Viviendo Con Mi Ex.

By ittsandre

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La puerta del portal se abre y subo por las escaleras hasta el tercer piso. Timbro en la puerta que hay al... More

Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 63.
Capítulo 64.
Capítulo 65.
Capítulo 66.
Capítulo 67.
Capítulo 68.
Capítulo 69.
Capítulo 70.
Capítulo 71.
Capítulo 72.
Capítulo 73.
Capítulo 74.
Capítulo 75.
Capítulo 76.
Capítulo 77.
Capítulo 78.
Capítulo 79.
Capítulo 80.
Capítulo 81.
Capítulo 82.
Capítulo 83.
Capítulo 84.
Capítulo 85.
Capítulo 86.
Capítulo 87.
Capítulo 88.
Capítulo 89.
Capítulo 90.
Capítulo 91.
Capítulo 92.
Capítulo 93.
Capítulo 94.
Capítulo 95.
Capítulo 96.
Capítulo 97.
Capítulo 98.
Capítulo 99.
Capítulo 100.
Capítulo 101.
Capítulo 102.
Capítulo 103.
Capítulo 104.
*Nota Especial*
Capítulo 105.
Capítulo 106.
Capítulo 107.
Capítulo 108.
Capítulo 109.
Capítulo 110.
Capítulo 111.
Capítulo 112.
Capítulo 113.
Capítulo 114.
Agradecimientos.
NOTA

Capítulo 62.

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By ittsandre

Bella.

Estaciono el coche al lado de una de las farolas que iluminan la calle en la que está el Starbucks y salgo del coche.

Puedo ver desde una de las grandes ventanas como Max deja sobre una mesa dos tazas grandes de café para una pareja que al parecer están estudiando ya que tienen dos libros y una libreta con apuntes.

Entro en el establecimiento y camino hacia la barra para pedir una taza de café ya que todavía queda media hora para que Max termine su turno y todavía no he termino mi parte del trabajo que hago con Alex.

-¿Qué haces tan pronto aquí?- pregunta una voz masculina al mismo tiempo que rodea mi cintura con sus brazos.

-Tengo que terminar un trabajo y como ya he cerrado la biblioteca...- me encojo de hombros y Max deposita un pequeño beso en mi mejilla.- ¿Me sirves una taza de café?

-Claro, si me das un minuto te la preparo.- dice mientras entra en el otro lado de la barra.- ¿Qué llevas en esa carpeta?

-Es lo que me han imprimido antes de que te dejase aquí.- digo mientras saco uno de los carteles que hay en el interior de la carpeta rosa.- ¿Puedo pegar algunos aquí? Necesito otro trabajo y he pensado que hacer de niñera o ser la fotógrafa de alguien no estaría mal.

-Déjame diez carteles y ya los pego mañana.- dice el chico mientras vuelve hacia mi con la taza de café.

Max me entrega la taza de café caliente y yo le entrego diez carteles mientras busco una mesa en la que sentarme. Finalmente, decido sentarme en una en la que hay al lado una de las ventanas y que hace esquina.

***

-¿Qué te parece si te invito a cenar?- pregunta Max mientras guardamos las bolsas de la compra en el maletero de mi coche.

-Está bien.- me encojo de hombros.- Pero no hacía falta.- digo con una sonrisa en cuanto termino de bajar la puerta del maletero haciendo que se cierre.

Max rodea mi cintura con uno de sus brazos mientras caminamos hacia el lugar al que piensa llevarme a cenar.

-¿Tenemos que ir en el metro?- pregunto divertida.- ¿Sabes que el coche en el que hemos dejado las bolsas es el mio, verdad?

Max suelta una carcajada y mueve el pompón de mi gorro de lana.- Ya sé que es tu coche, pero es más divertido ir en el metro.

¿Pagar es divertido?- pienso mientras bajamos las escaleras para entrar en la estación del metro.

-¿Cuántos tenemos que coger?- pregunto mientras bajamos las escaleras mecánicas para ir hasta donde se encuentra el que nosotros tenemos que coger.

-Solamente seis, no vamos muy lejos.- dice Max.

-¿Qué?- pregunto con los ojos abiertos como platos.- ¿Ha donde me vas a llevar a cenar? ¿A la otra punta de Barcelona?- pregunto divertida.

-Es una sorpresa, lo siento.- dice Max divertido.- Te tengo que vendar los ojos. ¿Los sabes, verdad?

Guardo en mi bolso mis gafas de pasta negra que llevaba puestas y dejo que Max tape mis ojos con una venda rosa que seguramente haya cogido de mi baño mientras yo no estaba en casa.

Max.

Aproximadamente veinte minutos después, ayudo a Bella a que salga del vagón del metro en el que estamos y sonrío al ver como Bella camina nerviosa hacia los lados y con los ojos tapados por una cinta rosa que cogí esta mañana de su baño.

-¿Qué hacemos aquí? Ya hemos pasado las cinco estaciones que habías dicho.- dice Bella mirando hacia el lado contrario en el que estoy.

Suelto una carcajada y giro a la chica para que quede delante de mi y no le hable a la nada.

-Vale, ya está.- digo a Bella.

Deshago el lazo de la cinta rosa que tapa los ojos de Bella y la chica mira un par de veces hacia los lados.

-¿Lo de la sorpresa te lo inventaste?- pregunta confusa mientras vuelve a poner sus gafas de pasta negra.

Niego con la cabeza y sonrío.- Mira mejor, creo que no te has fijado.

Bella me mira como si le estuviese hablando en chino o en alemán y camina hacia uno de los lados de la estación del metro.

-¡No hay nada!- exclama divertida.

-¿Estás segura? No has mirado bien, sigue caminando.- digo con una sonrisa divertida ya que se que su paciencia se está acabando. No ibas en mala dirección.- me encojo de hombros y Bella suspira.

Bella camina en la dirección en la que hace unos minutos lo estaba haciendo y esta vez mira a todos sus lados a cada paso que da.

-¡Max, no hay nada!- exclama girándose hacia atrás para poder verme.- ¿Me estás vacilando?

Suelto una carcajada al ver que una chica pelirroja con un gorro de lana negro está detrás suya mientras Bella mira hacia mi y esta última me mira con el ceño fruncido.

-¿De qué te ríes? ¡No hay nada!- dice Bella divertida.

-¿Has mirado bien?- dice la chica pelirroja detrás de Bella.

Bella se gira hacia detrás para poder ver a la chica pelirroja y suelta un grito al ver que la chica pelirroja es Nicol.

Bella.

Abrazo a Nicol como si mi vida dependiese de ello y la pelirroja suelta una carcajada.

-¿Cómo es que te ha costado tanto encontrarme?- pregunta en cuanto nos separamos.

Suelto una carcajada.- Sois unos idiotas pero os quiero.

-Díselo a el, ha sido quien me ha traído.- dice Nicol.

Abrazo a Max que se ha acercado hasta nosotras y, por un momento, pienso en besarle, aunque después recuerdo que Nicol está delante de nosotros.

-¿Nos vamos a cenar?- pregunta Nicol.- No he comido nada durante el viaje y veo apetitoso hasta a esa barra de hierro.- dice divertida.

Max y yo reímos por el comentario de la pelirroja y caminamos hacia las escaleras que llevan hacia la calle.

-Te he traído un regalo, creo que te va a gustar.- dice Nicol mientras las escaleras mecánicas de la estación nos suben.- Todavía es muy pequeño pero...

Max y yo nos miramos confusos y, en cuanto llegamos a las escaleras de la salida de la estación del metro, veo como Mickey sujeta entre sus brazos una caja mediana de color rosa y con círculos blancos.

-Hola, retraso con patas.- digo con una sonrisa mientras caminamos hacia donde se encuentra el chico.- ¿Qué tal?

-Hola, atontada.- dice Mickey.- Bien, ¿y tu?

-Igual.- digo con una sonrisa.- Me alegro de verte, aunque no lo parezca.- digo divertida.

Todos reímos y Nicol coge la caja que sujetaba Mickey y me la entrega.

-¿Qué es?- pregunto al sentir que algo se mueve en el interior de la caja.

-Ábrelo.- Nicol se encoge de hombros y suelto una carcajada.

Retiro la tapa de la caja y sonrío como una idiota al ver el pequeño perro que hay durmiendo.

-¿De donde has sacado a este enano?- pregunto mientras saco al perro de la caja que he dejado en el suelo de la estación.- Es precioso...

-Es mi regalo de Navidad, todos los años te he regalado algo así que este no iba a ser la excepción...

-Te quiero, ¿lo sabes?- digo divertida antes de abrazar a Nicol.- ¿Le has puesto nombre?- pregunto en cuanto nos separamos.

-No, lo he tenido en casa desde esta mañana y no tenía ni idea de como llamarle.

-¿Algún nombre que se os ocurra?- pregunto a Max y a Mickey.

Mickey niega con la cabeza hacia un lado y hacia el otro y miro a Max, quien parece estar pensando un nombre.

-¿Izan?- dice Max mirando al perro que tengo en mis brazos.

Nicol y yo nos miramos y miramos al perro.

-A mi me gusta.- dice Nicol.

-A mi también.- dice Mickey.

-Izan...- digo mirando al perro.- Sí, me gusta.- digo con una sonrisa.

-Pues ya tienes nombre, enano.- dice Max acariciando al pequeño perro.

***

-Estoy muerta de sueño.- digo mientras cierro la puerta trasera del coche en el que estaba Izan en el interior de la caja.

Haber pasado una noche con Nicol había sido genial. Echaba de menos el hecho de no poderle contar parte de las cosas que pasaban todos los días en mi vida o que ella me las contase y, tenerla lejos, hacía que no pudiese hacerlo.

Después de habernos despedido de Nicol y de Mickey, tuvimos que volver en metro hasta donde estaba mi coche para volver a casa ya que eran las dos de la madrugada.

Miro por el rabillo del ojo a Max y suelto una risita al ver que se ha quedado dormido, con la cabeza apoyada en la ventanilla del copiloto y con Izan en brazos.

Estaciono el coche en mi plaza de aparcamiento y retiro mi cinturón de seguridad mientras pienso en como despertar a Max sin molestarle.

Siento como la canción Hold Tight de Justin Bieber suena en el coche y busco mi bolso en la parte trasera del coche.

Para cuando consigo coger el bolso, Max ya está despierto y le pido perdón mientras busco mi maldito móvil en el bolso.

Miro confusa la pantalla de mi móvil al ver una foto mía con Louis en la pantalla y pulso el botón de contestar mientras salgo del coche con Max.

-¿Louis? ¿Estás bien?- pregunto mientras camino junto a Max hacia el ascensor del edificio.

-¿Puedes venir a mi casa?- pregunta mi hermano desde el otro lado de la conversación. Me gustaría pensar que es cosa mía pero puedo notar en su voz que está triste y preocupado por algo.- Siento haberte despertado, es que no sabía a quien llamar...

-No te preocupes, acabo de llegar a casa pero iré a tu casa.- digo mientras Max abre la puerta de la entrada del piso.- ¿Estás bien?

-¿Puedes venir?- pregunta preocupado.

-Si.- miento. Mañana seguramente perderé todas las clases pero le pediré los apuntes a Alex.- En una hora estoy ahí, ¿vale? Te quiero.- digo antes de cortar la llamada.

-¿Qué le ha pasado? ¿Quieres que te acompañe?- pregunta Max mientras deja a Izan en el sillón negro a Izan tapado con una manta pequeña que nunca había visto en casa.

-Tienes el mismo sueño que un niño de cinco años a las seis de la madrugada.- susurro divertida para que Raquel y Sam no se despierten.

-Te acompañaré igualmente, no voy a dejar que vayas a estas horas sola hasta la casa de Louis.- susurra Max mientras coge su gorro negro de uno de los cajones del recibidor de la entrada del piso.- ¿Nos vamos?

***

Hago un último esfuerzo por mantener mis ojos abiertos y giro alrededor de la rotonda para entrar en la calle en la que se encuentra el edificio en el que vive Louis y Miriam.

-¿Después quieres que conduzca yo?- pregunta Max mientras sube un poco más la música de la radio para que no me quede dormida.

-Creo que aguantaré dos horas más, no creo que pasemos mucho tiempo aquí.- digo mientras estaciono mi coche detrás del coche, que sino recuerdo mal, es de Louis.

Pero, en cuanto Louis nos contó el motivo para que me llamase, entendí que pasaríamos más tiempo del que pensaba.

-Quedaros aquí por si vuelve a casa, yo iré a buscarla.- digo a Max y a Louis mientras camino hacia la entrada de casa.

-¿Quieres que te acompañemos alguno de nosotros?- pregunta Louis.

-No hace falta, cualquier cosa que pase os llamaré.- digo aún sabiendo que me gustaría no ir sola por las calles de la zona a estas horas de la madrugada.

-¿Estás segura?- pregunta Max.- Ten cuidado, ¿vale?

-Nos vemos después.- digo antes de salir del piso de Louis y Miriam.

Todavía no podía creer que Miriam se fuese después de la discusión. Alguna vez, entre Louis y Miriam me habían contado alguna de sus discusiones entre risas porque les parecía una tontería, pero nunca he pensado que la discusión fuese tan grande como para que la chica, se fuese de casa y no volviese en las tres horas que habían pasado desde la discusión.

Entro en el coche y mientras espero a que se caliente el coche, dejo mi bolso, mi gorro y mi chaquetón sobre el asiento del copiloto para no tener demasiada calor y evitar quedarme dormida mientras conduzco.

Pruebo a llamar tres veces a Miriam pero, finalmente, decido rendirme cuando el resultado de la tercera llamada, es el mismo que el de las anteriores llamadas.

Busco con la mirada a Miriam por las calles que voy pasando con el coche y estaciono el coche al lado de un árbol para llamar a Louis con la esperanza de que la chica haya vuelto a casa.

-¿Ha vuelto a casa?- pregunto a Louis mientras busco con la mirada a Miriam en la calle en la que estoy.

-Llamaré a la policía, le ha podido pasar algo.- dice Louis nervioso.

-No, espera.- salgo de la plaza de aparcamiento que hay al lado del árbol y conduzco hacia delante por la calle en la que estoy.- Sino la encuentro en una hora, llamaremos.- digo antes de cortar la llamada.

Acelero un poco con el propósito de encontrar a Miriam sin necesidad de llamar a la policía y giro la rotonda que he girado hace una hora para ir a la casa de Louis y Miriam.

Aproximadamente veinte minutos después, paso por una calle que hay al lado de una de las playas de Barcelona y miro hacia un lado y al otro nerviosa.

Las calles están desiertas y hace demasiado viento ya que los hojas de los árboles se mueven demasiado.

Miro confusa a una chica que lleva un gorro rojo de lana con un pompón y está tapada por una chaqueta de cuero negra y está sentada en uno de los bancos mientras mira hacia abajo como si lo más interesante en este momento fuesen las baldosas de la acera y la ilumino con uno de los focos del coche.

En cuanto la chica mira hacia el coche, suspiro aliviada ya que se trata de Miriam.

Cojo mi chaquetón del asiento del copiloto y salgo del coche antes de correr hacia donde se encuentra Miriam.

-¿Es un buen sitio para pensar?- pregunto mientras me siento a su lado.

-¿Qué haces aquí?- pregunta la chica con la voz entrecortada. Tiene los ojos rojos y parece muerta de frío.

-¿Podemos hablar dentro del coche? Nos moriremos de frío si seguimos aquí.- digo levantándome del banco.

Miriam hace lo mismo y entramos en el interior de mi coche.

-¿Te ha llamado Louis?- pregunta la chica que parece estar descongelándose con el aire caliente del interior del coche.

-¿Quien sino?- pregunto sin mirar a la chica.- Sé que habéis discutido pero créeme, nunca he visto tan preocupado a Louis.

-Siento que te haya hecho venir hasta aquí, seguramente estés muerta de sueño.

-Mañana a la mañana dormiré tranquilamente.- digo con una sonrisa.- ¿Quieres que volvamos a casa? No te voy a obligar sino quieres, pero solo quiero decirte que todos hemos discutido alguna vez con una persona que queremos y no te juzgo por haberte largado de casa así pero deberías hablar con Louis, está muy preocupado y estoy segura de que si el lo hubiese hecho, te gustaría que volviese a casa, al menos para hablar durante unos minutos.

-Volveré, tienes razón.- dice Miriam.

Envió un mensaje a Louis diciendo que he encontrado a Miriam y que llegaremos en media hora y suspiro aliviada mientras coloco mi cinturón de seguridad al haber encontrado a Miriam.

En cuanto estaciono el coche en la misma plaza de aparcamiento en la que lo había echo antes de hablar con Louis, veo como Louis da vueltas de un lado a otro esperando a que lleguemos o directamente, a que salgamos del coche.

-Te están esperando.- digo con una sonrisa a Miriam.- Suerte, ¿vale?

Salgo del coche con Miriam y, en cuanto mi hermano ve a su novia acercándose hacia donde se encuentra dando vueltas hacia un lado y hacia el otro como un idiota enamorado, Louis la abraza como si su vida dependiese de ello.

Me siento en uno de los escalones de la entrada del edificio junto a Max mientras Louis abraza a Miriam y apoyo mi cabeza en el hombro de Max.

-Para que después digan que los enamorados no son idiotas...- digo en un suspiro mientras veo como Miriam y Louis se besan.

Max suelta una carcajada y me pega a el rodeando mi espalda con uno de sus brazos.

-Tu también has sido uno de esos idiotas hace unos años.- susurra Max mientras acaricia mi brazo con la mano que lo rodea.

-Hasta que me hicieron daño.

***

Max.

Estaciono el coche de Bella en su plaza de garaje y miro hacia la parte trasera del coche con una sonrisa.

Bella está tumbada a lo largo, tapada con mi cazadora, con la cabeza apoyada en mi gorro negro y abrazada a su bolso negro.

Salgo del coche y poco después, saco a Bella en brazos de la parte trasera.

A las cinco de la madrugada, aunque sonasen todas las alarmas posibles del edificio, estoy seguro de que Bella seguiría dormida como una marmota.

Entro en el piso como puedo después de tardar en abrir la maldita puerta más de diez minutos y subo las escaleras del piso con Bella en brazos.

Después de todo el día, es hora de que descansemos.

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