Una Segunda Oportunidad

By Gigi_Manzoni

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Kendall, una dulce niña es secuestrada a la corta edad de seis años, haciéndola ver a una temprana edad de qu... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6 (Sin Editar)
Capitulo 7 (Sin Editar)
Capitulo 8 (Sin Editar)
Capitulo 9 (Sin Editar)
Capitulo 10 (Sin Editar)
Capítulo 11 (Sin Editar)
Capítulo 12 (Sin Editar)
Capítulo 13 (Sin Editar)
Capítulo 14 (Sin Editar)
Capítulo 15 (Sin Editar)
Capítulo 16 (Sin Editar)
Capítulo 17 (Sin Editar)
Capítulo 18 (Sin Editar)
Capítulo 19 (Sin Editar)
Capítulo 20 (Sin Editar)
Capítulo 21 (Sin Editar)
Capítulo 22 (Sin Editar)
Capítulo 23 (Sin Editar)
Capítulo 24 (Sin Editar)
Capítulo 25 (Sin Editar)
Capítulo 26 (Sin Editar)
Capítulo 27 (Sin Editar)
Capítulo 28 (Sin Editar)
Capítulo 29 (Sin Editar)
Capítulo 30 (Sin Editar)
Capitulo 31(Sin Editar)
Capítulo 32 (Sin Editar)
Capítulo 33 (Sin Editar)
Capítulo 34 (Sin Editar)
Capítulo 35 (Sin Editar)
Capítulo 36 (Sin Editar)
Capítulo 37 (Sin Editar)
Capítulo 38 (Sin Editar)
Capitulo 39 (Sin Editar)
Capítulo 40 (Sin Editar)
Capítulo 41 (Sin Editar)
Capítulo 42 (Sin Editar)
Capítulo 43(Sin Editar)
Capítulo 44 (Sin Editar)
Capítulo 45 (Sin Editar)
Capítulo 46 (Sin Editar)
Capítulo 47 (Sin Editar)
Capítulo 48 (Sin Editar)
Capítulo 49 (Sin Editar)
Capítulo 50
Capítulo 51
Nota de Autora
Epílogo

capítulo 5

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By Gigi_Manzoni



Rachel se quedó un rato más hasta que uno de los guardias llegó y la sacó a la fuerza ya que la estaban esperando.

Kendall volvió a quedar sola y se puso a imaginar en cómo sería su vida fuera de ese lugar, lejos de James, de Theo, los guardias, los clientes,  de ese encierro, y le encantó.

Salió a buscar comida a la cocina, donde comandaba mamá Lucy, una señora de cincuenta años que siempre fue muy amable con ella.

Trabajaba en ese lugar desde hacía un buen tiempo ya y por lo que sabía, no estaba  en ese lugar por gusto sino más bien porque  era amenazada con la vida de sus hijos si ella decía algo acerca de ese sitio. La mujer era vigilada segundo a segundo una vez que salía de trabajar.

Antes de entrar a la cocina Kendall escuchó que mamá Lucy estaba hablando con alguien.

- Hiciste lo correcto. Eso los mantendrá a salvo a ambos – dijo la mujer mayor.

- Lo sé. Pero lo que hizo ella... Eso no se lo voy a perdonar nunca.

Kendall sintió un revoloteo en el estómago al escuchar la voz de Gabe.

- Mi niño, no seas tan duro. Eres un hombre maravilloso y claro que ya la perdonaste.

Kendall supo de inmediato que estaban hablando de ella y se sintió mal de saber que Gabe estaba muy molesto con ella, a pesar de que ella también estaba molesta con él.

Entró a la cocina haciendo de cuenta y caso que no había escuchado nada.

No se volteó a ver a Gabe, pero por el rabillo del ojo lo vio observarla con dureza. Andaba de la ropa nueva que James le había comprado. Unos jeans cortos y una camiseta de una marca extraña que no pudo pronunciar y unas sandalias bajas y estaba maquillada. Nunca había sido vista vestida tan arreglada y bonita.

- Hola mamá Lucy – ella le dio un beso en la mejilla. Era una mujer bastante baja de estatura y Kendall la sobrepasaba por mucho.

- Hola preciosa – mamá Lucy le tomó las manos y le dio un apretón suave.

- Huele delicioso – Kendall le sonrió.

- Estoy haciendo tu plato favorito. James me lo ha pedido personalmente - le dijo con seriedad.

Kendall se tensó de inmediato ya que Gabe estaba presente.

- ¿Me puedo llevar un plato? – le dijo ella con disimulo

- Claro mi niña.

Cuando se dio vuelta para buscar un plato vio que ya todo estaba guardado en la alacena.

Gabe debió guardarlos porque estaban en un lugar bastante alto, incluso para ella.

Se alzó en la punta de los pies y aun así no alcanzó.

Suspiro frustrada. Gabe parecía divertido de verla en esa situación.

Fue por un banco para subirse y cuando tomó el maldito plato entre sus manos perdió el equilibrio y solo vio como toda la loza le caía encima.

Escuchó un grito de mamá Lucy y después de ahí los oídos le resonaron con mucha fuerza.

- Amor, Kendall, ¿estás bien? – le preguntó la señora con preocupación.

- Si, si, si, si estoy bien – le dijo tratando de recobrar el sentido

- ¿Acaso eres estúpida? – le preguntó Gabe.

Esas palabras le dolieron mucho.

- ¿Qué te pasa? – le gruñó ella levantándose del suelo

- Porque diablos no pides ayuda, ¿viste todo el desastre que ocasionaste? Ahora mamá Lucy tendrá que dar cuentas por tu desastre.

- Yo me quedare a limpiar. Diré que fue culpa mía.

- Claro y tu novio te perdonará enseguida y lo creerá gracioso de eso no hay dudas – mascullo él con amargura.

- ¿Dime cuál es tu problema conmigo? – lo encaró ella poniéndose frente a frente –. ¿Acaso crees que yo pedí esto?

Gabe rio con cinismo.

Kendall se molestó y le pego una bofetada.

Los ojos le picaban por las ganas que tenía de llorar.

- ¿Qué es lo que te molesta más, qué me haya acostado con James porque quise o que no me haya querido acostarme contigo nunca?

- ¡Kendall! – la regañó mamá Lucy, alarmada por sus palabras.

Gabe se carcajeó y se acercó más a ella. Su cercanía la ponía nerviosa.

- Si hubiera querido follar contigo, lo habría hecho, pero no me interesas de esa manera.

- ¡Gabriel! – reprendió esta vez la mujer mayor

Kendall volvió a sentir la sangre hervirle y estaba dispuesta a ofrecerle otra bofetada, pero esta vez Gabe reaccionó a tiempo y le detuvo la mano, la sostuvo con demasiada fuerza. Sintió una corriente eléctrica como le pasaba por las venas y su corazón comenzó a latir de manera violenta.

- Me estas lastimando – le informó ella. Ninguno despegaba la mirada del otro

- No soy el único que lo hace pero eso no parece importarte – murmuró antes de despedirse de mamá Lucy y salir de la cocina.

Kendall se propuso a levantar todo ese desastre que había ocasionado antes de ponerse a llorar como una loca.

- Déjame ayudarte cielo – le dijo mamá Lucy.

- No, mamá Lucy déjalo, yo tuve la culpa.

- Ven mi niña, deja eso – dijo levantándola del suelo y llevándola a una silla.

No aguantó más y se plantó a llorar.

- Tranquila mi niña. Es mejor así, tú y Gabe deben de estar separados. Así se mantendrán a salvo ambos.

- ¿A qué te refieres? – sollozó ella. No comprendía por qué todos le decían eso.

- Gabe sabe lo que hace, es un hombre muy inteligente solo eso te puedo decir.

- Mamá Lucy, me quiero ir de aquí – lloró ella con fuerza –. No soporto más esto. Así Gabe y yo podríamos estar juntos, ¿verdad?

- Amor, aun siendo libres, no podrían. Hay leyes en las que un menor de edad no puede tener ningún tipo de relación con alguien mayor de edad, Gabe tiene veinticinco años y tú apenas dieciséis.

Kendall sollozó con fuerza.

- ¡Esto es una mierda de vida! – dijo furiosa –. ¿Qué le hice a James para que me tengan aquí? Se suponía que debía cuidarme.

- Tú no hiciste nada malo – le aclaró mamá Lucy –, ten siempre eso presente.

- Quisiera matarlos a todos – dijo con un odio evidente.

Nunca antes se había puesto en ese estado y menos frente a la cariñosa mujer.

- No digas eso – la regañó la mujer mayor –. Tú no eres como ellos. Tu eres mi niñita dulce, que a pesar de todo esto siempre esta alegre, no le desea el mal a nadie, es muy buena con los demás...

- Desde hace mucho tiempo ya no me siento de esa manera mamá Lucy. A crecido en mi un odio hacia todos que no sé cómo explicarlo.

