Capítulo 124.

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- No creo que debas hacerlo – me dice Keyttlin mientras se cuelga con todas mis cosas.

 - Por favor, ayúdame, sé que es lo correcto… en el fondo tú también lo sabes.

 Ella resopla – Vale, pero cuando se vuelva una bruja dientona maldita una vez más te echaré la culpa a ti.

 Yo río. – Gracias.

 - Diré que has ido al baño – dice dándose vuelta – no tardes.

 - No lo haré – le digo y tomo camino hacia las oficinas.

 Al llegar allí me dirijo a la sección donde está el director. Pero una vez estoy frente a la puerta me acobardo, ni siquiera sé que decir.  Antes de que pueda abortar mi misión la puerta se abre y de ella con paso firme sale una mujer alta, de cabellera hasta la cintura color negro azabache, tan lacio que no puede ser natural. Los tacones la hacen lucir estilizada y en sí parece sacada de una revista de alta costura con ese vestido blanco y accesorios dorados a juego. A su lado va un hombre vestido con un traje sastre muy bien planchado y de mangas almidonadas, podría tener la edad de mi padre, pero a diferencia de la apariencia cálida y natural del mío este sujeto tiene una mirada severa aunque lo único que mira es su costoso y ultramoderno móvil. La mujer le habla pero el parece más entretenido por la pantalla que por ella.

 Entonces los reconozco cuando la veo salir cabizbaja detrás de ellos. Tan acostumbrada estaba a verle siempre tan imponente, segura de sí, con su mirada fiera atravesándote y escudriñándote. De no ser por su ropa moderna bien podría decir que es otra persona, no Pamela.

 Cuando alza la vista si depara en mí, pues para sus padres bien he podido ser otro mueble más en la recepción. Al parecer no le es grato verme pues recupera la postura defensiva y me mira ceñuda.

 - Viniste a comprobar mi derrota con tus propios ojos – espeta.

 - Entonces… es cierto.

 - Sí, lo es, me largo de este colegio… - aunque sus palabras son crueles hay cierta nostalgia en su mirada.

 - ¿Tú quieres irte?

 - ¿Qué importa lo que yo quiera? es más, no entiendo qué haces aquí.

 - Quería saber cómo estabas…

 - Oh, la dulce, dulce ______ se preocupa por mí – dice con falsa ternura colocando sus manos cruzadas sobre su pecho – me en-fer-mas, sabes, no vengas de mosca muerta conmigo que yo a diferencia de todo el mundo no me trago esa careta tuya.

 Sí, comienzo a recordar porque ella y yo no congeniamos mucho.

 - Mira Pamela, yo estoy siendo sincera, es asunto tuyo si me crees o no. Lamento que tengas que irte de esta forma, en parte siento que es mi culpa…

 - En eso estamos de acuerdo – me interrumpe – desde que decidiste arruinar mi vida todo se ha desmoronado.

 - ¡¿Qué?! ¿Yo arruinar tú vida? pero si eras tú la que siempre me atacaba sin razón…

 - ¿Sin razón? te parece que tomar todo lo que yo quiero no es razón suficiente.

 - No me digas que esto es por lo del presidente de clase, Pamela, si tan importante era para ti lo hubie…

 - ¡No! es más que ese tonto puesto, hablo de todo, desde el primer día de clase apareciste con tu mejor amiguita y comenzaste a tomar todo lo que yo quería; Wesley te seguía como perrito faldero a todos lados y tu ni siquiera le prestabas atención.

 - ¿Te gusta Wesley? – pregunto un tanto incrédula.

 Las mejillas de Pamela toman color mientras hace una mueca.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora