Una Segunda Oportunidad

By Gigi_Manzoni

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Kendall, una dulce niña es secuestrada a la corta edad de seis años, haciéndola ver a una temprana edad de qu... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
capítulo 5
Capítulo 6 (Sin Editar)
Capitulo 7 (Sin Editar)
Capitulo 8 (Sin Editar)
Capitulo 9 (Sin Editar)
Capitulo 10 (Sin Editar)
Capítulo 11 (Sin Editar)
Capítulo 12 (Sin Editar)
Capítulo 13 (Sin Editar)
Capítulo 14 (Sin Editar)
Capítulo 15 (Sin Editar)
Capítulo 16 (Sin Editar)
Capítulo 17 (Sin Editar)
Capítulo 18 (Sin Editar)
Capítulo 19 (Sin Editar)
Capítulo 20 (Sin Editar)
Capítulo 21 (Sin Editar)
Capítulo 22 (Sin Editar)
Capítulo 23 (Sin Editar)
Capítulo 24 (Sin Editar)
Capítulo 25 (Sin Editar)
Capítulo 26 (Sin Editar)
Capítulo 27 (Sin Editar)
Capítulo 28 (Sin Editar)
Capítulo 29 (Sin Editar)
Capítulo 30 (Sin Editar)
Capitulo 31(Sin Editar)
Capítulo 32 (Sin Editar)
Capítulo 33 (Sin Editar)
Capítulo 34 (Sin Editar)
Capítulo 35 (Sin Editar)
Capítulo 36 (Sin Editar)
Capítulo 37 (Sin Editar)
Capítulo 38 (Sin Editar)
Capitulo 39 (Sin Editar)
Capítulo 40 (Sin Editar)
Capítulo 41 (Sin Editar)
Capítulo 42 (Sin Editar)
Capítulo 43(Sin Editar)
Capítulo 44 (Sin Editar)
Capítulo 45 (Sin Editar)
Capítulo 46 (Sin Editar)
Capítulo 48 (Sin Editar)
Capítulo 49 (Sin Editar)
Capítulo 50
Capítulo 51
Nota de Autora
Epílogo

Capítulo 47 (Sin Editar)

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By Gigi_Manzoni

Las palabras de James se repetían en la cabeza de Ellie una y otra vez hasta el punto de hacerla sudar frío y sentir como la sangre le hervía en su interior.

William debía estar bien, James no pudo hacerle hecho nada malo, solo lo decía para molestarla y hacerla sentir mal y con impotencia.

Pero al mismo tiempo que se repetía que Will estaba bien, recordó en la trampa que había caído porque pensó que quien le había enviado el mensaje para que saliera había sido Will, pero en realidad había sido James, lo que significaba que algo le había hecho a su novio para apoderarse de su teléfono.

Ellie salió del aturdimiento en cuestión de segundo al saber que James no mentía.

Los oídos aun le zumbaban y tenía mareos pero eso no le impidió golpear a puño cerrado a ese sujeto en todas partes.

—¡¿Qué le hiciste a William?! —le gritó, golpeándolo en la nariz haciendo que se apartara de ella—. ¡DIME!

—Lo que le ocurrió a William fue por tu culpa —James la tomó de las muñecas y ejerció mucha fuerza haciendo que Ellie de inmediato se quejara de dolor—. Todo lo que esta pasando es tu culpa, por haber escapado de mi —le gruñó James muy cerca de su boca.

—¡Y lo volveré a hacer! —le aseguró ella furiosa tratando de alejarse nuevamente de él.

James la soltó y Ellie sintió un dolor intenso en ambas manos, incluso las tenía inchadas.

—Cariño, no volverás a salir de aquí y después de lo que me he enterado recientemente, mucho menos.

Ellie no logró comprender a que se refería James con esas palabras, pero cualquier cosa viniendo de parte de él era malo.

El hombre abrió el zipper de la chaqueta de cuero y sacó varias hojas de papel doblados.

—Cuando supe que tenías un hijo jamas imaginé que fuese tan grande —comentó desdoblando las hojas de papel—.Moví cielo y tierra para averiguar su paradero pero me fue imposible, por un tiempo  —añadió. El corazón de Ellie volvió a palpitar con fuerza al escuchar eso y comprender al punto que quería llegar James—. Las escuelas publicas dejan bastante que desear con respecto a la privacidad de sus estudiantes y con algo de dinero todo fue mucho más fácil...

La joven lloró al caer en cuentas que James había descubierto quien era Chris.

... Mi matrimonio con Elena fue interesante, me ayudó en mi propósito de pasar de ser percibido y parecer un hombre dedicado a su esposa y a su trabajo —dijo James observándola directamente a los ojos—. Cuando supimos de que ella no podía quedar embarazada fue un gran alivio para mí y ya hasta me había hecho a la idea de que no sería padre pero ahora que he visto al pequeño Chris, quien por cierto se parece mucho a mi cuando era solo un chiquillo, estoy intrigado y quiero conocerlo. Estoy deseando tenerlo en mi poder.

Ellie lejos de caer presa del pánico reaccionó como una fiera ante el solo hecho de que James quisiera acercarse a Chris.

