Narrador omnisciente:
La serafina se concentró en su respiración tratando de aparentar que estaba tranquila mientras notaba como la sala se iba llenando de diversos Supremos, el momento que tanto había temido por fin había llegado y era su turno para demostrar que no había venido a este plano para iniciar una guerra como habían creído desde un inicio.
Apartó la mirada de la ventana, a través de la cual se observaba el hotel a lo lejos, tras una noche de descanso en la que se había dedicado a darle vueltas a la pelea con Ángel, había decidido que lo mejor era apartar todos esos sentimientos a un lado hasta que le tocase el turno de enfrentarlos, en estos momentos lo más importante era convencer a los líderes de la ciudad de que no era un peligro y no era necesario acabar con su vida.
Su mirada recorrió la sala hasta que observó al ciervo parado en la puerta observándola fijamente, sus ojos mostraban sorpresa, sin embargo el resto de su cuerpo estaba relajado, la sonrisa de su cara se amplió mientras la miraba. La serafina sintió una incipiente felicidad al verlo por fin, pues pensaba que Vox se encargaría de acabar con él por haberse entrometido románticamente con ella, sin embargo, ahí estaba; las palabras de Ángel llegaron a su mente y el hecho de que solo la quería por su alma inundó su cabeza, la felicidad desapareció dando paso a un fuerte dolor en el pecho, su sonrisa desapareció y apartó la mirada sintiendo que el hecho de tenerlo delante le estaba haciendo daño.
Junto con la mujer que le acompañaba, tomó asiento en su lugar habitual, Raquel decidió omitir su presencia y centrarse en los otros demonios de la sala, apenas habían llegado unos cuantos, por la puerta se asomó una enorme mujer dinosaurio, la cual sonrió a los presentes antes de tomar asiento en la otra punta de la mesa, miró con curiosidad a la ángel, la cual solo le sonrió en un intento por ser amigable.
-Carmilla...- preguntó la recién llegada- ¿se puede saber quién es la nueva?
-En un momento lo sabrás Zeezi, calma, por favor- contestó la mujer sin levantar la mirada de los papeles que tenía delante, la tal Zeezi miró de nuevo a la serafina y solo le sonrió.
Pasaron unos minutos antes de que la puerta se abriese de nuevo, tres Supremos entraron y de ellos, Raquel ya conocía a dos muy a su pesar, Vox iba en cabeza, trataba de ir solemne pero de vez en cuando se podía apreciar como hacía muecas de dolor, por otro lado, Valentino iba junto detrás fumando en una pipa y riendo de cualquier tontería, la fila la cerraba una chica con dos coletas que se encontraba mirando su teléfono con asco. Vox se detuvo haciendo a sus acompañantes parar también en cuanto vio a la serafina, un pequeño glich apareció en su pantalla y Zestial lo miró desde el costado de Carmilla.
-¿Todo bien, Vox?- este solo se recompuso y asintió antes de tomar asiento sin alejar la vista de la chica.
-Yo te conozco- dijo Valentino mientras forzaba la mirada tratando de enfocarse en la chica- te ofrecí trabajo en mi local pero...- miró a Alastor y antes de que pudiese continuar la frase Vox le dio un codazo en las costillas y le susurró algo, la cara de Valentino mostró sorpresa antes de sonreír para sus adentros y recostarse en su asiento- ay, ahora todo tiene sentido...
Raquel sintió que se le secaba la garganta, la presencia de las V's le indicaba que ya empezaba con un grupo en su contra en la reunión, por lo que debía ser clara a la hora de explicarse, no podía perder pues su vida y la de Alastor estaban en juego como algo fuese mal.
-Me parece que estamos todos- dijo Carmilla levantándose mientras observaba todos los asientos ocupados- como sabéis, os he vuelto a convocar todos uno a uno a causa de la importancia de esta reunión- el silencio se había instaurado en la sala conforme la Suprema había empezado a hablar- como sabéis, estábamos buscando al ángel que había entrado en nuestro plano y del cual no tuvimos ninguna pista durante meses, pues lo hemos encontrado, o mejor dicho, la hemos encontrado- las miradas se pusieron todas en la ángel, la cual se sonrojó ante la cantidad de atención que estaba recibiendo.
-¿Es ella?- preguntó la chica de las coletas mirándola de arriba a abajo, Carmilla asintió.
-Pero no tiene alas- dijo Zeezi mientras analizaba a la chica.
-Las tiene guardadas, los ángeles son capaces de replegarlas- pero se notaba que ninguno estaba conforme con la respuesta por lo que Carmilla miró a Raquel esperando que esta las sacase, así lo hizo, mordiéndose la parte interior de la mejilla para que nadie se diese cuenta de su gesto de dolor, mostró sus 3 pares de alas a la sala, los cuales se quedaron asombrados, uno de los demonios que tenía al lado, alto, delgado y con una calavera con llamas azules por rostro trató de tocarlas, pero la serafina se apartó con un gesto rápido, las alas no se tocaban nunca.
-¿Y se puede saber dónde ha estado todo este tiempo?- preguntó el demonio de la calavera, Raquel miró a Carmilla esperando un poco de ayuda de su parte, esta sin dudarlo empezó a explicar.
-Estuvo escondida, alejada del ojo público y de nuestras búsquedas bajo la protección de un Overlord- todos se miraron desconfiados y la serafina bajó la vista para que nadie la vinculase con Alastor.
-O sea que ¿hizo un trato?- la voz de la chica de las coletas volvió a sonar, a lo que Carmilla asintió- ¿eso quiere decir que alguien de esta sala tiene el alma de un ángel en su poder y nos acabamos de enterar?
-Nadie tiene mi alma- la serafina la encaró con cara de enfado, estaba harta de que todo el mundo hablase de ella como si fuese un objeto, mientras siguiese viva nunca daría su alma a nadie- ni ahora ni nunca- afirmó seca, en otra parte de la mesa, la televisión miró con ironía al ciervo mientras esperaba que este saltase, sin embargo parecía sorprendentemente calmado para lo que Vox esperaba.
-Efectivamente, el trato no se produjo con un intercambio de almas, sino de favores- Raquel miró de reojo a Alastor el cual captó la mentira al instante sabiendo que lo había usado para protegerse a ella y de paso a él también, el hecho de que ella hubiese salido a defenderlo ante los líderes de los Overlords le daba esperanza en la idea de poder arreglar las cosas.
-¿Y se puede saber con quién ha hecho ese trato?- preguntó de nuevo la calavera.
-¿En serio es necesario decirlo en voz alta? El único de nosotros que haría algo así a espaldas de todos y trataría de aprovecharse de ello- rio Vox mientras miraba a Alastor- es una pena que no consiguieses tu objetivo principal que era su alma- la serafina se mordió el labio mientras esperaba que el demonio se defendiese o le diese la razón, pero no abrió la boca.
-Todo tiene tanto sentido en estos momentos- suspiró Val mientras daba otra calada a su largo cigarro y miraba a la serafina por encima de sus gafas. Todos miraban al ciervo con desagrado mientras este los ignoraba, su atención estaba centrada únicamente en la ángel, la cual estaba apretando sus manos con nerviosismo sin saber que debía hacer o decir, por lo que decidió salir él en su defensa.
-Efectivamente, la trajeron al hotel al día siguiente de que cayese por lo que sola y desvalida, solo pude ofrecerle mi más sincera ayuda- dijo mientras sonreía- acordamos que haría un par de favores a cambio de que la protegiese en el Infierno y es por ello que no habéis sabido de su localización hasta ahora- Rosie le miró asintiendo a modo de apoyo.
-¿Pero por qué necesitaría protección? Es un ángel, nos masacran todos los años- preguntó Zeezi.
-Los que bajan a masacraros son los exterminadores- se atrevió a hablar Raquel, todos volvieron a mirarla muy a su pesar- por lo que descubrí son ángeles creados por Adán hechos para mataros, yo no soy una exterminadora.
-¿Y qué eres?- preguntó de nuevo la calavera.
-Soy una serafina- el silencio volvió a reinar en la sala- o al menos lo era antes de que me desterrasen.
-Hemos estado las últimas 24 horas hablando e interrogando a la ángel- continuó Zestial con tranquilidad, al contrario de las dos chicas que estaban en el frente de la mesa, él se encontraba sentado- al parecer los exterminios son un secreto en el Cielo, nadie salvo los exterminadores y los organizadores saben de ellos, es por eso que mandaron a Raquel al Infierno, se enteró y trató de detenerlos- las miradas se volvieron a posar en la serafina y esta se puso roja- a la Alta Serafina no le agradó su actitud y le privó de su magia y habilidades antes de desterrarla aquí, es por ello que se encuentra entre nosotros.
-¿Pero qué haremos con ella?- preguntó Val- en el fondo, es una de ellos- un nudo en la garganta se formó en dos de los miembros de la reunión, la ángel sentía miedo por la respuesta del resto de asistentes mientras que el ciervo se preparaba para aplastar a la polilla en caso de que fuese necesario.
-Pero está sin poderes- Rosie entró en la conversación- no es un peligro y no ha supuesto ningún peligro en los meses que lleva aquí, considero que no es necesario tomar medidas contra ella- miró a la chica mientras le guiñaba un ojo, esa debía ser la mejor amiga de Alastor, pensó Raquel.
