Quinto año 1

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Mi tía me había hablado más de una vez sobre Grimmauld Place, la residencia de los Black, ahora mismo debe estar vacía, así que es mi mejor opción para quedarme.
Cuando llegue al llegar indicado busque el número doce, pero sólo estaba en once y el trece. Recordé que mi tía me dijo que la casa estaba oculta a los muggles, no tenía idea de cómo hacer para entrar.
Las paredes comenzaron a abrirse dejando ver el número doce de Grimmauld Place, que yo sepa no he hecho nada. Por la puerta apareció un Sirius bastante tranquilo.

- ¿Sirius?- me acerque a él.

- Oh Alya, ¿qué haces aquí?- pude notar algo de nerviosismo en su voz.

- Yo verás, pretendía quedarme aquí durante el verano.- le expliqué.- Pero pensé que la casa estaría sola.

- Bueno, ya sabes que ahora mismo estoy en el punto de mira, y este es un buen lugar para esconderse.- justo lo que yo buscaba.- ¿Por qué no estás con los Malfoy?

- Es una larga historia.- bajé la mirada.- Supongo que Harry te la habrá contado.

- La verdad, es que no he podido comunicarme con Harry desde el comienzo del Torneo de los Tres Magos.- agarro mi brazo.- Ven vamos dentro y me cuentas.- asentí rápidamente.- Todo. 

Nos adentramos a la casa y tras pasar un largo pasillo, llegamos a lo que parece una sala de estar.

- Toma asiento.- me señaló una de las sillas.

- Verás, no se si lo sabes pero yo al igual que Harry salí elegida para participar en el Torneo.- comencé mi explicación.- Con este suceso comencé a sospechar que tenía que ver con Quién- tu- sabes.

- ¿Por qué?- me preguntó algo confundido.

- Bueno, Harry es el niño que sobrevivió y yo,- largue un suspiro.- en segundo año averigüé que era su hija, Narcissa me lo confirmo, pero aun así este año lo hice del todo.- parecía haberse quedado mudo.- En la última prueba cambiaron la copa por un translador, nos llevo a donde él estaba, junto con Colagusano.- frunció el ceño al escuchar ese nombre.- Quién hizo un ritual para "revivirle", allí mataron a Cedric y bueno, yo salí herida.- le mostré la cicatriz de mi abdomen.- Me la hizo Lucius, aunque no estoy segura de que quisiera darme a mi, ya que Quién- tu- sabes ordenó que no se me hiriese. Y es por eso que no puedo volver con los Malfoy.

- Entiendo, pero ¿entiendes que no puedo confiar del todo en ti, verdad?- asentí levemente.- Voy a enviarle una lechuza a Dumbledore, si él se fía de ti yo lo haré.- asentí rápido.- ¿Puedes darme tu varita mientras?- sin pensarlo dos veces busque en mi bolsillo y se la entregue, entiendo que no se fie de mi, yo tampoco lo haría.

Paso al rededor de una hora y media y la carta en respuesta a la de Sirius llegó, Dumbledore no solo afirmó que estaba con ellos, si no que dijo que lo mejor sería que me quedase con Sirius.

- Ven, te enseñaré tu habitación.- subimos las escaleras, abrió una de las puertas de la parte de arriba.- Esta es, es la única a parte de la mía que cuenta con baño propio.- me fije que en la puerta estaba escrito  R.A.M., supongo eran las iniciales del dueño de la habitación

- Muchas gracias, Sirius.- inspeccione la habitación con la mirada.- Voy a acomodar mis cosas.- este asintió y salió cerrando la puerta.  Mire cada uno de los rincones de la habitación, en los muebles había una que otra foto, en todas coincidía un chico de pelo negro y rasgos bastantes parecidos a los míos. Los cajones aun estaban llenos de ropa, decidí dejar la mía en la maleta y no sacar la otra de los cajones.


Los días pasaron, y lo único que hacía era hablar con Sirius, no hay mucho más que hacer en esta casa, además de que no salíamos por seguridad. Con nosotros vivía un elfo llamado Kreacher, según me contó el siempre había servido a los Black, aunque podía notar que Sirius no le caía muy bien, al contrario que yo, a quien me tenía gran admiración.

- Alya.- me llamo Sirius desde el salón.- Van a venir algunas personas, la Orden del Fénix, esta será nuestro lugar de reuniones.

- ¿La Orden del Fénix, qué es eso?- le pregunte.

- Es una sociedad secreta. Dumbledore la fundó después de entrenarse a Quien- tu- sabes, era para derrotar a los mortífagos, dadas la recientes circunstancias, hemos decidido revivirla. Dumbledore ha insistido en que seas parte de ella, aunque me negase por tu corta edad.

- Si puedo ayudar en algo quiero hacerlo Sirius.- le dije firme.- Él no puede volver. 


En apenas unas horas la familia Weasley, junto con el profesor Lupin, Snape y algunos otros magos que desconocía, llamaron a nuestra puerta.
Vi a Hermione y corrí a darle un abrazo, para después darle otro a la única hija de los Weasley, cuando iba a acercarme a George este me negó con la cabeza dándome a entender que sus padres todavía no sabían nada.

- ¿Qué haces tú aquí?- escuché la voz molesta de Ron.

- ¡Ronald!- su madre le dio en la cabeza.- ¿Qué forma de tratar a alguien es esa?

- Ella esta aquí porque así lo ha querido Dumbledore.- les informó Sirius.- Chicos, subid a la parte de arriba, repartimos las habitaciones. El resto pasad hacia la habitación del fondo.

- ¿Por qué nosotros no podemos ir?- se quejó Fred.

- Porque esto es algo serio Fred, son cosas de mayores.- le explicó su madre.

- ¿Y por qué Alya está yendo?- esta vez fue George quien habló.- Ella es menor que nosotros.

- Órdenes de Dumbledore.- fue lo único que les conteste antes de entrar a la sala y tomar asiento, entre el profesor Lupin y Sirius. 

En apenas unos minutos se encontraban todos discutiendo sobre que debían hacer, algunos pensaban que no debían seguir haciendo caso a Dumbledore, mientras otros defendían que es él único que sabe que hacer. Todo el tiempo me había mantenido en silencio.

La puerta se abrió dejando ver al profesor Moody, junto con Harry y algunas personaas más que no conocía. La señora Weasley salió a recibir a Harry, cerrando la puerta de la sala para que no escuchase lo que se hablaba dentro.

- No sois conscientes.- me levante de golpe, haciendo que todos los presentes me mirasen.- Lo he visto con mis propios ojos, esta de vuelta y no quiero ni pensar en lo que está tramando, o lo que está haciendo ahora mismo. Cada segundo que pasa él se hace más fuerte, hay que pararlo cuanto antes.- Sirius asintió dándome la razón.- Creo que deberíamos seguir haciendo caso a Dumbledore, es él único que sabe que hacer.- me levante y camine hacía la puerta, no quiero seguir hablando de esto.

Salí de la habitación y camine a paso rápido, hasta que algo se chocó contra mi cara, lo mire bien y era un oreja colgando de un hilo, seguí el hilo hacia arriba para encontrarme mis compañeros de Hogwarts, que me miraron con asombro.

- ¿Se puede saber que hacéis?- tire del hilo quedándome con la oreja en la mano.- Esto es algo serio.- bajaron las escaleras.

- Sigo sin entender que haces tú aquí, para empezar eres familia de los Malfoy y una Slytherin.- me habló Ron enfadado.- Sin hablar de quién es tu madre.

- Mira Ron, no es mi culpa que tengas tantos prejuicios hacia mi casa. Además te recuerdo que fui yo quien ayudó a salvar a tu hermana. Si, siendo una Slytherin y ella una Gryffindor.- pase por su lado chocando mi hombro contra el suyo, hacia mi cuarto.

- Eres un idiota Ron.- escuché a Hermione y Ginny decir al unísono.

SerpienteWhere stories live. Discover now