—¡ES MI HIJO! —le gritó ella a todo pulmón lanzándose sobre él para volver a golpearlo con fuerzas que no tenía ni idea de donde había sacado—. ¡No te atrevas a mencionar su nombre  con tu asquerosa boca! —Ellie le ofreció una patada en la entrepierna e hizo que el sujeto tirara al suelo los papeles que traía en mano. Ellie no se detuvo para ver que eran, si se detenía le daría la oportunidad a James de recomponerse.

Escuchó la puerta ser abierta y sin importarle que ese mastodonte que había de guardía estuviese frente a ella se dirigió directo a la salida, solo pensó en correr como alma que se la llevaba el diablo no importaba a donde.

Logró escabullirse apenas del agarré del tipo.

Salió de la asquerosa habitación y no se detuvo a pensar hacía donde dirigirse, solo corrió por el pasillo interminable y vio unas escaleras que conducían a una segunda planta así que subió el tramo a toda velocidad.

Las piernas le dolian, sentía que los pulmones le ardían, el aire le estaba faltando y el cuerpo entero le temblaba pero dejo ese asunto en un segundo plano al oír los gritos de James cerca de donde ella estaba.

Trató de abrir varias puertas pero estaba con el seguro puesto. Lloró por pura frustración al saber que se estaba quedando sin tiempo para buscar alguna salida de ese lugar.

Una de las puertas a mitad del pasillo se abrió y Ellie corrió esperanzada hasta ella pero se topó de bruces con un hombre al que reconocería en cualquier lugar del mundo.

Era calvo, delgado, mucho más alto que James y con una mirada oscura casi diabólica que aun  conservaba sin importar los años que hubieran pasado.

Era Theo, el inseparable acompañante de James.

El hombre no perdió tiempo, la jaló de los cabellos para evitar que saliera corriendo y la hizo ingresar a la habitación de donde venía saliendo.

—¡Salgan! —ordenó el sujeto con voz áspera.

Dos chicas semidesnudas y que estaban llorando, salieron corriendo ante la orden del hombre.

Theo la tiró al suelo sin ninguna delicadeza.

—¡Kendall!

La voz iracunda de James la hizo estremecerse y pudo verlo de pie en el marco de la puerta. Theo salió del cuarto y la dejó a solas con James.

El hombre cerró la puerta con más fuerza de la necesaria y se acercó a ella a paso lento e hizo que Ellie sintiera más miedo.

Se agachó hasta su altura y la obligó a verlo a los ojos.

Sin querer Ellie sonrió al ver lo que había logrado con sus golpes. James había quedado peor que antes.

Notó que el hombre estaba reprimiendo el deseo de golpearla por la forma en que apretaba la mandíbula y los puños y por como el puente de su nariz de ensanchaba.

—No hay salida de este lugar mi vida —susurró él dándole un beso fugaz en los labios. Ellie sintió el impulso de vomitarle encima pero lo pensó mejor. A ese hombre no podía pasarle por la mente que ella estaba embarazada.

—Siempre hay una salida —lo contradijo ella, apretando los dientes.

—Dime donde esta el niño —le exigió el ojiazul aprisionandola contra el suelo y su cuerpo.

—¿De verdad piensas que te voy a decir dónde esta mi hijo? —le preguntó Ellie, apartando la cara, lo tenía demasiado cerca.

—Lo vas a hacer cariño, te lo aseguro.

Ellie lo volteó a ver y este le sonreía con amabilidad, justo de la misma manera que cuando lo conoció.

—Primero me matas antes de ponerte a mi hijo al frente.

—No, no será necesario matarte a ti —James habló al tiempo que pasaba sus manos por la cintura de la joven—. Pero si no me das lo que quiero, todo lo que yo quiero; tus padres, tus hermanos y hasta la misma familia del fallecido Will van a pagar por tu silencio.

Ellie supo que James no estaba jugando ante esa amenaza, estaba cien por ciento segura de que era capaz de hacer cualquier cosa pero ella también lo era, Christopher era lo más importante que tenía en la vida y lo protegería a sin importar nada. Y sabía que Liam, cuidaría bien de su pequeño y de su familia también así que eso era lo único que la hacía mantener la esperanza.

James comenzó a quitarle la ropa mientrás ella solo permanecía inmóvil sabiendo lo que estaba a punto de pasar. James acarició su rostro de forma paulatina y se agachó hasta que su lengua rozó el lóbulo de su oreja, tembló debido al miedo y al asco. Sus manos se pasearon por todo su cuerpo, mientras le susurraba lo mucho que le gustaba verla desnuda delante él nuevamente, sentir su aroma, su sabor, su miedo.

Lo que Ellie más deseaba en ese momento era pelear y quitarselo de encima pero no podía permitir que James la golpeara si se rehusaba a hacer lo que él quería ya que tenía otro pequeño al cual proteger y ese se encontraba igual de indefenso que ella en ese instante, así que reprimió con todo su ser las ganas de apartarse.






Ellie temblaba tanto que le llevó  varios intentos en poder acertar en colocar el botón del pantalón en su sitio al igual que acomodarse los pedazos que habían quedado de la camisa al mismo tiempo que James salía del cuarto y le daba ordenes a quien estaba afuera.

La joven trataba de controlarse para así evitar llorar, gritar y patalear pero sentía tanto asco y repulsión hacia ese tipo y hacia ella misma en ese instante que se le hacía una  tarea casi imposible de cumplir.

Había resistido todo el tiempo que estuvo a merced de James, no había emitido ni un solo ruido ni queja, ese hijo de puta no merecía ver cuanto la estaba afectando el solo hecho de que le tocara un solo cabello, pero ahora que ya se había ido quería desahogarse pero nada ganaría llorando, eso la haría ver más débil de lo que ya estaba de por si.

La puerta del cuarto de abrió  y Ellie no pudo evitar retroceder ante la idea de que James hubiese regresado, pero al ver a mastodonte en la puerta la hizo sentir algo de calma. Él no la tocaría sin la autorización de James.

Se le acercó y la tomó del brazo de la misma manera en la que la había agarrado cuando la llevó al baño y la joven se quejó ya que le dolía  la muñeca pero al tipo pareció importarle muy poco su dolor y la hizo caminar hasta la planta baja ante la mirada aterrada de varias mujeres que pasaban por el pasillo en compañía de otros hombres de contextura similar a la del mastodonte.

Sabía que la llevaba de regreso al cuarto mal oliente así que se tragó su orgullo y le susurró apenas.

—No me lleves a ese lugar, por favor —se atragantó al decir lo último debido a que sentía como se le formaba un nudo en la garganta.

El hombre no le respondió pero sintió como se tensó al escucharla hablar.

—No trates de huir otra vez o te ira peor —le aconsejó él antes de cerrar la puerta y dejar nuevamente encerrada.

Ellie colocó ambas manos en su pecho tratando de aplacar los latidos salvajes de su corazón y respiró con profundidad en varias ocasiones.

Vio los papeles que James había llevado con él tirados en el sueo y Ellie corrió a revisar de que se trataban.

Un sollozó salió de su boca al descubrir que eran las fotografía que ella había tomado con su móvil cuando fue a Shreveport a pasar las fiestas, sus padres, sus hermanos, Chris, Melody y William, este último tenía una marca negra pintada en la cara.

Ellie cayó de rodillas al suelo y no pudo evitarlo más, lloró desconsolada ante la cruel realidad. Su vida a como la había conocido hasta hacia horas o días atrás había dejado de existir ya. Nunca más vería la bella sonrisa de su hijo, no escucharía las ocurrencias de Leila, no volvería a saber nada de sus padres y hermanos y ya no volvería a ver a William, jamás.

Ellie se despertó como por quinta vez y esta vez no recordaba si había dormido poco o mucho. Llevaba un buen rato entre la conciencia y el sueño. Estaba muy cansada,  entre el embarazo, la falta de comida y agua estaba acabando con ella. Ya ni sabía si era de día o de noche. Habia perdido noción total del tiempo.

Aun continuaba abrazada a las fotografías de sus seres queridos y era lo unico que tenía en ese lugar que podía cubrirla de su casi desnudez, sus pantalones estaban rasgados y su camisa estaba hecha pedazos y ella estaba que castañeaba los dientes del frío apesar de que por dentro sentía que hervía, el piso en el que estaba acostada estaba helado y eso empeoraba la cosa.

Su estómago se quejaba por la falta de alimentos y su garganta por la falta de liquido. Estaba segura de que James la había castigado a como solía hacerlo cuando era pequeña —sin comida, sin agua y encerrada sola—  por no querer hablar.

Una tos muy fuerte se apoderó de ella y con cada esfuerzo que hacia para tocer sentía como el pecho le ardía y la falta de aire se apoderaba cada vez más de ella, incluso el estómago le dolía.

Se levantó con mucho esfuerzo y se dirigió hasta la puerta. Necesitaba ir al baño nuevamente y no era por el exceso de comida sino más bien que el frío estaba haciendo de las suyas con su vejiga.

Tocó despacio la puerta.

—Necesito ir al... —otro ataque de tos de le impidió hablar y esta vez sintió que se había hecho pis encima por la fuerza con la que tocia. Apoyó las manos en la pared para tratar de mantener el equilibrio, las piernas apenas si le respondían. Escuchó el cerrojo de la puerta y la el mastodonte apeteció ante su dudosa visión—. Necesito el baño.

El hombre funció el ceño al verla pero no dijo nada.

—Camina —dijo él, agarrándola del brazo y hacerla caminar delante de él.

La llevó  al mismo baño que la primera vez. Una de las chicas que estaba sentada peinando el cabello de otra se levantó al verla ingresar en compañía del mastodonte pero ante la mirada del hombre agachó nuevamente la mirada.

Con bastante torpeza Ellie, se encaminó hasta el baño y cuando se levanto del sanitario observó que había un liquido rojo manchando el agua.

Su mirada bajo hasta su entrepierna y vio el mismo liquido resbalando por estas.

Las lágrimas bajaron al caer en cuentas de que podía estar perdiendo a su bebé en ese momento.









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