- Estas en la adolescencia, es normal que sientas eso, que tengas sentimientos encontrados acerca de todo.

- No sé qué es normal ni que no lo es. Yo no sé nada acerca de nada. Apenas sé leer y escribir gracias a ti y a Gabe. No sé nada de mí, nada de mi familia, no sabía ni como era hasta ayer que pude verme en un espejo y la persona que vi era una completa desconocida.

Mamá Lucy se levantó y se fue hasta una de las gavetas de la alacena y saco un libro viejo y roto.

- Mira a esta niña – dijo extendiéndole un viejo pedao de papel arrugado. Era una fotografía.

Kendall observó la imagen. Era una pequeña de cabello largo, liso y rubio, con unos ojos azules claros y grandes, unas cejas bastante oscuras y delgadas en comparación con su piel blanca, unos labios pequeños en forma de corazón y unas mejillas sonrojadas.

- ¿Quién es ella? – le preguntó a la mujer mayor. Le parecía familiar.

- Esa eres tú

Kendall se detuvo a ver con más detalles la foto y la pequeña que estaba ahí tenía cierto parecido con ella, en el cabello rubio y los ojos, pero nada más.

Ella era más pálida que blanca, tenía los labios agrietados y resecos, ojeras bajo los ojos, parecía más un fantasma que una persona.

Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos.

- Era bonita – sollozó – pero, ¿cómo tuviste una fotografía mía?

- Apareció en los periódicos desde el momento en el que desapareciste – mamá Lucy le agarró las manos.

Kendall no comprendió muy bien a que se referia pero algo no cuadraba en todo eso.

- ¿Desaparecer? ¿De qué estás hablando? James me dijo que mis padres me dejaron a su cuidado antes de morir.

Mamá Lucy se levantó y se dirigió hasta el lado de la estufa mientras murmuraba cosas sin sentido. Estaba nerviosa.

- ¿Qué está pasando mamá Lucy?

- No debí enseñarte esta foto, fue un gran error. Que estupida que soy – se regañó a si misma.

- Mamá Lucy, dime la verdad...eso de que mi familia está muerta... Por favor, habla –le suplicó, poniendose de rodillas.

Una agonia indescriptible se adueñó de su ser y quiso arrancarsela de raiz porque le estaba costando respirar.

- Ponte de pie, corazón – la mujer intentó levantarla pero ella no cooperó –. Si eso fue lo que James te dijo, eso es lo que es.

- Fue una mentira – dijo ella abriendo mucho los ojos. Sentía que todo lo que sabía hasta ese momento no tenía valor alguno. Le habían engañado de la manera más cruel que pudo existir. Por todos esos años odió a sus padres por lo que habían hecho con ella, odió a sus hermanos por abandonarla a su suerte de igual manera.

- Kendall...

- Me mintieron, James... Gabe, él me dijo que había confirmado que mi familia había muerto. Fue toda una mentira – sentía que se atragantaba con sus palabras y creyó que el corazón se le saldría del pecho.

- Amor, si Gabe te dijo eso fue por una buena razón...

- ¡Basta! Todo lo que Gabe cree que hace es siempre por una buena razón, él nunca comete errores, nunca se equivoca con absolutamente nada – gritó, no le importó si alguien la escuchaba. Más bien deseaba que cualquier persona se le acercara para soltar toda la furia que traía acumulada.

- No grites, cariño – susurró la mujer, presa del llanto –. Si James se entera de que fui yo quien te dijo la verdad, nos marará a mi y a mis hijos, te lo suplico.

Kendall escuchaba las palabras de la mujer pero veía casi imposible poder cumplir con su petición, estaba demasiado alterada como para parar en ese instante.

- Me voy a quedar con esto – informó, enseñandole el trozo de papel donde estaba plasmada su fotografía de pequeña.

- Ten mucho cuidado, que nadie se dé cuenta que la tienes – le suplicó ella

Terminó de arreglar el desastre que hizo y ayudó a mamá Lucy a terminar sus deberes en la cocina y tomó camino a su habitación.

- Pero miren nada más quien está aquí. La más puta de todas.

Kendall ni siquiera tuvo que voltearse para saber de quien se trataba.

Carol. Su más grande rival en ese lugar.

Continúo con su camino y la ignoró. Tenía cosas más importantes en las que pensar en ese momento.

Carol le impidió el paso poniéndose frente a ella.

- Quítate – le gruñó Kendall.

Carol le metió la mano en los bolsillos del pantalón y le quito la foto que le había quitado a mamá Lucy apenas unos segundos atrás.

- Devuélvemela – le pidió Kendall con aparente calma.

- Veamos – dijo Carol sosteniendo la foto de ella en alto –. Esta niña inocente, se supone que eras tu pero dado los recientes hechos y habladurias, creo que ella ya no existe, ahora es una prostituta más en este lugar – dijo eso y rompió la foto en pedazos.

Kendall sintió como un calor insoportable subía por todo su cuerpo y no lo pensó cuando se encontró encima de Carol, golpeándola. Y claro, la otra respondió de igual manera.

Ambas cayeron al suelo mientras se golpeaban una a la otra.

Carol logró patearle el estómago, le sacó el aire y la dejó desorientada por unos segundos los cuales la desgraciada los aprovechó muy bien para continuar golpeándola.

Kendall pudo ver varios pares de pies y sabía que tenía espectadores disfrutando de la pelea.

Carol le clavó las uñas en el rostro y Kendall reaccionó de inmediato y se volteó hasta quedar encima de su agresora.

Le aprisionó el cuerpo con las piernas y empezó a darle bofetadas una tras otra.

- No te vuelvas a meter conmigo – le gritaba mientras continuaba golpeándola. Muy dentro de ella sabía que debía parar pero no deseaba hacerlo. Quería matarla.

- ¡Basta! – gritó alguien a sus espaldas y la quitó de encima de Carol.

Alguien más levantó a Carol del suelo y Kendall vio la magnitud de su ataque. Tenía el rostro hinchado por la golpiza.

- Será mejor que te alejes de mi – le gritó mientras se la llevaban y a ella la sujetaban con fuerza –. La próxima vez que te acerques a mí, te juro que si te mato.

- Kendall basta – reconoció la voz de Gabe y se puso tensa.

- Suéltame – le gritó a él estaba vez y él lo hizo.

Nunca había reaccionado de esa manera ante nadie, a pesar de las burlas que siempre había recibido en ese lugar, pero no lo volvería a soportar más. Viniera de quien viniera.

Gabe la estaba viendo como si estuviera loca.

Se agachó para recoger los pedazos de foto que Carol le había roto y volvió a encarar a Gabe, pero estaba vez todo el odio que había en ella recayó en su "amigo"

- Me mentiste, me dijiste que mi familia había muerto – le recriminó ella en voz baja. Gabe no reaccionó ante su reclamo, solo la veía como si nada–. No vuelvas a hablarme nunca en tu vida. Deje de luchar por salir de aquí porque tú y James me hicieron creer que mi familia había muerto, deje de luchar porque creí que no tenía nada fuera de este lugar. Me robaste eso al igual que James. No sabes cuanto te estoy odiando en este momento – se descargó ella.

Estaba temblando debido al enojo y la adrenalina.

Salió corriendo a su habitación porque estaba segura de que lo golpearía a él también.

Se sentó a llorar. Tenía una familia, una familia viva.

Alguien abrió la puerta y se dispuso a patearle el culo si llegaba a fastidiarla, pero vio que era Rachel y se controló.

- No vi la pelea, pero me dijeron que fue épica – le dijo Rachel sentándose a su lado en la cama –. La déjate más guapa de lo que ya era –le felicitó su amiga.

- Y hubiera quedado peor si no hubiera sido por su novio Gabe que llegó al rescate – dijo ella con amargura.

- Deja a esos dos, ven. Tienes sangre en la cara.

Kendall se tocó la mejilla y sus dedos tenían sangre.

- Es un maldito gato la desgraciada – dijo cuándo se vio en el espejo de mano que tenía. Tenía el pumulo derecho hinchado y varios rasguños en el resto del cuerpo.

Rachel empezó a limpiarle la sangre y Kendall la pasó peor que en la misma pelea.

- ¿Y a que se debió la pelea? – le preguntó Rachel –. No me digas que fue por Gabe.

Kendall apretó con fuerza la foto rota que tenía en las manos. No se sentía preparada para decir lo que sabía, al menos no en voz alta.

- Nunca nos hemos llevado bien, y hoy ambas explotamos.

- Ok, en algún momento tenía que pasar y mejor que pasara ahora que James no está.

Kendall no dijo nada más ya que su mente no estaba en lo que Rachel estaba diciendo sino en el hecho de que su familia no estaba muerta, estaban con vida. Sus padres, sus hermanos.

¿Continuarían buscandola después de tantos años?

45V

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