Todas se hacían preguntas, unas entre ellas y otras para mí. Pero lo único que estaba haciendo, era mantenerle la mirada a Leyla, me gustaba verla así, con miedo y temerosa, podría jurar que sudaba y que tenia escalofríos; que Dani, capitana del grupo y de paso una muy exigente, se enterara de esto, sería algo de lo que hay que temer.
— ¿Quieres explicarnos que sucedió Carol? —escuché por encima del barullo, pues Cris se puso de pie para hablar con tono fuerte y claro.
—Esta mañana aparecieron los baños de las mujeres en un estado inmundo, paredes sucias, papel higiénico por todas partes, los retretes tapados lo que causaba un olor a alcantarillado repugnante —expliqué y guardé él labial nuevamente en mi bolsillo.
— ¿Cómo sucedió? Ayer los limpiamos entre todas y quedaron muy bien —mencionó Ally.
—Si, pero puedo prometerles que yo no hice algo así, ese fue también su esfuerzo. Lamentablemente, Morgan quiso creer que fui yo, dijo no soportarme más y decidió expulsarme.
—Pero eso es injusto, Carol.
—Lo sé, Dani. Pero no hay nada que pueda hacer.
— ¿Cómo que no? Debemos encontrar al culpable y que hable —propuso Yuko con ira.
—Yo me estuve haciendo cargo de eso... En el espejo del baño dejaron una nota escrita con labial rojo inculpándome, este mismo labial rojo que tengo yo.
— ¿Como lo encontraste Carol? —inquirió animándose a hablar Leyla.
—Es irónico que justamente tú lo preguntes, pues estaba en tu bolsa.
—Eso es imposible —se justificaba mientras yo iba camino a las gradas, donde en una esquina, se encontraban todas las bolsas de nosotras apiladas—, ese labial no es mío.
— ¿Y esta bolsa? ¿Tampoco es tuya? —pregunté alzando una ceja y con mi mano poniendo a la vista de todas la bolsa negra de dónde había sacado el labial cuando ellas estaban cambiándose.
—De hecho... No —respondió sonriente con una mirada de astucia y victoria que me confundía.
—Esa bolsa es mía —intervino Stephy —igual que el labial.
— ¿Fuiste tú? —le preguntó Ally sorprendida, al igual que todas.
—Vamos, cariño, debes decir la verdad —le aconsejó Leyla mientras la abrazaba y acariciaba su brazo.
—Si, fui yo —titubeó y se echó a llorar.
—Pero... ¿por qué? —le pregunté anonadada.
—Lo tienes todo, llegaste hace una semana y ya eres indispensable para este grupo. He estado aquí durante meses y eso aún no pasa conmigo —respondió entre sollozos con la cara entre sus manos enjuagando sus lágrimas.
—Nadie es indispensable, Stephania —le habló seria Dani—, y por eso mismo y porque esto es demasiado quedas fuera del grupo y mañana a primera hora deberás hablar con él director y encargarte de que Carol vuelva a formar parte del instituto.
Stephy se echó a llorar con más fuerza suplicando por quedarse, sus ojos derramaban lágrimas a borbotones y su rostro enrojecía desde su nariz hasta sus mejillas.
— ¿Cómo la vas a sacar? Esto solo es por tu preferencia hacia la recién llegada Daniela —acusó Leyla.
Aunque eso no era verdad, me hacía sentir mal que por algo tan estúpido Stephy estuviera fuera.
—Dani, no es necesario... Con que me reintegren al instituto es suficiente, no es para tanto —trato de ayudarla.
—No, lo que hizo debe pagarse. Ese fue el esfuerzo de todo el grupo menos de ella, y de Leyla. Gracias a sus malditos caprichos saliste expulsada y pudiste haber quedado afuera más tiempo si esto no se hubiera aclarado tan rápido. No hay marcha atrás —dio por terminada la discusión.
Daniela camino hacia su bolsa, pasando por mi lado rozando mi hombro con el suyo, la tomó y salió del lugar sin esperar a nadie. Entendimos que la práctica había sido terminada.
—Todo esto es tu culpa —me acusó Leyla— si no hubieras llegado todo estaría bien, eres una maldita.
—Nada de esto es culpa de nadie —me defendió Yuko—. Nadie obligó a Stephy a hacer lo que hizo, y está bien que Carol se defienda.
— ¡Y que se vaya Stephy! ¡¿Eso está bien!? —nos gritó Leyla poniéndose de pie, dejando a su amiga sentada en el mismo lugar, llorando sin consuelo.
—No, pero es lo justo —intervino Cris—, ella simplemente no debió hacer lo que hizo.
—Sinceramente, no sé si lo hizo —dijo Ally mirando a Leyla—. Stephy no será capaz de hacer algo así por sí sola, solo que alguien estuviera con ella.
— ¿Que dices Ally? —inquiero para que sea más directa en su acusación.
— ¿No, Ley? —le cuestiona ella ignorándome por completo.
Leyla solo la miró por unos segundos, luego tomó su bolsa y se fue sin responder aquella pregunta y dejando a Stephy en un estado deplorable.
—Stephy, hablaré con Dani esta noche para que te reintegre al grupo —le dije mientras ella seguía secando las lágrimas en su rostro—, no te preocupes.
—Si, Stephy... Dani solo se encontraba enojada por lo sucedido. Dejemos que tenga la cabeza más fría —me ayudó a calmarla Cris.
—No se preocupen chicas, lo hecho, hecho está —y dicho esto, me quitó la bolsa que aún tenía en mi mano y se marchó.
— ¿Creen que Ley tuvo algo que ver en todo esto?
—No creo, Yuko, lo sé. Estoy más que segura que mi hermana es la verdadera culpable —respondió Ally.
—Stephy siempre hace y dice lo que Ley pide, no me sorprendería que esta vez lo haya hecho —comentó Cris.
—Y sabemos que el odio, proviene de Ley, no de ella —aumentó Yuko a todo esto.
—Esta noche la pijamada es en tu casa, Yuko, lleguemos más temprano de lo habitual, sin avisarle a Ley, hablaremos de todo esto con Dani.
—Bien, Carol. Es una buena idea —responde Ally y todas asienten.
Cada una recogió su bolso y tomó su camino a casa. Como no tenía de otra, me fui en taxi.
Al llegar, almorzamos junto a Alex quien nos sorprendió con su estadía en casa.
— ¿Cómo así en casa, hermanito?
—Tengo asuntos pendientes, Kate.
Todos sabemos que con esa respuesta, es mejor no volver a preguntar, por lo que terminamos la comida en silencio.
Después de una siesta, deberes, y ejercicios me encontraba haciendo mi bolso para esta noche. Kate se encontraba conmigo en la habitación y también ya habíamos charlado de su reciente relación con mi mejor amigo y sobre mi expulsión, y prometió no contarle nada de esto a Alex.
—Más allá de que lo prometa, es imposible contárselo.
— ¿Volvió a salir?
— ¿No era obvio? —preguntó en respuesta tumbada en mi cama— Es muy curioso eso de los supuestos asuntos pendientes, digo, Alex no estudia ni trabaja.
—A mí también me confundió esa respuesta, a decir verdad.
— ¿Crees que esté en drogas?
— ¡No! —exclamé por su pregunta tan descabellada— No le hace falta, si es por dinero, es absurdo, lo tenemos todo Kate. Y por despecho, vicio o algo así, lo dudo, Alex nunca fue así.
—Sólo fue una opción, no te espantes.
—Pues descártala, es otra cosa.
— ¿Tú lo sabes?
—No, pero quisiera.
—Debemos hacer algo, Carol.
—Será otro día, esta noche debo resolver el problema de las porristas.
—Es increíble que te lleves con las "patéticas y huecas llenas de brillo y rosa porristas" —comentó con sorna.
—Me equivoqué y lo admito —respondo sonriendo—, me dejé llevar por malas experiencias, y lo sabes —automáticamente, mi sonrisa desapareció.
— ¿Les has contado a cerca de eso?
— ¡No! Y no sé si algún día pueda, de paso, pronto saldré del grupo. El estúpido de Jhon solo puso un mes, y no ha dejado de gozarme con eso desde que todo empezó.
—Carol, eso pasó hace años y sólo eras una niña, deberías dejarlo ir y quedarte en el grupo. Ellas se han vuelto tus amigas y te gusta ser parte de ello.
—No es tan fácil, Kate.
—Piénsalo, ¿si?
—Lo haré.
Se puso de pie y acariciando mi rostro se fue de mi habitación. Tomé mi bolso con todo lo necesario para esta noche y salí hacia la casa de Yuko en compañía de Bryden.
Al llegar, nos sentamos en la sala a esperar a Cris que era la única que faltaba, cuando llegó, los señores Hamma nos invitaron la cena y comimos todos en un gran y lujoso comedor.
El parecido entre Yuko, su madre y su pequeña hermana Hiroh, quien tiene 9 años, era sorprendente.
Al terminar de comer, agradecimos la comida y subimos a la habitación de Yuko.
Era muy amplia y equipada con tecnología de última generación, su decoración variaba en tonos negros, blancos y rojos. Las luces encendían únicamente con la voz de la propietaria, al igual que el aire acondicionado y los grifos del baño personal, pero también se podía de manera manual. Las cortinas se corrían con un control, él cual tenía el mando de la mayoría de artefactos dentro de las cuatro paredes.
Sin duda, un dormitorio lujoso. Miraba todo alrededor, mientras las demás movían los asientos redondos y rojos formando un círculo. Era la única asombrada por el lugar, pues todas ya han de haber venido más de una vez.
Me tumbe en la cama redonda con sábanas peludas, blancas y exageradamente suaves y empecé a mover mis brazos y piernas como si hiciera un ángel en la nieve. Al abrir mis ojos, me sorprendió ver mi reflejo en el techo, fue así como me di cuenta que un gran espejo posaba sobre nuestras cabezas, éste ocupaba todo el techo exceptuando un pequeño círculo donde se atornillaba el candelabro de cristal más grande y luminoso que vi en mis 17 años.
Unas risillas me hicieron salir de mi asombro y sentarme, Yuko y el resto se reían de mí.
—Apuesto que su impresión al entrar aquí por primera vez, fue igual o peor —me defendí.
—Hubieras visto a Dani —recordó Yuko—, entro y al ver todo se quedó de pie en el marco de la puerta sin tocar nada por miedo a romperlo, dijo que nunca podría pagar ni siquiera un portarretratos de aquí —concluyó señalando uno y efectivamente, era uno lujoso con piedras pegadas a él, lo observé detenidamente y de repente este cambió su foto por otro familiar.
— ¿Vieron eso? —cuestioné con los ojos abiertos.
—Es eléctrico Carol —respondió Cris con tono obvio y riendo.
— ¿Te sorprende esto? Pero si eres la hija de reyes.
—Vieron mi casa, es muy lujosa pero tiene un aire más antiguo y tradicional. Y en mi habitación, no hay mucho de estas cosas, no me gusta ser la adinerada hija de reyes como dicen ustedes.
—Una mansión vintage, muero por conocerla —dijo con emoción Ally.
—Disculpa, pero no puedo evitar preguntar por él gran espejo de allá arriba —dije señalándolo.
— ¿Qué tiene?
—No es normal vivir con algo así encima de ti —respondí provocando unas risas de parte de ellas— ¿Quién lo limpia? ¿Te ves todo el tiempo en él? ¿Cómo le haces? ¿Te acuestas sobre la alfombra roja y peluda del piso? ¿Y qué tienes con las cosas con pelitos? —cuestioné esto último en referencia a la alfombra y la sábana.
—Recibe mantenimiento dos veces por mes, se encargan de dejarlo limpio y brilloso siempre y revisar que todo esté bien para que no se llegue a caer lo cual es casi imposible, está muy buen asegurado —respondió pensativa Yuko—. No me veo todo el tiempo en él, solo cuando me recuesto sobre la cama lo cual ya es inevitable. Para ver mi atuendo no me acuesto sobre la alfombra, eso es estúpido Carol —rió un poco en medio de su explicación—, para eso, uso este espejo —pulsó un botón de su control y de la pared junto a la cómoda, salió un rectángulo de un grosor de unos seis centímetros y a un lado tenía un espejo.
—Tenían que ser chinos —digo riendo.
—Coreanos, y eso es ofensivo —dijo pero riendo también—, el espejo le da un efecto óptico a la habitación, se ve más amplia y luminosa. Por tu última pregunta, me gusta este material, es muy suave y me gusta estar descalza dentro de casa. Pero aquí eso se ve informal, y por eso lo hago dentro de mi dormitorio —terminó de responder a todas mis preguntas mientras acariciaba con él pie su extraña alfombra.
—Bien, eso es todo por ahora —respondo más sorprendida que al inicio.
—Entonces, ya que terminó la rueda de prensa —intervino Cris—, aclaremos el tema de Stephy.
Dicho esto, todas nos sentamos en los asientos formando el círculo y mirándonos.
— ¿Todas aquí creemos que fue mi hermana? —inquirió Ally.
El silencio que se produjo en él lugar, fue la más explícita respuesta.
—Yo creo que Stephy no lo hubiera hecho por sí sola, no tiene razones. En cambio Leyla... —comentó Cris.
—Leyla me odia —concluí su oración.
—Pero no podemos acusarla sólo porque lo sospechamos.
—Pero en caso de que fuera ella, Stephy salió injustamente del grupo Dani.
—Lo sé, Yuko, y ahora creo que tomé una decisión muy precipitada.
—Lo que debemos hacer, es encontrar la forma de asegurar que fue Leyla —dije pensando una manera de que eso sucediera.
— ¿Y si fue ella? ¿Y si fue ella qué? —cuestionó preocupada Ally.
—Si fue ella, quedará irremediablemente fuera. No sólo hizo lo del baño, sino que no dijo nada y dejó que creyéramos que fue Stephy sin importarle que fuera su amiga.
—Entendemos Dani —respondió Cris.
—Sólo hay que encontrar la forma de estar seguras —añadió Yuko.
—La única forma de saberlo, es que ella misma lo diga. O que lo diga Stephy lo cual es imposible, ella no hablaría —respondí.
—Entonces que lo diga ella...
— ¿Cómo Dani? —cuestionó Ally.
—Tengo un plan —dijo y sonrió.
***
— ¿Entendimos todas el plan? —cuestiono mirándolas a cada una y ellas asienten— Bien, hay que poner en marcha el "Ataque Morado", Leyla no tardará en venir.
Decidimos empezar a cambiarnos por nuestras pijamas, me dieron el baño porque saben que no puedo cambiarme enfrente de ellas, se burlaron un poco diciendo que todas somos mujeres y que no abría porque sentir pena, pero aun así lo cedieron.
Para esta noche, elegí un pijama azul con detalles de nubes blancas alrededor del filo inferior de la blusa y de la vasta de los pantalones.
Al salir, todas estaban listas.
Minutos después de hablar y dar los últimos detalles y perfeccionar el plan, llegó Leyla y se cambió también por su pijama.
Ya nos habíamos acostumbrado a los muy simples pijamas de ella, o al menos yo, recién lo hacía. Esta vez trajo un short negro con hilos rosados y una top con los mismos tonos. Cabe destacar, que sus prendas cubrían estrictamente lo debido.
Nos sentamos sobre la alfombra y ya cada asiento se encontraba en su respectivo lugar.
— ¿Cuál es el tema de la cuarta noche de pijamas? —inquirí.
—Esta noche, conocemos la peor parte de ti —explicó Cris—, lo peor que has hecho, la peor manera de terminar con tu novio que has tenido, la pero travesura, la peor mentira o la peor escapada. Solo contamos nuestras experiencias.
—Como siempre, tú debes empezar —me dijo Ally.
—Bueno, en este tema, necesitaré mi tiempo —dije a lo que se echaron a reír.
Así, tiempo después de una larga charla, llena de risas y anécdotas dimos por terminada la sesión de esta noche.
— ¿Quieren comer algo? Podemos bajar a preparar lo que queramos —dijo Yuko siguiendo el plan.
—Yo sí, tengo demasiada hambre —contestó Cris.
—Mamá compró ingredientes para hacer tacos, ¿les gusta?
— ¡A quién no! —exclamó Dani riendo.
Todas bajaron a comer, y como era obvio, Leyla decidió quedarse antes de tener que cocinar. Y como era parte del plan, yo también me quedaría. Una vez a solas el ataque morado debía comenzar.
—Así que se fue Stephy —digo mencionando el tema, siendo directa y a la vez no tanto.
—Por tu culpa —bufo ella.
— ¿En serio Leyla? —pregunté alzando una ceja.
—Claro que si, estúpida. Gracias a ti, mi amiga se fue —respondió con tono melancólico.
—Pero... Si hubieras dicho la verdad, ella estuviera aquí.
— ¿De qué verdad hablas?
—De que ella no fue la que hizo todo esto, sino tú.
—Eso es mentira —dijo bajando la voz.
—Vamos Leyla, no lo niegues más. Estamos solas, no es necesario que sigas fingiendo.
—No estoy fingiendo, yo no lo hice.
—Di la verdad.
— ¡Esa es la verdad!
— ¡No mientas más! —grité al igual que ella.
— ¡No lo hago!
—Eres una farsante, ella es tu amiga y no te duele ni un poquito lo que ella está sufriendo.
—No me duele, porque no fue mi culpa. Nadie le dijo que hablara y que se acusara ella sola.
—Lo hizo por ti —le digo frustrada de que esto no funcione, y de su actitud con Stephy.
—No se lo pedí —respondió y con esas cuatro palabras se autodestruyó.
—Entonces si fuiste tú —acusé sonriente.
— ¡Si! ¡Fui yo! Porque quiero que te vayas de mi grupo, no te soporto más aquí, te dije que te sacaría y esta vez fallé porque la estúpida esa no fue capaz de deshacerse de un maldito labial, pero haré lo que sea necesario para que te vayas.
—Eres patética.
—No por defender lo que es mío.
—Formas parte del grupo, eso no quiere decir que sea tuyo.
—No me refiero al quinteto de estúpidas.
— ¿Jay?
—Tú lo has dicho.
—El y yo no somos nada —respondí sorprendida.
—Tú pagarás por ser una perra y él tarde o temprano pagará lo que nos hizo a Keyla y a mí.
— ¿Quién es Keyla?
—Quien fue —corrigió dejándome aún más sorprendida.
Entraron las chicas con la comida en bandejas y vasos con refrescos.
—Funcionó —le digo a Dani y todas entendieron al escuchar.
— ¿Qué película veremos? —cuestionó Leyla.
—La farsa de una perra rubia —respondí dando vuelta para mirarla y sonreí con malicia inyectada en mis ojos.
Todas nos sentamos frente al plasma con la comida en nuestras manos mientras Yuko manejaba los vídeos en dicho artefacto.
Cuando puso play lo primero en salir fue la imagen de las chicas saliendo, Leyla sentada en el suelo y yo de pie frente a ella.
Entonces Leyla, supo que estaba destruida.
Con amor, una estrella entre planetas.
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