Capítulo 176.

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Ashton.

No puedo evitarlo y la beso una vez más porque siento una necesidad inmensa de ella, sigo sin creerme que me haya aceptado a su lado de nuevo. Venía psicológicamente preparado para luchar por su perdón por más tiempo.

Su boca me deja el control total de beso y esto es el paraíso en un par de labios.

— Tenía miedo de que no me aceptaras de vuelta — le murmuro cuando nos separamos a respirar.

—No quería hacerlo — dice ella alejando su rostro lo suficiente para mirarme a los ojos — pero no había manera alguna de que mantenernos separados más tiempo no se convirtiera también en un castigo para mí — hay esa maldad divertida en ella —  ya buscaré alguna otra forma de hacerte pagar…

— Lo que quieras — le digo como un mendigo suplicando limosna antes de volver a besarla. Quiero besarla hasta que me falte el oxígeno o el alma, pero entonces recuerdo que seguimos en la entrada del salón con muchos ojos curiosos e incrédulos a nuestro alrededor.

—  Vamos, será mejor que salgamos de aquí — me dice ella y yo asiento.

— Pero antes…  — coloco una mano en su cintura y me vuelvo hacia donde están todos.

Rápidamente pretenden no habernos estado observando, algunos buscan la manera de alejarse, pero ahora quiero que me escuchen.

— Debo preguntarte algo, ______.

Eso fue suficiente para que los curiosos detuvieran su escapada. Exhalo. Bueno, no es como que no haya tenido que tener coraje en marcha el día de hoy, pero ______ siempre me hace sentir nervioso como un chiquillo de secundaria.

— ¿Qué…? — murmura dudosa, es la clase de chica que ama y odia las sorpresas con la misma intensidad.

Me desabotono la camisa con la torpeza de mis dedos y se sueltan risitas y murmullos entre nuestros espectadores. Veo las mejillas de _____ arder, le sonrío maliciosamente, ¿en qué estará pensando?

— Ashton… ¿qué haces? — me pregunta asustada.

Río — ya te dije, debo hacerte una pregunta, debemos hacerlo oficial — es todo lo que le digo.

Tomo mi camisa y le muestro la que tengo debajo. La lee, ahoga un suspiro y me mira a los ojos.

Si, llevo puesta una camiseta con un texto muy específico: _______, ¿Quieres ser mi novia?

Veo una chispa en sus ojos, sabe a lo que me refiero. —No más un nosotros a medias tintas, quiero que el mundo entero lo sepa — le digo — sé mi novia…

______ me mira con esos grandes ojos marrones que son un pedazo de cielo, sé que me ha aceptado, pero eso no evita que su silencio me ponga nervioso.

— ¿Por favor? — le murmuro suplicante y entonces ella plasma la sonrisa más radiante del mundo.

— Está bien… sólo porque dijiste la palabra mágica — bromea y yo río.

Extiendo mis brazos a los lados — ¿Eso es un si?

Ella sonríe con coquetería. —No, esto es un sí — dice antes de lanzarse a mis brazos y darme un beso.

“Uy”, “Ay”, “Oh por dios”, “No lo creo”, “esto es épico” suenan a coro hiperventilado cuando nos besamos.

Si, esta chica es mi novia, mundo.

— Me gusta tu camiseta — ronronea en mi oído.

— Es toda tuya… sólo tienes que quitármela — susurro en sus labios y ella suelta una pequeña y dulce carcajada.

— ¿Qué estamos esperando, mi amor?

Casi me estalla el corazón con esa palabra pronunciada por sus labios. Me siento como un niño pequeño en la mañana de navidad. Esto es increíble.

— ¡Vámonos! — le digo exageradamente entusiasta y necesitado. Ella ríe. Amo verla reír. Amo ser yo quien la haga reír.

Tomo su mano y ella sigue mi paso veloz hasta el aparcamiento en la calle.

— ¿Dónde está tu auto? — pregunta.

—No lo tengo más — le explico — lo vendí antes de mudarme.

— ¿Tomaremos un taxi?

Creo que no lo ha pillado.

— No, ya estamos frente a nuestro transporte — le digo señalando la motocicleta. Ella pone cara de espanto lo que la hace lucir chistosa. Le entrego el casco de seguridad extra y me coloco el mío montándome en la moto.

— ¿Hablas en serio, Ashton? —dice asustada — ¡Tienes una moto!

— Temporalmente — digo sin revelarle más. Ya sabrá en su momento que no necesito un coche en la ciudad si no pienso quedarme aquí.

— Mi papá va a enloquecer si se entera que me subí a eso.

— Oye, vamos preciosa, confía en mí… — le digo intentando convencerla.

— Lo hago, cabezota, a lo que me refiero es que cómo planeas que mi padre te acepte así.

— No entiendo — sé que debo ganar la aprobación de su padre, pero no sé qué tiene que ver mi moto en todo esto.

— Ashton — me dice utilizando mi tono de profesor, a ella le va mejor — dejas de ser mi novio secreto y prohibido a mi novio de 23 años, tatuado y con una moto — sé que lo dice en serio pero ella ríe como si fuese la mayor ironía del mundo y su sonrisa me tranquiliza — ¡mi papá va a perder la cabeza!

Veo su punto. Christian es un buen sujeto, pero sí de _____ se trata, me dejó claro lo muy protector e intenso que puede ser.

— Nena, prometo ser el sofisticado Historiador enamorado de ti hasta los huesos cuando tenga que conquistar a tu padre, pero mientras tanto… — doy unas palmaditas en el lugar donde ella debe acomodarse.

Me sonríe y asiente — eres un demente.

— ¿Un demente que amas? — le pregunto. Ella toma el lugar envolviendo sus muslos a mi cadera y entrelazando sus manos en mi abdomen, siento su respiración en mí nunca y la piel se me eriza.

— Más que a nada — dice mientras sus labios besan la piel expuesta de mi cuello. Joder, ojalá esta motocicleta volara.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora