Cuarto año 3

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- Sorbete de limón.- tras pronunciar la contraseña la puerta se abrió dándome el permiso para entrar al despacho del director.

- ¿Necesita algo señorita Black?- estaba de espaldas a mi, acariciando a su fénix.

- Quiero que despida al profesor Moody, o al menos que le de un toque de atención.- le solté.

- Que directa Alya, ¿podría saber a qué se debe esa petición?- se giró para mirarme.

- Hoy en su clase nos habló de las tres maldiciones imperdonables, no solo nos habló de ellas, las practico en clase.- vi como abría la boca, pero le pero le paré antes de que hablase.- Estuvo torturando a un pobre animal con la maldición Cruciatus, incluso aunque un alumno lo estuviese pasando mal. Y para terminar me pidió que realizase la maldición asesina, a lo que obviamente me negué, no por valentía, no le voy a mentir, tenía miedo, yo y el resto de mis compañeros.

- Veras Alya, el profesor Moody es algo especial.- intentó justificarle.

- No me importa.- le dije tajante.- Esa no es forma de dar una clase, o toma medidas usted, o tendré que involucrar a terceros.- amenacé.- Y créame que el ministerio no estará feliz de escuchar los métodos de dar clase del profesor Moody, y mucho menos si se entera de que usted era consciente de ellos y no hizo nada.- comencé a caminar hacia la salida.- Piénselo bien.- salí de allí dejándole solo.


Andaba por los pasillos cuando vi a Neville mirando hacia una ventana, totalmente inmóvil.

- Neville.- no obtuve respuesta.- ¿Estás bien? Ya sabes por lo de esta mañana.

- No te interesa.- se iba a alejar de mi pero le cogí del brazo.- No me vuelvas a tocar, creo que fue bastante claro la última vez.- se separó rudamente de mi agarre.

- Hola Alya.- Hermione se me acercó por la espalda.- Los idiotas de Fred y George han intentado trucar la línea de edad de dibujo Dumbledore, son unos idiotas.

- No entiendo porque hay tanta gente interesada en morir.- rodé los ojos y juntas caminamos hacia el Gran Comedor.
Allí estaban todos los alumnos hablando con sus amigos.

- ¿En serio habéis intentado meter vuestro nombre?- llegue junto a Hermione al lado de los gemelos.

- Claro que si, queremos la "eterna gloria"- hicieron comillas con sus manos.- Además el premio son muchos galeones, podríamos hacer todo con ello.

- Hay otras formas de ganar dinero.- dije algo molesta.

- No te enfades.- George paso su brazo por mis hombros, y sin haberme dado cuenta Fred se había alejado para dejarnos solos.- Wow, no me has quitado el brazo.- dijo impresionado.

- Supongo que en algún momento mi primo tendrá que saberlo.- le di un leve golpe en el pecho.

- Sentaos, por favor.- Dumbledore entró a la sala, cogí asiento al lado de George y Hermione se colocó a mi otro lado.- Llega el momento que todos estabais esperando. La selección de campeones.- apagó todas las luces de la sala. Se acercó al cáliz, el fuego se puso rosa y luego de nuevo azul, dejando caer un papelito en las manos del mago.- El campeón de Durmstrang es Viktor Krum.- todos los de su escuela festejaron. Viktor camino hacia Dumbledore.- La campeona de Beauxbatons es Fleur Delacour.- la chica se levantó con una gran sonrisa mientras sus compañeras festejaban.- El campeón de Hogwarts, Cedric Diggory.- en la mesa de los tejones sólo se podían escuchar aplausos, y un orgulloso Diggory fue hacia el resto de los campeones.- ¡Excelente! Ya tenemos a nuestros tres campeones, pero al final, solo uno escribirá su nombre en la historia. Solo uno levantará este cáliz de campeones, este recipiente de victoria, la copa de los Tres Magos.- señaló una copa de color plata y muy brillante. El fuego del cáliz comenzó a hacerse mayor alertando a todos, se puso rosa de nuevo dejando caer dos cachos de pergamino en las manos de Dumbledore.- ¿Harry Potter?- todos le miramos y el se veía algo confuso, el no ha podido poner su nombre ahí.- ¡Harry Potter!- Hermione le empujó a que se levantase, se acercó a Dumbledore quien le dio en pergamino con su nombre.- ¡Alya Ryd-Black!- ¡QUE!

Ahora todas las miradas estaban dirigidas a mi, esto no es posible, yo no he puesto mi nombre en el cáliz, no tengo diecisiete años. Me levante y camine con la cabeza alta hacia el anciano, si algo me han enseñado los Malfoy es a ir siempre con la cabeza bien alta, aunque ahora mismo no entienda nada de lo que está pasado y tenga ganas de ponerme a chillar como loca. Sentía miles de ojos a mis espaldas. Pase al lado de Dumbledore, pero no me paré, fui junto al resto de campeones, poniéndome al lado de Harry.

- ¿Entiendes algo de lo que está pasado?- negué con la cabeza.

Todo el comedor se lleno de susurros, no muy buenos a decir verdad, todos nos llamaban tramposos, pero nosotros, o al menos yo, no habíamos hecho nada.
Fuimos a una sala junto al resto de campeones, los profesores venían hablando algo alterados hacia nosotros.

- Harry, Alya, ¿metisteis vuestro nombre en el cáliz de fuego?- pregunto calmado, cosa que me impresionó.

- No, señor.- contestamos a la vez.

- ¿Se lo pedisteis a alguien?- seguía con su calma.

- No, señor.- dijimos de nuevo al unísono.

- ¡Es obvio que miente!- se acercó la directora de Beauxbatons.

- Imposible. El cáliz de fuego es un objeto mágicoo de gran poder.- Moody participó en la conversación.- Solo un poderoso hechizo Confundus podría haberlo burlado. Una Magia lejos del talento de un alumno de cuatro.

- Veo que has dedicado tiempo a esa reflexión, Ojoloco.- contestó el director de Durmstrang.

- Fue mi labor un día pensar como un mago oscuro, Karkaroff, no sé si recordarás.

- Lo dejó en tus manos, Barty.

- Las reglas son categóricas. El cáliz de fuego establece un contrato mágico vinculante. No tienen elección. Son, desde hoy un campeón del torneo.- todos giraron hacia nosotros.

- ¡No puede ser, no podemos participar!- me queje.

- Es lo que el cáliz ha decido, señorita Black.

- Esto no puede continuar, Albus. Primero la marca tenebrosa y ahora esto.- estaba en el despacho de Dumbledore, he decidido que lo mejor es contarte lo que sé acerca de mi padre. Pero me encontré con que todos los profesores estaban ahí, solo me quede en silencio escuchándolos.

- ¿Qué sugieres, Minerva?

- ¡Poner fin a esto! ¡No les dejes competir!

- Has oído a Barty, las reglas son claras.

- Director, yo también encuentro difícil creer que esto sea mera coincidencia. No obstante, si hemos de descubrir el significado de todo esto, deberíamos esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos.- intervino en profesor Snape.

- ¿Sin hacer nada? ¿Exponerlos como un cebo?- gracias profesora.- Son unos críos, no un pedazo de carne.- tosí levemente para llamar su atención.- Señorita Black, que hace aquí.

- Quería decirle algo al director, solo a él.- Dumbledore les dio una señal de que los dejasen solos.- Profesor Snape se puede quedar.- quería que lo supiera, me fiaba de él.-
Yo... en Segundo año descubrí algo.

- ¿El que señorita Black?- preguntó Snape.

- Él es tu padre, ¿verdad?- lo mire asombrada y asentí, saco el pergamino con mi nombre de su túnica y me lo entregó "Alya Ryddle"

- Lo supe porque el mismo me lo dijo, bueno su recuerdo, luego mi tía me lo confirmó. Me dijo que nadie más lo sabía, hasta ahora.

- ¿Y por qué nos cuenta esto señorita Black?- preguntó Dumbledore.

- Verás, pienso que el que Harry y yo hayamos salidos es cosa suya, este verano soñé con él, no era un sueño normal, se veía muy real.- aclare.- Pienso que esta planeado su vuelta, como con el ataque en los mundiales de quidditch.

- Estaremos prestando atención en todo momento.- dijo para tranquilizarme, o al menos  intentarlo.- Solo céntrate en salir ilesa de Torneo.

Perfecto, no puedo tener ni un año tranquilo.

SerpienteOnde histórias criam vida. Descubra agora