destinó o casualidad

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Un día duro para Victor.

Aunque muy productivo y definitivamente todo iba bien, pero no evitaba sentirse tan, tan cansado.

Su padre lo tenía a prueba y llamando lo a cada paso que daba, en un negocio ya concretado.

Y aún así tenía que seguir cuidando cada paso que daba.

Estaba fastidiado de pasar por eso, pero fue su culpa en primer lugar por dejarse envolver en su supuesto amigo Chris y perder alguno millones por su culpa, ahora le tocaba estar pidiendo permiso para cada cosa que hacía en el nuevo proyecto en Francia.

Había perdido la confianza de sus padres y por eso ahora tenía que llamarlos para cada decisión que tomaba respecto al negocio.

Y sumano al todo el saber a Yuuri cerca sin tener los tamaños para irlo a buscar, pues no tenía sentido hacer algo así.

Cansado y con todas las ganas del mundo de aventarse de un puente, fue a un bar para beber y ahogarse un poco en alcohol.

Pero la suerte no estaba de su lado o eso aparentaba ya que al fondo estaba alguien conocido e indeseado, se acercó y se sentó frente a él.

- no te vasto una vez - hablo con reproche - no regrese al bar anterior para no verte y mírate aquí.

- cállate, yo tampoco quería verte otra vez, pero aquí estás para recordarme lo miserable que es la vida - pidió una botella a un camarero.

- si que lo es - le dió un trago grande a su bebida.

- supongo que ya lo sabes.

- hoy me llamo......sabes yo tenía la intención de seguirlo, ir a dónde fuera y evitar la reconciliación con ese japonés, pero se fue antes de darme cuenta y aunque si fui a Rusia no lo encontré y ahora me entero que se casaron - bebió más.

- si, también me entre así - le dió un trabó a su bebida.

- y ahora te encuentro a ti.

- tampoco es que quiera verte otra vez, pero supongo que sufrimos por lo mismo y es mejor beber brindando a beber solos.

Victor no esperaba encontrase a Otabek otra vez y menos así.

Pero.....

Pero aún le tenía rencor por lo ocurrido la vez anterior y pensó que tal vez podría obtener un poco de venganza.

La última vez estaba muy ebrio y entro al juego del Kasajo pero esta vez no debería tanto y la situación sería al revés.

Aprovecharía está oportunidad del destino para tomar su revancha.

Aunque quería que ese pelinegro tomara mucho y lo llevará a su hotel porque sabía que tenía muchos juguetes y él quería jugar.

Claro él era bastante reservado y nunca compraría esas cosas pero ese tipo tenía un arsenal enorme en cuanto a jugetes.

Y la venganza sería mejor en ese terreno.

Intento, intento no beber mucho pero al final los dos terminaron completamente borrachos e igual que la vez anterior los dos intoxicados y con más alcohol que sangre en las venas se fueron para el hotel.

Enter besos la ropa desapareció.

Una maleta fue abierta y entre toques y risas empezó el verdadero juego.

Unas esposas, un látigo, una cola de algún animal peludo, unas varas, una correa......

Otabek era duro al momento de tomar a algún amante, era fuerte e intenso, pocos hombres habían logrado ser sus amantes sin huir al siguiente día, en verdad muy pocos.

Le gustaba el juego previo, enloquecer al amante en turno, y usar jugetes para placer propio, aunque ese ruso parecía disfrutar de todo aquello.

Unas pinzas en sus pezones parecían ser suficientes para hacerlo gemir como loco, el látigo solo lo hacía rogar por más castigo, los vibradores eran intermedios para lo previó.

La penetración fue placentera para ambos y entre jadeos, mordidas y posiciones pasaron la noche entera.

.
.
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Despertó y dolía todo su cuerpo.

Una metida más de pata, está vez no estaba a su lado ese Kasajo desgraciado, pero sus manos dolían y al verlas efectivamente tenía marcas de esposas.

Sus tobillos también ardían igual, y tenía marcas de golpes con algún tipo de vara en sus piernas.

Lo había vuelto a hacer, tomó de más y le abrió las piernas al imbécil ese que amaba a su primo.

La cabeza le dolía horrores.

Trato de ubicar su celular cuando entro por la puerta el ser que menos quería ver en su vida.

- eres un maldito - le dijo apenas lo vio.

- tu eras el que quería repetir.

- eres un salvaje, un animal....

- si lo que digas, toma esto - le dió un par de pastillas y un vaso con agua.

- maldito - se tomó las pastillas  para dolor aunque su orgullo gritara que no.

- si eras tú el que rogaba y gritaba mi nombre a cada embestida.

- mejor cállate y dame mi teléfono.

- ten - de mala gana se lo dió.

- no, no, no, no, tiene que estar mal, no puede ser medio día.

- que esperabas princesa, después de lo que tomamos e hicimos era obvio que no iban a ser las 6 de la mañana.

- tu no entiendes, tenía una jodida reunión y ahora ahhh - intento pararse pero dolía todo.

- mejor cancela todo que hoy no podrás hacer mucho y menos en tu estado - se fue hacia el baño.

- maldita sea - envío mensajes y puso de excusa estar en cama con fiebre, ese día no podría ir a trabajar con su estado.

Al regresar el Kasajo lo cargo para llevarlo a la tina con agua y lo dejo ahí sin decir nada.

Al menos podría descansar un poco sus músculos, su acompañante ya parecía bañado, así que no le dió importancia.

Después de un rato regreso y lo saco con algo de brusquedad y le paso la toalla para secarse, espero paciente y de nuevo lo cargo hasta la cama, ya con sábanas limpias dónde lo dejo y el también se acostó.

- fue una noche muy jodida - solo le dió la espalda.

- lo fue - acepto y entendió la indirecta.

Dormirían un poco más, ya después tendrían tiempo de matarse en insultos o con miradas.

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Perdón la demora, aquí otro capítulo para que disfruten...

No quiero NADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora