14. Una nueva historia de Amor

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-GERARD-

Al escuchar a ese tipo decirle cariño Margot, a MI Margot, no pude controlarme, ver sus brazos alrededor de ella y ella sin decir nada, aceptándolo.

Salí corriendo hasta donde estaban los caballos, comencé a cepillarlos, hacer tareas me alejaría esa imagen de mi mente, pero no podía dejar de pensar en como el era todo lo que Margot necesita, un príncipe, uno real que la pueda ayudar a ser reina.

Sentía como mis ojos querían desprenderse de aquella presión, así que me escondí en el lugar secreto de Bea, estuve ahí por horas, llorando resignándome a perderla, a verla en brazos de alguien más.

Llegada la noche sabía que tenía que regresar al castillo a ver qué Bea estaba bien, pero no quería que nadie me viera así, decidí tomar un caballo e ir al pueblo.

Entre a la primera taberna que encontré y pedí la mayor cantidad de licor, más de la que mi cuerpo pudiera soportar, solo quería morir, dejar de existir y de sentir el dolor de ver a la mujer que amo con otro y saber que el la puede hacer sentir más feliz que yo.

Tome hasta perder la memoria, el dueño de la taberna me conocía, ya que de pequeño el me daba Refugio cuando no tenía a donde ir cuando escapaba de las golpizas de mi padre, el siempre tenía un espacio para mi.

A la mañana siguiente El estaba ahí, parado con su gran abrigo de cuero ya que era una muy fría mañana, estaba con un té de especias para ayudarme a que se me pasara la jaqueca y se sentó a un lado de el pequeño lugar llamado cama donde estaba.

Me vio unos instantes y yo a él, me di cuenta como su barba y cabello ya no era negro si no gris, con partes más blancas que otras y con arrugas asomándose en su rostro, después de terminarme el té me dijo:
— Sabes que eres Mejor que esto.
— No lo soy.
— Eso te decía tu padre y yo te hice cambiar de opinión aveces.
— Siento que no merezco ni valgo nada.
— ¿Porque?
— Tal vez porque la única mujer y persona que me importaba en este mundo está con alguien más, no me dan motivos de existir.
— Hay más mujeres que nada en este mundo hijo, no dejes que un amor fallido te haga que el mundo se te acabe.
— Mi mundo es Ella sin ella no hay mundo.
— Encuentra otro mundo, date la oportunidad Gerard, eres apuesto hijo, muchas doncellas deben de soñar con alguien como tú.
— Yo no quiero una doncella, que quiero a una princesa.
— Esto es aún más difícil, pero no imposible.
— Lo es.
— Y porque no intentas que lo imposible se haga posible con un poco de... magia... de tu mejor magia Gerard.
— No tengo magia, no tengo nada.
— No cualquiera es caballeroso ni sabe escuchar, mucho menos sabe abrir sus sentimientos, Gerard solo date cuenta de las posibilidades y sabrás qué hay más de lo que tus ojos alcanzan a ver.
— Lo se.
— Gerard sabes que eres un hijo para mi, pero nunca te resucite para que vuelvas a tomar como loco y quedar inconsciente, eres bienvenido para una charla o un consejo pero jamás volveré a venderte alcohol así que vete a tu casa y descansa.

Tome todas mis cosas, me coloqué mi chaleco por el frío y subí al caballo, volviendo al castillo, en el camino pensé que aún podía pelear con ella, que ya no me importaba nada, que la quería a ella y a nadie más.

Al llegar al castillo, deje el caballo en la entrada, entre corriendo buscando a la mujer más perfecta que había tenido en mi vida y corrí a su cuarto, estaba dormida con otras dos chicas, una era su amiga y otra Beatrice.

Me acerqué y tome a Beatrice Como cargando a un bebé, se abrazó a mi y me dirigía a su cuarto para que durmiera un poco en su cuarto y no se sintiera agobiada con las demás.

Al dejarla en su cama, le puse una sábana encima de ella y antes de salir ella se despertó y un poco confundía me pregunto que había ahí:
— Te traje a tu habitación, así puedes cambiarte en un rato y ya no recorres los pasillos tú sola— cuando estaba tratando de salir de su cuarto Beatrice me hablo:
— Espera, puedes encontrarme en una hora en el lugar secreto es que tengo algo que decirte.
— Si, descansa un poco.

Y así de ahí, también yo así del castillo y me dirigí hacia mi habitación, mientras me cambiaba de ropa y me aseaba a un poco, no podía dejar de pensar el mi Margot, y aún decidido a pelear por ella me decidí a primero ir con Beatrice a saber que tenía que decirme

Una hora después me encontraba en una de las pequeñas bancas del lugar secreto de Beatrice, llegue un poco antes que ella así que solo la espere.

Cuando llegó, se veía muy nerviosa y solo me hizo reír de la ternura por cómo se veía nerviosa y sin previo aviso se acercó a mi estaba a punto de decirle algo y Beatrice puso sus manos en mi cuello, estaba muy confundido pero no la aparte, Beatrice se acercó lo suficiente como para dejar sus labios casi rozando los míos enseguida susurro con la respiración algo agitada:
— Te amo, y se que amas a Margot, pero si sientes que en algún momento puedo ser parte de ti y de tus sentimientos rompe la distancia entre nuestros labios.
No sabía que estaba pasando, ni que Bea sentía eso por mi, pero recordé las palabras del Tarbernero y sabía que Beatrice podría ser perfecta para mi, sencillo y todo muy fácil y sin perder esa oportunidad de ambos para encontrar alguna forma de olvidar el amargo Amor de Margot mis labios se hicieron uno mismo con los de Beatrice, y mis manos se posaron en su cintura, sin despegarse Beatrice sonrío y me abrazo demasiado fuerte.

Se alejó un poco de mi y me volteó a ver con una sonrisa se acercó y dijo en lo bajo:
— Te esperare y aunque no me puedas amar al igual que Margot me conformo con saber que algún día me amarás a tu manera.
Me robo un pequeño beso y salió corriendo como niña jugando y riendo.

Yo seguía ahí sabiendo que lo que estaba haciendo no estaba bien, que no la amaba pero con el deseo de olvidar a Margot estaba dispuesto a ver mi nueva oportunidad con Beatrice.
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HOLAAAAAAAAAAAAA
La verdad los siguientes capítulos serán los  más emocionantes así que espérenlos ❤️
Adiooooooos✨✨✨

El Corazón Del CastilloWhere stories live. Discover now