Capítulo 40.

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Tan solo faltan 5 minutos para el toque de salida, al parecer, el señor Godoy creyó que era el momento perfecto para un último ejercicio de matemáticas.

- Conforme terminen el ejercicio podrán salir – sentencia – por mi no hay problema, tómense su tiempo – como odio cuando hace esto, en un día corriente no me preocuparía atrasarme unos 10, 15 o 20 minutos, pero hoy no, estoy esperando salir desde después del almuerzo y ahora él me viene con esto.

Tan solo restaban 3 minutos y yo a penas voy a la mitad del ejercicio, las matemáticas, de todas las materias, son mi punto débil, no voy mal, pero me resultan complejas y aburridas. Hecho un vistazo a mis compañeros y noto que con mi medio ejercicio soy la más avanzada, pero para mi no es suficiente. Quede de ver a Ashton a las 2:00 en el estacionamiento, no es que me vaya a abandonar si me atraso unos minutos, pero no quiero desaprovechar ni un segundo a su lado, mucho menos con un ejercicio de matemáticas. Entre Ashton y yo solo hay unas “x” y “y” desaparecidas.

Sorprendiéndome a mi misma con mis habilidades cuando falta tan solo un minuto para las 2:00 mi ejercicio está terminado. Guardo mi lápiz en el bolsillo del jersey del uniforme, tomo mi mochila y me dirijo hacia la puerta donde el señor Nava está parado, por lo ancho de la su barriga cubre casi toda la puerta, es un hombre de mediana edad, de apariencia tosca. Nada que ver con el agradable hombre de ojos ámbar que esperaba por mí. Escucho a Keyttlin susurrarme algo que no alcanzo a entender, sospecho que quería mi ayuda o que la dejara copiar mi ejercicio. Nos ayudamos mutuamente en matemáticas, quizá en otra ocasión con gusto me detenía para dejar que ella y algunos otros de mis compañeros echara un vistazo a mi cuaderno, pero desafortunadamente hoy no.

- Vaya, vaya, Crowell, parece que mi ejercicio no ha sido lo suficientemente complejo para atrasarla ni un par de minutos de más.

Quizá su ejercicio no, pero si sigue hablando en lugar de revisar mi actividad será el quien me atrase, yo solo le sonrío gentilmente intentando que no descubra mi apuro, pues es capaz de hacerme atrasar a propósito.

- Bien, bien… - asiente mientras tiene clavado sus ojos en mi cuaderno y hace unos rayones con su bolígrafo - felicidades, al parecer se irá sin retraso… ¿a qué debemos su apuro? – Me cuestiona mientras me extiende mi cuaderno – ¿no quiere dejar a un galán esperando?

Viejito entrometido…

- Para nada – le respondo casi arrebatándole mi cuaderno de sus manos – soy muy estricta con mis horarios, y las clases terminan a las 2:00, profesor.

Salgo del salón, empiezo a dudar de mi acción sobre cuestionar los métodos del señor Godoy, de cierta forma debería estarle agradecida, me ha evitado tener que poner en practica mi elaborada excusa para Keyttlin de por qué no caminaría con ella a la salida y me dirigiría al estacionamiento de profesores. La he dejado en el aula con el resto de toda mi clase, quizá les tomará unos 15 minutos más a la mayoría para salir. Ya veré que le digo mañana sobre mi salida rápida de la clase de matemáticas.

Llego al estacionamiento y busca la camioneta de Ashton, la conozco bien, entonces lo diviso a lo lejos, está recargado en el frente de esta con los brazos cruzados, en una pose lo bastante varonil para hacer que la piel se me erice al verlo, él me ve y me sonríe, con esa sonrisa que derrite.

- Hola – le saludo con un ademán mientras me acerco.

- Hola, creí que te esperaría más tiempo – me gusta sentir ese tono personal en sus palabras, tener que dirigirme a él en tercera persona como lo hacia en clase me resultaba pesado…

- He logrado zafarme del tiempo extra en matemáticas – le comento – el resto sigue dentro luchando con el ejercicio.

- ¿Así que también eres una genio matemático? – bromea.

- No, solo he corrido con suerte está vez… - confieso y él ríe.

- ¿Nos vamos? – me pregunta y asiento con la cabeza… Ashton intenta quitarme la mochila de los hombros.

- No pesa – le digo negándome a entregársela.

- La colocaré en la parte de atrás, para que no te estorbe ______ - realmente no necesita tener que argumentar nada más para que se la entregue, ni siquiera ser por qué me negué la primera vez.

Gentilmente me acompaña a la puerta del copiloto, la abre y me ayuda a entrar, me gustan esos pequeños detalles suyos, tan cálido y dulce.

•••

- ¿Qué te gustaría comer? – me pregunta Ashton mientras conduce.

- ¿Cocinarás tu? – le cuestiono curiosa.

- Depende, si sé cocinar lo que respondas a mi pregunta.

- No traigo antojo de nada – digo – escoge tu.

Él aprieta el labio y entrecierra la mirada como intentando enfocar algo pero sé que solamente está pensando.

- ¿Te gusta la pasta?

- Suena bien, yo no sé prepararla, por eso solo la como cuando mi papá me lleva a algún restaurant o asi.

- Entonces será pasta… y por el mismo precio pienso incluir una lecciones gratis de cómo preparar pasta por el Chef Ashton Irwin – dice lo ultimo con voz de vendedor de productos en comerciales. Me provoca reír, no recuerdo reír tanto con alguien más como lo hago con Ashton.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora