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— Menos mal, creí que nunca nos recibirías.

Zico era una persona especial. Difícil, compleja, tal vez extraño, sumamente difícil de comprender, no todos lograban hacerlo. Pero Agust lo hacía, y era eso mismo lo que los hacía unidos, conocidos, amigos, hermanos tal vez.

Agust y Zico habían crecido juntos. Sus padres eran socios, el padre de Zico había estado en la pandilla de los Min, así que cuando murió, quedó a cargo completamente del señor Min, porque ese era el pacto no escrito entre servidores de la mafia. Así que bueno, podemos decir que eran hermanos. Y aunque ambos siempre fueron de personalidad fuerte y un liderazgo marcado, se llevaban bien. Zico y Agust tenían un montón de temas en común y atrayentes, se agradaban, situación distinta con Geumjae. Con el mayor de los Min siempre discutía, siempre peleaban y no había manera en el mundo de que se agradaran, parecía que incluso peleaban por la atención de Agust.

— Deja de quejarte, ya estás aquí dentro. — Agust soltó de manera burlona mientras se sentaba en su silla giratoria detrás de su escritorio.

— Bueno, él que estaba dentro hace unos instantes era otro. — Respondió Zico mientras se sentaba en uno de los asientos frene suyo.

Kitty estaba de cierta manera escondido detrás de uno de los libreros a un costado de Agust, atándose el nudo de la bata con delicadeza mientras los escuchaba. No iba a avergonzarse, eso era lo último que pasaría, porque estaba realmente feliz y orgulloso de lo que había pasado.

Cuando salió de su escondite, bien cubierto por la bonita bata, simplemente le dedico una sonrisa a Zico, antes de acercarse a besar la mejilla de Agust, separándose lentamente para salir de ahí. Ese era su plan, salir de ahí e ir a ducharse o hacer cualquier otra cosa mientras que su novio se dedicaba a resolver sus asuntos, porque siempre era así.

Estaba dando un par de pasos para alejarse, cuando Agust tomó su muñeca y lo atrajo de nuevo a su cuerpo. Kitty estaba sorprendido, porque en definitiva está no era la actitud que esperaba, pero tampoco le estaba disgustando en lo absoluto. Agust lo acercó a su cuerpo para acomodarlo sobre su regazo, dejándole que se sentará en uno de sus muslos y de manera cuidadosa guío su brazo para que rodeará su cuello, a la par que abrazaba sus caderas para dejarlo bien acomodado en su regazo. Zico alzó una de sus cejas, mirando la escena de manera confundida.

— ¿Estás seguro de esto? — Zico dijo con los brazos cruzados y el corazón de Kitty se detuvo para hacerse chiquito, solo un poco.

— Estoy seguro. Kitty se va a quedar aquí, conmigo.  — Cuando Agust respondió, dejo una pequeña caricia bastante sutil y escondida en su vientre. De inmediato Kitty se escondió en su cuello, con una sonrisa enorme.

— Lamento la demora, no creímos tardar tanto en llegar. — Por la puerta apareció un chico esbelto con cabello rojos y cejas rectas, bien vestido y peinado. Se sentó en uno de los asientos vacíos y justo detrás de él apareció un chico más.

— Disculpen la demora. — Aquí si salíamos de los estándares, porque era un chico bien ejercitado, muchísimo más grande en todo el sentido de la palabra y de no ser por los ojos sumamente rasgados, no tendría pinta, en absoluto, de ser coreano.

— Tch, tch, tch, tch, siempre tarde, chicos. ¿Es que se estaban besando en el auto? Se perdieron de un show magnífico aquí. — Zico dijo aquello mientras negaba con la cabeza y sonreía.

Ambos chicos en cuestión miraron a Agust, quien aún sostenía a Kitty en su regazo. Su bonito novio estaba sentado en una de sus piernas y sus muslos descansaban sobre la otra, y aún le abrazaba por el cuello. Salió de su escondite solo para mirar a los chicos en cuestión.

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