Capítulo 4

1.5K 121 71
                                    


Naruko ahora entendía porque su nii-chan le había regalado un juego de cartas antes de entrar a la academia, al principio no le dio mucha importancia, por lo que solo guardo el juego en uno de sus sellos de almacenamiento, pero ahora que llevaba dos horas jugando contra sus clones en una partida interminable mientras esperaba a que su jounin sensei llegara, ella se guardaría todo este tiempo que la hicieron esperar, lo usaría para gastar una de sus peores bromas, aunque pensándolo bien, podría bromear con toda la aldea, su sensei como principal objetivo, sí, un maratón de bromas no sonaba mal en absoluto.

Sus ojos brillaron con malicia mientras las miles de ideas corrían por su mente, en ese momento ella no lo noto, pero dentro suyo, Kurama, quien de manera extraña se encontraba despierto, sonrió al sentir como un escalofrió recorría la espalda de gran parte de la gente de la aldea, ninjas de todos los rangos incluidos, de cierta manera su jinchuriki le caía cada vez mejor con cada broma que hacía, para él había sido una lástima que los Uchiha murieran, así no podía disfrutar del sufrimiento de esa gente cuando sus ojos malditos no tenían efecto ante las ilusiones que la niña era capaz de lanzarles, no es que fueran genjutsus de todos modos.

-Por fin – una de las clones de Naruko exclamo luego de que hubiera ganado, provocando que la original y demás rubias golpearan su cabeza contra la mesa.

-Solo necesitaba otra carta – la original exclamo con un berrinche mientras miraba como la ganadora volvía a repartir cartas - ¿qué es esta vez? ¿Póker, escalera o el uno ese?

-Póker, se supone que será más rápido saber quién gana – otra clon dijo, recibiendo asentimientos serios.

Ninguna había prestado atención al hecho de que cierto chico azabache se encontraba queriendo jugar, pero su orgullo se lo impedía, tampoco es que lo fueran a dejar jugar, más que todo porque podían sentir como sus hormonas se habían descontrolado luego de que creara tres clones para jugar, Naruko había querido golpearlo en ese momento, pero lo dejo cuando vi como la insistente harpía no entendía el largate silencio que el Uchiha se encontraba dándole, solo se concentraría en su partida y en la presencia de chakra que se acercaba a la puerta.

Las cartas fueron agarradas como si fueran shuriken, todas apuntadas hacia el hombre de cabello plateado que desafiaba la gravedad, ninguna de las rubias comprendía como se había reemplazado con un tronco o de donde había salido el objeto, la mirada fue dirigida hacia el techo, donde el jounin la miraba con un ojo cansado.

-Así que nuestro jounin sensei es Hatake Kakashi, el ninja poseedor de más de mil jutsus y que nunca llega temprano a menos que se trate de una misión de rango s – Naruko exclamo copiando las palabras que su nii-chan alguna vez había dicho cuando se encontraba enseñándole sobre los jounin de la aldea.

-Y tú eres la hermana de Menma Uzumaki, la bromista que incluso los anbu no son capaces de capturar, la infame reina de las bromas, Naruko Uzumaki – el hombre dijo con aburrimiento en su voz su único ojo pegado en el libro de portada naranja.

-Es bueno que sepas eso, porque no te auguro cosas buenas en el futuro, sensei.

Un escalofrió recorrió la espalda del jounin, algo que no dejo ver al tratar de mantener su posición con los otros dos genin que se encontraban mirándolo, una con ira, seguramente por haber llegado tarde y el otro, bueno, su inexpresión era algo que no le importaba, lo que si lo puso nervioso fue la chica rubia, ahora sabía que se encontraba en su punto de mira y en realidad no quería sufrir de ninguna broma, sería demasiado problemático estar todo el tiempo pendiente, como dirían los Nara.

-Véanme en el techo en cinco minutos – con eso dicho, Kakashi desapareció en un remolino de hojas.

Sasuke y Sakura habían empezado a caminar, extrañando la presencia de cierta rubia, que negó con una pequeña sonrisa mientras desapareció en un remolino de hojas, llegando unos segundos después que Kakashi al techo, donde el jounin la vio aparecer sin inmutarse, antes de llegar había tenido unas pequeñas palabras con Menma, quien le aconsejo que no la subestimara y viniendo de aquel que logró derrotarlo con los ojos cerrados en una ocasión, decidió tomar el consejo con seriedad.

Ahora es su historiaWhere stories live. Discover now