A través de las Sombras © [MU...

By xantoniaguzman

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Aura tiene visiones extrañas. Sueños, en realidad, en los que un ente sin rostro le quita la respiración... p... More

EL COMIENZO
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO XXII
CAPÍTULO XXIII
CAPÍTULO XXIV
CAPÍTULO XXV
CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVII
CAPÍTULO XXVIII
CAPÍTULO XXIX
CAPÍTULO XXX

CAPÍTULO V

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By xantoniaguzman

La muchacha despertó horas después, ya entrada la noche.

Aura abrió los ojos despacio, adaptándose a la oscuridad que reinaba en el ambiente. Se incorporó de apoco, notando un dolor constante en el cuello y los hombros por la mala postura en la que se quedó dormida. Miró sus brazos por instinto: las marcas violáceas seguían allí, quizá aún más oscuras que antes, pero al menos habían dejado de doler. De no haber podido verlas Aura ni siquiera se habría percatado de ellas.

Respiró con pesadez, sin estar segura de si se debía al asma o al estar todavía medio dormida, aunque buscó su inhalador de todas formas.

Durante varios minutos, Aura actuó de manera sistemática: levantarse, buscar su mochila, su inhalador, usarlo, guardarlo. Se sentía con una extraña calma a pesar de todo lo que había ocurrido ese día, y no sabía si eso era bueno o malo. «La calma antes de la tormenta», no pudo evitar pensar una parte de ella. Había vencido a la sombra, al menos de momento, la pregunta era... ¿cómo?

«Quiero saber por qué las sombras son capaces de afectarte tanto». La voz de Lucas sonó en su cabeza de pronto. El chico sabía algo acerca de todo lo que pasaba y no se lo estaba diciendo, y eso a Aura la enfermaba. Necesitaba respuestas.

Buscó a tientas su celular en la mochila. Eran casi las dos de la mañana. Su teléfono parpadeaba con una luz intermitente por las llamadas perdidas que tenía de su madre durante el día. La chica suspiró, decidiendo que la llamaría de camino a la universidad al amanecer.

Salem. Brujas. Demonios. Sombras. Las sensaciones de lo ocurrido horas antes llegaron a ella como si se hubiesen estado ocultando en las profundidades de su mente. Mas lo peor no habían sido el miedo ni las sombras, sino aquel recuerdo de dos años antes, saliendo a la superficie sin aviso ni permiso. El sueño que había tenido esa vez no había sido nada comparado con la pesadilla que vino luego.

El cansancio volvió a ella como si jamás se hubiera ido.

«Basta —se dijo a sí misma—. Deja de pensar en eso». Y, tal como había hecho hacía dos años, dejó de pensar en eso.

Las pesadillas no volvieron a aparecer en su cabeza esa noche. Y eso, de alguna manera, solo logró desconcertarla.

Por la mañana despertó poco antes de que el reloj sonara. Se sentía descansada, pero a la vez estaba ya tan acostumbrada a los sueños que la atormentaban que no estaba segura de si la ausencia de ellos era necesariamente buena.

Permaneció quieta, mirando el techo, y pronto los extraños sucesos que venían ocurriendo desde hacía semanas llegaron a su mente. Aura no quería analizarlos: en realidad, no quería pensar en nada de eso, porque hacerlo significaría volver en el tiempo al que —ahora se daba cuenta— había sido el comienzo de todo, y no tenía ningún interés en desenterrar lo que había en el fondo de su memoria.

El problema era que, al no querer recordarlo, le era inevitable hacerlo.

Aura suspiró y apagó el despertador.

Se levantó como un autómata, actuando por inercia. Las únicas imágenes que ahora rondaban por su mente eran las de objetos que veía a su alrededor: cama, pasillo, puerta, baño. Aura estaba bien con eso, sin embargo, mientras esperaba a que el agua de la ducha se calentara, una imagen no deseada tomó forma en su cabeza...

Aquel día había comenzado con escalofríos, con el corazón acelerado, y el sueño reciente como grabado a fuego en su cerebro. Había despertado de golpe, con el peor ataque de asma que había tenido en toda su vida ocurriendo en ese momento. Tosía en un vano intento por ingresar aire en sus pulmones, pero sus rápidos latidos no ayudaban a mejorar la situación. Recordaba haber buscado a tientas en el cajón de la mesita de noche hasta encontrar el inhalador; luego de eso la chica no pudo volver a dormir. Entre el miedo irracional que le había quedado arraigado y la sensación de asfixia, sus ojos se negaron a cerrarse a pesar del cansancio, pues no podía dejar de repetir una y otra vez las frases pronunciadas por la sombra que en el sueño... ¿la había matado?

A pesar de todo, Aura recordó, después de eso el día había parecido mejorar. Cuando bajó a desayunar, su madre la esperaba con el desayuno listo.

—Buenos días —sonrió ella.

—Hola —contestó la chica—. ¿Dormiste bien?

—Perfectamente. ¿Y tú?

—Lo mismo. —No supo por qué mintió, pero lo hizo. Aura examinó todo a su alrededor, como preguntándose qué era lo que faltaba en la escena. Evelyn, su madre, la observaba en silencio sin decir palabra—. ¿Y papá? Dijo que me llevaría a la escuela hoy.

—Sí, lo sé: tuvo que salir temprano. Me pidió que te deseara suerte hoy en tu examen, y dijo que lo llames al salir para que pase a buscarte.

Aura asintió, con una pequeña sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.

—Entonces... ¿Quieres llevarme?

Ahí terminaba el recuerdo.

Aura sacudió la cabeza, volviendo al presente; estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta de que el vapor estaba inundando el baño. Miró por un segundo su reflejo en el espejo, molesta consigo misma. Se metió en la ducha, suprimiendo el resto del recuerdo. No quería volver a penar en eso. Nuca, de ser posible.

Cepilló su cabello rubio, el cual se veía todavía más oscuro por el agua que aún estilaba. Salió de la casa no mucho después y condujo hacia la universidad, con tiempo de sobra para darse el lujo de reducir la velocidad y alargar el trayecto. La carretera aún estaba mojada por la lluvia, pero el sol comenzó a salir poco a poco y la humedad se fue disipando. Antes de llegar al bosque que tapaba la luz, el sol ya había iluminado gran parte del cielo. Las sombras que siempre solían hacerse presente en ese tramo del camino esa vez no se hicieron notar, devolviéndole a la chica parte de la normalidad que su vida algún día había tenido.

Al llegar Aura estacionó el auto cerca de la entrada, sacó su teléfono y le marcó a su madre.

¡Ya venía siendo hora!

—Estoy bien, mamá, es solo que...

¡Aura Cromwell! —interrumpió su madre por el auricular. La chica hizo una mueca; no debería haberse alterado y, sin embargo, lo hizo—. ¡Basta de excusas!

—No me llames así.

Aura... —comenzó su madre. Su tono de voz había cambiado; no había reproche, sino más bien tristeza. Aun así, la interrumpió.

—No. Lo detesto y lo sabes. No quiero tener nada que ver con él, Evelyn —dijo llamando a su madre por su nombre de pila, como hacía cuando quería terminar rápido una conversación.

Han pasado dos años, hija... —susurró esta.

Un dolor le atravesó el pecho como un cuchillo. Los recuerdos amenazaban con emerger nuevamente y Aura no podía dejarlos. Tragó intentado disipar el nudo que se formaba en su garganta.

Las palabras casi le quemaron al salir de su boca.

—Dos años o mil —dijo con filo en la voz—. No cambiaría nada.

Su madre no pronunció palabra y Aura tampoco lo hizo. Sabía que el tema le dolía tanto como a ella, y no era su intención herirla, mas los sucesos recientes le hacían sentir como si ese tiempo jamás hubiese pasado.

—Tengo que irme —dijo finalmente.

Evelyn suspiró al teléfono.

Cuídate, Aura. Nos vemos pronto.

La chica asintió, incluso a sabiendas de que su madre no podía verla, y cortó la llamada sin pronunciar otra palabra. Respiró varias veces hasta que los recuerdos dejaron de atormentarla y sin esperar más bajó del auto.

Apenas entró en el recinto se dirigió rápidamente al comedor con la esperanza de que la persona que podía responder varias de sus preguntas estuviese allí, pero él no estaba en ninguna parte para ser visto. Suspiró y sin hambre se dirigió al casillero donde guardaba los libros que necesitaba para sus clases. Mientras tanto, las voces de sus compañeros se mezclaban con el ruido de la tormenta.

Aura no estaba del todo segura de cuántas materias compartía con Lucas, aunque sabía con certeza que estaban juntos en Historia Civil, por lo que tenía la certeza de que, si lo vería en alguna clase ese día, sería en esa.

Durante el resto de la mañana se sintió tan ansiosa que apenas pudo concentrarse, y el que las sombras no aparecieran no la calmaba en lo absoluto. Lo sucedido el día anterior la había alterado sobremanera. Había vencido a la sombra, sí, pero ¿cómo? Le daba pánico que la situación volviera a repetirse, y aún más el hecho de que quizá la próxima vez su energía no fuera suficiente, después de todo se había quedado inconsciente al minuto de cerrar los ojos luego de que todo pasara. ¿Y qué si sus fuerzas se agotaban antes de estar a salvo? Sabía que no todo había terminado, que aún quedaba algo por resolver, y para ello necesitaba saber a qué se enfrentaba... Cuando la interminable hora llegó a su fin, Aura saltó como un resorte de su asiento y sin esperar que la clase finalizara siquiera se dirigió casi corriendo al aula de Historia Civil.

Pasillos, pasillos y más pasillos. Estaba tan desconcentrada que apenas se dio cuenta de por dónde iba hasta que chocó con algo. Alguien.

Los libros de la otra persona cayeron al suelo.

Lo siento... —comenzó a decir, inclinándose a recogerlos cuando alzó la cabeza y vio a la chica frente a ella. Cabello corto y castaño; ojos azules como el mar... Parecía que ese día los recuerdos se empeñaban en volver a ella—. No me fijé por dónde iba —dijo devolviéndole los libros a la que en su momento fue como parte de su familia.

Ella asintió.

—Descuida —dijo Elena—. Tampoco yo me fijé. —Su tono fue disminuyendo gradualmente, hasta que su voz se convirtió en casi un susurro—. ¿Cómo has estado, Aura?

Las imágenes que había intentado reprimir durante tanto tiempo regresaron, junto con las sensaciones que creía ya haber enterrado. Dolor, duda, confusión, tristeza... rabia, odio.

—Perdona, Elena, pero en serio tengo que irme...

—¿Cómo es que llegamos a esto, Aura? —exigió saber. Aura tragó el nudo que comenzaba a formarse en su garganta y no dijo nada—. No importa —dijo Elena en su lugar al ver que Aura no hablaba—. Nunca importó —repitió ya con la derrota grabada en la voz, y se alejó lentamente por los pasillos de mármol.

Aura se quedó inmóvil durante un rato, plantada en el pasillo sin poder moverse hasta que se obligó a sí misma a olvidar el encuentro y a matar las lágrimas que amenazaban con formarse en sus ojos. Siguió su camino incluso más distraída que antes, si es que eso era posible.

Al entrar en el aula de Historia el profesor Clayton la detuvo apenas puso un pie en el salón.

—Se saltó mi examen de ayer —acusó. Sus ojos se abrieron en ese instante por más que Aura intentó no reflejar demasiada sorpresa. Lo había olvidado por completo.

—Yo... me sentí mal al término de la primera hora...

—Mhm —murmuró el hombre entrecerrando los ojos. Durante un segundo, la chica creyó que la reprobaría sin más, no obstante, él la sorprendió entregándole un papel donde indicaba la fecha y la hora para recuperar el examen.

Aura mostró una sonrisa de alivio.

—Gracias.

—No falte —advirtió por toda respuesta.

Ella asintió y se dirigió a uno de los asientos disponibles al final del salón, parte que la luz de la ventana apenas cubría. Más tarde se preguntaría por qué el profesor ni siquiera le había pedido una excusa; no pensaría en que, para esas alturas, era ya evidente para los demás que algo no andaba bien con ella.

Examinó el lugar con la mirada, pero el chico de cabello negro y peculiares ojos violetas no se dejó ver en toda la hora. Tampoco Stephan, para alivio de Aura.

Durante toda la clase la muchacha se la pasó sin prestar atención, dibujando círculos y líneas en su libreta, recordando nuevas escenas de aquel día: recordaba la salida de clases, después del examen, y recordaba haber conversado con Elena sobre eso. Habían bromeado, habían reído, y luego la pesadilla había comenzado. Cada vez que su mente amenazaba con recordar ese día, Aura lo bloqueaba. La escena se desvaneció de su cabeza junto con el resto de sus pensamientos; no quería recordar lo que vino después y se odiaba por actuar como lo hacía, porque incluso sabiendo que Elena no tenía la culpa de nada de lo sucedido, verla se le hacía imposible para el propósito de dejarlo atrás, sin embargo, su madre tenía razón en algo; habían pasado dos años. Tenía que superarlo, aunque parte de ella, su parte escéptica, quizá, se preguntaba si Evelyn ya lo habría hecho.

Aura se obligó a prestar atención a la clase, y durante un momento lo logró... Entonces algo nuevo comenzó a distraerla. Era pequeña, apenas perceptible; pero ahí estaba: la sombra se movía hacia ella desde debajo de uno de los muebles del aula, arrastrándose como siempre, aunque esta vez con mucha más lentitud, pesadamente. Era tan traslúcida que a Aura le costó seguirle el paso. La sombra se detuvo a unos metros de ella y se quedó estática, casi como si no quisiera acercársele demasiado. Ya no siseaba ni parecía murmurar nada, más bien parecía estar... ¿vigilándola? La chica intentó ignorarla; de cuando en cuando le echaba vistazos nerviosos de soslayo a la sombra, y cada vez que lo hacía Aura la encontraba más y más transparente hasta que acabó por desvanecerse frente a sus ojos.

Durante el resto del día ninguna otra sombra hizo acto de presencia y, si aparecieron, Aura no fue capaz de notarlo.

Al salir de la universidad la lluvia la empapó en menos de un segundo. ¿En qué momento se había nublado? La chica negó con la cabeza y corrió hasta encontrar su auto.

A pesar de que apenas recordaba el camino, se dirigió a la casa de Lucas de todas maneras. Se perdió varias veces en el trayecto, y dobló equivocadamente otras cuantas, pero al final logró reconocer el pasaje que llevaba directo a la alta casa rojiza donde vivía el muchacho; con la lluvia y el viento azotando con fuerza contra ella, Aura se bajó del auto y corrió hasta refugiarse bajo el porche de madera. Todo se veía casi desierto. Tocó la puerta, esperando que el ruido se hiciera escuchar contra el rugido del viento... Nada pasó. Esperó unos minutos antes de tocar de nuevo, sin embargo, otra vez, nada pasó.

La chica resopló y tiritando comenzó a caminar bordeando el lugar. Las cortinas estaban cerradas por dentro y a través las rendijas de las ventanas que quedaban al descubierto solo se veía oscuridad en el interior.

Aura no supo cuánto tiempo pasó hasta que, vencida, abandonó el sitio dejándolo, si era posible, aún más desierto.

Dolor: eso era lo único de lo que la Oscuridad era consciente.

Agonía, sufrimiento. Eran sensaciones familiares para ella: la Oscuridad misma las provocaba, y se regocijaba haciéndolo, pero el dolor era algo que no soportaba; no cuando se aplicaba a sí misma.

La sombra se removió. Sus extremidades, humanas de momento, se camuflaban en las tinieblas a pesar de la palidez de su piel. El dolor y la ira lo invadían, haciendo sus ojos negros destellar en reflejo de un odio inhumano. Dentro de aquella caverna nada salvo su translúcido y débil cuerpo era visible. Fuerzas, eso era lo que le faltaba. Él sintió cuando sus sombras llegaron, arrastrándose moribundas hasta él. Su energía se agotó entonces, habiendo gastado ya su último recurso de esta para vigilarla.

«Aún no sabe nada», susurraron en un murmullo que transmitía la esencia del miedo puro, mas a él no le inquietaba. «El brujo la abandonó», volvieron a murmurar.

La Oscuridad, a pesar del dolor y su momentánea debilidad —la cual jamás admitiría—, sonrió.

«Bien», siseó igualmente, antes de desvanecerse también para convertirse en una de sus sombras.

La Oscuridad. ¿Qué... o quién será? Estoy segura de que tienen sus sospechas 🧃👀🍿 Déjenlas aquí.

Sé que por ahora todo es súper confuso. Probablemente estén muy perdidos y no entiendan nada, pero... esa es la idea. Que empaticen con Aura, porque ella se siente igual que ustedes: no entiende ni un demonio de lo que está pasando. Pero les prometo que más adelante entenderán TODO.

¡No se olviden de votar y comentar! Nos vemos en el próximo 🌟

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