La serafina (Alastor y tu)

By RaquelLovegood

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Raquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al... More

Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 38
Cap. 39
Cap. 40
Cap. 41
Cap. 42
Cap. 43
Cap. 44
Cap. 45
Cap. 46
Cap. 47
Cap. 48
Cap. 49
Cap. 50
Cap. 51
Cap. 52
Cap. 53
Cap. 54
Cap. 55
Cap. 56
Cap. 57
Cap. 58
Cap. 59
Cap. 60
Cap. 61
Cap. 62
🔥Cap. 63🔥
Cap. 64
Cap. 65
Cap. 66
Pag. 67
Cap. 68
Cap. 69
Cap. 70
Cap. 71
Cap. 72
Cap. 73 (Final)
🔥Capítulo Extra (El Celo)🔥
𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂

Cap. 37

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By RaquelLovegood

Narrador omnisciente:

La serafina aceleró el paso a través de Ciudad Pentagrama, sentía que se estaba precipitando pero ya no tenía nada que perder aquí y a pesar del daño que le había hecho conocer las verdaderas intenciones del demonio, esperaba que de alguna forma Alastor sintiese algo por ella o al menos ser capaz de preguntárselo en persona antes de que el resto de Overlords acabasen con su vida, él la había protegido durante meses, ahora era su turno.

Atravesó las calles tratando de recordar el camino que había hecho varias veces en el pasado, el distrito estaba en la otra punta de la ciudad y a lo lejos se veía la Torre V en lo alto, puso un gesto de desagrado al imaginar que los tres estarían allí, aún no debían haber salido para revelar el secreto, era viernes por lo que casi con total seguridad se esperarían al día siguiente en la reunión para desvelar sus hallazgos.

Tras cerca de una hora andando lo más rápido que podía, un gran edificio se alzó frente a ella, las grandes puertas de metal estaban cerradas, debido a que era entre semana se imaginó que la persona a la que buscaba no se encontraría en el edificio de oficinas, sino en la base de fabricación, Alastor le había comentado en el pasado el negocio que la demonio realizaba.

Dio la vuelta a la manzana observando como la calle se llenaba de cámaras y grandes puertas de garaje a los costados, ahí guardaban todo el armamento que recogían y vendían, era la base de operaciones desde la cual mandaban armas a todos los círculos del Infierno, vio una que poseía algo similar a un timbre y no se lo pensó dos veces antes de tocarlo.

Nada. Esa fue la respuesta que recibió, esperó unos segundos antes de volver a llamar pero siguió sin obtener ninguna indicación de que debía hacer, optó por abandonar la cortesía y golpeó la gran puerta con algo de fuerza haciendo que el sonido seco del metal resonase por toda la calle, miró hacia la cámara esperando que alguien estuviese detrás de ella, sabía que debía haber alguien observando, se negaba a creer que la dueña de una de las empresas más fructíferas del Infierno no recibiese visitas entre semana y Raquel era consciente que ella era una visita que le interesaba.

-CARMILLA- gritó mirando a la cámara- NO ME CONOCES PERO SÉ ALGO QUE TE INTERESA- el corazón se le apretó en el pecho tras ver como la cámara enfocaba la lente en ella, efectivamente, alguien estaba detrás de ella y ahora tenía su atención. Esperó que se abriese pero la puerta seguía fija en su lugar- ME HAN DICHO LO QUE BUSCAS, LO QUE HAS ESTADO BUSCANDO LOS ÚLTIMOS MESES- respiró hondo tratando de calmar los latidos de su corazón, temía por su vida y por su integridad pero ahora ya era muy tarde para echarse atrás- ESTABAS BUSCANDO A LA ÁNGEL QUE HABÍA CAÍDO DEL CIELO, ¿VERDAD?- gritó esperando que sus palabras hiciesen algún efecto.

La cámara había dejado de moverse por lo que se temió que los hubiese perdido, no podía haber sido derrotada tan rápido, esperaba que cuando la Suprema supiese que ella conocía lo que buscaba la dejase pasar sin tener que descubrir su identidad, pero no había sido suficiente, nadie le había abierto y se encontraba sola en mitad de la calle gritándole a un maldito aparato electrónico.

-CARMILLA-gritó mientras cogía aire- BUSCABAS A LA ÁNGEL- apretó los puños mientras notaba como algo de enfado se empezaba a formar en su cuerpo, la estaban ignorando, iba a sacrificarse pero cómo si no le prestaban atención, necesitaba ser capaz de salvar a Alastor como él había hecho con ella- PUES AQUÍ ME TIENES- gritó mientras desplegaba sus alas, la sombra la cubrió debido a que se interpusieron entre el sol y ella, a los pocos segundos oyó a su derecha el click de la puerta siendo desbloqueada y como la gran persiana de metal se empezaba a abrir, la serafina respiró hondo sintiendo una oleada de miedo recorrer su cuerpo, no sabía lo que se encontraría ahí dentro pero estaba dispuesta a descubrirlo.

El interior estaba a oscuras, apenas una tenue luz iluminaba el final de la sala gracias a una puerta entreabierta, se dirigió a ella mientras replegaba de nuevo sus alas pero una voz en la oscuridad la detuvo.

-Suelta las armas- la voz era fuerte y autoritaria, Raquel se giró alrededor de ella misma buscando la procedencia pero no era capaz de ubicarla.

-Vengo desarmada, solo quiero hablar- trató de mostrarse imponente pero un ligero temblor de miedo se asomó en su voz, oyó unos pasos metálicos unos metros por encima de ella pero la oscuridad evitaba que la encontrase.

-Pretendes que crea que has venido a mí solo para hablar después de saber que estaba buscándote- una silueta enmarcada por la luz de la puerta aterrizó delante de ella, la serafina dio un repentino salto hacia atrás tratando de establecer algo de distancia con la mujer.

-Sí- titubeó mientras pensaba que debería haberse preparado algún discurso o algo con lo que convencerla, la mujer se le acercó lentamente, sus ojos brillaban en la oscuridad marcando el iris plateado de la mujer.

-¿Y qué hay de la magia que tenéis los ángeles?- la rodeó mientras la observaba atentamente, Raquel trataba de enfocar la vista para reconocer algún rasgo pero era imposible.

-No tengo magia- una carcajada sonó por su parte.

-Lo de antes podía ser creíble, ahora sé que mientes- con un movimiento rápido la Overlord levantó la pierna apuntando directamente a la garganta de la ángel, una afilada zapatilla de ballet estaba a unos centímetros de su cuello, recordaba lo que Alastor le había dicho de Carmine, que usaba sus zapatos y movimientos como armas, los ojos de la serafina se abrieron mientras aguantaba la respiración temiendo por su vida.

-Te estoy diciendo la verdad, ¿para qué te mentiría?- notó como los ojos de Carmilla brillaban mientras la analizaban.

-Para atacar cuando bajase la guardia como hacéis todos los de tu especie- escupió con asco, Raquel sintió que estaba perdida hasta que una segunda voz sobresaltó a las dos mujeres haciendo que la tensión se dispersase.

-Carmilla, deberías dejar que se explique- era una voz grave y profunda, desde lo alto unos ojos y boca verdes brillaban en la oscuridad.

-Zestial, has llegado rápido- el zapato se alejó de ella y la ángel dirigió una mano a su garganta de forma inconsciente, había aguantado la respiración sin darse cuenta y por fin volvía a entrar el oxígeno en sus pulmones.

-Por supuesto, esto parecía importante y por lo que veo no me equivocaba- la serafina sintió como los ojos del nuevo demonio se posaban en ella- deja el teatro y enciende las luces querida amiga, no creo que sea peligrosa- un bufido sonó por parte de la Suprema y con dos palmadas la luz se hizo en la sala, a unos metros de ella y con cara de pocos amigos se encontraba Carmilla Carmine, era sumamente alta y el hecho de que andase de puntillas lo acentuaba más, la miraba con los brazos cruzados tratando de analizarla; por otro lado, en el segundo piso, asomado a una barandilla se encontraba un demonio alto y sumamente delgado, llevaba una capa larga y negra con el cuello elevado y su rostro era extraño, sus ojos y sonrisa resplandecían con una luz verde, debía ser Zestial, a diferencia de Carmilla, él le sonreía observándola con curiosidad.

-¿Y qué quieres que hagamos?- gruñó la mujer sin apartar la mirada de la chica, Zestial aterrizó detrás de ella mientras mantenía su sonrisa.

-Creo que deberíamos hablar con ella, en el fondo ha decidido acudir por su propio pie y desarmada, escuchemos lo que tiene que decir- Raquel tragó saliva mientras observaba como Carmilla asentía antes de darse la vuelta dirigiéndose hacia la puerta y el demonio le hacía un gesto para que la siguiese, caminó en su dirección con el corazón bombeándole fuertemente en el pecho.

Tras la puerta un gran salón se abrió ante sus ojos, unas enormes escaleras ascendían hacia un segundo piso pero Carmilla siguió recto hacia una puerta que había al otro lado, Raquel y Zestial le seguían en silencio mientras introducía un código que desbloqueó con un click la estancia, un despacho con una gran mesa en el centro y varias sillas a su alrededor apareció ante todos los presentes, la mujer tomó asiento con Zestial a su derecha, le señaló a la serafina la silla que podía coger y esta sin decir una palabra se sentó.

-¿Qué haces aquí?- preguntó sin rodeos, se notaba por su mirada que no se fiaba de la chica y era entendible pues desde el inicio de los tiempos ángeles y demonios habían sido enemigos, Raquel tomó aire.

-Me dijeron que me buscabais, que queríais...- la cortó mientras hablaba.

-No me refiero con nosotros, me refiero al Infierno, ¿Qué haces en este plano, en este círculo? ¿por qué te han mandado?- la serafina se mordió el labio mientras entendía que la situación era considerablemente seria, la Suprema era estricta e impaciente, quería sus respuestas.

-No me han mandado- Zestial elevó una ceja mientras una taza de té aparecía entre sus manos- me han exiliado.

-¿Te han exilado?- dijo mientras daba un sorbo- eso es interesante... ¿Se puede saber por qué? Tu predecesor fue por crear el pecado en la humanidad, así que cuéntanos, ¿Qué hiciste tú?

-Me opuse a los exterminios- admitió mientras esperaba que su respuesta hiciese que Carmilla relajase su expresión, sin embargo no obtuvo ningún gesto en respuesta.

-¿Te opusiste a los exterminios?- gruñó- ¿después de 7 años? Un poco tarde, ¿no te parece?

-En el Cielo no se sabe nada de ellos, me enteré por accidente y traté de hacer razonar a Sera...- los ojos de ambos se abrieron antes de interrumpirla.

-¿Tienes contacto con la Alta Serafina?- dijo Zestial intrigado- entonces debías ser alguien importante, pequeña- le miró con una sonrisa- cuéntanos, ¿Qué rango tenías en el Cielo?

-Serafín- el puño de Carmilla se apretó encima de la mesa y sus ojos miraron desafiante a la chica.

-¿Estás diciendo que no sabías nada de los exterminios siendo una de las figuras de mayor autoridad?- asentí.

-Los exterminios son secretos por lo que pude averiguar- traté de excusarme- solo Sera y Adán saben de ellos, nadie más sabe lo que pasa cada 31 de octubre- Zestial le puso una mano en el hombro a su amiga para que se calmase- me enteré porque escuché una conversación a escondidas, investigué y enfrenté a Sera pero ella se inventó unos cargos lanzándome al Infierno como castigo.

-¿Y se puede saber por qué no has vuelto?- preguntó Zestial- siendo lo que eres, debes tener el poder suficiente para hacerlo.

-Una de las partes del castigo fue impedirme volar o hacer magia- admitió mientras miraba hacia abajo- me pusieron una especie de grillete que no se puede quitar y me ha anclado a este plano- el silencio se instauró en la sala.

-¿Podemos verlo?- preguntó el demonio, no entendía porque pero su presencia le proporcionaba tranquilidad, no se mostraba agresivo o rencoroso contra ella como Carmilla, sino que trataba de establecer un punto de concordia entre ambas.

La serafina asintió mientras se daba la vuelta y se levantaba parte de la camisa que llevaba, lo suficiente para que se vislumbrase la serpiente clavada en su columna, a continuación sacó las alas notando como esta pasaba a anclarse en la parte interior de ellas, seguía doliéndole cada vez que lo hacía pero se mordió la parte interior del labio para que ellos no lo percibiesen.

-Interesante- la voz de Zestial sonó cerca y ella dio un salto alejándose un poco, el demonio se había acercado para poder observar mejor el artefacto- ¿has intentado quitártelo?- ella asintió.

-El propio Lucifer lo intentó- ellos se miraron tras las palabras de la ángel.

-Vaya...- dijo mientras inspeccionaba el artefacto- entiendo que debe tener una magia bastante poderosa- ella asintió mientras esperaba poder guardar las alas- interesante...- se alejó y la serafina procedió a volver a sentarse mientras las replegaba.

-¿Y se puede saber dónde has estado estos últimos meses y por qué acudes ahora?- el rostro de Carmilla seguía siendo severo pero su voz ya no tanto.

-Estuve en el Hazbin Hotel- admitió.

-¿Ese no es el proyecto de la pequeña Morningstar?- le preguntó Zestial a Carmilla.

-Efectivamente, y el alojamiento de Alastor- añadió, los ojos de la serafina se abrieron por el temor de que tomasen represalias contra el ciervo- el cual dijo que no tenía ni idea de donde se encontraba la ángel.

-Hice un trato con él- mintió ella esperando que no todos los Overlords fuesen capaces de pillar sus mentiras como Alastor lo hacía, ambos Supremos la miraron mientras enmarcaban una ceja- me ofreció protección y mantener mi identidad en secreto.

-¿A cambio de tu alma?- preguntó Zestial, por primera vez desde que se habían sentado su tono de voz fue severo.

-NO- espetó ella, se dio cuenta que no podía mostrarse tan afectada pues quedaba sospechoso y respiró hondo antes de continuar- me propuso la protección a cambio de favores en el futuro- trató de mantener un gesto neutro mientras decía estas palabras para resultar más convincente.

-Parece algo que haría Alastor perfectamente- dijo Zestial mirando a su amiga, la cual asintió mientras suspiraba.

-¿Y se puede saber por qué estás aquí ahora?- preguntó ella.

-Otros demonios se han enterado de lo que soy y querían hacernos chantaje tanto al Demonio de la Radio como a mí, he considerado oportuno zanjar el problema de raíz y presentarme yo misma ante vosotros como muestra de cooperación- Zestial sonrió complacido mientras Carmilla se mantenía seria.

-Has tomado la decisión correcta, ángel- dijo mientras hacía desaparecer su taza ya vacía.

El silencio se instauró en la sala mientras los tres se observaban atentamente mientras cada uno se perdía en sus pensamientos, Zestial se mostraba relajado ante toda la información que habían recibido sin embargo el rostro de Carmilla seguía debatiéndose entre la duda y la verdad.

-Es tarde- habló la demonio cortando la tensión que se había instaurado- y necesitamos que nos des más información, esta noche te quedarás aquí, vigilada, para mañana hablar con el resto de Overlords y discutir qué haremos contigo.

Zestial le sonrió mientras la serafina respiraba hondo, su pulso se había vuelto a acelerar ante la idea de pasar la noche en el edificio Carmine y sobre todo, por las últimas palabras que había pronunciado, pues Raquel tampoco sabía que iba a ser de ella.

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