Cuando nos volvamos a encontrar 🌙 [Caché]

[Capítulo 103] "Sin señales"

Nueva York — Julio 2021
Pov. Poché

—¡buenos días! —saludo en voz alta entrando a la oficina con mi café en una mano y unas carpetas en la otra.

—Hola Poché ¡buen día! —saluda Katie de regreso poniéndose de pie inmediatamente para ayudarme—¿Qué tal el fin de semana?

pregunta con una sonrisa mientras le entrego las carpetas y caminamos juntas hasta el fondo del pasillo dónde estaba mi oficina.

—tranquilo —respondo aunque la palabra que se me venía a la cabeza era 'interminable'.

—que bueno—ella sonríe mientras acomoda las carpetas en mi escritorio— Hoy no hay citas urgentes en la mañana así que puedes seguir relajándote —comenta cómo si fuera algo bueno, pero yo pongo mala cara y se ríe.

—¿Y en la tarde? —Queria estar ocupada, porque así el tiempo no duraba tanto.

—solo una, para ver lo del nuevo creativo. Ah y los de Coca Cola llamaron, quieren reunirse contigo y Cris el jueves para ver lo de su campaña.

Asiento.

Sip, sería un día ligero y por lo visto bastante largo —ok, agendalo. Y si ya hay perfiles para las modelos que pedimos, pásamelos porfa.

—como diga, jefa —hace un saludo militar y sonrío

—boba

Se ríe —¿Necesitas algo más?

—si, ¿Puediste ver si hay confirmación del vuelo que te dije? —le pido y ella se pone a pensar

—¿El de tu papá?

—no, el otro

—ahh ya —se ríe y desvía la mirada recordando— Lo vi el viernes pero no había nada, Ahora reviso de nuevo por si acaso.

—genial, muchas gracias —digo y mientras se va, me siento frente al escritorio de vidrio.

Katie era un caso. Aún recuerdo el día en el que la conocí. Estábamos buscando una asistente y ella, con su blusa amarillo brillante y saco azul eléctrico, simplemente destacó del resto.

Alta, con curvas, segura, alegre y con ganas de ayudarnos a todos. Eso sí, siempre siguiendo sus propias reglas de moda con colores fuertes y llamativos.

Ya con el tiempo, me había acostumbrado a sus looks y hasta se nos hacía raro verla con algo de un color neutral. Si eso pasaba, era que algo no andaba del todo bien. La miro y sonrío de nuevo.

Hoy por ejemplo, era una explosión de color. Su cabello castaño estaba sujetado en una cola de caballo alta con una banda fucsia fosforescente que combinaba con su pantalón ajustado. Su blusa turquesa  y sus zapatos de tacón punta de color celeste combinaban con sus aretes largos en forma de gota.

Ella estaba orgullosa de si misma y su energía, contagiaba siempre.

Abro la computadora y mientras espero que se prenda, le doy un largo sorbo a mi café.

En la pantalla, como imagen de bienvenida, me aparece una de las tantas fotos que Calle y yo nos tomamos juntas los días antes de que se fuera.

Mi corazón se estruja y mis dedos van a la imagen como si así pudiese sentirla más cerca. En esa foto justamente, nos habíamos dado una escapada para revivir nuestra primera cita y al igual que esa vez, ambas nos regalamos algo bastante significativo. Unos anillos de promesa.

Levanto mi mano izquierda y observo el mío con cariño. Totalmente dorado, con  pequeños círculos entrecruzados por una línea en medio.

Tomo aire profundamente.