estratégicamente, como si ya lo supiera.

—No, nada... —mentí.

Examinó mi rostro, mis pupilas una a una —Bien.

Dirigió su mirada al televisor nuevamente, su mandíbula se encontraba tensa, me atreví a darle un suave beso en ella con tal de que la dejara respirar, misión cumplida, sonrió tiernamente y negó con la cabeza.

Tras terminar la película, Yuko se fue a casa al igual que Jay, Kate se fue también a su dormitorio, pero él que no quería marcharse sin antes se fuera Matt, sí, Alex Manson.

—Puedes retirarte ya, gracias —hablé tras la tensión creada en segundos.

—¿Y él? ¿No piensa irse? —preguntó señalándolo con su cabeza.

—No —contesté automáticamente.

—Mi cuarto, es el de a lado, cuidado —dijo mirándolo a él y salió sin más.

—Puedes irte.

—¿No qué no? —se confundió.

—Amo llevarle la contraria.

—¿Así que si sabes amar?

—Matt, no.

—¿No qué? Carol, me lastimaste —confesó poniéndose de pie.

—No fue mi intención —confesé también.

—¡Lo sé! —se acercó nuevamente a mí— Pero eso no remedia las cosas.

Trate de acercarme yo también, sin embargo, una punzada muy fuerte en mi cabeza me detuvo —Lo siento...

—Entendí eso de cambiar el plumón, cambiar la manera de amarnos, mas no dejar de amarnos. ¿No te he sabido amar?

—De una mejor manera, es imposible. Soy yo la que debe cambiar, la que no ha sabido.

—Yo amo que me ames como me amas.

—Y yo amo amarte cómo te amo.

Sonrió al escucharlo, al escuchar que lo amo.

Con amor, una estrella entre planetas. 

🌏💫🌏


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