La serafina (Alastor y tu)

By RaquelLovegood

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Raquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al... More

Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37
Cap. 38
Cap. 39
Cap. 40
Cap. 41
Cap. 42
Cap. 43
Cap. 44
Cap. 45
Cap. 46
Cap. 47
Cap. 48
Cap. 49
Cap. 50
Cap. 51
Cap. 52
Cap. 53
Cap. 54
Cap. 55
Cap. 56
Cap. 57
Cap. 58
Cap. 59
Cap. 60
Cap. 61
Cap. 62
🔥Cap. 63🔥
Cap. 64
Cap. 65
Cap. 66
Pag. 67
Cap. 68
Cap. 69
Cap. 70
Cap. 71
Cap. 72
Cap. 73 (Final)
🔥Capítulo Extra (El Celo)🔥
𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂

Cap. 1

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By RaquelLovegood

Narrador omnisciente:

Como todos los días, la luz entraba por la ventana de su cuarto, iluminando cada rincón y despertando a la serafina mientras unos suaves golpes sonaban en la puerta.

-Adelante- dijo ella mientras se desperezaba con una sonrisa en los labios, la gran puerta de madera blanca con toques dorados se entreabrió dejando pasar a dos pequeños querubines con unas bandejas de plata- Buenos días.

-Buenos días Raquel, le traemos el desayuno- cada uno dejó la bandeja que llevaba en la mesa del cuarto con cuidado y procedieron a sacar un vestido blanco y vaporoso del armario.

La ángel se levantó mientras se estiraba y se acercaba a ver lo que las bandejas poseían, una serie de surtidos de bollería entre otras bebidas y algunas tostadas que tenían una pinta deliciosa, se giró hacia los pequeños angelitos para agradecerles el desayuno pero estos ya habían desaparecido por la puerta. Cogió un bollo y se asomó a su balcón para observar como la ciudad celestial amanecía, las calles se iban llenando de otras almas que hacían su no-vida en el lugar más perfecto de los tres planos, observó como algunos se dirigían al teatro, mientras que otros se encaminaban al cine o a realizar algunas compras en las tiendas del paseo.

-¡Buenos días!- la saludó una voz desde la puerta- te he oído levantarte y había pensado en hacer algo divertido esta mañana, ya sabes, antes de que Sera nos llame- Raquel se giró viendo a su amiga en la puerta, Emily llevaba un vestido liso blanco y sonreía con emoción ante alguna idea que se le había ocurrido.

-¿Qué idea has tenido?- la otra serafina entró volando en el cuarto y se sentó en la barandilla del balcón, al lado de donde se encontraba la primera.

-Quiero que vayamos de compras, he visto que han sacado nuevas colecciones de vestidos en la tienda de St. Catalina y me muero por tener uno nuevo... Además, podemos pasear y desayunar por algún lado- Raquel le enseñó el bollo que estaba comiendo- o acompañarme mientras desayuno... O almorzar... Y podemos ir a ver una peli- las alas de Emily se movían rápidamente mostrando su entusiasmo por los planes y las ganas de salir de la casa.

-Está bien- Raquel entró de nuevo al cuarto y dejó lo que le quedaba de bollo en la mesa- me cambio y salimos- Emily hizo un sonidito agudo y salió volando del cuarto a gran velocidad, Raquel se puso su vestido y dobló el camisón que llevaba para dormir, dejándolo ordenadamente encima de la cama; salió y vio a su amiga hablando con otros ángeles- Emily, ya estoy- la serafina se giró y la agarró de a mano mientras se despedía con la otra de los ángeles con los que había estado.

-¿Te apetece ir paseando o volando?- antes de que a Raquel le diese tiempo a contestar, Emily se respondió- a mí me apetece pasear

-Entonces iremos paseando- le sonrió la pelinegra mientras bajaban las escaleras de la gran casa en la que vivían.

Como en todo el mundo, siempre existía una jerarquía de poder y en el cielo, las serafinas eran la parte más alta de la pirámide y por tanto, tenían una gran casa en el centro del Cielo, la cual conectaba directamente con el Palacio de la Justicia, donde se celebraban los juicios y las reuniones de la pirámide angelical. 

Iban tranquilamente hablando de temas sin importancia cuando vieron carteles por la calle anunciando un concierto- ¿Van a hacer otro concierto?- suspiró Raquel con un poco de cansancio.

-No debería decir esto pero sigo sin saber como entró al Cielo- el cartel mostraba en primer plano a Adán, el primer hombre, junto con el resto de su banda en el fondo; unas letras brillaban debajo de él "Nuevo disco: La polla original".

-Emily, es el primer hombre, tenía que entrar al cielo, si no, significaría que toda la sociedad estaba corrupta- Emily negó con la cabeza.

-Es muy desagradable- Raquel le sonrió mientras le cogía la mano y seguían avanzando hacia la tienda de St. Catalina, por el camino la gente las saludaba y algunos, los más nuevos en el cielo, les hacían reverencias pensando que esa era la forma adecuada de dirigirse a ellas, pero las dos amigas simplemente les sonreían y continuaban caminando.

Una vez llegaron a la tienda la puerta se abrió ante ellas y una mujer con el pelo largo y castaño las saludó, la tienda estaba tan iluminada como el resto del cielo, percheros dorados estaban repletos de prendas en colores claros y las baldas de los estantes estaban llenas de joyas y otros abalorios disponibles para su compra.

-Oh, Emily, Raquel, es un placer teneros de nuevo en mi tienda, ¿Qué tal el día? Acabo de recibir un conjunto de vestidos que os podrían quedar ideales- St. Catalina era una mujer alta y delgada, su pelo castaño estaba completamente liso y caía hasta la mitad de su espalda, llevaba un traje chaqueta de color lila que conjuntaba con unos zapatos de charol blancos, guio a las chicas hasta una perchero en concreto que tenía múltiples vestidos, todos blancos por supuesto pues las serafinas solo tenían permitido llevar ese color- adelante, mirad lo que queráis y llevaos lo que os guste- si bien en el cielo se le decía ir de compras, realmente no se pagaba nada pues no existía el dinero, la idea de ir de compras la habían instaurado los humanos al llegar al cielo y a los ángeles les hizo gracia por lo que decidieron dejar ese nombre. Emily cogió un vestido con volantes y se lo pasó a Raquel.

-Te quedaría bien para la reunión de esta tarde- el vestido llegaba hasta un poco más arriba de la rodilla, lo suficiente como para no incumplir las normas de vestimenta de Sera, la parte de arriba estaba diseñada de una forma sencilla, con un cuello alto y las mangas un poco abuñoladas, sin embargo, la parte de abajo se abría con bastante vuelo y con diversos volantes que conformaban la falda, la verdad es que era bastante bonito.

-Me gusta, creo que me lo llevaré- dijo la pelinegra sonriendo, cogió el vestido y notó la suavidad que tenía la tela, luego observó como su amiga cogía uno que le llegaba hasta la rodilla y llevaba un cinturón como accesorio- te quedaría bien.

-Sí, ¿verdad?- St. Catalina se acercó por detrás para ver si las serafinas ya habían elegido sus prendas y procedió a cogerlas para envolverlas- por cierto, respecto a la reunión... ¿Tú sabes algo de lo que se pretende tratar?

-Ni idea, solo me ha dicho Sera que seamos puntuales pues es un tema un poco serio- Emily frunció el ceño.

-¿Crees que será algo de ahí abajo?- señaló hacia el suelo como si Raquel no supiese a qué se refería con ahí abajo.

-No lo sé... Puede ser... Que yo sepa, en el cielo no ha pasado nada últimamente- un creciente ruido empezó a sonar afuera de la tienda y las amigas se acercaron a observar- bueno, aparte de las que ha liado él- señaló a Adán, el cual se encontraba en la calle con varias mujeres rodeándole como su fuera una estrella. St. Catalina se acercó y les dio una bolsa a cada una con el vestido dentro de ella. Las amigas salieron en silencio de la tienda esperando que el primer hombre no las viera pero no tuvieron suerte.

-Bueno, bueno, bueno... ¡Emily! ¡Raquel! ¡Qué guay veros!- se acercó a ellas con el pecho inflado y sonriendo con sorna- ¿Cómo os encontráis?- ambas amigas murmuraron un bien antes de intentar seguir caminando- ¿Habéis ido de compras? ¿Me habéis comprado algo?- ellas trataron de esquivarlo pero él se puso delante- ¿Sabéis? Siempre he pensado que podríamos conocernos más, no te lo tomes a malas Emily pero las peliblancas no son mi estilo... Sin embargo, las morenas...- hizo un aullido- entonces... Raquel, que me dices... Tú, yo... Esta noche...

-Adán- suspiró ella mientras trataba de ser tan agradable como pudiese- agradezco tu invitación pero no puedo aceptarla, las serafinas no podemos comprometernos con nadie- él rio. 

-¿Quién ha dicho nada de compromiso? He dicho esta noche... Bebemos un poco, nos lo pasamos bien y mañana si te he visto no me acuerdo- Raquel frunció el ceño.

-Lo lamento Adán, pero eso corresponde al pecado de la lujuria- él bufó- así que me temo que debo rechazar tu proposición. Ahora, si nos disculpas, vamos a casa a prepararnos para la reunión de esta tarde, os veremos ahí- miró detrás de Adán- Lute- dijo a modo de saludo y ambas serafinas levantaron el vuelo para dejar atrás al primer hombre.

-Esto hay que decírselo a Sera- Raquel negó.

-No va a hacer nada, Emily, solo sería darle más importancia de la que tiene- entraron en la casa y se fueron cada una a su cuarto- nos vemos esta tarde... El encuentro me ha dejado sin ganas de almorzar.

-A mí también- dijo Emily algo triste- nos veremos luego. 

La habitación de Raquel era considerablemente grande, como todas las del cielo, tenía una cama de matrimonio con dosel dorado que caía mágicamente sobre ella y las sábanas estaban confeccionadas con los hilos más suaves que se pudiesen existir, en medio de la habitación había una alfombra con un bordado de seis alas en el medio, el símbolo de los serafines y sobre ella se encontraba una gran mesa redonda con cuatro sillas, las cuales poseían el mismo símbolo grabado en el respaldo, la habitación estaba iluminada por la luz que entraba desde el balcón y, a su vez, por una gran lámpara de cristal que reflejaba la luz y la transformaba en pequeños arco iris en las paredes, finalmente, un gran armario de color blanco adornaba la esquina del cuarto, Raquel lo abrió y se mostraron los vestidos blancos que poseía, colgó el que le quedaba y cerró las puertas.

Voló hasta su cama y abrió su diario donde apuntaba todos sus pensamientos desde niña, ahí se encontraban sus secretos y sus sueños en los últimos cientos de años... Estuvo escribiendo y dibujando hasta que unos golpes sonaron en la puerta.

-¿Raquel?- Sera entró por la puerta, era una mujer sumamente alta, la joven se levantó de inmediato y se acercó a ella- la reunión es en 20 minutos, vengo a avisarte para que no llegues tarde, me alegra ver que estás despierta, Emily estaba durmiendo- la pelinegra se rio ante la seria mirada de la adulta- en 15 minutos pasaré a por vosotras, estad preparadas, la reunión de hoy es importante.

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Esta historia está siendo modificada Espero que les guste esta versión 2.0