mi profesor 》irwin.

Capítulo 87.

- ¿Quieres otra rebanada?

- No, no podría comer nada más… - digo con pesadez – en si apenas y conseguiré terminar esta.

- Vamos, compartimos la última – insiste él.

- Si aún tienes hambre cómela tú, yo ya estoy satisfecha.

- Pero tú tienes que alimentarte.

- Sí, sanamente, y la pizza no entra en esa categoría…

- ¡Es hawaiana! básicamente tiene piña, queso, harina que está hecha de trigo… ______, es una pirámide alimenticia andante.

- Esa es la excusa que dabas a tu mamá – bromeo.

- Sí, ella tampoco me creía – confiesa Ashton y toma la última rebanada de pizza.

- _____, mi amor, te estás tragando tus cabellos – dice quitando unos mechones de mi frente.

- Lo siento, no encontré un peine.

- A ver, ven acá – me acerca a él y comienza a cepillarme el cabello con sus dedos. Cierro los ojos y disfruto –. Te haré una trenza.

- ¿Sabes cómo? – digo sin ocultar mi sorpresa ante la nueva habilidad de Ashton que recién descubro.

- Sí, aprendí hace años, porque me encantaba jugar con nuestras vecinas a la estética, solían decirme Joy.

- ¿Joy? – digo intentando contener la risa.

- Si… eso no era un nombre de hombre.

- Y Ashton si lo es… ¿no? – bromeo y Ashton comienza a reír.

- Es malvada, eso es tan sexy señorita Crowell.

- Solo bromeo, me parece muy lindo que sepas hacer cosas como esta.

- Me gustaría tener una hija, no me molestaría peinarla o dejar que ella lo hiciera conmigo.

Un ‘Awww’ quedo contenido en mí. Imaginar tal escena me hizo sentir parte de ella y sonreí. Pero me estrujo el corazón imaginar a Ashton, con su hija y sin mí.

Por qué me contaba cosas como esta, por qué hablar acerca de un futuro en el que no tengo la certeza de formar. Me aferro al hoy, pero si hace cosas como esta, me es difícil no anhelar más a su lado.

¿Aún dudas de su amor? No, no lo hago. Solo no quiero pensar en el futuro. No si no estoy segura de que Ashton formará parte de él.

- Será una niña preciosa si tiene tu cabello – ahogo un pequeño gemido. Acaso el también desea más. Yo sí, pero aún no.

A los 17 años yo no deseo más, solo esto. Sin embargo Ashton tiene 23, ¿cuánto tiempo será capaz de esperar por mí?

Ashton se estira y toma la liga con la que venían sujetas las salsas de la pizza.

- ¿Me sujetaras el cabello con la liga de la comida? – protesto volviendo de mis pensamientos.

- Sí, no dejaré que mi obra de arte se deshaga. – paso mi mano por mi cabeza y descubro una bella trenza francesa.

- Vaya Joy, tiene talento – bromeo y reímos. Ashton me abraza y descansa su mentón en mi hombro.

- Aún no te afeitas – le digo y el frota su mentón en mi cuello lo cual me provoca cosquillas, río y él me da vuelta y me besa. Su boca parece conocer perfectamente la mía. Enredo mis manos en su cabello pero nos vemos interrumpidos por un golpeteo en su puerta que nos pone alerta.

El toque se repite y yo salto del mueble.

- Un momento - dice Ashton torpemente, me mira y sé que no quiere pedírmelo, se suponía que hoy no ocurriría, pero es difícil evitar que el mundo te golpee cuando estás en él, lo quieras o no.

- Me esconderé en tu habitación – le susurro y con el pie escondo mi vaso debajo de la mesita.

- Lo siento – dice algo avergonzado y corro a sus habitación. ¿Qué acaso hoy no tendría que andar huyendo, ni escondiéndome? en fin. Una parte de mi está realmente decepcionada.

Pego mi cabeza a la puerta intentando quedarme muy quieta para poder escuchar. El primer sonido que percibo es un gesto de sorpresa por parte de Ashton seguido por… me concentro en el sonido, parece ser unos sollozos, de mujer…

- ¿Qué diablos? – mascullo para mi.

Vuelvo a pegar mi oído en la puerta. Escucho a Ashton tranquilizar a esta chica, sea quien sea parece estar inconsolable.

- Espera aquí, voy por _____.

¿Por mí? Y ahora que rayos sucede… intentando averiguar quién podría ser la chica que llora cual magdalena con Ashton, no me separo de la puerta y este la abre lo que provoca que de un torpe paso hacia el frente en un intento por no caer al suelo.

Más mi mayor sorpresa es al levantar la vista y descubrir quién es la chica que llora desconsoladamente.