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❶.❺

Cuando Geumjae le había explicado a Agust de qué iban todas las reglas implicitas pero no explicitas para que una pandilla pudiera funcionar, solo había memorizado las primeras cinco, las más vitales. 

1) El equipo debe mantenerse junto. 

Ahora no podía recordar las otras cuatro. 

El equipo debe mantenerse junto.

Junto. 

Junto. 

Y esa era la principal razón por la que la casa de Bulletproof era tan enorme. Porque todos debían estar juntos, permanecer juntos y cuidar sus espaldas.

Eso nunca represento un problema, hasta ahora.

— ¿Que ha pasado? ¿Por qué nos haz citado aquí?

Hope fue el primero en hablar. Los cinco estaban sentados a la mesa en un restaurante bastante lujoso de Seúl, ubicado en el último piso de un rascacielos enorme. Por encima suyo estaba un candelabro enorme con cristalería y luz cálida increíble que reflejaba en todos lados.

Nadie más estaba en el lugar. A pesar de que habían más mesas, más meseros, más platillos, solamente un mesa estaba ocupada y era la de los chicos de Bulletproof.

Los guardaespaldas de Agust estaban custodiando todo el lugar, no solo el recinto, también el edificio y un par de cuadras a la redonda.

Así que los cinco podían mirarse a los ojos, sentados en la mesa redonda con dos lugares vacíos en ella. Jin y Kitty habían salido de compras. Sí, sí, compras comunes y corrientes como cualquier otra persona, sin armas, sin tener que pensar en la policía o no pagar por sus caprichos, únicamente con nada más y nada menos que cincuenta hombres de Agust en cubierto cuidando que nada le pasará a ninguno de los dos en su tarde relajada.

Este era un intento de Agust por hacer sentir normal a su pequeño y rosado gatito.

— Los he invitado a todos a cenar, malagradecido. — Agust dijo mientras tomaba su copa y daba un sorbo al vino.

— Claro, claro, pero tú no sueles hacer este tipo de cosas, así que algo importante haz de querer decirnos. — JK fue quien hablo entonces.

Un silencio invadió la habitación mientras todos miraban curiosos a Agust, incluso RM.

— Como ustedes saben, Kitty ha tenido un par de problemas con su embarazo y el descanso.

Y ello no era sorpresa para ninguno. Los cinco habían visto a Kitty quedarse dormido en la cocina, en la sala, en la piscina, en el jardín, el estudio, la ducha, en todos lados, porque dormir por la noche le costaba demasiado conciliar el sueño. A veces la frustración era tanta, que lloraba.

— Así que en su tercer trimestre, quiero devolverle un poco de normalidad. — Cuando Agust dijo aquello, todos sintieron algo removerse en su interior, temiendo que está aventura que tenían juntos, desde hace casi diez años, se terminará.— Lo he pensado bastante, y lo he hablado bastante con Jin. — Agust continuo, mientras dejaba su copa en la mesa y se centraba en mirar a cada uno de los presentes, que no hablaban ni decían más.— Sé que esto va contra nuestras reglas, y yo nunca les pediría nada, pero es Kitty y mi pequeña princesa de quienes quiero cuidar, con su ayuda.

Agust trago pesado, y sintió que su corazón explotaría de ansiedad. Esto era algo que tenía catalogado como malo, pero quería verlo como algo bueno para su pequeña y su novio.

— Quiero llevarme a Kitty a vivir fuera de casa.

Cuando lo dijo, el mundo parecía detenerse. Todos abrieron los ojos soprendidos, incluso Namjoon que estaba sentado a dos sillas de Agust.