Empty Byakugan [Itachi Uchiha]

By AyameUchi

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Lilas blancas: Expresan pureza y castidad, un amor inocente e idealizado que justo está empezando a brotar. L... More

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By AyameUchi

-Tsume-Sensei, mañana no podré asistir a la misión.-Informó Sora al final de su entrenamiento grupal.

-¿Por qué motivo?-Demandó saber pero la Hyuga bajó la mirada, la Jonin asintió comprendiendo la señal.-Así que por fin es tiempo, está bien, te veremos la semana que viene.

-Muchas gracias.-Estuvo a punto de irse pero la mujer le puso una mano en la cabeza deteniéndola, le regaló una caricia un tanto brusca antes de volver a hablar en un tono solamente audible para ellas dos.

-Recuerda que es un símbolo de que eres peligrosa para ellos, incluso si no es de la manera que crees.-La Hyuga parpadeó sorprendida, Tsume Inuzuka tenía momentos así, podría ser una mujer brutal y sin compasión la mayoría del tiempo, pero en ocasiones especiales siempre tenía el tacto de una madre.

Sonrió y asintió para después irse, sus compañeras la vieron sin entender la situación.

-Tsume-Sensei ¿Pasa algo con Sora-Chan?-Preguntó Izumi con preocupación.

-Es un asunto de clanes pero no creo que sirva de algo esconderlo, le pondrán un sello maldito.

-¡¿Sello maldito?!-Se escandalizaron ambas poniéndose de pie, ignorando por completo el dolor de cuerpo por el entrenamiento.

-¿Por qué van a ponerle algo así? Tenemos que detenerlos.

-Detente ahí Izumi, como dije es un asunto de clanes, toda la rama secundaria del clan Hyuga la tiene, Sora era la única que no la tenía pero es momento de ponérsela.

-¿Y qué es exactamente ese sello?-Preguntó molesta sin importarle levantar la voz ante su sensei.

-El Byakugan junto al Sharingan es uno de los doujutsus más importantes en el mundo ninja, a diferencia del clan Uchiha todos los Hyuga despiertan el Byakugan así que sería demasiado peligroso si lo llegan a robar, la marca sirve para sellar  el Byakugan cuando el usuario muere… y también….

-¿También?-Exigió saber con lágrimas comenzando a llenar sus ojos, aún si el propósito era proteger los secretos de la aldea, las marcas malditas siempre tenían efectos secundarios que provocan gran daño al receptor.

-Es una forma de control sobre la rama secundaria, si en algún momento se rebelan contra la rama principal usan ese sello y les infringen un gran dolor.

-¡¿Acaso eso no es como si se volviera su esclava?!-Hana le puso una mano en el hombro a Izumi pidiéndole mudamente que se calmara, entendía la frustración pero no podían opinar.

-Escucha Izumi cada clan tiene sus reglas y defectos, pero no por eso podemos inmiscuirnos, tú más que nadie debería entenderlo.-Izumi se quedó pasmada ante la última frase, durante el tiempo que llevaba siendo su maestra Tsume jamás la había tratado mal por ser del clan Uchiha a pesar de que toda la aldea parecía tenerles resentimiento.

Apretó los puños y salió corriendo del lugar.

""

-Lo lamento, las cosas son un poco pequeñas porque… bueno ya sabes, esto generalmente se hace cuando somos niños.-Se excusó Himeko ayudándola a sentarse con su kimono ceremonial en el lugar designado para poner los sellos de maldición, el cuarto en si era pequeño e incluso tenía un papel tapiz un poco más colorido (para tranquilizar a los niños)

-Está bien.

-¿Estás nerviosa? Duele un poco pero con un par de días descansando estarás bien.-Intentó consolarla mientras le frotaba la espalda.

-No es eso, es que…-Dejó de hablar sintiendo mucha vergüenza, Himeko le dió un par de palmaditas en la espalda para animarla.

-Anda dilo, solo estamos tú y yo.

-Pero sería grosero, a ti te la pusieron casi empezando la academia.

-No importa, si no lo sacas de tu sistema te sentirás peor.

-Sé que es insensible pero… cuando era niña deseaba que este día llegara, pensaba en el sello de maldición como una prueba de que pertenecía al clan y que era igual de importante que los demás, pero cuando descubrí que no podía activar el Byakugan todo se sintió como si ni siquiera mereciera esto, ahora creo que solo lo hacen por las apariencias ¿Qué sentido tiene sellar unos ojos que jamás despertarán?

Miró a Himeko de reojo encontrando que la estaba mirando con genuina sorpresa, se sonrojó y se tapó la cara con ambas manos.

-Lo siento, de verdad son pensamientos estúpidos.-Se excusó con voz ahogada.

-No estaba pensando eso, entiendo que sientes que fallaste en corresponder la confianza que te dió Hizashi-Sama al entrenarte y que te frustra no poder hacer nada al respecto, pero no creo que la incapacidad de despertar el Byakugan fuera el motivo por el que no te pusieron el sello.

-¿Entonces?

-Piénsalo bien, si no valieras la pena como ninja Hiashi-Sama no te habría permitido aprender el Hakke Kūsho a tan temprana edad, seguramente te habría asignado algún papel como ayudante de boticario si creyera que no eres digna del clan.-Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero.-Yo secretamente creo que Hiashi-Sama confía tanto en ti que sabe que nunca será necesario contenerte.

Sintió que las lágrimas se le acumulaban y el labio inferior le tembló al intentar suprimir el llanto, asintió con una sonrisa y Himeko soltó una carcajada.

-Cuidado, arruinaras mi maquillaje.

-Perdón.-Respondió en un susurro.

-A veces como integrantes del Bouke nos tomamos muy enserio el papel de solo servir a la rama principal y olvidamos algo importante, Hiashi-Sama es nuestro querido tío después de todo, somos familia.

Asintió quitándose con cuidado las lágrimas, Himeko se retiró en cuando Hiashi apareció en la puerta, el hombre se sentó frente a ella y la miró con seriedad.

-¿Estás lista Sora?

-Si señor.-Respondió con firmeza.

-Antes de empezar me gustaría preguntarte algo ¿Sabes por qué se te impone está marca?

-Para proteger a la familia principal en caso de-

-No.-La interrumpió con un poco de tosquedad, ella lo miró sin entender y Hiashi soltó un suspiro.

-¿Entonces?-Preguntó un poco insegura.

-En ningún momento he dudado de tu lealtad hacia el clan, para ser honesto creo que eres de las pocas personas que parece feliz de haber nacido en la rama secundaria, si no es que la única.-Se sonrojó un poco mientras parpadeaba rápidamente.

-Por supuesto.

-Tu padre es un ANBU leal y tu madre se encarga de mis hijas, así que no lo hago para ejercer control. Danzo-Sama ha pedido que se te sea impuesta, en realidad él sabe de tu condición así que me hace pensar que no lo hace con buenas intenciones, la idea hizo que algunos de la rama secundaria se quejaran de favoritismo y tengo que actuar con justicia, aún así te lo preguntaré una vez y espero que seas honesta ¿Has tenido algún percance con Danzo-Sama?

Apretó los labios recordando la promesa que le hizo a Hizashi sobre no mencionar el tema al líder del clan, sin embargo, tampoco podía traicionar la confianza que Hiashi le estaba dando.

-El día que fui al hospital para descubrir porqué no podía activar el Byakugan, recibí un ataque por parte de Orochimaru-Sama, fue en el tiempo en que se descubrió que experimentaba con niños, un ANBU me salvó y Hizashi-Sama me dijo que sería mejor no mencionarlo, él creyó que Orochimaru-Sama había conseguido información de mi a través de Danzo-Sama y me pidió mantenerlo en secreto, después de todo recién terminamos la guerra, hubiera sido un desastre sembrar rumores entre el consejo y el clan Hyuga… y bueno, yo no podía activar el Byakugan así que seguramente Orochimaru-Sama perdería interés en mi.

Hiashi meditó el asunto por unos segundos antes de asentir, él ya sabía la situación hace tiempo pero no había hecho caso dado que como bien mencionó Sora, ella ya no tenía un Byakugan que robar, lo consideró una estupidez momentánea de Danzo y lo dejó pasar, pero ahora pedía que le fuera impuesto el sello del pájaro enjaulado, no sabía exactamente cuál era el fin de hacerlo, solo esperaba no equivocarse al acatar órdenes, despertaría sospechas si ignorara la petición y Danzo parecía muy interesado en los clanes con Doujutsus últimamente.

-Sora, ten cuidado con Danzo-Sama, procura no acercarte a él.

-Si señor.-Aceptó con un mal presentimiento, si ni Hizashi ni Hiashi confiaban en Danzo ¿Acaso eso no era peligroso para la aldea y el clan?

-Y una cosa más ¿Sabes algo acerca de la situación de los Uchiha?

-¿Se refiere a Itachi y Shisui?

-Al clan entero.-Alzó ambas cejas con sorpresa ¿Estaba pasando algo con el clan Uchiha? Sabía que no le agradaban a todos en la aldea, el mismo clan Hyuga se llevaba mal con ellos pero no creía que fuera una situación especial, los Hyuga tampoco se llevaban bien con todos por ser considerados fríos y anticuados.

-No señor, no he notado nada inusual.

-De acuerdo.-Dejó zanjado el tema y se colocó en posición para ejecutar el jutsu, ella cerró los ojos esperando a que sucediera.

Recibiría el sello no como un signo de humillación, si no como dijo su sensei, un signo de que alguien la consideraba peligrosa, aunque no fuera el clan Hyuga.

""
Sentado con los brazos cruzados y los ojos cerrados, Fugaku escuchó el sonido de la puerta corrediza cerrándose y abrió los ojos. Su propio cuarto.

Estaba sentado con las piernas cruzadas, mirando el nicho donde se encontraba el asiento de honor a su derecha, con la espalda vuelta hacia la pared del lado derecho de la habitación.

Fue su propio hijo abriendo la puerta corredera que conducía al pasillo y mostrando su rostro.

-¿Necesitabas algo, padre? -Su hijo demasiado talentoso no intentó calentar el reciente y excesivo escalofrío en su voz, mientras permanecía afuera de la puerta.

-Entra.-Instó Fugaku. Itachi finalmente, de mala gana, cruzó el umbral de la habitación. Cerró la puerta corredera detrás de él y se sentó correctamente de rodillas ante su padre.

-Me llegó un rumor, parece ser que te vieron muy cercano a una chica del clan Hyuga el otro día en la casa de té.-El ambiente se puso más tenso por alguna razón, Fugaku parecía molesto y su tono de voz demandante le decía a Itachi que recibiría un buen regaño.

-¿Hay algo de malo en eso?-No se preocupó en aclarar la situación, desde su entrada a la ANBU se había distanciado mucho de su padre y no era el tipo de temas que deseaba discutir con él.

-Sé que estás en la edad en la que empiezas a notar a las chicas, pero más te vale que no desvíes la atención de tus deberes por perseguir a una muchachita pretenciosa.

-No la conoces, no supongas cosas.-Defenderla era casi como asumir que las suposiciones de su padre eran ciertas, pero nuevamente no se preocupó por las ideas que pudiera hacerse.

-Es una Hyuga, aún si es de la rama secundaria entiendo bastante bien lo que tienen en la cabeza.-Itachi se tragó el reclamo que estaba a punto de hacer, no iniciaría una pelea con su padre por algo que ni siquiera podría hacerle entender.

Había una buena cantidad de cosas que su padre podría aprender de la chica que mencionaba, pero decirlo sería una bofetada al orgullo del mayor.

-Tengo que prepararme para mi misión de mañana. Te agradecería que pudieras ser breve acerca de lo que quieres.-Dijo Itachi, con la cara rígida, claramente en guardia contra su padre.

No fue de extrañar. Recientemente, no habían tenido ninguna conversación. La única oportunidad que tuvieron de escucharse mutuamente fue en las reuniones regulares. Y con todos los ojos en él, Fugaku no podía poner una cara paternal allí.

Dado que no tenían nada más que contacto formal entre ellos, como extraños, era natural que creciera una distancia entre ellos.

-No hables tan rígidamente.-Pidió Fugaku, y sonrió. Fue la mejor sonrisa que pudo reunir.

En general, rara vez sonreía. Como jefe de la Fuerza de Policía Militar, como el hombre que reunió a todos los jóvenes del clan, sintió que no debía mostrar una emoción imprudente.

No... Cuando lo pensó, nunca había sonreído realmente, no desde que era pequeño. Lo que le recordó… ¿Cuándo había visto sonreír a su hijo por última vez? No podía recordarlo.

"Mi hijo y yo somos iguales…"

Una extraña alegría surgió en su pecho. El deleite que sintió Fugaku en ese momento fue diferente de la simple emoción de un padre que se parecía a su hijo. Su hijo era el genio de la academia, pasando sus exámenes de Chunin por su cuenta, el primer Uchiha admitido en el ANBU. Y la alegría de Fugaku vino del hecho de que un ninja tan famoso se pareciera a él. Era bastante retorcido para un padre ver a su propio hijo como un objeto de aspiración. Fugaku era muy consciente de eso. Por eso, a veces, encontraba a su hijo desagradable. Como hombre, más que como padre, se vio obligado a reconocer el hecho de que había perdido.

Esto condujo a la actitud fría que adoptó hacia Itachi. Sabía que era tonto como padre. Pero su orgullo como ninja simplemente no podía alegrarse por el avance de Itachi en el mundo.

Y ahora su hijo comenzaba a alejarse de él.

-¿Cómo te va con el ANBU?-Preguntó, todavía sonriendo. Itachi lo miró con ojos cautelosos.

-Mientras ponga en práctica las cosas que he aprendido desde que me gradué de la academia, no hay problema.

Fue una respuesta modelo. Aparentemente, su hijo desapasionado tuvo la idea de que en ese momento estaba interactuando con el hombre que gobernaba a los jóvenes del clan, en lugar de su padre.

-Yashiro e Inabi no están aquí.-Comentó Fugaku refiriéndose a los dos hombres que solían ejercer más presión sobre Itachi en las reuniones del clan, tratando de mantener su tono gentil.- Yo soy tu padre y tú eres mi hijo. Esas son las únicas personas en esta sala.

Itachi era un niño inteligente.

Todo lo que Fugaku tenía que decir era eso, y el niño pareció entender el pensamiento de su padre. Aún así, Itachi no se volvió abierto y directo de inmediato, como lo hizo cuando tenía 5 o 6 años. Su guardia se relajó un poco; ese fue el grado de ablandamiento de su corazón. Aun así, sus ojos se volvieron mucho más tranquilos de lo que habían estado.

-Las cosas no han cambiado, realmente, desde cuando no estaba en el ANBU.

-¿No estás haciendo ningún trabajo difícil?

-Hay algo de eso. -Murmuró su hijo. Y luego bajó la vista por un instante, antes de mirar directamente a su padre una vez más.-Dado que estoy en el ANBU, no se puede tolerar ninguna debilidad.

-Ese es mi chico. -Su frase favorita. Cuando alababa a su hijo, esas siempre eran las palabras que usaba. Pero en algún momento, comenzó a sentir que lo decía para reforzarse a sí mismo, en lugar de a su hijo.

Tratando de mantener a su talentoso hijo debajo de él, lo ató con las palabras ‘mi niño’. Así se sentía él. Decirlo ya era un hábito.

Cuando quiso alabar a su hijo, las palabras salieron antes de que incluso tuviera la oportunidad de pensar, de modo que después de que dijo "Ese es mi niño", una espina afilada le clavaría en el corazón. Y de nuevo ese día, Fugaku sintió el dolor en el pecho.

-No te preocupes por las cosas en la reunión.-Dijo, como para dejar de lado la inquietud en su pecho.

-¿Qué? -Su hijo pareció sorprendido por sus palabras. Probablemente estaba asumiendo que Fugaku lo reprendería por el intercambio con Yashiro y los demás en la reunión. Itachi estaba sorprendido de haber traicionado esa expectativa.

-No es que todos en el clan piensen de la misma manera. Yo no tengo intención de forzar nuestro pensamiento sobre ti. En lugar de una piedra a la deriva junto con la fuerte corriente, quiero que seas un hombre, como una roca que se opone a la corriente y la atraviesa. 

-Padre…

-No necesitas ceder en tu propio pensamiento. Si no puedes aceptar lo que dicen Yashiro y los demás, puedes ponerte de pie y afirmar con orgullo tus propias ideas.

-Pero no parece que ellos toleren eso en la reunión.

-Es como dices. -Un suspiro se escapó de los labios de Fugaku.- La gente joven se mueve por la pasión, y se pierden de vista a sí mismos. Y rechazan a aquellos que no son como ellos, cargando hacia lo que creen ser elevado.

-Padre… -Itachi murmuró.

-¿Qué? Dilo.

-Vale. -Mirando como si se decidiera, el chico empezó a hablar:- ¿Tienes una opinión diferente a la de ellos, Padre?

-No. -Fugaku aseguró.- Mis sentimientos son los de ellos. Simplemente no soy tan joven para invocar ideas diferentes.

El desacuerdo de su hijo estaba tan claro que casi podía tocarlo con la mano. 

-Es así…

La roca ya había comenzado a rodar. No había nada que hacer al respecto en esta fecha tardía. O más bien, Fugaku no tenía intención de hacer nada. Tomar acción era la única posibilidad que le quedaba a su clan. Pero no quería obligar a su hijo a obedecer. 

-Debes mantenerte fiel a tu pensamiento. Lucha, confúndete, piérdete y pasa por eso para encontrar tu respuesta. Y una vez que lo encuentres, toma tu decisión y no vaciles. Encuentra tu respuesta y prepárate para seguir. Eso es determinación.

-Determinación…

-Sí. Hay pocas personas en este mundo que vivan sus vidas con su propia determinación. Dejan sus decisiones a los demás y apartan sus ojos de la responsabilidad. No debes vivir así, al menos. Avanza en tu vida, tomando tus propias decisiones.-Fugaku sintió algo caliente en sus ojos. Intentó desesperadamente calmar las emociones en su corazón sin que su hijo se diera cuenta.

-Entiendo. -Itachi dijo, como un pequeño grito de batalla, y miró apasionadamente a su padre.-Nunca dejaré las decisiones en mi propia vida a otra persona.

-Bien, ese es mi chico.-Por primera vez en mucho tiempo, Fugaku pudo decir las palabras de manera directa. No había dolor en su corazón.-Y sobre la chica Hyuga, el consejo es más bien hacia cualquier mujer, sin embargo las chicas del clan Hyuga son brillantes y agudas, no creas que podrás verle la cara a alguna, sus ojos te leerán sin que te des cuenta y al final solo quedarás como idiota actuando como quieren, es mejor que ni siquiera entres a ese mundo aún.

-Suena a una advertencia un poco …

"Demasiado basado en lo personal" quiso decir pero no hizo falta, su padre lo entendió y se cruzó los brazos.

-Si, salí con una chica Hyuga cuando tenía más o menos tu edad, por eso se lo que te digo.

-No se preocupe padre, incluso si lo intentara no creo poder llamar su atención en ese aspecto.-Lo último lo dijo con un poco de burla a sí mismo ¿Acaso su padre no sabía que le costaba en general hablar con cualquiera? Hacerle frente a Hyuga Sora estaba muy por encima de sus capacidades sociales.

""
Se levantó de la cama de manera tambaleante y se dirigió a la cocina por algo de agua chocando con las paredes en el proceso.

El sello había sido quizás el jutsu más brutal que había recibido en su vida, drenó todo su chakra por lo que estuvo inconsciente por varias horas antes de que alguien (no estaba segura quién) la llevara a casa, sentía el cuerpo pesado y seguramente tenía fiebre, pasarían un par de días antes de que se recuperará del todo.

No fue hasta que llegó a la cocina y notó la luz encendida que cayó en cuenta de que había alguien más en su casa, quiso voltear pero sintió que las piernas le fallaban y cayó al piso.

-¿Pero qué haces levantada? Estás muy débil.-Le pasaron los brazos por las axilas y la levantaron para dejarla en una silla, cuando su cabeza dejó de dar vueltas reparó en la persona que la acompañaba.

-¿Madre? ¿Qué haces aquí?-Preguntó con la respiración agitada.

-¿A qué te refieres? A mí hija le pusieron el sello del pájaro enjaulado, obviamente vendría a cuidarte.

-Pero Hanabi-Sama y Hinata-Sama.

-No pienses en eso ahora, parece ser que ni siquiera puedes enfermarte sin que eso te estrese.-Rió un poco al final y le acarició el cabello.-Te llevaré a tu cuarto, asegúrate de no levantarte.

La tomó en brazos como si aún fuera una niña de 4 años y la llevó a su cuarto, normalmente Sora se habría opuesto a eso pero ya había quedado inconsciente del cansancio.

"Mi pequeña se está convirtiendo en una señorita" pensó notando que sus caderas y pechos comenzaban a crecer, lamentaba haberse perdido hasta cierto punto el crecimiento de su hija, hubiera querido estar más presente que solo en las noches y los amaneceres pero sabía que Sora era una chica fuerte, siempre lo había sido y estaba bien por su cuenta, como madre siempre la apoyaría en el camino que tomara y la aconsejaría cuando tuviera problemas.

Al día siguiente despertó con dolor de espalda por estar toda la noche acostada en mala postura, sin embargo aún no tenía las fuerzas suficientes como para estar de pie mucho tiempo, ocupó su fuerza para darse un baño y vestirse.

-Cariño ¿Estás despierta?

-Si madre.-Aún le parecía extraño que su madre estuviera en casa, normalmente solo se veían muy temprano en el desayuno y en la cena, aunque a veces tenía que quedarse por días en la mansión principal ya que Hanabi aún era pequeña y necesitaba cuidados en la noche.

-Tienes visita.-Le avisó en voz baja, frunció el ceño extrañada ¿No se suponía que sus compañeras estarían de misión por una semana?

-¿Quién?

-Tus compañeras de equipo por supuesto.

-Dejalas pasar por favor.-Se enderezó en la cama y peinó con sus dedos el cabello que se le había desordenado.

Cuando Izumi y Hana aparecieron por la puerta estaban llenas de moretones y parecía que algo las había atropellado.

-¿Qué les pasó?

-Mi madre.-Se quejó Hana dejándose caer en el piso mientras algo le tronaba.

-Se molestó mucho por tener que rechazar la misión.-Izumi intentó sentarse de manera decente pero igualmente le tronó algo en la espalda y terminó completamente acostada.

-¿Por qué no fueron?

-Eso es obvio.-Se quejó Hana moviendo su brazo para quitarle lo adolorido.-Queríamos estar aquí cuando despertarás del sello, esto no es nada, debiste ver la paliza que nos dió cuando intentamos meternos a los terrenos Hyuga para impedirlo.

-No hacía falta intentar algo tan imprudente, estoy bien.

-Lo mismo le dije a Izumi pero sabes que cuando quiere algo es de verdad necia.

Sora miró a Izumi que aún desde el piso le dedicaba una mirada lastimera.

-Estoy bien Izumi-San.-Le aseguró sonriéndole levemente a pesar de que empezaba a sentirse un poco mareada por estar sentada.

-Tsume-Sensei nos dijo para qué servía el sello.

-Si pero no tengo y nunca he tenido intenciones de lastimar a nadie de la familia principal.

-¿Y crees que eso les importará? Si no confiaban lo suficiente en ti como para no ponerlo.

-Te equivocas Izumi-San, todos en el clan Hyuga lo tienen, el mío se retrasó porque Hiashi-Sama no lo consideró necesario.

-Entonces ¿Por qué ahora?

-No puedo darte los detalles, lo siento.-Desvió la mirada.-Pero puedo asegurarte que Hiashi-Sama jamás ha hecho nada que atente contra mi voluntad.

-¿Y por qué no nos contaste antes? Pudimos haber estado contigo.

-Están aquí y es lo que importa, hay cosas que no pueden hacer conmigo porque son exclusivas de mi clan.

-Pero somos un equipo.-Se quejó empezando a ponerse emocional.

-Detenganse las dos, parecen una parejita peleando.

-¡Esto no es un asunto de gracia!-Regañó Izumi a Hana, Sora desvío la mirada con un leve sonrojo.

-Yo tampoco lo dije de broma.-Se sentó.-La estás regañando como si fueras su novia y no recuerdo verte pidiéndoselo en un principio, ella nunca te ha dicho nada sobre las reuniones de tu clan.

Izumi pareció entender el punto por lo que solo bajó la mirada.

-Si se preocupan así la una por la otra deberían comenzar a salir.

-Ni loca.-Respondió Izumi con molestia, Sora sabía que estaba molesta por la manera en que Hana estaba hablando, pero no pudo evitar sentir algo de dolor ante el tono despectivo que usó.

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-Deberías quedarte en cama otro día.-Insistió su madre mientras se ponía las botas.

-Estaré bien, ya pasé cuatro días en cama, además hoy es su aniversario ¿Cierto? Hace mucho que no pueden celebrarlo.-Su madre se sonrojó y ella rió un poco.

-Al menos dime en dónde estarás.

-Iré al templo y después al cementerio.

-¿Al templo? ¿Está todo bien?-Cuestionó con algo de preocupación, su hija solo iba al templo cuando estaba pasando malos momentos.

-Si, solo tengo ganas de hablar con el monje.

-Si te sientes mal regresa a casa.

-Te echaré ojo desde aquí.-Avisó su padre con tono juguetón.

-Por favor no, por cierto muchas gracias por las flores, son lindas.-Levantó el pergamino donde había guardado otro ramo exotico que trajo de su última misión, esa había sido en solitario así que se permitió entrar al pueblo un rato.

Salió de su casa para dirigirse al templo de la aldea, la verdad es que aún se sentía algo débil pero sentía que le dolía el cuerpo de solo estar acostada y había cierto tema que no la dejaba en paz, necesitaba hablar con alguien al respecto y aunque Hana se ofreció a escucharla previamente, la verdad es que necesitaba un consuelo un poco más espiritual.

Cuando llegó al templo fue recibida por el monje con el que solía hablar desde pequeña, la guió hasta una pequeña habitación con una mesa en el centro, se arrodillo con la espalda recta y esperó a que el hombre regresara con una tetera y tazas.

-Gracias por recibirme Sohei-Sama.

-Tan formal como siempre Sora-Chan ¿A que debo tu visita?

-Solo quería hablar.

-¿Te has lastimado en tu entrenamiento?-Preguntó refiriéndose a las vendas que aún cubrían su frente, había decidido solo usarlas hasta que no tuviera molestias y después solo cubrir la marca con su flequillo.

-No es eso, se me ha impuesto la marca de la que le hablé el otro día.

-¿Y te sientes en paz con eso?

-Por supuesto.

-¿Entonces qué es lo que te tiene intranquila? tu gesto se ve afligido.

-Y-Yo… desde hace un tiempo he desarrollado sentimientos por una persona, sentimientos afectivos.

-Es algo normal a tu edad.-Afirmó sonriendo.

-Pero…¿Cómo podría distinguir si es correcto?

-¿Hablas de atracción sexual o amor?

-Amor.-Aseguró enderezando la espalda con un sobresalto, el hombre soltó una pequeña risa y le hizo un gesto para que se relajara.

-Cualquiera de las dos está bien. Amar es reconocer al otro como parte de uno mismo, en alegría y respeto. Pero, a su vez, debemos ser lo bastante sabios como para permitir también el crecimiento personal del ser amado.

-Pero ¿Qué pasa si esa persona no puede verme de la misma manera?

-Como bien sabes, el desapego es parte de la libertad esencial del alma humana, te permitirá fluir y avanzar en la rueda de la vida y en cada uno de los ciclos de su alma, amar a una persona no significa atarla a un contrato en el que esa persona te deba los mismos sentimientos, tienes que liberarte de los deseos egoístas que podían esclavizar a esa persona.

-¿Cómo sabré cuando me libere de esos deseos egoístas?

-Cuando puedas ofrecerle a esa persona bondad incondicional, alegría y felicidad, compasión, ecuanimidad y libertad.

-¿Y si no lo consigo?

-Nosotros no tenemos la noción de pecado, pero es cierto que una acción egoísta podría provocar sufrimiento en esa persona.

-¿Y si el simple hecho de amarla ya le hace daño?

-El amor sincero nunca hace daño.-Aseguró con confianza.-Son más bien las maneras convencionales de demostrarlo que la sociedad impone lo que causa el conflicto.

-Mis sentimientos son por una persona del mismo sexo.-Confesó sintiendo menos peso al decirlo, las manos le temblaron un poco y sintió que la garganta se le cerraba.

-¿Y cuál es la diferencia?

-No sé si esté bien.-Reconoció bajando la cabeza.

-La respuesta es que ni está bien ni está mal, es solo algo que la gente hace, si no se perjudican los unos a los otros es exactamente igual que el amor entre personas de diferente sexo.-El monje continuó hablando por un rato hasta que se sintió más tranquila, después tuvieron conversaciones sobre otros temas hasta que se hizo algo tarde.

Salió del templo sintiéndose drenada de alguna manera, tanto físicamente como emocionalmente e incluso espiritualmente.

Era cierto que podía seguir queriendo a Izumi sin exigirle lo mismo de la otra parte, pero costaba no ser egoísta y que no dolieran todos los pensamientos alrededor de su egoísmo.

Incluso si se mentalizara para enfrentar a todas las personas que la vieran mal no serviría de nada, prepararse para luchar no tendría importancia alguna porque era claro que ni siquiera había algo por lo que pelear, Izumi estaba enamorada de Itachi desde niña y cada día veía más difícil que eso cambiara.

Además, ella realmente quería seguir el camino que planteo de niña, si Izumi sintiera lo mismo por ella ¿Eso cambiaría algo?

La respuesta posiblemente era que no, el sueño más grande de Sora era cumplir su función como integrante del clan Hyuga, honrar el esfuerzo de su padre en la guerra, poner en alto el nombre de su clan y después ayudar a la siguiente generación a ser fuertes, lo demás no le importaba del todo, si el clan elegía un esposo para ella no se derrumbaría con rencor por no poder amar libremente a otra persona, intentaría convivir con esa persona para tenerle confianza y cariño, así de mucho amaba a su clan.

"Si no deseo ser correspondida ¿Sirve de algo confesarse correctamente?" Posiblemente no, solo causaría daño y confusión en Izumi.

Si alguien le diera un deseo, sería que ellas pudieran estar juntas bajo la protección del clan Hyuga, sin que nadie lo criticara, que fuera exactamente lo mismo que si Izumi fuera un hombre, pero sabía que eso era por completo irreal, quizás cuando fuera vieja llegaría el día en que pudiera ver a jovencitas logrando ese sueño, pero ella misma no podría vivirlo en carne propia.

"amar a una persona no significa atarla a un contrato en el que esa persona te deba los mismos sentimientos" eso fue lo que él monje había dicho y con eso se quedaría, amaría a Izumi de otras formas, la amaría con discreción y la amaría con pureza para poder desearle lo mejor en el día en que eligiera a un chico para casarse y formar una familia.

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La reunión del clan había resultado exactamente como las otras, los Uchiha estaban listos para el golpe de estado, ni uno solo se había levantado para exponer una salida diferente o desagrado por el método, estaban unidos en provocar una guerra civil, incluso su madre e Izumi, las dos mujeres más dulces que había conocido parecían compartir el sentimiento común.

Izumi había visto a sus padres morir en el ataque del Kyubi, que después de eso la aldea repudiara a los Uchihas debió ser demasiado para soportarlo. Ahora le parecía gracioso pensar en el momento en que intentó convencerla de dejar el mundo ninja pensando que quizás aún estaba a tiempo de evitar el dolor que llenaría de oscuridad su corazón.

Izumi ya llevaba bastante tiempo cargando con esa oscuridad, pero él no lo notó, casi como cualquier sentimiento de Izumi simplemente no llegó a él.

"¿Me estoy acercando a mi sueño?"

Itachi se exigió en su corazón. Sintió como si su cuerpo se volviera cada vez más pesado, enterrado en el fácil flujo del tiempo.

Sus días de infancia cuando rezó con todo su corazón para que se convirtiera en un ninja más fuerte que cualquier otra persona ya estaban en la distancia, y los lazos que se enroscaban en todo su cuerpo estaban tratando de atrapar a Itachi en el marco de "solo un ninja".

"Si así es, quiero alejarme de la villa, el clan, el ANBU y ser libre…"

Sabía que esto nunca sería permitido.

Así que solo salió a caminar sin rumbo a la aldea, intentando contagiarse un poco de la alegría de la gente que pasaba a su lado, los niños tirando de la mano de sus padres o las risas de los hombres que se reunían a beber un poco después del trabajo.

Aún demasiado ensimismado en sus pensamientos continúo caminando hasta que no escuchó ni un solo sonido, continúo mirando el suelo por buen rato, si llegaba a la frontera bien le serviría para poder dejar salir un poco los sentimientos que tenía acumulados en su cansado cuerpo.

Escuchó unos pasos acercándose en su dirección pero aún así no levantó la mirada, solo se preparó para cerrar los ojos y asentir en forma de saludo a quién fuese que estuviera tan lejos, sin embargo el aire cambio de dirección y la brisa llegó a él trayendo un relajante olor a vainilla.

-¿Uchiha-San?-Abrió los ojos y miró a la chica frente a él, bien podrían decirle que estaba soñando y lo habría creído, al menos así sentía la cabeza, como si estuviera a mitad de un sueño.

-Sora-San.-Se preparó mentalmente para encapsular sus sentimientos una vez más, lo suficiente para lograr una conversación trivial con esa chica, quizás de dos o tres minutos de duración antes de continuar su camino.

Ella lo miró fijamente, casi como si estuviera leyendo cada detalle en su rostro, las palabras de su padre regresaron a su cabeza casi como una burla.

"Las chicas del clan Hyuga son brillantes y agudas, no creas que podrás verle la cara a alguna, sus ojos te leerán sin que te des cuenta"

Los ojos de Sora no podían utilizar el Byakugan ¿Entonces qué es lo que estaba buscando en su rostro?

Casi como si pudiera escuchar sus pensamientos, la chica cerró los ojos y avanzó en su dirección hasta estar frente a frente con él, invadiendo un poco su espacio personal, sin embargo ahora no pudo sentirse cohibido o avergonzado por ese hecho, estaba muy ocupado apretando el abdomen para no liberar la frustración acumulada de años.

-No hay nadie aquí, Uchiha-San.-Habló con voz baja y cálida, casi como un arrullo, Itachi la miró a los ojos aún intentando contener todo.

Ella se acercó otro poco hasta pegar sus cuerpos y rodearle la cintura con sus delgados brazos, ella era un poco más alta que él así que a Itachi le quedó el hombro de la chica en la posición perfecta para solo clavar el rostro ahí y llorar.

-Sora-San.-Habló intentando alejarse de la situación pero ella no parecía dispuesta a dejarlo ir.

-Está bien, nadie va a escucharlo.-Sus palabras hicieron eco en sus oídos, estaban solo ellos dos así que…

Dejó que su cuerpo se rindiera un poco y recargó la frente en el hombro de ella, las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos y seguramente habría logrado contenerlas de no ser porque ella comenzó a acariciarle el cabello.

Sora no podía poner exactamente en palabras lo que estaba sucediendo, le sorprendió ver a Itachi en un punto tan alejado de la aldea, ella estaba ahí solo para poder relajarse y pensar pero entonces apareció con un aspecto que gritaba que estaba al límite.

Itachi Uchiha, el mismo chico que a los 6 años le contó que estuvo en un campo de guerra sin que su expresión se viera afectada, ese mismo chico que había logrado entrar a la ANBU y ejercer el papel a la altura de los adultos estaba a punto de desmoronarse.

Por unos segundos consideró la idea de simplemente quedarse ahí sin acercarse a él y dejarlo ir, que se sintiera cómodo en su soledad sin una casi desconocida molestando, pero hubo algo en sus ojos que la obligó a ponerse de pie.

Ella había visto esa mirada en solo una ocasión, un compañero de su padre había estado en su casa cuando ella tenía 8 años, tenía la misma mirada que Itachi y al día siguiente amaneció colgado en su habitación, completamente solo.

No importaba si ellos no eran cercanos, definitivamente no podía quedarse de brazos cruzados si Itachi estaba en ese punto, cuando él le permitió acercarse pensó que quizás no tenía la fuerza para apartarla o pedirle que se quedara, casi como si contener lo que tenía dentro de él le estuviera exigiendo toda la energía vital.

Cuando su hombro comenzó a ponerse húmedo por las lágrimas del Uchiha se sintió aliviada por haber hecho lo correcto.

No podía decirle nada, no podía aconsejarle nada, sería estúpido considerando que él seguramente estaba así por la cantidad de actos atrozes que se presencian en ANBU o quizás desde mucho antes. Ella tan solo prestó su hombro mudamente para que él llorara y así fue.

Tampoco es como si ella fuera abrazando a cada persona que se ve triste, pero Itachi siempre le había parecido un caso aparte en muchas cosas, era el hermano mayor, el prodigio de su clan y ahora estaba en ANBU, nunca había sido muy sociable así que ella no creía que él tuviera realmente alguien con quién desahogarse sin la necesidad de responder casi un formulario entero después, cosa que ella no necesitaba.

El llanto de Itachi era completamente inaudible, casi como si llevara toda una vida perfeccionando que su respiración no se agitara y las lágrimas simplemente corrieran por sus ojos sin alterar nada más en su estado.

Murmuró un par de frases de consuelo que su padre solía decirle cuando de pequeña lloraba.

El atardecer terminó y la noche avanzó con una buena cantidad de horas antes de que rompieran el abrazo, era obvio que el llanto no había durado tanto pero Itachi había decidido permanecer en ese abrazo unos minutos más hasta que su mente estuviera despejada del todo, el aroma a vainilla lo relajaba y ella era la única persona que olía así.

También lo alargó mientras pensaba en que excusa dar o qué decir, él nunca había sido bueno abriéndose sentimentalmente con las personas, ni siquiera lloraba en presencia de sus padres, solo recordaba haberlo hecho frente a Sasuke cuando eran más pequeños. Consideró la idea de borrar el recuerdo de su mente con el Sharingan, pero decidió solo recurrir a eso sí las cosas se salían de control.

-Ya es algo tarde ¿Me acompañaría a mi casa?-Pidió siendo la primera en hablar, asintió y ella se separó por completo para empezar a caminar, no fue hasta que estaba unos pasos adelante que notó que llevaba vendas en la cabeza.

-¿Te lastimaste en una misión?-Interrogó con una voz un poco más ronca de lo normal.

-No, me han puesto un sello, es algo del clan Hyuga.

-¿El sello del pájaro enjaulado?

-¿Cómo sabe el nombre?-Alzó una ceja, eso de “Jutsu secreto” no aplicaba mucho en la práctica.

-Lo leí en un libro hace tiempo.-Itachi miró fijamente su frente, casi como un niño curioso que quiere ver una cicatriz pero no sabe cómo pedirlo, a ella se le salió un poco la risa y aún sonriendo le habló.

-¿Quiere verla?-El gesto de Itachi fue el de alguien a quien se le atrapa pensando en malas cosas.

-Perdón.

-No se preocupe, no me molesta.-Se detuvo para quitarse las vendas con cuidado y se quitó el cabello de la frente. El miró con curiosidad la marca por unos segundos antes de asentir, decidió guardar las vendas y solo peinar con los dedos su flequillo para que estuviera cubierto.

-¿Duele?

-Solo los primeros días, lo tenía cubierto por si acaso pero no me he sentido mal.-Quedaron en silencio nuevamente, por lo general el Uchiha se sentía cómodo en ese tipo de silencios, pero en su mente no dejaba de intentar encontrar una manera para explicar su poco control emocional.

-Sobre lo de hace rato…-Comenzó a dirigir chakra a sus ojos a la expectativa.

-¿De qué habla? Usted y yo nos acabamos de encontrar.-Le guiño un ojo mientras sonreía, el chico se sonrojó levemente y desvió la mirada, interiormente le agradeció el gesto y relajó su postura ¿En que momento había apretado con tanta fuerza los puños?

Sin embargo aún tenía un poco la tentación de hacerle una pregunta, pero estaba seguro de que con lo perspicaz que era terminaría deduciendo que no era una pregunta sin importancia, pedirle su opinión era casi como involucrarla en el asunto completo y no solo a ella, posiblemente a los Hyuga, si tuvieran una relación más cercana quizás podría pedirle que guarde el secreto pero no sabía exactamente qué relación tenían.

¿Amigos? ¿Compañeros? ¿Conocidos? No lo sabía y tampoco quería darle un mensaje equivocado preguntando directamente por lo que se abstuvo de preguntar y simplemente continuó caminando a su lado hasta llegar a la parte poblada de la aldea, realmente estaban muy lejos.

-La luna brilla mucho hoy.-Comentó ella distraídamente mientras veía al cielo, le dió una mirada de reojo y no pudo despegar la vista del perfil de la chica.

Nunca había pensado en el aspecto estético del Byakugan, solo lo veía como una herramienta ninja y como tal nunca se detuvo a pensar en si tenía belleza o no, sabía que había personas que pensaban que eran escalofriantes por no tener pupila y otros decían que el color malva era muy lindo, él no tenía una opinión al respecto, sin embargo nunca había visto la apariencia del Byakugan a la luz de la luna, era como si el color malva se transformara a uno parecido a la plata derretida, incluso parecía que reflejaba la luz de la luna.

Sintió que el corazón se le aceleró un poco cuando la chica volteó a verlo con curiosidad, de frente los lunares que tenía debajo de los ojos solo resaltaban más su mirada.

Siempre había considerado que Izumi tenía unos ojos lindos por lo grandes que eran, pero en ese momento no pudo evitar pensar que los ojos de Sora eran quizás los ojos más bellos que había visto en su vida.

-¿Pasa algo?-Su voz por fin lo trajo a la realidad, parpadeo un par de veces casi como si estuviera saliendo de un sueño profundo.

-Tiene una pestaña.-Respondió llevando su mano a su mejilla como ella había hecho con él en la tienda de té, con el dedo pulgar acarició suavemente los lunares debajo de su ojo derecho provocando que ella lo cerrara por reflejo, el pensamiento de que su piel era muy suave se permitió entrar a su cabeza, bajó el brazo y reanudó la caminata.

Ese era el tipo de pensamientos que no podía permitirse tener en situaciones tan complicadas como la de su clan.

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