Septimo año 2

35 2 0
                                    

- Claro dime.- nos guíe ambos a la cama.- Me estás asustando.
Rebusque en mi cuello la cadena de la que colgaba el anillo, que alguna vez perteneció al amor de mi vida.

- No será lo que creo que es, ¿verdad?- preguntó algo enfadado.

- Yo se lo pedí, lo amaba, lo amo de verdad.- le mire.- Llevo casi un año sin hablar con él, lo echó mucho de menos. Se de sobra que él es con quiero estar el resto de mi vida, solo con él, pero dudo que suceda, cuando termine con él le rompí el corazón, lo hice para protegerle, pero debe haberse enterado de lo que soy, ahora debe de odiarme, al igual que todos mis amigos.

- No creo que nadie sea capaz odiarte.- me miró sonriendo.- Siempre te tuve envidia, siempre fuiste capaz de desafiar a mi padre, además tienes amigos, amigos de verdad, aunque sean Gryffindor. Eres la única que vale la pena de esta familia.

- No digas eso, por mucho que te esfuerces en ir de duro, podrás engañar al resto, pero créeme a mi no, se que eres alguien sensible, e incluso gracioso si te lo propones.- despeine su repeinado pelo.- Siempre te has esforzado por ser quien tus padres quieren que seas, pero para estos temas hay que ser un poco egoísta y mirar por nosotros mismos.

- Te quiero.- dejó varios besos en mi mejilla.
Escuchamos ruidos abajo, bajamos rápido, seguro habían vuelto de ir en busca de Harry.

- Pensaban que podrían engañarnos.- mi madre grito.- Ojo loco, el gran auror, está muerto.- eso me hizo preocuparme, Ojo loco es reconocido por ser uno de los mejores aurores.- Se disfrazaron de Potter, había siete.- seguro usaron poción multijugos, sabían que era posible que se les atacase.- Pero dimos a uno, no era el original, pero al menos dimos a uno de esos traidores.- estoy segura de que George estaba allí, ¿y si es él a quien han dado?, mierda.

Mire a mi primo con miedo el ojos, él me dio una mirada tranquilizadora, sabía lo que estaba pensando. Le lance una mirada y ambos fuimos hacia una sala vacía.

- Necesito que me cubras.- saque mi varita.

- ¿Estás loca, a donde vas?- me agarro del brazo.

- Tengo que saber que está bien, ¿lo entiendes?- lo mire a los ojos.- Suéltame si no quieres aparecerte conmigo.

- Nunca has hecho una aparición.- cerré los ojos intentando concentrarme.

- Por eso necesito que te calles.- suspire.- Si preguntan por mi invéntate alguna excusa.-
Cerré mis ojos y visualicé a George, no sabía dónde podrían estar, se que hay que pensar en un lugar determinado, pero está es mi única esperanza.- ¡Appareo!
En apenas unos segundos aparecí delante de una casa, quizás sea la famosa Madriguera, si George está aquí, el resto también, tengo que ser cautelosa, no pueden verme.

Ande hasta la puerta, me sorprendió que no hubiese una protección que me lo impidiese, quizás fueron puestas por Dumbledore, y el confiaba en mi. Abrí lentamente la puerta y entre a la casa, era muy acogedora, de madera y se sentía un ambiente agradable, caliente, a diferencia que en la Mansión Malfoy, allí todo era de mármol y el ambiente era frío.
Todo estaba oscuro así que supuse que estarían durmiendo.

- Lumos.- una luz salió de la punta de mi varita, dejándome ver con claridad todo el lugar, había alguien tumbado en el sofá.- Mierda George.- el pelirrojo estaba profundamente dormido, tenía una venda en su cabeza, que tapaba totalmente su oreja izquierda. Me agache a su altura y levante la venda que atravesaba su cabeza, me asuste al ver la gran herida en su casi inexistente oreja. Sin darme cuenta algunas lágrimas comenzaron a caer en el rostro del chico profundamente dormido, seque mis ojos y deje un rápido beso en los labios del pelirrojo.
Camine a la puerta sin mirar atrás y salí dejando al chico durmiendo.

Una vez ya lejos de la casa, caí de rodillas al suelo mientras mis lágrimas salían sin control, no puedo perderlo, no puedo permitírmelo. 

- ¡Appareo!- pensé en la mansión Malfoy en cuestión de segundos estaba allí. Subí corriendo hacia la habitación de Draco.

- Has tardado mucho, me había comenzado a preocupar.- el chico se levantó tras darse cuenta de mi presencia.

- Fue a él, fue a él a quien alcanzaron.- las lágrimas volvían a hacerse presentes.- Ha perdido una oreja.

- Míralo por el lado positivo, ahora será más fácil de diferenciar.- intentó levantarme el ánimo mientras acariciaba mi espalda.- Ven vamos a dormir.- fui a ponerme el pijama y volví a la cama junto al rubio.- ¿Cómo quieres que sea tu boda?- la pregunta me pillo por sorpresa.

- Me gustaría que fuese en el jardín de la casa de George, no quiero que sea aquí, además su casa es muy acogedora.- respondí con una sonrisa.- No invitaría a tanta gente, a su familia, a ti, a mis amigos, a los suyos, y a algunas otras personas. Habría una gran carpa, las mesas serían blancas y habría violetas decorando el lugar. Sería por la tarde, así que después habría una cena y acabaríamos bailando.- constaste risueña.

- ¿Y tú vestido?

- No muy pomposo, sería blanco, con una falda voluminosa y arriba un corset totalmente liso, también tendría una gran cola, siempre he soñado con eso.- sonreí al imaginarme con el vestido al lado de George.

- Estarías guapísima.

- Lo se, soy la guapa de la familia.- reí y me acomodé para poder dormir.

- Buenos noches.- apago las luces y me dio la espalda.

Al menos he podido comprobar que George está  bien, pero lo sucedido solo me ha servido para darme cuenta que necesito darme prisa en encontrar los horrocrux y destruirlos, para así poder acabar de una vez por todas con todo esto.
Y juro que lo haré, lo destruiré, por todos los que han sufrido por su culpa, por Draco, por George, por mi misma, juro que lo destruiré, como que me llamo Alya Ryddle Black.

SerpienteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora