2. La cabaña

255 35 7
                                    


Al llegar al lugar donde Gerard me había dicho no había nadie, solo estaba la luz de la luna y las estrellas, mi lámpara de aceite estaba a punto de acabarse cuando de pronto escucho pasos de caballo acercándose a donde estaba, me asuste, y por un momento creí que era una trampa, que Gerard no llegaría y algo malo pasaría.

La sombra de el hombre y el caballo se posaron delante mío y di un brinco rogando que no fuera un soldado de mi padre o un bandido, no me di cuenta que el hombre misterioso a estaba frente mío y se trataba de Gerard, di un pequeño susto pero después me tranquilice:
— Viniste.
— Claro! Eres la única persona que me agrada de este lugar, crees que te dejaría plantado?
— Si, la verdad si lo creí, pero apúrate y sube al caballo, tenemos que volver antes del amanecer.
— A donde me vas a llevar mi príncipe Gerard? Note como la cara seria de mi amigo se tornó en una pequeña sonrisa, una de recuerdo, recordó como de niños jugábamos a que él también era un príncipe y me salvaba de los dragones y brujas y al final siempre decía " oh gracias mi príncipe me has salvado" pero pronto la sonrisa desapareció y su seriedad volvió rápido:
— ¿Que libro llevas ahí?
— ¿Que te hace pensar que yo llevo un libro conmigo a cada lugar que voy?
— Por favor Margot, te conozco desde que usamos pañales y se que llevas un libro hasta para la hora de la cena.
— Odio que me conozcas tan bien, y traigo "Amada mía" de frank restoline.
— Y te conozco tan bien que ya sabia que era un libro de amor y estas tonterías.
— Ay por favor Gerard, ¿enserio no crees en el amor? ¿Nunca has tenido una enamorada?
Se lo dije de la manera más sarcástica que porque yo creí la respuesta era no, pero su respuesta me dejó algo sorprendida:
— Mar, mi vida privada no es de tu incumplida pero si tanto quieres saber... Bien si he estado enamorado pero salí muy lastimado y creo que siempre es así.
— Wow.
—¿Que?
— Nada, creí que éramos amigos y sabía todo de ti.
— Margot, sabes todo de mi, me conoces mejor que nadie, pero tengo mis cosas privadas y aunque sé que siempre serás mi amiga aún eres... — el silencio De él sabía que significaba.
— Anda dilo.
— Mar, no quise decir eso.
— No Gerard, anda dímelo, que soy una tonta princesa mimada y que por jerarquía me debes ¿que? ¿Respeto?
—Mar no es eso...
— Claro que si lo es, siempre lo ha sido, y lo peor es que jamás te he tratado así, jamás y lo sabes.
— Margot por hablarme por mi nombre y no decirme "sirviente" no quiere decir que todo es diferente o que te diga por tu nombre y no "su majestad" cambia algo.

El sabía que lo que decía me hería y que odiaba que siempre usara mi papel en mi contra, me hace sentir culpable ¿de que? De ser ¿princesa?

—¡GERARD PARA EL CABALLO!
— Ay Margot no exageres, siempre la princesa haciendo dramas— y aún no se si fue el coraje que corría por mis mejillas o la adrenalina del momento pero simplemente salte.

-GERARD-
— ¡MARGOT! — grite al darme cuenta que había brincado, pare el caballo y revise que todo
Estuviera bien, cayó en pasto blando y aunque sea una princesa en sus entrenamientos de años atrás tenía caídas peores, solo se durmió por el golpe pero estaba bien.

La cargué y estábamos a 5 minutos de la cabaña que había construido para ella, llevaba varios meses haciéndola y roñando sus libros favoritos de su estantería ( que técnicamente pedí prestados de alguna forma ya que  de todos modos todo era para ella).

Llegamos a la pequeña cabaña con un estante con libros un pequeño hueco para chimenea y una cama, frazadas y todo para preparar un té, le puse una silla y una mesa, y un vestido que había dicho ya no quería.
La acoste en la pequeña cama y aún dormía,
"mi princesa del drama" pensé,
NO
Me dije a mi mismo, no es tu princesa es solo la princesa, mientras la contemplaba y veía su pálido rostro y sus mejillas que parecían acariciadas suavemente por pétalos de rosas por ese tenue color carmín de sus labios y mejillas podía ver como sus obscuros ojos se abrían poco a poco:
— La bella durmiente era tu prima?
— Sigo enojada contigo... wow donde estamos?
— Margot, bienvenida a tu propio castillo
— ...
— Es broma, es obvio que es una cabaña, llevo meses construyéndola poco a poco y recolectando cosas que se que te gustan, puedes venir aquí cuando te sientas triste o enojada y me puedes invitar si quieres.
— ¿Bromeas? ¡ME ENCANTA!
Margot salto a mis brazos y la cargue un poco más a la altura de su cintura y  puso sus manos en mis mejillas, sentí un calor que quemaba mis mejillas y las manos de Margot, no quería soltarla, me rehusaba a que ese momento se acabara así que deje de cargarla y solo la abracé, como Niño con miedo a perder a su madre, la abracé con temor de algún día perderla y solo le pude decir al oído:
— Perdón por todo lo que dije, eres la única persona que me quiere y a la única que yo quiero que siempre este ahí y no se vaya.
— Gerry, no seas tonto, jamás me voy a ir, somos los mejores amigos no es así? — sonreí para ocultar mi pizca de decepción
— Por siempre.

Después la noche transcurrió tranquila, hablamos como no lo hacíamos en años y reímos, reímos más que nunca con varias tazas de té que habíamos preparado las horas parecían minutos.

Faltaban unas dos horas antes de que amaneciera así que nos dispusimos a volver, entrar sin que nadie viera y llevarla a su habitación, todo transcurrió como lo planeé y al dejar a Margot en su cuarto algo cansada y medio dormida le dije:
— Buenas noches mi princesa descansa.— me insulte dentro de mi pero me sorprendió la reacción de ella:
— Ojalá me dijeras así siempre, "mi princesa".

"Siempre lo serás" pensé, solo hice un gesto de despedida y cerré la puerta, ella es la única persona que tengo y no estoy dispuesto a perderla.

El Corazón Del CastilloUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum