Capítulo 36.

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Ashton se aclara la garganta y volvemos a la realidad. - volviendo a lo que estábamos, me han notificado unas… cosas, que debo hacerles saber pero primero tomaré lista – dice Ashton dirigiéndose a tomar asiento.

- Como usted prefiera señor Irwin – interviene Pamela y todos ponemos cara de “¿y esta qué?”

- Gra…cias… - dice Ashton dudoso y aún no sé por qué agradece.

Comienza el recital de nombres: Alena, Consuelo, Andrés, Alex, Katherine, Bruno…

- Valderrama, Pamela – menciona Ashton.

- Presente, presente, soy yo - responde, como siempre, completamente exagerada.

- Pamela, solo se responde UNA vez – se burla Wesley.

- Cállate, nadie te preguntó – intenta defenderse la cara de ardilla pero es tarde, Wesley la ha dejado en ridículo. Ashton ignora la pequeña discusión y sigue mencionando más y más nombres…

- Stromberg, Wesley.

- Presente, presente, soy yo – Wes imita la vocecita chillona de Pamela y sus ademanes exagerados, la clase completa se echa a reír, ella está que le explotan los glóbulos oculares por la rabia que le hierve dentro, Wesley la ha dejado en ridículo dos veces el mismo día en unos minutos, está pinta para ser una gran semana. Noto reír a Ashton disimuladamente, pero recupera pronto la compostura, más yo sé que le han quedado ganas de seguir riendo.

- Crowell, _____ - llega finalmente a mi nombre y levanta levemente la vista.

- Presente – respondo y sonríe mientras devuelve la vista abajo.

Una vez que termina de tomar asistencia vuelve al frente del escritorio y se sienta en él. Es tan apuesto que aún no creo que sea profesor, pero sobretodo, lo último que hemos pasado.

- Bien, tengo noticias chicos, no se si serán buenas o malas pero…

- Viniendo de usted nada podría ser malo – interrumpe, una vez más Pamela, acaso no sé da cuenta lo obvia que es, o quizá esa sea su intención. Pero en serio, dónde está Freddie Krueger cuando se le necesita.

- Eso espero… - Ashton es cortés, pero por la arruga que se forma en su frente sé que le está haciendo perder la cabeza. -¿en qué me quede? Ah, si, la noticia – dice Ashton – bueno, recién me notifican que aquí cada grupo tiene un profesor asignado al que denominan “asesor” y es el encargado principal de ustedes, por así decirlo, ¿cierto? – Nos limitamos a asentir – bueno, la noticia es que este año yo seré su profesor asesor.

No miento, sonreí, pero casi todos lo hicieron. Los últimos dos años tuvimos de asesora a: en primero a la profesora Paola Arancibia, una mujer con casi todos los años cumplidos, desinteresada y media lenta. Hasta a los padres aburría el día de la entrega de calificaciones, no se imaginan lo que era tener que verla todos los días y en las actividades extracurriculares, un horror, Madame Foster, solían llamarla, por su parecido con ese personaje, ustedes saben, de la caricatura de los amigos imaginarios, viviendo en esa mansión.... El siguiente año fue la melosa, irritante y animosa Lic. Noelia Johnson. Si, la misma que encontré hoy en la mañana, al igual que Ashton, el año pasado fue su primer año, pero la enorme diferencia es que ella era una joven maestra de 22 años con actitud de anciana mandona, la mamá de los pollitos, una exasperante mujer en disfraz de cordero, estaba (o está) obsesionada con las reglas, quería que todos actuáramos como robots perfectos pre-programados, además de ser asfixiante, pues en su obsesión por ser una buena asesora se volvió una entrometida, así fue como llegó a mi. No me enorgullece decir mucho esto pero a pesar de que intento ser cortes con la mayoría de las personas cuando a mi no me agrada alguien es como si una fuerza repulsiva que no soy capaz de controlar me alejara. Ella no me agradaba, quizá era por su apariencia tan poco cálida, no me mal entiendan, no es que quiera que las mujeres vayan por allí llenas de encaje, perlas y lazos rosas, es solo que ella solía vestir esos trajes sastre en colores aburridos, gris, negro, azul oscuro y peinar su cabello negro en una cola de caballo alta, si, yo también suelo peinarme así, pero ella no dejaba que ni un pelito se saliera de su lugar, a veces pensaba que todo su salario lo gastaba en fijador, como sea, ella jamás me agrado, creo que quizá solo me ensañe con ella, pero sus acciones hacia mi, esa fijación suya por su “caso especial”, la forma en que me veía con lástima y me trataba como a un bicho raro que debía ser corregido terminó por convencerme de que efectivamente, la detestaba y aunque ella me sonriera y usara sus vocativos empalagosos sentía que el sentimiento entre ambas era mutuo. Por eso, que ahora sea Ashton nuestro profesor asesor suena como una gran idea, lo dije, este día ha comenzado muy bien.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora