Una Segunda Oportunidad

Par Gigi_Manzoni

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Kendall, una dulce niña es secuestrada a la corta edad de seis años, haciéndola ver a una temprana edad de qu... Plus

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
capítulo 5
Capítulo 6 (Sin Editar)
Capitulo 7 (Sin Editar)
Capitulo 8 (Sin Editar)
Capitulo 9 (Sin Editar)
Capitulo 10 (Sin Editar)
Capítulo 11 (Sin Editar)
Capítulo 12 (Sin Editar)
Capítulo 13 (Sin Editar)
Capítulo 14 (Sin Editar)
Capítulo 15 (Sin Editar)
Capítulo 16 (Sin Editar)
Capítulo 17 (Sin Editar)
Capítulo 18 (Sin Editar)
Capítulo 19 (Sin Editar)
Capítulo 20 (Sin Editar)
Capítulo 21 (Sin Editar)
Capítulo 22 (Sin Editar)
Capítulo 23 (Sin Editar)
Capítulo 24 (Sin Editar)
Capítulo 25 (Sin Editar)
Capítulo 26 (Sin Editar)
Capítulo 27 (Sin Editar)
Capítulo 28 (Sin Editar)
Capítulo 29 (Sin Editar)
Capítulo 30 (Sin Editar)
Capitulo 31(Sin Editar)
Capítulo 32 (Sin Editar)
Capítulo 33 (Sin Editar)
Capítulo 34 (Sin Editar)
Capítulo 35 (Sin Editar)
Capítulo 36 (Sin Editar)
Capítulo 37 (Sin Editar)
Capítulo 38 (Sin Editar)
Capitulo 39 (Sin Editar)
Capítulo 40 (Sin Editar)
Capítulo 41 (Sin Editar)
Capítulo 42 (Sin Editar)
Capítulo 43(Sin Editar)
Capítulo 44 (Sin Editar)
Capítulo 45 (Sin Editar)
Capítulo 46 (Sin Editar)
Capítulo 47 (Sin Editar)
Capítulo 48 (Sin Editar)
Capítulo 49 (Sin Editar)
Capítulo 51
Nota de Autora
Epílogo

Capítulo 50

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Par Gigi_Manzoni

Ellie observaba hacia la puerta por donde había salido minutos atrás la ginecologa aun sabiendo que Leila estaba sentada junto a ella hablándole acerca de lo que decia el periódico.

Llevaba dos días en el hospital desde que la habían liberado, el primer día lo pasó totalmente sedada debido a las heridas que tenía en todo su cuerpo y otros procedimentos médicos.

Cuando despertó esa misma mañana creyó que el mundo entero le caía encima, se había enterado de tantas cosas al mismo tiempo que no le daban la oportunidad de procesar ninguna de ellas. Pero las que le importaban eran las que tenía grabadas a fuego en su cabeza.

Toda su familia estaba bien. Chris iría a verla pronto. William estaba con vida. Y James había sido puesto bajo arresto.

Esas eran las únicas razones por las que estaba agradecida con la vida, pero a pesar de recibir esas noticias tan buenas no podía dejar de sentir que algo dentro de ella se había roto de manera permanente, a cada segundo sentía una agonía tan grande que solo deseaba estar sola sin que nadie le estuviese diciendo que todo iba a estar bien porque sabía que no era cierto, ya nada iba a ser igual que antes, dieciséis años atrás habían matado a Kendall Littleton y siete días atrás habían hecho lo mismo con Ellie Rainer. Ya no sabía que era ella en ese mundo justo ahora.

Sus padres había recién salido de la habitación para ir a descansar un poco después de que ella les asegurara que se encontraba bien, Liam y Quinn debían poner toda su atención al caso que estaban llevando así que aun no se habían aparecido por allí, los padres de William pasaron para ver como seguía -cosa que la sorprendió realmente ya que no tenía idea de que ellos conocían todo acerca de su pasado-, su cuñada Nicole estaba a cuidando a Chris y Melody así que tampoco había llegado y William, quien estaba en cama reposando de su operación a unas cuantas habitaciones de la de ella la había visto cuando recién ingresó al hospital, pero ella aun no lo había visto a él.

La joven recordó el momento en el que Leila le había dicho que William estaba con vida, lloró por varias horas debido a la felicidad, pero aun así no se atrevía a verlo ya que no encontraba la manera de decirle que había perdido al bebé que estaba esperando.

Ese tema en especial la hacía sentir un agujero en el pecho enorme, había hablado con la ginecóloga acerca del sangrado y los dolores que había sentido cuando estuvo encerrada y esta le explicó que esa no había sido la causa de su aborto sino más bien por los golpes que recibió de parte de esa bestia, incluso le aseguró que había perdido al bebé en la ambulancia de camino al hospital y que la paramédico que la iba atendiendo hizo todo lo posible pero fue muy tarde.

La ojiazul se sentía tan culpable en ese momento que no era capaz de darle la cara a William por eso mismo; si ella no hubiese provocado a ese hombre él no la hubiera golpeado de esa manera tan brutal y su bebé probablemente seguiría con vida.

-Fue mi culpa -dijo en voz baja y casi para si misma, pero Leila la había escuchado a la perfección.

-¿De qué hablas? -la rubia de cabello corto dejó a un lado el periódico y posó sus ojos verdes en ella.

-Fui yo quien provocó a ese hombre y por eso me golpeó... fue mi culpa -aceptó la joven en voz baja pero cargada de resentimiento.

Ella le había contado a Leila absolutamente todo lo que había pasado estando encerrada otra vez, era en la única persona capáz de confiarle ese tema en ese momento.

-No te atrevas a justificar lo que hizo ese malnacido -la regañó Leila, sentándose en el borde de la camilla. Su hermana le tomó la mano y la acarició con delicadeza-. Tu solo te estabas defendiendo, al igual que lo hubiese hecho cualquier otra persona en tu lugar.

-Quería que me matara, ¿sabías? Y con eso solo logré matar a un ser que era inocente -la chica volvió a llorar sin poder evitarlo.

-Llora cariño, llora, pero hazlo por el hecho de estar con vida y al lado de las personas que te amamos por sobre todas las cosas, llora porque de ahora en adelante tú y tu hijo jamás se volverán a esconder por miedo, llora porque tienes una familia que jamás perdió la fe en encontrarte nuevamente y llora porque tienes un novio que te adora con toda su alma y que fue capaz de golpear a un médico y a un policía para venir hasta aquí cuando se enteró que te traerían para acá -Leila le secó las lágrimas con la yema de sus dedos y la abrazó por la cintura con delicadeza. A pesar de que físicamente ya no le dolía tanto el cuerpo sentía cierto malestar cuando la tocaban sin su autorización.

-¿Te había dicho ya cuanto te extrañaba? -la joven acarició el cabello de su hermana con suavidad y una ligera sonrisa se dibujó en sus labios resecos.

-Solo como tres millones de veces nada más -respondió Leila haciendo pucheros.

Leila siempre había tenido la habilidad de sacarle una sonrisa hasta en los peores momentos y esa vez no fue la excepción.

La televisión estaba encendida y el noticiero estaba estrictamente enforcado en la "Captura de una banda dedicada a la trata de personas". Hablaban de los integrantes de dicha organización, no se daba la información acerca de quienes eran pero entre ellos habían policías, políticos y bastante gente adinerada.

La ojiazul observó el lugar en el había estado encerrada através de la pantalla, era un edificio grande que estaba a las afueras de la cuidad el cual funcionaba simplemente como bodegas privadas pero trás previas investigaciones oficiales descubrieron que era prostíbulo en el cual habían más de treinta personas entre ellos siete menores de edad reportados como desaparecidos en distintos estados del país y en el extranjero.

Según la mujer que daba el reporte en el noticiero no se sabían dado a conocer la identidad la identidad de ninguna de las victimas pero se sabía que todas habían salido ilesas del operativo que gracias a la adecuada organización del cuerpo de policía no hubo ninguna perdida que lamentar.

-Todos esos malditos van a pagar por cada uno de sus delitos -dijo Leila, secándose las lágrimas que había derramado al escuchar la nota informativa.

La joven aun tenía sus reservas con respecto a ese tema pero no quería incomodar a su hermana con sus dudas. Si de verdad eran personas tan influyentes como políticos, policías y demás tendrían los recursos necesarios para una muy buena defensa, ¿y ellos que tenían? Solo su palabra y la esperanza de que se hiciera justicia.

-Necesito ir al baño -dijo entonces para dejar a un lado ese tema.

Leila la ayudó a ponerse de pie y por suerte la bata que andaba le cubría los pies en su totalidad así que no se sintió cohibida a que su hermana la viera.

Al ingresar al baño se percató de que había un espejo en una de las esquinas y le pidió a Leila que lo tapara. No se sentía preparada para ver su reflejo otra vez y no era por pura vanidad sino más bien que no deseaba agregar más pesadillas a la larga lista que ya tenía.

La doctora le había explicado que debido al legrado que le habían hecho tendría sangrado abundante parecido al del periodo así que no debía asustarse si sangraba.

No sabía en que momento se volvió a quedar dormida pero cuando abrió los ojos de nuevo observó a su madre dormida en el pequeño sofá que estaba a la par de la camilla.

Estudio el rostro de su madre por unos minutos y se sintió que las palabras de Leila tenían sentido al fin, debía llorar sí, pero no a causa de unos miserables sino por el hecho de tener a su familia junto a ella, esperándola con los brazos abiertos, ¿cuántas personas que habían pasado por lo mismo que ella tenían esa segunda oportunidad de abrazar a sus familiares?

Se bajó de la cama con algo de malestar en la columna por estar acostada tanto tiempo y se acercó hasta los regasos de su madre, se sentó en el suelo y apoyó la cabeza en las piernas de la mujer, quien instintivamente abrió los ojos y acarició su cabeza mientras la llenaba de besos y palabras de amor.

-Te amo tanto mi vida, mi guerrera -le susurró dándole un beso en la frente.

-Yo también te amo mamá -respondió ella. Nunca más iba a pasar un solo día sin que le dijera a su madre esas palabras.

Will:

Cuando William entró a la habitación en donde estaba Ellie, creyó que la encontraría dormida como la última vez que llegó a visitarla, pero verla acostada junto a su madre en el incómodo sofá mientrás ambas se abrazaban una a la otra lo hizo retroceder y darles su espacio. Ambas lo necesitaban. Él podía aguantar unas cuantas horas más las ganas que tenía de abrazarla.

Estaba por cerrar la puerta de la habitación cuando la voz de la madre de Ellie lo detuvo en seco.

-Pasa Will, no te quedes ahí de pie.

Will no podía negar que estaba feliz de escuchar esas palabras así que ingresó nuevamente al cuarto y su mirada se clavo en los ojos azules de Ellie, quien lo veía como quien acabase de ver un fantasma.

Leila le había contado que ella creyó que él estaba muerto porque eso le había hecho creer James, así que comprendía su sorpresa al verlo.

-Saldré un momento a tomar un café bien fuerte -la madre de Ellie se levantó y salió del cuarto, dándoles un poco de privacidad.

Por un largo rato ambos se vieron sin decir palabra alguna pero Will podía palpar la notable tensión que había en el ambiente.

Los golpes que la joven tenía en su rostro iban mejorando poco a poco, aún estaba algo inflamado.

Cuando la vio ingresar al por primera vez al hospital toda golpeada y ensangrentada tuvo que reñir con varios médicos para que lo dejaran pasar hasta donde la habían atendido para hacerle el legrado debido al aborto que había sufrido minutos antes de llegar al hospital.

En ese momento lo único que le importaba a él es que ella estuviera a salvo y bien atendida.

-Hola -lo saludo ella en voz apenas audible. Estaba tensa y podía notarlo por la forma en la que agarraba con fuerzas la bata que le cubría el cuerpo.

-Hola mi amor -Will se acercó al sofá pero mantuvo una distancia prudente de ella. No quería que se sintiera incómoda ni mucho menos amenazada.

-Linda ropa -trató de bromear ella, forzandose a sonreír. Will sonrió apenas. Ambos andaban batas blancas de hospital y eran espantosas.

-Igual la tuya -contraatacó él. Se apoyó en la camilla al sentir un leve mareo. Ellie lo notó y se levantó rápido del sofá y se acercó a él.

-¿Estás bien? -preguntó ella observandolo con los ojos llenos de lágrimas.

-Ahora que te tengo frente a mi, si lo estoy -William deseaba tanto tocar su rostro y poder besarla.

-Lo siento -susurró ella tragando con fuerza.

Will hizo un intento de acercarse pero ella retrocedió de inmediato.

-Debes descansar un poco -le pidió él apartándose de la camilla.

-Estoy harta de estar acostada -se quejó ella-. Quiero irme de aquí.

-Pronto lo harás -le aseguró William- ¿Quieres que llame a tu madre? -preguntó él dirigiéndose a la puerta.

-No, quiero que te quedes conmigo por favor.

Will sonrió y acercó a ella.

-Aquí me quedaré.

Ellie se subió con cuidado a la camilla y se cubrió lo más que pudo con la sábana.

Will no pudo sentir otra cosa más que rabia y deseos de matar, al ver en el estado en el que había quedado Ellie por culpa de esos malditos que la lastimaron tanto física como psicológicamente. Sabía que iba a pasar un buen tiempo para que ella regresara a ser lo que era antes y aun estaba dudando de que volvería a ser igual.

-William, lo siento -susurró ella sin verlo directamente a los ojos.

-No tienes nada qur sentir...

-Perdí a nuestro bebé por mi culpa -sollozó ella.

-No vuelvas a decir eso cariño -Will colocó los codos en la camilla y sostuvo la cabeza en ambas manos-. Tu solo te defendias y no sabías que aún estabas embarazada.

Ellie se enderezó en la camilla y lo vio con el ceño fruncido.

-¿Has hablado con la ginecóloga? -le preguntó, poniéndose absolutamente roja. Will comprendió su temor, debía imaginarse que la doctora le había dicho su diagnóstico y todo lo que esto involucraba.

-Solo me ha dicho todo lo relacionado con el bebé, yo era su padre y creyó prudente hacerme saber los hechos ocurridos, pero no te preocupes, ella jamás me diría nada que tu no autorizaras.

Su novia se relajó visiblemente y luego volvió a tener esa expresión sombría en la mirada que dejaba ver que estaba recordando cosas pasadas.

-Cariño, mírame -le pidió él apenas alzando la voz-. Vamos a superar esto juntos, tu núnca te has dado por vencida y estoy completamente seguro que esta no será la excepción.

-Tengo miedo -confesó ella, apenas tocando su mano con la yema de los dedos, estaba temblando-. No quiero tener miedo cada vez que alguien me quiere dar un abrazo o solamente ofrecerme la mano, no quiero temerte a ti que eres una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Por unos segundos ambos se quedaron en silencio y Will jugueteo con los dedos de la joven, quien permitió que al fin la tocara.

-Mi amor sabes que deberas ir a terapia, ¿verdad? -Ellie asintió con la cabeza-. Vamos a ir los dos juntos, quiero ayudarte en todo lo que este en mis manos.

-¿Aún quieres estar conmigo después de esto?

Will se soprendió realmente con esa pregunta, no se la esperaba.

-¿Por qué me preguntas eso, cariño? ¡Claro que quiero estar contigo!

-Will, yo...

-Will, nada. Kendall -dijo él con bastante seriedad, ella se puso de inmediato a la defensiva al oír como la había llamado pero el joven la ignoró-, amar a alguien no solo significa que estaras con ella en los buenos momentos, amar para mi no es solo eso, significa que te apoyaré, te cuidaré y respetaré en cada aspecto de nuestras vidas. Se que ahora estas lastimada y desconfiada de todos, incluso de mi y no me lo tomo como algo personal, no tengo que leer un maldito reporte médico para saber y poder entender por todo lo que tuviste que pasar esos cinco días, pero quiero ayudarte a salir adelante, no por complacerme a mi o a tu familia sino por tu bien propio.

Ellie lo observó con seriedad por unos instantes y luego se soltó a llorar de tal manera que a Will no le importó que ella lo apartará, la abrazó con fuerza para consolarla pero en lugar de apartarlo ella se aferró a él.

-Ayúdame -dijo ella entre el llanto.

-Claro que lo haré mi amor, hoy y siempre -le aseguró él, dejando que el llanto le ganara.



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