[Capítulo 107] "Deuda"

6.5K 420 60
                                    

Nueva York — Estados Unidos
5:23 a.m.

Pov. Calle

La luz del alba se cuela por la ventana y me doy cuenta que está amaneciendo. Serían las 5 de la mañana y mi amor descansa en mis brazos plácidamente. Su rostro estaba apoyado en mi pecho y sus manitos aferradas a mi cintura.

Llevábamos ya varias horas así. Sólo sintiendo nuestras respiraciones mientras luchabamos contra el sueño y el cansancio.

Solo nos cubrían las sábanas grises de la cama, pero por primera vez en estos casi dos años, me sentía bien, segura, plena y feliz.

Cuando salí del aeropuerto de Kioto, no tenía ningún plan. No sabía ni siquiera lo que estaba haciendo, solo tenía una idea en la cabeza y era estar con Poché.

Al principio, durante las primeras horas de vuelo tuve miedo de las consecuencias de abandonar los contratos que había dejado a medias, pero al segundo de ver a mi amor, supe que no me importaba. Asumiría todo pero nunca más me iría de su lado.

Su carita de asombro y confusión cuando entré a su oficina, estaba grabada en mi cabeza y esa sola imagen valía por cualquier cosa que pasara en adelante.

Sabía que aún faltaban cosas por arreglar y una buena conversación seria, pero justo en este momento, quería quedarme y seguir disfrutando de la paz interior que me daba el estar en los brazos de mi amor.

—¿Amor?

—¿Bebé?

—¿Sigues despierta? —pregunta con la voz más dulce del mundo y mi corazón se estremece mientras las ganas de apachurrarla en mis brazos se vuelven más fuertes

—si

—¿en qué piensas?

—en que soy la persona más afortunada del mundo.

—¿Afortunada? —asiento

—mucho.

—¿Y eso?

—pues... ¿Cuál es la probabilidad de encontrar al amor de tu vida a los 6 años de edad Y qué esa persona te espere por casi 10 años más, mientras encuentras la forma de regresar y que luego se vuelvan a separar y te siga esperando más tiempo aún?

Sonríe timidamente—¿Es una pregunta capsiosa?

Niego con la cabeza sonriendo también

—lo que digo es que yo me saqué la lotería contigo, Poché —admito sin ningún miedo ni reserva porque mis sentimientos estaban seguros y firmes— el premio mayor. La probabilidad es de 1 en más de 30 millones.

—estás exagerando, gordi.

—No. Es que piénsalo. Tú y yo nos conocimos a los 6 años, yo me enamoré de ti a esa edad y no lo supe hasta mucho tiempo después. Luego pasaron muchas cosas y cuando volví a encontrarte, tú no me reconociste, pero sin pensarlo volvimos a estar juntas como si no hubiera pasado ni un solo día. ¿Eso es raro? Osea no le pasa a todo el mundo ¿O si?

Niega con la cabeza y se separa un poco de mí pecho buscando mis ojos. Los suyos estaban chinitos y ahora sí podía notar una ligeras ojeras en sus párpados.

—creo que no, pero supongo que debía pasar así, mi amor.

—¿pero de verdad crees que fue casualidad?

—No lo sé —acepta apoyándose en su codo para estar a la misma altura— pero sea como sea, estoy feliz de que sucediera. El volvernos a encontrar fue casi una bendición en mi vida. Yo no sabía lo que era el amor hasta que llegaste y pusiste mi mundo de cabeza. Me devolviste el corazón y las ganas de amar.

Cuando nos volvamos a encontrar 🌙 [Caché] Where stories live. Discover now