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Cuando Jimin despertó, sus manos tentaron el costado de la cama mientras una sonrisa se trazaba en sus labios rechonchos.

Aquella sonrisa no se borró incluso cuando al abrir sus dos ojitos brillosos, se encontró con la cama vacía y el envuelto entre las mantas. El aroma a su novio seguía aún en las mantas, en la almohada y en su ser. Aún podía sentir cada uno de los besos en su piel, cada mordida y cada marca de sus dedos. La sonrisa se ensanchan cada vez más cuando lo pensaba.

En la mesita de noche pudo visualizar una cajita de leche de fresa, de esas que tanto le encantaba y Agust siempre compraba para él. A un lado habían dos paletas de cereza rellenas de jarabe como tanto le encantaban. Le gustaban porque dejaban sus labios rojos y bonitos.

"Minnie, lamento irme sin despedir. Lamento dejarte solo en nuestra primera mañana juntos. Lo compensaré.

Aún tengo un trabajo más por hacer, por favor espera por mi.

—Y."

Leyó aquello en la nota escrita debajo de la cajita de leche.

¿"Y"? ¿Que demonios era "Y"?

— Min Yoongi. — Repitió Jimin en voz alta mientras acariciaba dicha notita y entonces sonreía amplio.

El ahora tenía un nombre. Un nombre, un hombre y felicidad.

[ 💮 ]

Después de ayudar a la banda contraria a deshacerse correctamente del cuerpo del adolescente en cuestión, Bulletproof regresaba a la guarida, a su hogar.

Aún si la mayoría volvía en sus motocicletas, eran escoltados por sus camionetas negras blindadas que se encargaban de vigilar y despejar todo el camino. Así eran los trabajos pesados, más, mucho más meticulosos.

— Joder, ZICO siempre es tan pesado cuando se trata del tema de dinero. ¿Qué más le daba entregarlo ayer que hoy?

Jimin sonrió al escuchar la voz del pelirojo que tenía, poco más de una semana sin ver. En realidad, le hizo feliz el sonido de todas las voces conocidas y el estruendo en casa. Los días anteriores era únicamente él y de vez en cuando, uno que otro empleado de Agust que se aseguraba que todo estuviera bien, o entraban por un vaso de agua.

— ¡Agguie! — Jimin dejo a un lado la hilera de muffins que cocinaba, para correr directamente hasta el pasillo principal en donde pudo divisar a su rubio favorito.

Cómo era de esperarse, Jimin se lanzó a sus brazos, Agust le recibió con un un abrazo y las sonrisas complacidas de sus compañeros no faltaron. A excepción del bufido molesto y típico de V.

— No demore, ¿O si? — Agust preguntó sonriendo mientras Jimin tomaba sus mejillas y juntaba sus frentes. Negó con cu cabeza y una sonrisa en sus labios, era mejor de lo que había imaginado volver a encontrarse con su novio después de un par de días y la mejor cogida de su vida.

— Oh, por dios, Jimin, ¿Tú haz hecho esto para nosotros? —Pregunto JK emocionado mientras tomaba asiento en un taburete de la barra de la cocina y en sus manos un Muffin de chocolate danzában.

— Huele delicioso.— acompaño el bien trajeado Namjoon mientras le invitaba al tomar uno.

— C-creí que les gustarían, estuvieron fuera, trabajando mucho tiempo y... Deben alimentarse bien. — Respondió Jimin aún en los brazos de su novio.

— Nos hemos sacado la lotería contigo. — Completó J-Hope emocionado dando una mordida al dichoso panque que olía a gloria.

Jimin miraba todo sonriendo, y aún si Agust le estaba soltando del abrazo, nada arruinaba el momento. En su espalda, Agust traía consigo su bonita y hermosa Katana con acabados negros. Aún sin al tenerla dentro de una funda obstaculizaba poder ver su brillo, Jimin podía sentir el poder.

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