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— Ah, así, así, así, amor...

Kitty no podía dejar de gemir mientras se abrazaba con fuerza al cuerpo de su novio. Aún estaba sobre la cama, y su bonita lencería de My melody había terminado en algún lugar de la habitación y ahora solo tenía esa bonita bata de ceda enredada en su cuerpo al haber deshecho el nudo. Sus brazos rodeaban el cuello de su pareja y sus piernas se acentuaban tan bien en las caderas de Agust, que resultaban ser el mejor accesorio.

Cualquier intento de Agust por vestirse había fallado, porque está era ya la tercera vez que terminaba dentro del cuerpo de su bonito novio, cuando esté mismo le había dicho que no tendrían sexo hasta que volviera de su reunión. Pero fue imposible.

Agust solo tuvo que tocar un par de zonas erógenas y Kitty ya había separado las piernas sumamente dispuesto para él. No es que fuera fácil, es que Agust sabía dónde y como tocar.

Mientras sus manos acariciaban sus caderas besaba el cuello del chico bonito de cabellos rosados que tenía contra la cama. Había dicho que sería rápido, pero no podía dejar de hundirse en su cuerpo, y esa atracción que tenían era similar a la de los imanes. A ratos Agust besaba los labios de Kitty de manera demandante y después volvía a su cuello para poder llenarlo de marcas, aún no habían ni terminado de salir las anteriores y Agust ya estaba dejando más. ¿Su mejor incentivo? Los deliciosos gemidos de su chico.

— Joder, más, más, más. — Pidió de manera sucia Kitty mientras su cuerpo se movía con ligereza contra las sábanas debido a la fuerza con la que Agust le embestia.

— Que insaciable eres. — Molesto Agust, pero Kitty ni siquiera le respondió, simplemente siguio gimiendo y empujando sus caderas contra las propias para profundizar las embestidas.

Kitty lo era, ambos lo eran, pero recientemente, era Kitty siempre quien pedía una buena sesión de sexo, y Agust no se negaba porque bajaba sus niveles de estrés considerablemente.

Cómo ahora.

— Hazlo ahí, hazlo ahí. — volvió a pedir Jimin mientras apretaba sus piernas al rededor de las caderas de Agust, para no permitir que se separara de su cuerpo.

¿Cómo iba a negarse? Si el interior caliente de su novio era el mejor lugar para terminar.

Cuando ambos llegaron por tercera vez consecutiva en solo casi una hora de su vida, volvieron a gemir juntos. Kitty se encargo de arañar bien la espalda de Agust mientras que Agust era esa parte suave que solo succionaba su cuello al gruñir contra su piel.

La espalda de Kitty tenía un bonito arco formado en donde Agust había deslizado sus brazos para poder sostenerlo. Sus miradas se encontraron cuando los jadeos dejaron sus pulmones un tanto más estabilizados, y cuando lo hicieron, una sonrisa se trazo en los labios de ambos. Sus corazones palpitaban acelerados mientras sus ojos sin se miraban de manera tan empalagosa y enamorada, que a cualquiera le daría asco.

— ¡Agust! ¡¿Pueden follar cuando vuelvas?! ¡Zico va a arrancarnos la cabeza por llegar tarde! — Aquella era la voz de RM, que había llamado a la puerta un par de veces en todo ese proceso.

Y así, aunque Kitty quería una sesión de mimos y poner duro a su novio de nuevo dentro suyo, tuvieron que separarse.

Jodidas responsabilidades de un mercenario.


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El cómo Agust había conocido a Zico no era precisamente relevante.

Lo único que habría que saber de ellos dos, es que la química era increíble. Zico lo supo desde que conoció, cuando apretaron sus manos,  sintió el poder y la ambision de aquel chico. Y unque ahora, Agust había bajado aquellos niveles, su diversión al cometer algún crimen seguía intacta, nunca dejaría de ser un mercenario porque estaban hechos para aquello.

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