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Así que si deseas que te llevemos de vuelta, dínoslo. —El chico de cabellos azules a su costado no dejaba de reír al repetir una y otra vez aquellas palabras que había escuchado a través de la puerta la noche anterior. — ¿Qué mierda te pasa? Tienes idea de cuánto pagarían por él?

Intentaba mantener la calma, no decir absolutamente nada, ya le había gritado que se callara pero conocía demasiado a V como para saber qué no iba a callarse en los que restaba del día.

Continuaron su ameno camino por el sendero a penas rociado por la fría e invernal noche. Los razos del sol recién comenzaban a asomarse en el horizonte, iluminando el costado principal de la mansión abandonada que, increíblemente, habían arreglado hacia un tiempo en medio del bosque.

Arrastraba con la mano izquierda el cadáver de un venado bien sujeto por la parte inferior de sus patas traseras. V cargaba a una liebre de campo, en calidad de muerto sobre su hombrelo mientras continuaba con las burlas y jugueteaba en su mano libre con un cuchillo.

— ¡JK, basta! ¡Déjalo! ¡Escucha, escucha!

— ¡Vete a la mierda, J-Hope! ¡No sé que mierda te hizo, pero no!

Y aquellos gritos fueron el peor de los recibimientos por su tranquila mañana, pero bueno, tampoco podía esperar que todo fuera risas, tranquilidad y amistad de un segundo para otro.

— ¡Basta! —Gritó al entrar por la puerta principal, dejando caer cual costal de patatas al cadáver del venado en el hall*.

En el marco de la entrada de la cocina se encontraba el pelinegro de cabellos ligeramente largos sosteniendo la chico rubio con apariencia angelical de las muñecas, justo por encima de su cabeza y presionandolas contra la pared fría de mármol. Su mano libre le sujetaba del mentón, mientras le miraba tan de cerca, que sus respiraciones chocaban y parecía incluso que iba a besarlo, de no ser por la expresión fastidiada del pelinegro.

El chico de cabellos rojos estaba a un costado de ellos, intentando separarlos con ambas manos pero sin ningún tipo de éxito.

— Atrás, suéltalo. —Exasperado Agust le tomo por el cuello para apretar justo en la nuca y hacerle que lo soltara de golpe.

— Uh, esto se comenzaba a poner interesante. —Habló el V azotando el cadáver de la liebre en la isla de la cocina, pasando a un costado de aquel caos.

— ¿Qué mierda hace el aquí? —Gritoneo JK contra la pared en cuanto Agust le había separado del rubio.

Jimin estuvo congelado, sin decir nada. Podía ver el miedo en sus ojos, pero no le había discutido en absoluto a JK ni apoyado a J-Hope cuando esté le había defendido. Parecía un pollito asustado mientras temblaba con ligereza y miraba todo atónito.

— Buenos días para ti también, JK. —J-hope habló aquello como en manera de regaño, mirándole con cierto desprecio y enojo. — Se queda aquí, es nuestro ahora.

— ¿Qué? ¿Tienes idea de cuánto pagarían por un rescate? ¿Está secuestrado? —Volvió a escupir de manera molesta mientras intentaba quitarse el brazo de Agust del cuello.— Vivo, o Muer...

El estruendoso sonido de una bofetada se escuchó resonar en el salón. Jimin había cerrado los ojos casi al instante, dificultándose a la tarea de ver quién había sido el autor de tan fuerte sonido.

— Cierra ya la boca, mierda. —El chico esbelto de cabellos rojos sonaba el costado de su mano después de haber propiciado aquel golpe. Sus ojos estaban cerrados, pero su cabeza estaba que ardía en molestia.— Que sepas que no tendremos sexo el resto de la semana por tus estupideces. ¿Qué imbécil tengo como novio? ¿No haz escuchado?

Y para entonces Agust ya había quitado del cuello de JK su brazo, que era básicamente lo único que lo mantenía acorralado. JK llevo su mano derecha de inmediato a su mejilla, ardía para el carajo, pero no estaba refutando ni respondiendo a nada.

J-Hope no era precisamente una persona agresiva, mucho menos tratándose de su conejito, pero quizás, solo quizás, ahora estaba sumiendo el rol de madre del pequeño rubio que recién acababa de ingresar a toda esa banda de criminales.

— Uy, sí, es una pena que JK no coja por el resto de la semana. —V hablaba en un tono burlón mientras hacía ademanes con las manos y caminaba hasta quedar en medio de el círculo no tan bien planteado que habían formado.— ¿Pero ustedes están locos? ¿Ahora dormimos con el enemigo?

— ¿Qué hice para que me odiáras tanto?

Y nadie se esperaba, dentro de aquella sala, que el pequeño indefenso que no había podido hablar en toda la mañana, soltara esa pregunta tan de repente. Ni siquiera Jimin se había creído aquello posible. Él no tenía la esperanza de que confiara en él, mucho menos agradarles en un parpadeo, pero vaya, el chico de cabellos azules aprecia detestarlo con cada célula de su ser y eso le dejaba un sabor extraño en la boca del estómago.

— ¿No es obvio, cariño? Le estás quitando a su novio. —Aquella había sido la voz más burlona que alguna vez hubieran podido escuchar por parte de JK, quien había soltado una fuerte carcajada al terminar, negando con su cabeza. Había hecho un énfasis sarcástico en la palabra "novio", que cualquiera hubiera notado que no era precisamente el término entre ambos individuos, menos Jimin. Si se iban a burlar de su abstinencia el resto de la semana, él podía burlarse del intento de amorío que tenían aquellos dos.

Jimin no comprendía bien del todo. ¿AgustD tenía pareja? Y encima de todo... ¿Un chico como V? No era como si él tuviera el tiempo de pensar en cosas triviales y sin sentido como si un criminal tuviera desarrollada esa parte de su corazón que le permitiera crear una necesidad hacía alguien, pero ahora que JK lo decía con tanta facilidad, ¿Era cierto?

No es como si fuera de su incumbencia, ¿No? ¿Por qué tendría que importarle? No había una razón, y si quisieran, V podría follar con Agust lo que quisiera, besarlo como quisiera, hacer lo que quisiera, pero que no lo metieran a él en sus juegos.

— Tu sola existencia me provoca odiarte.

Y mientras su mente se debatía entre sí volver a hablar y expresar aquel pensamiento era lo correcto, sus lágrimas volvieron a descender por su rostro, tan constantes, abundantes y escurridizas. Porque ya tenía bastante con su vida de antes, tenía bastante con el mismo odio de su padre y tenía bastante con su propio odio, con cargar en conciencia una muerte y con su tristeza acumulada por la ausencia de su madre como para que en su "intento" por crearse una realidad nueva, un delincuente de cabellos teñidos lo arruinara.

— Él ya me perdió desde antes.

De nuevo esa voz ronca y rasposa rompió con el silencio más los sollozos del rubio. Con pasos cuidadosos y lentos se acercó a Jimin y en un intento cariñoso y poco común en él, abrazo el cuerpo tembloroso del castaño que temblab lloriqueando por lo bajo.

Jimin no dijo nada, pero se había sentido tan malditamente seguro, tan cómodo y cálido entre sus brazos que ni siquiera notó el instante en el que le había tomado en brazos de nueva cuenta y sus pasos volvían a guiarle hasta la habitación de donde había salido tan solo unos momentos antes de ser acorralado por JK en el pasillo.

— ¡¿No vas a desayunar, Agust?! ¡No me ignores!

Pero no importaba cuanto gritara V, el no se iba a detener y mucho menos volver sus pasos únicamente por un trozo de venado.

Jimin solo podía mirar con ojos acuosos a los tres chicos que acababa de dejar atrás, J-Hope le dedicaba una enternecedora sonrisa por la escena, mientras JK se burlaba del chico de cabellos azules que solo gritaba una y otra vez porque volvieran.

Aquello no iba a ocurrir.

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