Capítulo 21.

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- Todo está bien Ashton – le susurré – vamos a casa.

Ashton exhaló profundamente y terminamos el recorrido a su camioneta, la lluvia había bajado de intensidad, pero Ash y yo ya estábamos completamente mojados.

Coloqué a Ashton dentro de su camioneta, pero ahora él se encontraba en el asiento del copiloto, el sueño estaba a punto de vencerlo, ahora parecía tan sereno, con sus lindos ojos cerrados y esos pequeños mechones de pelo húmedos que jugueteaban en su frente, estaba ebrio, mi duda era el por qué habría bebido cuando él no suele hacerlo, sería por Danielle o por… no, no debía sacar conjeturas apresuradas. Prendí el motor y Ashton abrió los ojos levemente, me miró directamente a los ojos y yo le sostuve la mirada, en sus ojos ya no vi tristeza ni furia, ahora parecían haber sido unos ojos nuevos, o los mismos, pero más serenos, llenos de paz, la mirada que me dedicó en aquel instante fue una llena de ternura.

En su rostro se formó una leve sonrisa y sus parpados se rindieron finalmente privándome de aquella mirada, de aquellos ojos color verde que había aprendido a necesitar.

Puse en marcha la camioneta, en medio de la noche, con la lluvia casi como rocío matutino, le había dicho a Ashton que lo llevaría de regreso a su casa, sin embargo no tenía la más mínima idea de donde era, mi casa no estaba muy lejos, tendría que llevar a Ashton allí, no faltaba mucho para que amaneciera, intentaría bajarle la borrachera y que me diera su dirección, o que estuviera lo suficientemente sobrio para regresar solo a su casa.

•••

Ashton – le dije estacionando su camioneta en la entrada de mi casa – Ashton… - volví a insistir moviéndolo del hombro – ya llegamos.

Él solo gruño levemente y giró su cabeza del lado opuesto.

- No seas así Ashton – me quejé – ¿me harás cargarte de nuevo? - tomé su silencio como un “sí” – de acuerdo, al menos deberías perdonarme el reporte – bufé y bajé de la camioneta, abrí la puerta del copiloto y acomodé nuevamente a Ashton en mi para poder ayudarlo a entrar a la casa.

- ¡Como pesas! – le dije pero él parecía no escucharme, solo balbuceaba unas palabras que no llegué a comprender. Ahora si los tacones se estaban convirtiendo en mi peor pesadilla, como pude logré llegar hasta la sala de estar. Ambos estábamos húmedos, mi cabello escurría y la ropa de él estaba completamente mojada, debería subir a cambiarme o tenía seguro que cogería un resfriado, dejé a Ashton en el sofá más grande y subí a mi habitación, lo más rápido que pude me deshice de mi ropa húmeda tome una ducha “express” y me puse mi pijama. Mi cama lucía tan reconfortante… la noche anterior había soñado con Ashton, con mi profesor y ahora, en menos de 24 horas me había salvado la vida, compramos juntos, fui a su fiesta de cumpleaños, había conocido a sus amigos y a la zorr.. chica, si, a ella, quien le había roto el corazón, discutimos, lo rescaté de un bar, se había quebrado por completo y ahora estaba en mi sofá durmiendo. Entonces una especie de inquietud llegó a mí, yo ya estaba limpia y con ropa seca dispuesta a tumbarme en mi suave cama, enrollarme con mis sabana y descansar, mientras Ashton seguía con su ropa mojada, solo, triste he incomodo en el sofá.

Salí de mi cuarto y me dirigí a la habitación de mi papá, saqué una de sus tantas camisetas blancas cuello V que tenía en el cajón de su armario, una toalla y un pantaloncillo tipo pijama, me dirigí abajo y Ashton seguía en la misma postura en la que lo dejé, me paré al costado suyo y tomé un respiro profundo.

- Esto es muy inapropiado… pero no puedo dejarte con esa ropa mojada.

Sentí mis mejillas arder, senté a Ashton quien parecía un muñeco de trapo, y comencé a desabotonar su camiseta, botón por botón mi cara ardía más y más, lentamente su torso quedo descubierto, era torneado y definido, no exagerado… ustedes saben, era… sensual. Sacudí mi cabeza intentando controlar mis hormonas, tomé la toalla y sequé el torso de Ashton, cuando estuvo seco le coloqué la camiseta la cual llenaba a la perfección, ahora debía deshacerme de sus pantalones húmedos y colocarle los secos, comencé por el cinturón, luego el botón y al final, con manos temblorosas la cremallera.

Me separé y tomé un respiró, parecía una anciana anticuada cometiendo un pecado, mis intensiones eran sinceras, quería dejar a Ashton en ropa seca pues no deseaba que enfermara, pero no voy a negar que me ponía nerviosa, ese hombre era mi profesor, pero eso no le quitaba lo bello.

- Ashton, si alguien entrara por esa puerta en este momento… esto luciría muy mal – le quité el pantalón y cerré los ojos, tomé a ciegas el pantaloncillo y comencé a ponérselo mientras mi _____ hormonal me decía que actuaba como la reina de las ñoñas. Finalmente terminé de vestir a Ashton, el color de mis mejillas aún no desaparecía, era una noche fresca pero sentí que mi frente se había perlado con unas gotas de sudor.

- Danielle – susurró Ashton. El corazón se me encogió y un nudo se formo en mi estómago.

- Danielle no está aquí, Ashton – Me di cuenta de lo cortada que se escuchó mi voz, como cuando estas apunto de llanto. No, otra vez no.

- Danielle – se quejó – yo te amaba tanto…

Una lagrima se escurrió por mi rostro, exhalé fuertemente, qué más podía hacer, lo ayudé a incorporarse, no quería dejarlo solo, durmiendo en el sofá, creí que para cuando recuperará la sobriedad necesitaría muchas explicaciones de los últimos hechos, me dirigí a las escaleras, en ese momento odié a aquellos diecisiete escalones, Ashton me apoyaba poco, era como caminar con un muñeco de trapo. Como pude abrí la puerta de mi cuarto, con Ashton básicamente a cuestas, me paré al lado de mi cama y lo dejé caer en ella, fue entonces cuando perdí el equilibrio y caí encima de Ashton, quien me rodeó con sus torneados brazos y me apretó fuertemente logrado que todo mi cuerpo se estremeciera, quedé a escasos centímetros de su rostro, mi corazón latía tan rápido que creí se me saldría del pecho, sentía el peligro, como si estuviese jugando con fuego, era una trampa mortal, trampa en la que caía con tal facilidad que me aterraba, intente liberarme pero Ashton me acercó más a él, abrió los ojos a medias y sonrió.

- _____ - susurró suavemente – ahora siento que si te pierdo, me pierdo a mí mismo. – cerró los ojos y sus brazos se cerraron por completo alrededor mío, entonces dejé de luchar y acurruqué mi cabeza en él, sus palabras resonaban en mi cabeza, estaba tan cansada y sus brazos eran tan reconfortantes, me hacían sentir segura, como si aquella trampa mortal, aquel traicionero camino fueran la mejor opción, todo mi ser racional me decía que era una locura, pero la verdadera locura era que amaba todo esto. Cerré mis ojos y esperé a que el sueño viniera por mí, allí en los cálidos brazos de Ashton. 

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora