[Capítulo 27] "Todo Está Bien"

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Al llegar al apartamento de Calle, de lo primero que me doy cuenta es de la música, parecia que había un concierto ahí adentro. Un concierto con todo el repertorio de Disney.

—¿Calle? —La llamo fuerte cerrando la puerta detrás de mí, mirando a todos lados pero no la veo.

—¡bebé! —grita de regreso desde la cocina.

Dejo mis cosas en un sillón de sala y voy directo a donde está. Debía estar preparando algo porque a cada paso, un olor dulce delicioso inunda el ambiente.

—holi ¿que haces? —le pregunto viéndola de espaldas a mi, aun en pijama y agarrando firmemente una espátula, mientras con la otra mano, movía el sarten muy concentrada.

—nada, se me antojaron unos pancakes. ¿Quieres?

Con razón olía de maravilla.

Asiento —eso se ve delicioso

—genial, ahora te preparo —dice con una sonrisa.

Ahora mismo no sabía cómo sentirme respecto a lo de Andrés, pero de algo estaba segura; por más que me cueste entender, no estaba enojada.

Obviamente me molestaba el hecho de que se hubiera disfrutado mi mal genio, todo este tiempo, pero era más grande el alivio de saber que no existía ningún riesgo con él siendo su amigo. Es más, hasta estaba un poquito divertida al saber que esa carta ahora yo la podía usar a mi favor.

—¿cómo te fue hoy? —me pregunta acercándose un ratito para darme un beso corto en los labios y después devolverse a atender la cocina.

—bien —respondo encogiéndome de hombros como si nada. Tampoco iba a decirle de mi enfrentamiento con Paola o se enojaria conmigo, aunque yo no la hubiera buscado en primer lugar— todo tranquilo ¿y a ti?

—yo... —responde suspirando— Me aburrí mucho. No sé qué voy a hacer estos tres meses aquí metida.

—Bueno, puedes estudiar cocina —bromeo y ella me mira sacándome la lengua— ¿qué? eso se ve muy bien.

—graciosa. Y no te burles de mi que ahora con tanto tiempo libre, no me voy a despegar de ti.

—Eso suena muy bien para mí —susurro, esta vez acercandome yo y poniendo mi quijada sobre su hombro izquierdo para darle un corto y suave beso en la mejilla.

Me encantaba tenerla cerca, porque cada vez que estábamos juntas era como si recargara mis energías y el calorcito en el interior de mi pecho, me hacia sentir tan segura y feliz que no había forma de describirlo en palabras.

Sonríe tímidamente y me regresa un pequeño beso en la nariz para después voltearse seguir cuidando sus pancakes.

Su teléfono vibra encima del mostrador y ambas lo vemos de reojo. Me acerco para ver

—¿quién es Rosario? — tomo el aparato para dárselo pero por su expresión entiendo que no quiere responder.

—un compañera de reparto

—¿no responderás?

Ella suspira negando otra vez —no quiero hablar con nadie de ahí ahora.

Reviso su historial de llamadas y abro los ojos asombrada, ahi tenía como 20 llamadas perdidas de diferentes números. Eso sin contar las de Andrés y Paula.

—esto parece una central telefónica —comento tratando de aliviar un poco su estrés y ella me sonríe.

—y eso que no has visto los mensajes —dice y abro su bandeja de entrada para encontrarme con decenas de textos, la mayoría disculpándose pero que tampoco están abiertos para no ser dejados en visto.

Cuando nos volvamos a encontrar 🌙 [Caché] Where stories live. Discover now