May we meet again.

By __Ink___

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Fanfiction basado en la pareja ficticia y televisiva del tv show "Los 100". Ningún personaje me pertenece, si... More

Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Agradecimientos.
Capitulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Nuevo fanfic Clexa.
Nuevo proyecto personal.
El reflejo de todas.

Capítulo 34.

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By __Ink___

   Los cambios habían pasado tan rápido como los cuatro meses siguientes. Apenas pudieron asimilar lo que hubo pasado a continuación, simplemente se limitaron a vivirlos de la mejor forma posible, con la idea en la mente de que tenían que disfrutar del mundo que habían creado por todos los seres queridos que habían perdido en el camino. 

   Después de que la cosa se relajase, unas semanas después de la batalla y tras haber pasado unos días ajetreados en Polis, Lexa decidió cambiar un par de cosas. En primer lugar, el cónclave que se celebraba cada vez que un Comandante moría, aquel en el cual, los posibles futuros Comandantes tenían que luchar para que al final, sólo quedase uno y que ese uno fuese el siguiente Heda fue completamente borrado de la vida de los terrestres. Impuso una nueva ley como Comandante, una ley que debería de respetarse a toda costa y que tendría que pasar de generación en generación: el siguiente en ocupar el puesto de Comandante sería nombrado con anterioridad a su muerte por el propio Heda actual, así, cuando éste muriese, el siguiente pasaría al trono sin necesidad de que nadie perdiese la vida por intentar llegar a él. No hubo negaciones ante esa nueva ley. Los suyos parecían haber aceptado tras la batalla que no había debilidad en Lexa por el hecho de que Clarke ocupase su corazón. Habían comprobado que la Comandante había encontrado la fuerza en ella y por esa razón el respeto hacía Lexa se incrementó. 

    Pasaron dos meses hasta que los terrestres se acostumbraron a la nueva vida en la que la sangre no pedía más sangre. Sus hijos jugaban como niños normales en las calles. Los asesinos, se centraron en su familia y los guerreros, volvieron a casa, esperando a que la Comandante tardase en requerirlos. La paz se había impuesto en todos y cada uno de los clanes y entonces, cuando todo se hubo normalizado, Lexa, decidió cambiar su hogar por Arkadia. Cuando anunció su retirada hacía el clan Skaikru, casi todos se levantaron en contra de esa idea, pero no tuvieron otra que aceptar. Ella continuaría comandando y en Polis se quedaría Aden, nombrado su segundo tras su marcha a Arkadia. Lexa no tardó en convertirse en una skaikru más. Había dejado de lado la vestimenta de Heda y todo lo perteneciente al mundo pasado. Comenzó a hacer su vida con Clarke como lo haría cualquier otro ser humano, sin pensar en guerras o en injusticias manchadas con sangre. Encontró su felicidad enseñando a los niños de Arkadia, inculcándoles todo lo que había aprendido a lo largo del camino para al final del día, encontrarse con la persona que le había salvado en todos los sentidos posibles. Era feliz. Por primera vez desde que tenía uso de razón, ya no temía levantarse al día siguiente, ya no tenía que proteger su coraza de firmeza y dureza porque ahí, podía ser tal como era sin temor a que nadie le reprochase que esa no era la actitud para una Comandante.

    Esa misma tarde, Lexa había tenido una reunión con uno de los jefes de la aldea vecina, con la que Arkadia iba a comerciar. Normalmente, de esas tareas se encargaban ella y Octavia, pero ésta había tenido que salir junto con Raven a arreglar un sistema de purificación de agua instalado en uno de los asentamientos terrestres. Cuando salió de la reunión, habiendo logrado un contrato justo para ambas partes, se reunió con Clarke en la parte trasera de Arkadia, donde Bellamy, desde atrás, le sujetaba los brazos con firmeza para que en esa ocasión, acertase en el blanco con la pistola que tenía entre las manos. 

    La Comandante sonrió y se apoyó en una de las paredes a contemplar la escena. Después de varias semanas en la enfermería, el joven se recuperó de una manera estupenda. Clarke había ido a visitarlo casi diariamente, intentando recuperar el tiempo perdido. Bellamy se había convertido aun más en una bonita parte de su vida, en algo así como su mejor amigo y Lexa no podía evitar sonreír al contemplar escenas como aquella. Quizás, en otro momento, habría sentido celos, pero no cuando el propio Bellamy había rehecho su vida con una de las enfermeras de Arkadia que le hubo atendido día y noche. 

   Cuando el chico se giró y vio a la Comandante detrás de ambos, en seguida la saludó con un gesto de cabeza. Para él era un alivio haber sido perdonado por ella y por su mejor amiga. No hubiese podido vivir de la misma forma con esa carga en su espalda y después de haber mantenido una charla con ellas, días después de que acabase la batalla, en la enfermería de Arkadia, entendió que realmente, había estado ciego y equivocado durante mucho tiempo y que gracias a Lexa, la paz era posible. Ya no tenía que preocuparse de proteger a los suyos de la misma forma que antes y por primera vez en mucho tiempo, podía dormir tranquilo. 

   - ¿Quieres probar, Comandante?- preguntó Bellamy con una sonrisa, provocando que Clarke también se girase para recibir a su pareja con una mirada completamente iluminada. 

    Lexa sonrió ligeramente y se acercó a los jóvenes. Nunca había cogido un arma Skaikru. Las leyes y supersticiones terrestres lo prohibían, pero ya había dejado atrás todo lo pasado, incluido eso. Por lo que lentamente se acercó a la rubia y ésta, le puso la pistola en las manos. La Comandante ya había visto esas armas con anterioridad y sabían como se utilizaban. No tuvo que quitarle el seguro porque Clarke no se lo había puesto después de utilizarla, así que simplemente apuntó al blanco, colocando las manos de la misma forma que había visto a la rubia hacerlo antes y sin dudar, apretó el gatillo. 

   Bellamy y Clarke se miraron sorprendidos al comprobar que había acertado en el blanco a la primera. Entonces Lexa alzó ambas cejas, con una sonrisa pícara en el rostro y con cuidado le devolvió el arma a Bellamy. 

   - Deberías de haber usado nuestras armas antes- comentó con la misma sorpresa grata entre sus palabras. 

    - Prefiero las terrestres- contestó con sinceridad. 

   - Están todos en la cercanía del lago- Bellamy se colocó la pistola en la funda de su cinturón. Hacía unas semanas Kane le había nombrado jefe de seguridad de Arkadia y ya debería de estar junto con él en aquel lago. - Venid.

    - Ahora vamos- aseguró Clarke antes de despedirse de su amigo de nuevo. 

    Lexa le sonrió y la abrazó contra su pecho cuando el joven se hubo marchado de la parte trasera de Arkadia y suspiró levemente. Había sido un día largo y de mucho trabajo y la realidad era que le entusiasmaba la idea de acercarse al lago a relajarse un rato, sobre todo si los demás ya estaban allí esperándolas. Después de que los días pasasen, había cogido aun más confianza con todos, tanta que hasta incluso Raven la ayudó a encontrar ropa a su gusto. Monty le había estado enseñando su idioma natal y Jasper le había informado sobre ciertas plantas medicinales. Había tenido la oportunidad de ayudar a Raven con uno de los sistemas instalados en Arkadia y cada día para Lexa era como una nueva oportunidad nueva de aprender más de los suyos. 

   Nunca antes se habría imaginado que la vida en Arkadia podría llenarla de aquella forma, pero no tardó en comprender que quizás, por fin, tras muchas batallas perdidas y ganadas, había encontrado su hogar. 

    - Mi madre quiere que cenemos con ella y con Kane esta noche en su búnker- comunicó la rubia mientras caminaba al lado de la Comandante, entrelazando su mano con la de ella y caminando hacía el lago. 

    - Bien. 

    - ¿Te imaginabas que tu vida cambiaría tanto?- preguntó de repente, mirándola a los ojos. 

   Lexa apretó la mandíbula, dibujando un gesto serio en su rostro y profundizando sus ojos verdes en los azules de ella. Por un momento, Clarke se tensó, hasta que de nuevo, una sonrisa se dibujó en los labios de la Comandante. 

   - No- aseguró, pasando un brazo por el hombro de la rubia. - Pensaba que mi vida se limitaría a vivir y morir como Comandante en Polis, sacrificándome e imponiendo la ley de que la sangre pide más sangre. 

   Clarke sonrió y se pegó más a ella, sintiendo el calor que irradiaba su cuerpo, aquel al que llamaba hogar tantas y tantas veces desde que la conocía. No había día que no tuviese la enorme necesidad de pasar un par de horas simplemente abrazada a Lexa, intentando que sus brazos hiciesen el trabajo de hacerla olvidar por todo lo que habían pasado, cesando sus pesadillas diarias y sumiéndola en una agradable tranquilidad. Pero en ese momento, la tranquilidad se la proporcionaron sus propios amigos. Estaban subidos en uno de los torreones de las afueras de Arkadia, cerca del lago. Clarke escuchó en seguida la voz de Monty pidiéndoles que subiesen y cuando lo hicieron, se encontraron con el mejor de los abrazos. 

   Lexa se había convertido en una parte importante de sus amigos. Colaboraba en tareas con ellos cada vez que podía, intentando aprender de todo un poco, quizás por eso Clarke admiraba aun más si cabía a la Comandante. Era como una niña pequeña capaz de absorber todo y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Apenas quedaba algo de la Lexa fría y dura que conoció el primer día. Esa persona quedaba tan lejos que sólo podía quedarse con los buenos recuerdos del pasado. 

   - ¿Por qué no estáis abajo?- preguntó Clarke. 

   - Bellamy tenía que hacer el turno de vigilancia aquí y decidimos hacerle compañía- contestó Jasper, encogiéndose de hombros. 

   Desde la última batalla, la unión se hizo aun más notable entre ellos, eso era indudable para cualquiera que los conociese. 

    - En momentos como éste me queda claro que por fin, todo ha acabado- suspiró Raven, apoyada a una de las aberturas del torreón y dejando que Octavia la abrazase desde atrás. 

    - Todo ha acabado como empezó...- admitió Octavia segundos después, ganándose las miradas de sus amigos. - ...Con los 100. 

    Los 100 fueron enviados a la Tierra con una clara idea: volver a su hogar y sobrevivir. Ahora ya no eran 100 personas, muchos habían caído a lo largo del camino y otros, simplemente, se rindieron antes de tiempo, pero ahora, ellos estaban ahí, observando como todo se reconstruía con sus sacrificios, sus perdidas y su sangre. 

    Lexa apretó la mandíbula y asintió. 

   - Con los 100 y su Comandante- la corrigió Bellamy con una sonrisa, dibujando un par de risas entre sus amigos. 

   - ¿Creéis que habrá más momentos así? - preguntó Monty, entrecerrando un poco más los ojos. - Como los de la batalla, como cuando pisamos la tierra. 

    La Comandante se encogió de hombros. Era una pregunta un tanto comprometida porque nadie podía asegurar que pasaría mañana. Ni siquiera ella, que parecía tener los asuntos de Polis perfectamente controlados desde Arkadia. Sólo sabía que los suyos vivían en paz con el resto y que hasta ahora, el tratado de paz y las nuevas leyes eran aceptadas y cumplidas por todos y esperaba que eso fuese así mucho más tiempo porque si algo tenía en mente de manera clara, era la idea de que vendrían más tiempos difíciles. Era algo inevitable cuando se reconstruía, pero para entonces, estarían preparados. 

   - Llevamos tanto tiempo pensando en qué pasaría mañana...- Clarke se apoyó en la barandilla del torreón y miró al frente, miró a su gente, a su madre con Kane, charlando de una manera tranquila, riendo y luego, miró a sus amigos, que la observaban con atención. - ...Tanto tiempo con heridas por el cuerpo, soñando que al día siguiente tendríamos que disparar a alguien más o despedirnos de otro de los nuestros que quizás, solo debamos mirar al presente por un tiempo. 

   Lexa cogió aire por la nariz y analizó todas y cada una de las palabras que habían salido de la dulce boca de Clarke para después, asentir, dándole la razón. 

    - Todo sería más fácil si estuviesen aquí- Octavia apoyó su cabeza en el hombro de Raven, besándolo con suavidad y ganándose una tierna caricia por parte de su novia, que sabía perfectamente lo que le seguía doliendo la perdida de Lincoln. Clarke se mordió el labio inferior y asintió. 

       Entonces un torbellino de imágenes revolvieron la mente de la rubia. Primero, la muerte de Wells, quién había sido su mejor amigo durante todo el tiempo que pasó en El Arca. Luego, Finn, su primer amor, al que tuvo que matar con sus propias manos, seguido de dos de las personas más honorables que había conocido, Lincoln e Indra. Por último, fue su padre el que apareció delante suya, sonriéndole que la vida continuaba de una forma o de otra. Todas las perdidas importantes para ellas comenzaron con él y en cierta parte, su viaje también comenzó con su muerte. 

   Lexa analizó perfectamente el rostro de la chica que tenía al lado e inmediatamente, la apretó contra ella, cerrando los ojos y dejando que el aroma de su pelo la envolviesen de una dulzura que necesitaba casi diariamente. Sabía que Clarke cargaba diariamente con un peso demasiado grande en la espalda, demasiadas muertes que le azotaban los sentidos de vez en cuando y quizás, ni el propio tiempo podría hacer nada contra eso, pero ella continuaría luchando con uñas y dientes para salvarla del pasado y de todo lo que había tenido que hacer por su gente. 

   - Mi pueblo cree que cuando las cenizas consumen el viaje que los perdidos han tenido en esta orilla, navegan a otra, a la espera de nuestra ida hasta ella. Observando nuestros pasos y guiándonos en los siguientes, hasta la travesía final a la tierra...- comentó Lexa, tratando el tema con una suavidad y respeto que consiguió llamar la atención de todos. -...Donde volveremos a vernos.

    Lincoln sonrió al escuchar las palabras de la que había sido su Comandante durante años, intentando soltar al menos una lágrima de emoción, pero al cruzar la siguiente orilla, esa posibilidad quedó en el pasado, así que se acercó a la persona que le había devuelto a la vida. La miró de la misma forma que la miró la primera vez que la conoció, con admiración y amor, observando como una lágrima resbalaba por su mejilla. Luego, observó a la chica que abrazaba y con delicadeza, posó su mano sobre ella, deseándole de la manera más pura y silenciosa que continuase siendo ella la que cuidase de Octavia. Su Octavia. 

       Cuando se acercó al oído de la que había sido su novia durante mucho tiempo, sintió el mismo escalofrío que sabía que había sentido ella. 

   - No te culpo...- le susurró. - Me hiciste sentir vivo...- entonces, una lágrima más resbaló por su mejilla. - ...Volveremos a vernos, Okteivia. 

    Octavia cerró los ojos de golpe, sintiendo como a poco la leve brisa que la había atravesado, desaparecía junto con el nudo en su garganta y hasta el de su pecho, que se despedían de ella tal y como ella se despedía por última vez de Lincoln. 

    Se deshizo del apoyo de la pared y sonrió como nunca antes había sonreído al cruzar la orilla. Contempló a dos de las chicas que más había amado abrazadas a las personas que en ese momento las hacían completamente feliz y entonces, no pudo evitar sentirse orgulloso de lo que habían construido. Miró a sus amigos. Primero, a Bellamy y Octavia, los dos hermanos más decididos que había conocido nunca y no pudo evitar darle las gracias inmediatamente: habían hecho lo que se propusieron desde un primer momento, proteger a los suyos y hacerse más fuertes día a día. Luego, miró a Monty y a Jasper, con la mirada perdida en el frente y sintió que no pudiese estar ahí para compartir ese momento entre risas y tonterías. Finalmente, tras acercarse a Raven para darle uno de los besos más profundos que había dado nunca, se acercó a Clarke. Cerró los ojos al acercarse a su mejilla y aspiró el aroma que tanto le envolvía en el pasado, llevándolo a la locura y al paraíso total. 

    - Volveremos a vernos, princesa- aseguró con una sonrisa, dejándole una pequeña promesa incrustada en la piel que sin querer, consiguió erizar. 

   Clarke giró el rostro levemente, con el ceño fruncido y sintiendo como su piel se había erizado repentinamente. Cerró los ojos y cogió aire con delicadeza, estremeciéndose aun más al sentir un extraño aliento golpearle la cara, algo tan familiar que la sumió en un extraño sentimiento durante unos segundos. 

    Finn le sonrió por última vez y luego, volvió a su posición, pasando su brazo por el hombro de Wells y colocándose al lado de Lincoln. El chico de color sonreía a todos sus compañeros, mostrando un orgullo en su mirada propio de alguien que los había visto desde una orilla lejana luchar como auténticos supervivientes por su hogar.

    Entonces , los tres se hicieron a un lado, dejando que Indra se acercarse a  Octavia por primera vez en mucho tiempo, colocándose con la cabeza alta a su lado para después, ceder la firmeza y agachar la cabeza para agarrarle la mano con toda la fuerza que se podía tener desde la otra orilla. 

    Octavia se miró la mano al sentir una leve presión contra su piel. Frunció el ceño durante unos segundos y dejó que aquel extraño momento inundase todos y cada uno de sus sentidos de nuevo, como si alguien quisiese proporcionarle un soplo de aire fresco.

    - El clan Skaikru es grande por gente como tú- aseguró - mi última lección la debes aprender sola: las peores batallas, se libran aquí...- le colocó la mano en el pecho y la que había sido su pupila durante mucho, tuvo que cerrar los ojos de nuevo. - ganarás- aseguró con la mejor de sus sonrisas para después, acercarse a la que había sido la mejor Comandante con la que había tenido el honor de luchar. 

   Se colocó a su lazo, rozando el brazo con el de ella y apoyándose ligeramente en la barandilla del torreón. 

   Lexa miró a su izquierda, sintiendo un extraño contacto contra su piel. Frunció el ceño y acabó apoyando las manos en la barandilla. Fue entonces cuando además, sintió algo suave acariciarle la mano, un gesto tan maternal que consiguió revolverle todos y cada uno de los sentimientos, obligándola a cerrar los ojos con fuerza para evitar despertar de aquello. 

    - Amar no es debilidad...- afirmó con seguridad, agarrando con fuerza la mano de quien había sido para ella como su hija. - ...Es una de las mejores cosas que te han pasado en la vida, Lexa. Te esperaré con ese amor hasta que volvamos a vernos. 

   La Comandante sonrió entonces y asintió con los ojos cerrados. 

   - Hasta que volvamos a vernos. 

                                                                                                           ***

   

Buff. Uno de los capítulos que más he tardado en escribir. Espero que os emocione de la misma forma que me ha emocionado a mí. No encontraba una mejor forma de despedirme de todos vosotros que ésta que he escrito y espero que os haya encantando leerla. 

    Quería agradecer a todos los que me habéis acompañado en este pequeño viaje durante estos meses. Ésto había empezado como un simple pasatiempos, como algo que debía hacer para entretenerme, entreteneros y practicar mi forma de escribir. Vosotros lo habéis convertido en un pedacito de mí, no sólo por los comentarios, por las visitas y por el apoyo, si no también por la cantidad de gente que he tenido el placer de conocer. 

    Dicho esto, lo único que espero es que continuemos leyéndonos pronto, ya sea en otro fanfic, en otra historia o en simples escritos. 

    May we meet again. 




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