[Capitulo 4] «Musical de invierno»

8.9K 454 7
                                    

Abro los ojos despacio por la luz que se filtra a través de mi ventana y por el molesto sonido de mi alarma al costado de mi cama.

Me estiro deliciosamente para encontrar comodidad pero entonces recuerdo a Daniela. Me siento de un salto y la busco a mi lado pero, no estaba. Busco al rededor de mi habitación pero no había ni rastro de ella.

—no puedo creerlo —murmuro despacio —¿Lo soñé todo?

Estaba confusa, en mi mente recordaba cada segundo de ayer, pero ¿Y si no pasó?.

Me dejo caer en la cama un poco confundida, las imágenes eran demasiado reales para haberlo estado soñando y no. Me niego a aceptar que haya sido eso.

Me levanto decidida y camino descalza saliendo de mi cuarto, necesitaba comprobar si estaba abajo o en otra parte de la casa, yo no estaba loca. No podía extrañar tanto a mi mejor amiga como para que mi mente creara esa ilusión tan real.

Bajo las escaleras con rapidez, mi cuerpo se tranquiliza al oír su risa y unas sonoras carcajadas de mi padre en la cocina, parecían estarse divirtiendo mucho.

—buenos días dormilona —me saluda Calle con una sonrisa. Aún lleva mi pijama y está al frente del fuego preparando lo que parecen ser unas tortitas dulces con fruta.

—Hola, buenos días —saludo también analizando toda la situación sin entender nada

—Hola cariño —saluda mi papá limpiandose una lágrima del rabillo de su ojo.

—Veo que están muy divertidos —comento levantando una ceja. Nada me gustaba más en el mundo que ver reír a mi papá.

—Si -—confirma él tratando de aguantar la risa— es que no sabes lo divertida que es esta niña.

Miro a Calle, buscando una explicación mientras veo que mi papá no se atore con el café que toma para intentar calmarse un poco.

Ella sólo se encoge de hombros sonriente y me pregunta si quiero desayunar —hice tortitas de avena.

Asiento divertida acercándome a la encimera y me siento en una de las sillas —¿A qué hora te levantaste?

-—como a las 6 —contesta tranquilamente y abro mis ojos sorprendida.

—¿Tan temprano? -—pregunto y veo a mi papá un poco más calmado y menos colorado lo cual me tranquiliza.

—si, es algo que tengo por el sentido horario pero igual siempre me gusta levantarme temprano —asegura encogiéndose de hombros— además, ya que estaba aquí, se me ha ocurrido prepararles el desayuno.

Mi papá asiente feliz y orgulloso como si fuera su propia hija la que estuviera hablando —Dani me ha ganado hoy, cuando me levanté ya estaba todo listo y este café, esta delicioso— la felicita.

—Ay no Juan Carlos, es lo mínimo que podía hacer, ustedes me han dejado dormir aquí. —contesta Calle poniéndome en frente un plato con varias tortitas con fruta picada y encima bañadas con algo de miel.

Mis ojos se abren con agradecimiento y sonrio de oreja a oreja, de verdad se veía delicioso.

—nada de eso niña, esta es tu casa. Puedes quedarte cuando quieras, que espero y sea seguido —le habla mi padre con dulzura.

—lo intentaré -—le promete sonriendo agradecida.

Su conversación pasaba en segundo plano para mi, yo estaba fascinada con ese desayuno, al comer el primer bocado había sentido fuegos artificiales en mi boca y no estaba exagerando. ¿Cuándo había aprendido a cocinar así?. Yo con suerte y hacía arroz en la arrocera y no quemaba la casa por pura gracia divina.

Cuando nos volvamos a encontrar 🌙 [Caché] Where stories live. Discover now