Salimos de la cancha y todos alrededor festejaban el haber ganado y ahí en medio de esa multitud íbamos Jay y yo, pensando en que pasaría el lunes. Y algo me decía... que este será un largo fin de semana, un muy largo fin de semana, un muy demasiado largo fin de semana, un muy demasiado bastante largo fin de semana, un... bueno, creo que ya se entendió.
- ¿Qué piensas? -cuestionó Jay sacándome de mis pensamientos.
-Pues en qué pasará el lunes, estoy preocupada ¿a caso tu no? -pregunto con el ceño fruncido. Yo, en caso de ser expulsada no habría problema, me meterán en otro lujoso instituto y ya. Pero Jay, ese era el problema, el no tiene las mismas condiciones económicas que la mayoría de nosotros y se mantiene aquí gracias a su beca que le ha costado conseguir y sustentar, una expulsión o pérdida de beca sería un adiós definitivo a su sueño de ser un gran doctor como lo hubiese querido su padre, quien falleció hace más de 7 años.
-No, no dejamos pruebas y no tendría como incriminarnos -contestó relajadamente- ¿te voy a dejar a casa?
-Como digas, si claro -contesté aún con mis dudas- espera... ¿¡Ya!? -grité emocionada por demás.
-Si, ya -dijo sonriente- conseguí el dinero trabajando por las tardes y estudiaba y hacía tareas por la noche -mencionó con orgullo en cada una de sus palabras y lo merecía, realmente lo admiraba yo nunca he trabajado y apenas estudio, obvio no se lo diría sería vergonzoso y eso aumentaría su ya elevado ego.
- ¡Te felicito, hermano! -lo abracé en señal de lo muy alegre que estaba por él.
Hace dos años el con mucho esfuerzo y trabajo logró comprar una moto, obvio de segunda mano pero para qué negarlo, le salió muy buena. Hace unas semanas tuvo un accidente donde fue atendido en un hospital del estado y su moto quedo hecha trizas, el tuvo suerte se recuperó en unos días pero quedo devastado emocionalmente. ¿Cómo te sientes después de ver por lo que tanto luchaste y diste todo de ti, hecho pedazos y nada al mismo tiempo? Puedo decir que casi y lo veo llorar por ello, entonces la llevó a un taller donde trabajó unos meses y consiguió grandes amigos, entonces con la ayuda de ellos lograron restaurarla y me muero por ver como les quedó. En esa moto, Jay y yo hemos tenido grandes aventuras.
Lo solté y pude ver como sonreía de oreja a oreja, tomó mi mano y nos guiaba al parqueadero. Hasta que alguien volvió a interrumpirnos pero esta vez, no pude evitar sonreír de ver quién era.
-Esperen... siento interrumpirlos, solo quería... felicitarlos por el triunfo -dijo mirándome a los ojos y pude notar que los suyos eran increíblemente verdes y también noté el nerviosismo y miedo en sus palabras.
-Nosotros no jugamos -dijo Jay cortante y dando un paso hacia delante quedando yo detrás de él, lo que provocó que rompiéramos el contacto visual.
-Si, lo sé... yo sólo... no sé, quería...
-Soy Caroline Manson, un placer -interrumpí su tortura al no saber que decir y extendí mi mano hacia el sin salir de la protección de Jay.
-Bruno Miller, el placer es mío -me respondió y tomo mi mano ladeando su cabeza para poder veme por detrás de la amplia espalda de mi amigo. Sin dudarlo, tenía una mirada profunda e intensa, y pude notar un leve sonrojo en sus mejillas. No era un arrogante, mujeriego, idiota... se notaba a leguas.
-Jayson Williams... digo, si te interesa saber -dijo Jay algo fastidiado y extendió su mano hacia él.
-Si, si... claro -respondió el aún nervioso Bruno y soltando mi mano. Al separar nuestras palmas pude notar un frío en ella que rápidamente recorrió todo mi cuerpo lo que me hizo temblar un poco y ambos lo notaron.
- ¿Estás bien? -ese era Jay, lo supe sin mirarlo sólo por su tono de voz ya que aún miraba a Bruno.
-Si, si... no es nada -y esta vez lo miré a él.
-Nos vamos, adiós Miller -dijo Jay haciendo un ademán de despedida con su cabeza-. Vamos Carol -puso su mano en mi espalda y nos alejamos. No alcancé a despedirme pero volteé a ver a donde estábamos hace unos segundos y el aún estaba ahí de pie, le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
-Se te cae la baba -dijo Jay algo frío.
-Idiota -dije mientras trataba de disimular que limpiaba mis labios por algún caso fuera cierto.
-Mejor vamos por Monic, no quiero que se enoje.
"Monic" es el nombre de su moto, es algo raro, él la nombró así pues es el nombre de su madre y yo al inicio reí como si tuviese un ataque de epilepsia en un lugar con muchos insectos pero cuando vi que era en serio traté de controlarme, fue un intento fallido pues me reí aún después de cinco días.
Nos trepamos en "Monic" y me quedé asombrada con lo bien que les había quedado. Ya extrañaba hacer esto, la sensación que te transmite andar en moto es como de libertad instantánea.
Al andar puedo ver las calles y los autos que rebasamos a través del cristal del casco, el aire en toda mi piel y lo protegida que me siento aferrada a la cintura y espalda de Jay, es realmente una de las cosas que más amo hacer.
Llegamos a mi casa y Patrick nos abrió el portón eléctrico después de su discurso sin sentido.
- ¿No vas a entrar? -inquiero al verlo aún sentado en su moto.
-No, debo trabajar. Esto, -acarició a "Monic"- no me salió tan gratis.
-Uh, entiendo. Suerte... -dije mientras me acercaba a él para abrazarlo.
-Si, la necesitaré. Turno doble esta noche -dijo rodando los ojos en muestra de fastidio y cansancio.
-Deberías dejar tanto trabajo.
-Sabes muy bien que si lo hago no sobreviviré. Mamá está a punto de ser despedida y espero que su liquidación nos ayude a mantenernos -dijo algo triste y eso me dio un vuelco al corazón. No ha de ser fácil ser el hombre de casa y tener que mantener a su mamá y pequeña hermana.
-Eres un hombre grandioso. Mereces a una gran mujer a tu lado -mencioné con una sonrisa de lado y acariciando su rostro.
-Por ahora no, no necesito de distracciones -dijo y justo salió Kate quien corrió a saludar.
-Hola Carol -dijo abrazándome acto que respondí-, hola Jay -dijo esta vez abrazando al susodicho y dejando un pequeño beso en su mejilla- ¡Wow! "Monic" les quedó increíble -apreciaba la moto sólo con la mirada.
-Gracias peque -dijo Jay haciéndola enojar un poco. No le agradaba la idea de ser la pequeña del grupo.
-No hay porque, viejo -dijo sacándole la lengua mientras se daba vuelta sobre sus talones y corría de nuevo a casa.
Jay era algo mayor, por así decirlo. Alex tiene 19, Jhon tiene 18, el resto de nuestros amigos rodean la edad entre 17, como es mi caso, pero Jay tiene 22. Tuvo que dejar de estudiar algunos años por trabajar y eso le impidió graduarse a la edad debida. Por eso el amor entre él y mi hermana, es tan "prohibido" aunque yo no lo veo mal, se que él es un buen hombre y no le haría daño. ¿Qué tienen de malos 7 años de diferencia?
-Hablando de distracciones... -dije en voz baja pero era suficiente como para que me alcanzara a escuchar.
-Entre ella y yo no hay nada.
-Pero bien que quieres -dije alzando mis cejas repetidas veces de manera pícara.
- ¡Es una niña! ¿Imaginas como terminara mi hermoso e inmaculado rostro si tu hermano se llega a enterar de algo así? -acarició su rostro mirando al cielo con cara de drama.
-No seas paranoico, Alex es tu amigo y sabe que eres buen tipo, de paso no puedes asegurar algo así. Para mí, debes intentarlo.
-No, te dije que no quiero distracciones y tampoco quiero lastimarla.
Encendió la moto y esta cobró vida en segundos.
-Adiós, princesa. Bonita noche -y dicho esto, se fue sin dejarme despedir. Iba hacia la puerta y Patrick cerró el portón tras de mí cuando logre escuchar que venía de vuelta- ¡Cuidado con el tal Miller, creo que aún tienes baba! -gritó desde el otro lado y por las mismas se fue.
Había olvidado por completo al muchacho, el me estuvo mirando antes del partido pero nunca creí que se acercara. Es una lástima, no lo volveré a ver nunca más.
-Buenas noches señorita, ¿desea servirse la cena? -dijo Antonieta al notar mi presencia en el salón.
-No, gracias. ¿Sabes? Desearía palomitas con coca cola, tengo ganas de una buena peli -respondí sonriendo con mis manos juntas en son de ruego. Antonieta me irritaba a veces, pero es la que ha estado conmigo desde pequeña y tiene cierta imagen maternal para mí.
-Está bien, señorita. Lo subiré a su habitación -dijo mientras se marchaba.
-Gracias... -solté sin pensarlo cosa que hizo que se detuviera, suelo no ser muy amable con las personas que trabajan aquí.
-Para eso estoy -dijo sonriendo tiernamente y tomo su camino.
Subí las escaleras y decidí entrar a la habitación de mi hermana antes de la mía, la encontré tirada en su cama abrazando a una almohada y lucía muy feliz.
- ¿Te escupió un pony? -dije acercándome a ella y sentándome en la orilla de su cama- No me digas que fue Pinky Pie.
-Cállate, idiota -dijo tirándome la almohada que abrazaba pero no borro su sonrisa-. Sé que está mal, y no me regañes. Pero escuché lo que Jay te dijo de mí, ¡le gusto pero tiene miedo de herirme porque me ama! -gritó en un chillido volviéndose a tumbar en su cama.
-Kate... no debiste.
-Lo sé, lo sé -me interrumpió- pero no me arrepiento.
-Sólo ten cuidado ¿si? Jay no tiene tiempo suficiente como para un noviazgo serio y Alex lo mataría antes de intentarlo -trataba de aconsejarla y ser buena hermana mayor.
-Eso no fue lo que le dijiste -se sentó y me miró acusándome.
-Pero si existe la posibilidad, solo trato de cuidarte. Eres la nenita de esta casa y...
-No me quisieran ver sufrir, lo sé -interrumpió mi frase pero dijo exactamente lo que iba a decir.
-Es bueno que lo sepas, descansa -la abrasé, me puse de pie y salí de allí.
Me fui en dirección a mi habitación pero decidí ir de largo y me dirigí a la habitación de Alex, nuestras habitaciones estaban en el mismo pasillo, la primera puerta era de Alex, la segunda la mía y por último la de Kate. Contando desde el final del pasillo.
Entré pero no había nadie y pensé que estaría duchándose pero tampoco escuchaba el sonido del agua al salir del grifo o algo así, decidí ir a mi habitación y al entrar estaba Antonieta dejando lo que le pedí en la cómoda.
- ¿Sabes dónde se encuentra Alex?
-No, señorita. Regresó del instituto en la mañana después de ir a dejarlas a ustedes, y al rato salió apurado. Por lo que dijo Patrick se fue con una jovencita muy guapa y rubia -dijo con las manos juntas en su vientre y encaminándose a la salida- ¿Necesita algo más?
-No Antonieta, puedes irte.
Salió y me dejó inundada en mis pensamientos, ¿quién será esa chica de la que habló Antonieta? ¿Y por qué Patrick les cuenta a todos con quien salimos? Viejo sapo. Realmente Alex siempre salía con distintas mujeres, pero hace tres meses no salía y eso lo hace raro. Bueno, quizá se dio cuenta de eso y decidió salir a despejarse y volver a sus andadas.
Me desvestí para tomar una ducha y ponerme mi pijama. En el baño recordé que Miergan nos tiene en la vista y eso tiene sus buenas razones, solo espero no meter en líos a Jay por una jodida estupidez mía. Terminé de ducharme y me vestí con un pantalón de pijama de bastas anchas color verde limón y una camisa corta blanca que dejaba ver mi vientre plano y cintura. Sin duda, estoy que ardo dije mirándome al espejo sin evitar sonreír.
Cogí mi celular para ver qué hay de nuevo y sólo pude ver notificaciones de Instagram, SnapChat, Facebook, Wattpad y otras redes. Hasta que una llamó mi atención.
"@BrunoMiller24 ha solicitado seguirte."
¿Qué? ¿Cómo consiguió mi usuario?
¿Será porque tu usuario es simple y sencillamente @CarolineManson? -preguntó mi voz interior.
Ah, buen punto. Creo que debo cambiarlo por algo más complicado que eso. Sin dudarlo acepté su solicitud en Instagram y stalkee su perfil. Es un chico muy atractivo, tenía varias fotos pero una llamó mi atención. "Hace dos días" decía en la parte superior de la fotografía. Es él y una chica muy linda de tez bronceada, cabello castaño y ojos verdes, increíblemente verdes. Labios carnosos haciendo ese estúpido gesto que hacen todas las mujeres de poner pico de pato para las fotos y pestañas exageradamente largas, de seguro son falsas. Pero tenía lo suyo y era muy linda como dije.
Sin cerrar Instagram, bloquee el celular y lo dejé encima de la cama. Me dispuse a buscar una buena película y me decidí por Armagedón, podía verla mil veces y aún siento ese pequeño nudo en el estómago al ver como el papá habla con su hija antes de cometer el acto suicida y se despide rompiendo su promesa.
La puse en el DVD y esperé a que empezara a reproducirse en el plasma que tenía justo en frente de mi cama, mientras cogía las palomitas y la coca cola, me senté en mi cama con las piernas estiradas, puse la coca cola en la mesita de luz que estaba junto a ella, y las palomitas en mi regazo.
Justo cuando iba a empezar entró mi hermano.
- ¡Hola, princesa! -dijo saludando desde el marco de la puerta.
- ¿Dónde estabas? -evité mirarlo a los ojos y metía una palomita en mi boca.
-Salí con una amiga, tenía tiempo sin hacerlo y decidí hacerlo hoy -dijo entrando y sentándose en mi cama, a mi lado.
-Y con la clase de "amigas" que tienes... -dije remarcando la palabra "amigas".
- ¿Celosa? Tranquila, ahora soy todo tuyo -dijo tocando su abdomen.
-No te quiero, de seguro estas todo manoseado, puedes retirarte -dije sin dejar de comer ni de mirar la pantalla donde ya se reproducía la película.
-Pues me quedo, esa película es buena -y se acomodó aún más poniendo sus brazos detrás de su cabeza en el respaldar de la cama.
-Haz lo que quieras -dije indiferente.
Y así, después de varios minutos ya estaba pasando su brazo detrás de mis hombros y comiendo palomitas conmigo. Hasta que llegó nuestra parte favorita y empezamos a cantar con toda la garganta mientras saltábamos en la cama.
Don't wanna close my eyes
I don't wanna fall asleep
Cause' I'd miss you, baby
And I don't wanna miss a thing.
Cause' even when I dream of you
The sweetest dream would never do
I'd still miss you, baby
And I don't wanna miss a thing.
Amo esa canción, es tan increíble. Es esa clase de canción que cantas desgarrando tu garganta y eso se siente en el corazón. Mi hermano y yo nos tumbamos en la cama de un salto y caímos acostados y empezamos a reír mucho.
