dolor...

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Sin íntimidarse ante la fiera mirada de Seung camino un poco hacia él.

- estás enamorado de Guang y no lo trates de ocultar - le dijo con superioridad como quien ha descubierto un secreto de estado.

- eso no te incumbe, deja de meterte donde no te llaman - le rugió con enojo.

- si, si, yo solo quiero terminar esto - apretó la carpeta en sus manos, no era el tiempo de mostrárselo, con cautela camino hacia la salida y al pasar por el piano pensó prudente dejar la carpeta por si le apetecía al gruñón ver su trabajo.

Pero antes de hacer nada recibió un empujón que le hizo perder la carpeta y chocar contra un lado del piano.

- no tienes ningún de derecho de estar de entrometido - estaba furioso.

- no es mi culpa que pongas esa cara de tarado cuando lo vez y que seas tan obvio que mis amigos piensan que el novio eres tú y no otro sujeto - tampoco iba a quedarse callado.

- solo somos amigos - esa mentira no se creía ni el mismo.

- eso ya lo sé - esa simple frase desató todo - pero le deseas y no lo tendrás.

- pero si a cualquier zorra que se ponga en mi camino - lo acorraló contra el piano, sujeto su cabeza y lo beso.

Un beso experto dejando en claro que ese chico tenía gran conocimiento sexual y no es que Phichit se quedará atrás pero su conocimiento abarcaba a mujeres únicamente.

Nunca pensó que estría en una situación así.

No podía respirar adecuadamente, su lengua estaba siendo atacada por la contraria, su cabello era jalado, no tenía modo de separarse.

Cuando Seung corto el beso el tailandés trato de respirar adecuadamente pero antes de gritarle o darle un golpe al coreano este lo guiro y hábilmente bajo su pantalón.

Odio su cuerpo y reaccionar ante los toques de ese músico, con una mordida en su hombro una mano tocando su miembro y ya estaba duro, completamente a merced de aquel acechador.

Lo masturbo lento de manera placentera, que perdió toda su fuerza al sentir el clímax, pero la mano que sujetaba su miembro lo soltó.

Quizo protestar, porque su mente estaba tan confundida que no pensaba en huir sino en liberarse.

Sintió un leve dolor en su parte trasera y recapacitó en lo que sucedía y aunque quizo irse, no tenía fuerza más que para gritar que se detuviera, que no era algo que deseara y que no quería que continuara.

Pero fue ignorado y pronto su entrada estaba siendo invadida por dos dedos intrusos que se clavaban y se movían en todo ese apretadito culo.

Sintió un alivio enorme cuando esos dedos salieron de su cuerpo y quizo llorar y disculparse ya no iba a meterse en asuntos que no le incumben, entendió la lección.

Pero luego sintió algo resbalar en su entrada y de repente una fuerte embestida lo lleno de dolor.

Se corrió sobre el piano.

Seung se burló del poco aguante que tenía el moreno y siguió embistiendo lo con fuerza, mientras besaba su cuello, sus hombros, su nuca y todo lugar al que pudo llegar.

Embestidas lentas luego rápidas, besos, gemidos, gritos de que parará, más gemidos.

La sala de música se llenó de una sinfonía llena de sonidos luguriosos productos del sexo desenfrenado que tenían ambos.

El piano era muy bueno, gran material, resistente ya que Phichit se aferran a él mientras pedía que terminara todo, entre gemidos y frases cortadas.

No quiero NADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora