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La bonita Harley Davidson Pan America Special de color rosa con estampada con figuras de Hello Kitty había pasado a toda velocidad por la carretera, inclusive por las zona aledañas de la ciudad hasta la zona de Gangnam, directo a su hogar. Tenía ya bastante tiempo sin pasar por ahí, no había recorrido las calles ni tampoco las avenidas, pero era un mapa mental el que recorría para poder llegar a casa, en donde, sorpresivamente, la seguridad había sido bardeada.

La motocicleta derrapó pero no le impidió detenerse, llamando la atención de dos de los guardaespaldas en la entrada. Kitty bajo de inmediato, con dos de sus pistolas favoritas de Hello Kitty en sus pantalones.

— Alto, no puede pasar. — Uno de los gorilas de la entrada se acercó a detenerlo, pero Kitty no se pensaba parar por nada en el mundo. Al guardia no le quedó más que someterlo al tomar sus brazos para poder detenerle, tarea fácil, ya que Kitty era bastante pequeño en comparación de tamaños y la poca comida de días anteriores lo tenía bastante débil.

— Es mi casa y voy a entrar. — Kitty gritaba y pateaba, tratando de zafarse del agarre.

— Uy, ¿Qué tenemos aquí? — Y para ese segundo, un chico de cabello negro, bastante alto, con los labios rojos apareció justo detrás del pilar de camionetas Suburban que cubrían la entrada.

El chico era bastante robusto, tenía los músculos bien marcados y la camisa negra sin mangas que tenía dejaba ver por completo sus brazos. Y Kitty podría haber babeado en otro instante por él, pero ahora solo pensaba en que todos tenían que salir de ahí o estarían muertos.

El chico en cuestión caminó hasta Kitty, dejando la punta de su bonita ametralladora en su mentón para levantarle el rostro a Kitty que, ahora luchaba por zafarse del agarre de los guardaespaldas.

— Oh vaya, pero si tú eres el mocoso rosa de Agust, ¿No es así? — Acercó su rostro al de Kitty, tan cerca que casi podían besarse, pero el chico seguía sonriendo.

— Escucha, no se quién eres ni lo que hagas aquí... — Kitty jadeo tratando de soltarse del agarre.

— Te voy a soltar, solo si prometes no ir corriendo con tu novio. — Para ese entonces, el chico ya había tomado sus mejillas y las había juntado para abultar sus labios.— Y un beso no me vendría mal.

— Woonho, Tu sí que quieres que Agust te corte la cabeza. — y por si fuera poco, un chico más, con la misma vestimenta y los mismos enormes brazos y pectorales apareció de entre un montón de guardaespaldas más, y con una bonita ametralladora negra en sus brazos.— suéltenlo.

— Ay, Jhonny, arruinas la diversión. — El chico en cuestión, Woonho, se separó de Kitty casi de inmediato.

— ¿Que haces aquí? Agust dijo que ni siquiera estás involucrado. —Jhonny habló, dejando que Kitty se acomodara la bonita bata de ceda en su torso. Él únicamente se había colocado unos pantalones encima para ir a buscar a su novio, pero la lencería bonita seguía ahí.

— Escuchen, solo están en peligro y tienen que salir de aquí ya. — Kitty jadeo desesperado.— Tienen que salir de aquí ahora, debo ir por Agust y los demás.

— ¿De qué estás hablando? Ellos están realmente ocupado, ¿Cuál es tu...? 

Pero Woonho, no pudo terminar la pregunta, debido al enorme estruendo que se escuchó detrás suyo. Era una pequeña explosión en el jardín que hizo retumbar el suelo. Y si todos repasaban mentalmente el plan, eso no estaba enumerado.

— ¿Qué mierda? — Una vez que Woonho, Jhonny y Kitty se levantaron del suelo, entendieron la preocupación del pelirosa.

Kitty conocía de sobra a su padre, y sabía que desde su bisabuelo, habían implantado pequeñas bombas en el jardín, las cuales se activaban con 2 botones, uno ubicado en la cocina y otro en la oficina de su padre, que anteriormente era de su abuelo, y mucho antes de eso, de su bisabuelo. Su argumento era que, al explotar llamaban la atención de todos, sobre todo de la policía, era una buena manera de alertar si no podían llamar por teléfono, y por otro lado, si tenían gente enemiga, los podían volar en pedazos.

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