-Deberíamos acabar con ella y mandar su cabeza al Cielo como señal de fuerza- una voz se elevó al fondo de la sala, una especie de monstruo submarino se encontraba recostado en su silla con los pies encima de la mesa, su cara mostraba desagrado por la conversación.
-El Cielo está buscando un pretexto para iniciar una guerra- se atrevió a decir Raquel- si mandáis mi cabeza puede ser el inicio de una batalla entre planos- todos se miraron mientras analizaban las recientes noticias.
-No creo que sea necesario ser tan violentos- dijo la calavera- solo debemos controlar a la chica para asegurarnos que no nos ha mentido.
-En el fondo eso es a lo que se ha dedicado Alastor los últimos meses- mencionó Zestial mientras miraba al ciervo.
-Entre otras cosas- se oyó la voz de Vox por la sala aunque a continuación trató de disimular falsamente que se le había escapado.
-¿A qué te refieres Vox?- preguntó Carmilla.
-Bueno, parece que nuestro querido Alastor ha estado ocupado intentando iniciar una relación con la ángel aquí presente...- todas las miradas se dirigieron a ambos, Alastor notó como la rabia le ascendía por todo el cuerpo mientras que Raquel deseaba que la tierra se la tragase o mejor, que se tragase a la maldita televisión.
-Explícate mejor- ordenó la mujer con voz autoritaria.
-Tengo pruebas que la ángel y Alastor han iniciado una relación, lo cual, obviamente, nos provoca un conflicto de intereses, ¿pues como sabemos si ella no lo ha engatusado con magia que tienen ahí arriba para que se una a su plan y destruirnos desde dentro?- el silencio se hizo en la sala mientras todos pensaban en lo que había dicho la televisión, la cara de este cambió mostrando la escena del beso en la barra que habían compartido Alastor y Raquel unas noches atrás, la serafina se tapó la cara sintiendo la vergüenza apoderarse de su cuerpo y Alastor al ver el mal momento que ella estaba pasando decidió actuar.
-No te equivoques Vox- dijo con una sonrisa mientras trataba de mostrar más seguridad de la habitual- ¿en serio crees que yo sería capaz de enamorarme?- el corazón de la serafina dio un vuelco y se apartó las manos de la cara para poder observar la escena, notaba un peso en el pecho esperando que el demonio continuase- por favor, parece mentira que nos conozcamos desde hace tantas décadas... Como bien ha comentado antes Carmilla, la serafina y yo tenemos un trato hecho, protección a cambio de favores... Pues un demonio necesita satisfacer deseos no violentos de vez en cuando... Y ahí es donde entran los favores...- fue cortado por Zestial.
-Agradecemos la explicación Alastor pero las necesidades de cada uno mejor que se queden en casa- Vox soltaba chispas de la rabia sabiendo que lo que decía era mentira pero sin tener pruebas para demostrarlo.
-Sin embargo, te mostraste muy protector con ella cuando nos encontramos, ¿no es verdad?- intervino Val.
-Efectivamente, pues hasta que no estén todos los favores saldados, Raquel es de mi posesión y no voy a dejar que os intentéis apropiar de ella- la serafina lo observó notando que su corazón volvía a latir fuertemente dentro de su pecho, lo que había dicho en un inicio era mentira, había sido una forma de sacarlos a los dos del apuro aprovechándose de la anterior mentira que había formulado ella y así evitar sospechas sobre su relación, desconocía si lo del alma era verdad pero en estos momentos, después de ver como había reaccionado para evitar que el escarnio continuase, solo quería correr a su lado.
La reunión se desarrolló un poco más mientras la serafina miraba de reojo al ciervo y ambos intercambiaban miradas esperando a que llegase a su fin, cuando por fin acabó, Raquel se despidió de Carmilla acordando que debían hablar respecto a los planes del cielo y medidas para atajar los exterminios, mientras que Alastor hizo tiempo recogiendo algunos papeles, para cuando acabaron con sus respectivos quehaceres, solo se habían quedado los dos en la sala.
-Serafina...- empezó él pero no pudo continuar, ella se lanzó a sus brazos para abrazarle con fuerza, necesitaba quitarse la preocupación que había sentido porque la vida del ciervo pudiese correr peligro y el estar en ese momento agarrada a él le ayudó, Alastor no tardó en devolverle el abrazo- tenemos que...
-Cállate- murmuró ella mientras apretaba un poco más el agarre, quería estar lo más cerca posible de él- ahora no, por favor- lo miró a los ojos mientras él le sonreía y sin dudarlo lo besó.