Séptimo año 9

26 2 0
                                    

El Gran Comedor se llenó de aplausos tras la victoria de la profesora McGonagall

De un momento a otro, el ambiente se tornó gélido, algunos estudiantes gritaban mientras se tapaban los odios.

"Se que muchos querréis luchar, algunos incluso pensaréis que es lo más inteligente, pero es una insensatez. Entregadme a Harry Potter, hacedlo, y nada le pasará a nadie. Entregadme a Harry Potter y seréis recompensados. Tenéis una hora."

Busque con la mirada a Harry preocupada.

- ¿A qué esperáis?- escuché la irritante voz de Parkinson, no puedo decir que la echase de menos.- ¡Qué no escape!

Camine junto a Harry poniéndolo a mis espaldas, pronto se me unieron muchos mas.

- ¡Alumnos, levantados!- Filch gritaba mientras corría hacia el comedor.

- Están levantados, estúpido redomado.- le dijo McGonagall.- Mire por dónde, señor Filch, su llegada es de los más oportuna.- camino hacia él.- Le agradecería que se llevara a la señorita Parkinson y al resto de la casa Slytherin.

- ¿Qué me los llevará exactamente a dónde?

- A las mazmorras, por ejemplo.- gruñí al escuchar eso, están juzgando a toda mi casa por una cría estúpida, seguro muchos están de nuestro lado.
Me sentó aún peor cuando el resto de personas aplaudió.

- No, todo el que no quiera luchar que salga del castillo por el pasadizo junto a los más pequeños, el resto que se quede a proteger el castillo, sea de la casa que sea.- mire desafiante a Mcgonagall.- Es momento de estar unidos, ahora más que nunca, debemos cubrirnos las espaldas.

- Potter haz lo que tengas que hacer, yo asegurare el castillo- la mujer sonó segura.


El castillo estaba totalmente patas arriba, la gente de los cuadros se movía como loca, y los alumnos no se quedaban atrás.

- Chicos.- Hermione y Ron vinieron hacia nosotros.- Hemos pensado una cosa.

- Ron la ha pensado.- Hermione le dio créditos al pelirrojo.- Es una idea buenísima.

- No servirá de nada que encontremos el horrocrux si no podemos destruirlo.- mierda, tenia razón.- Alya destruyó el diario de Tom Ryddle con un colmillo de basilisco, sabemos dónde hay más.

- Bien, perfecto.- rebuscó en su bolsillo y les dio algo.- Llevad esto para poder encontrarnos.

- Voy a la sala común de Ravenclaw.- me informó Harry.

- Bien, me quedaré por aquí ayudando.- lo mire durante unos segundos para luego abrazarnos.- Ten cuidado.

Una cúpula comenzó a caer sobre Hogwarts, comencé a aumentar mi paso, chocaba con algunas personas pero eso daba igual, buscaba a Neville o George, o alguien que pudiese necesitar mi ayuda.

Iba caminando caminando por los pasillos cuando escuché un par de llantos agudos, giré hacia mi derecha y vi a dos pequeños niños acurrucados en una esquina, ambos llevaban una túnica negra y verde, adornada con el escudo de su casa.

- Hey.- me acerque a ellos arrodillándome.- Tranquilos, os voy a poner a salvo.- les extendí mis manos pero solo uno la tomo, el otro de veía que estaba muerto de miedo.
Me acerque a él y lo cargue mientras corría con el otro de la mano.

- Mierda, deberías haberos ido con el resto.- camine hacia los pasadizos.

- Lo sé, pero queríamos quedarnos a ayudar a Harry.- el niño que iba de mi mano habló.

- Tranquilos, vencerá.-asegure segura.- Tiene a muchos magníficos magos apoyándole. ¡Madam Pomfrey!- grite al ver a la enfermera.

- ¿Qué hacen aquí todavía?- se refirió a los niños.

- Se desviaron.- me agache para dejar al niño en el suelo.- Ahora ya estáis a salvo.- revolví el pelo del niño que aún seguía con la mirada baja.

El niño rebuscó en su bolsillo y luego estiró su puño cerrado hacia mi. Coloque mi mano al lado de la suya y dejo una pequeña pulsera hecha con cuerdas.

- Para que le de suerte señorita...

- Alya, Alya Black.- les sonreí.- Os prometo que ganaremos, yo misma me asegurare de ello.- le eche una ultima mirada a Madam Pomfrey antes de irme de allí.

Un montón de encantamientos comenzaron a chocar contra la cúpula que protegía la escuela.
Iba corriendo cuando me dio una leve punzada, me paré en mi sitio apoyándome en la pared, respiré hondo antes de seguir.

- ¡Ginny!- corrí hacia la pelirroja, que estaba con otros alumnos.

A lo lejos de un puente que conectaba la escuela con el exterior pude ver a Neville, parado ante una multitud de carroñeros.

- Alya, ¿sabes dónde está Harry?- me dijo preocupada.

- Fue a la torre de Ravenclaw, a buscar el horrocrux.- dije mientras me paraba a coger aire.

Sonó un estruendo, miramos por una de las ventanas del castillo y vimos como la cúpula protectora desparecía lentamente.
De un momento a otro toda la multitud empezó a correr hacia nosotros, o más bien hacia Neville. El puente comenzó a explotar haciendo que muchos cayeran.

- ¡Neville!- grité cuando vi al chico caer.

Me acerque en guardia cuando vi una mano asomarse, cuando vi que era Neville fui rápido a ayudarlo a subir.

- Ha salido bien.- comentó algo contento.

- Me asustaste.- abrace al chico.

Gigantes y otro tipo de criaturas, junto a los mortífagos comenzaron a entrar a Hogwarts, para ese entonces todo era caos, todo estaba en llamas y maleficios iban de un lado a otro.

- Chicos, yo tengo que irme.- avisé antes de salir corriendo en busca de George.

Iba por los pasillos cuando volví a sentir un dolor punzante, han destruido la diadema, si debe ser eso. Entonces, si no me mintió, faltan dos horrocrux.

Las imágenes de un bebé en los brazos de Voldemort vinieron a mi mente, luego vi a mi madre, al lado de ambos estaba Nagini, y en ese momento lo supe, Nagini y yo somos los dos últimos horrocrux.

Me paré unos segundos procesándolo todo, cómo no pude darme cuenta antes, por eso insistía tanto en mantenerme a salvo, en que no me pasara nada. Agarre mi varita con fuerza evitando soltar lágrimas.

Me levante con las pocas fuerzas que tenía, debo encontrar a Nagini.
Vi dos cabelleras pelirrojas, no lo dudé ni un segundo y corrí hacia ellos.

- ¡Bombarda!- tras escuchar eso vi como el muro enfrente de uno de los pelirrojos explotaba. Corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron hasta ponerme delante suya.

- ¡Protego!- el encantamiento hizo que ninguno de los dos saliésemos heridos.

- ¡Desmaius!- el mortífago cayó al suelo inconsciente.

- Fred.- distinguí al chico al ver que tenía ambas orejas intactas.- ¿Dónde está George?

- No lo sé.- suspiró frustrado.- Le perdimos hace tiempo.- pasó su manos por su pelo nervioso.

- Iré a buscarle, por favor manteneros a salvo.- ambos asintieron.- Si le veis os suplico que le digáis que lo estoy buscando.

Salí de allí en busca del pelirrojo al que amo, probablemente para hablar con él por última vez, para despedirnos. Porque después de lo que había descubierto ya tenía claro cual es mi destino.

Serpienteحيث تعيش القصص. اكتشف الآن