61. Visita Inesperada

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Apagó la moto con algo de duda, ¿será esta la casa? Cuando le pregunté a Christopher no me dio muchos detalles.

Es blanca, tiene un jardín extenso y frondoso, el techo es de color café... Es la única casa a kilómetros a la redonda... —me contestó. No parecía tomarle mucha importancia.

De acuerdo, gracias.

¿Vas a ir a buscarla?

¿Te interesa?

Su decisión fue clara para mí. Espero que no te parta los huevos... o mejor si.

Rodé los ojos y me fui.

No había podido dejar de pensar en ella, en su decisión tan descomunal, por un momento creí que sería yo a quien escogería, me había esforzado en mostrarle lo mejor de mí y no quería perderla. Si, soy un jodido terco al venir a su casa de ese modo, ¿pero de que se trataba la vida si no tomaba riesgos? Podría salir de aquí como un campeón o como un vil idiota.

No llevaba pertenencias conmigo, si tenía que quedarme iría a un hotel para no incomodar pero esperaba a que ella fuera conmigo. Demonios, la extrañaba demasiado, era un completo inútil sin ella... Estas dos semanas no había hecho más que embriagarme y cuando trate de buscar a otra chica para complacerme, la mandé a la mierda. No había nadie quien tomara el lugar de Zoé.

Di un largo suspiro y me abrace a mí mismo, era muy temprano en la mañana pero al menos sabía que dentro de esa casa había alguien despierto pues estaban las luces de la planta baja encendidas.

Cruce el jardín hasta la puerta y con nerviosismo toque. Dos segundos después, escuché el arrastrar de unas pantuflas y en seguida abrieron.

De inmediato supe que era la señora Green, tenía un enorme parecido a Zoé solo que sus rasgos arrastrados por la edad y sus ojos eran de un café profundo.

—¿Si? ¿Que necesita? —pregunta cubriendo su cuerpo con el albornoz.

Me puedo meter en los zapatos de esta señora cuando me mira de ese modo: un chico todo de negro, con tatuajes asomándose en sus manos y en su cuello, tocando su puerta en plena mañana.

—Eh... —tartamudee —. Soy Hero Wright —le doy la mano y ella la acepta —, soy... un amigo de Zoé de la universidad. Quería venir a visitarla, creí que llegaría más tarde. Perdón la hora...

Los ojos de la señora brillaron y sonrió.

—Con que Hero, ¿eh? —asentí. ¿Que demonios significaba eso? —. Pasa. Mi hija aún no se levanta... ¿Quieres algo de café?

—Por supuesto. Gracias.

Pasó y de inmediato me inunda el aroma peculiar a una casa acogedora y café mezclados. La casa es enorme, bonita y bastante organizada, no puedo evitar echarle un vistazo a los portarretratos y cuadros que hay en todas partes. Parece que son unos padres orgullosos de su hija, ya que la mayoría de fotos son de ella en alguna playa, en la graduación del instituto, con amigas y cosas así. No puedo evitar pensar que la Zoé de ahora es más madura, más dispuesta... más gruñona a comparación de las fotos.

Un hombre muy alto sale de la cocina y me tenso demasiado. Nunca me he llevado bien con los padres de algún ligue.

—¿Hero? —pregunta.

—Si, señor...

El señor Green extiende su mano y me da un apretón. Estoy casi seguro de que Zoé les hablo de mi y eso me hace sonreír.

De Amores Y Amigos A Los 22 [✓]Where stories live. Discover now