-Solo estaba esperando esa parte, donde Aerosmith me canta solo a mí. Ahora me voy a dormir, adiós princesa -se puso de pie y camino hacia la puerta.
Se fue dejándome sola y me recosté en mi cama. Seguí viendo la película hasta acabar y el maldito nudo en mi estómago también se hizo presente. Apagué la televisión y el DVD y tomé mi celular, tumbada en la cama lo desbloquee y volvía a ver el perfil del tal Bruno Miller y sin darme cuenta estaba viendo fotos publicadas hace dos años atrás y sin darme cuenta tampoco di like a una de ellas, al instante borré mi error y me llegó un mensaje.
"¿Stalkeandome?"
Y si, era él. Maldita actualización de Instagram de poder enviar mensajes. Sin saber que responder, lo medité varios segundos y no, no se me ocurría nada.
"No recordaba quien eras y decidí revisar tu perfil. Es todo."
Soy increíble, él respondió al instante.
"Bueno lo siento, no quise molestar. Que descanses..."
No, no soy tan "increíble". La embarré.
"Tu igual."
¿Qué? ¿Qué se supone que le escribiera? ¿"No, no molestas. Quédate"? Ja, no, eso no daba ni con mi orgullo, ni con mi dignidad.
Dejé el celular en la mesita de luz, y decidí dormir sin pensar en nada más.
Amaneció y bajé a desayunar sin siquiera mirarme al espejo. Bajaba las escaleras mientras bostezaba y vi a Alex y Kate desayunando.
- ¿Tan tarde es? ¿Ya desayunan? -pregunté aun adormilada.
- ¿De qué hablas? Son las tres de la tarde, es el almuerzo -respondió Kate con la mirada en su plato.
-Vaya... tu sí que duermes -dijo esta vez Alex.
-Cae en estado de coma -se burló Kate.
-Cállense, aún tengo sueño -dije acomodando mi cabello en un moño alto.
- ¿No tienes hambre? -cuestionó Alex.
- ¿Y por qué crees que desperté? -dije obvia.
-Morirás gorda -se volvió a burlar Kate.
-Seré una gorda feliz -dije sonriéndole, mostrándole que no me molestaba en nada su comentario.
Antonieta paso a servirme mi plato de comida el cual disfrute mucho. Kate salió a comprar ropa con sus amigas, por lo que sé Alex salió otra vez con aquella rubia, lo cual me sorprende. Una de las cosas que más tengo clara es que Alex Manson nunca sale dos veces con la misma rubia. Entonces tenía la casa para mí sola, eso sí, sin contar a la gente de servicio.
Subí a mi habitación, hice la rutina de aseo personal, y me vestí con una top negra con fucsia y un calentador en conjunto. Hoy, iba a usar el gimnasio de casa, aunque mostré indiferencia en el almuerzo con el comentario de Kate, realmente no quería morir gorda.
Después de tres horas en las diferentes máquinas de ejercicio, me sentía realmente exhausta. Salí del gimnasio y fui directo a mi habitación. Me duché y volví a dormir un rato más.
En cosas como comer, dormir, gimnasio, salir a dar vueltas en moto con Jay se fue mi fin de semana. No, yo no salgo con amigas. De hecho, solo tengo a Jay como verdadero amigo, de ahí los otros les tenía aprecio pero no los llamaba, ni los veía más que en el instituto. En ocasiones salimos todos, pero no era muy seguido, y siempre que lo hacemos tenemos alguna maldad planeada.
Y así, sin más ni menos, ya era lunes por la mañana y estábamos en la pequeña sala de espera, escuchando el ruido que ocasiona escribir en el teclado de una computadora, pero aún cuando no lo sabes hacer bien, como es el caso de la inepta secretaria. Sí, estamos en dirección, esperando que el querido Miergan se digne a atendernos después de habernos citado por los altos parlantes del instituto ocasionando que todos, absolutamente todos, se enteraran de esto.
Gracias Miergan, gracias.
Con amor, una estrella entre planetas.
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