Sexto año 2

32 4 0
                                    

Llevaba horas mirando mi comida, no tenía apetito, llevo sin tenerlo desde que todo comenzó; dirigí mi mirada a la mesa a la de los leones, especialmente en busca de Harry, lo busque por todos lados, pero ni rastro suyo, mis manos comenzaron a sudar solo de pensar que quizás nadie le había visto y se ha quedado en ese tren, pero este sentimiento desapareció cuando le vi entrar por las grandes puertas.

- Muy buenas noches a todos.- dirigí mi mirada hacia Dumbledore.- Antes de nada, quiero presentaros al nuevo miembro del profesorado, Horace Slughorn.- un hombre ya mayor se levantó, y se escucharon aplausos.- El profesor Slughorn, me alegra decir, ha accedido a retomar su antiguo puesto como profesor de Pociones. Por tanto la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras será impartida por el profesor Snape.- se escucharon aplausos únicamente en la mesa de las serpientes, mi mesa.- Como ya sabéis, cada uno de vosotros a sido registrado a su llegada. Y tenéis derecho a saber por qué. Hubo una vez, un joven, como vosotros, que se sentó en este mismo comedor, camino por los pasillos de este castillo y durmió
bajo su techo.- todos permanecíamos en absoluto silencio.- A los ojos del mundo parecía un alumno como otro cualquiera. Su nombre... Tom Ryddle.- el comedor se lleno de los susurros de la gente.- Hoy, claro está, es conocido por todos por otro nombre. Y esa es la razón por la cual, ahora que os tengo a todos delante esta noche, he recordado algo de vital importancia. Cada día, cada hora, quizás en este mismo instante, fuerzas oscuras intentan penetrar los muros de este castillo. Pero al final, su arma más poderosa sois vosotros, reflexionad sobre esto. Ahora, todos a la cama.- concluyó con su discurso.

- Vamos Draco.- toque su hombro para que me siguiese. 

Subí a mi habitación, habitación que compraría con tres chicas, de la que solo conocía a Parkinson, eso me hizo pensar que debería haber socializado más durante los seis años que llevo aquí, conozco a los de mi casa pero no tengo amigos entre ellos, no hablo con ellos  a menos que sea pro algo de clase.


Estaba en clase de pociones, el profesor Slughorn nos estaba hablando sobre cómo se importantes son los detalles a la hora de preparar una poción, pero Harry y Ron entraron interrumpiendo su explicación, el profesor se veía muy contento de ver al primero.

- Como os decía, he preparado algunas pociones esta mañana.- el profesor volvió a dirigirse a nosotros.- ¿Alguna idea de lo que estás pócimas podrían ser? - Hermione levantó la mano rápidamente y se acercó a los cazos, identificó rápidamente todas las pociones, haciendo hincapié en la última, Amortentia, es un filtro de amor muy poderoso, cambia de olor dependiendo a qué te sientas atraído, a mi me venía un ligero olor a baraja de cartas nueva, ese típico olor de la tienda Zonko's y al champú que usa George.

- Señor, aún no nos ha dicho que es eso.- una chica de Gryffindor señaló un pequeño frasco.

- Ah, si.- se acercó a él para cogerlo.- Lo que tienen ante ustedes, damas y caballeros, es una pequeña y curiosa posición denominada como Félix Felicis, más comúnmente conocida como...

- ¡Suerte Líquida!- Hermione contestó rápido. 

- Así es, señorita Granger. Suerte líquida. Endiabladamente complicada, desastrosa su se comete un error.- venga ya, no podía ser tan complicado.- Un sorbo, y todos tus anhelos se volverán realidad.- al escuchar eso vi como mi primo comenzaba a interesarse demasiado.- Al menos hasta que desaparecen los efectos. Y esto es lo que os ofrezco a todos hoy. Una ampolla de Suerte líquida, para el alumno que, en la hora que resta, consiga elaborar una muestra decente del Filtro de Muertos en Vida, cuya receta podréis encontrar en la página diez de vuestro libro.- todos abrimos rápido nuestro libro y nos pusimos manos a ello.- He de puntualizar no optante, que solo un alumno, consiguió elaborar esa poción con la calidad suficiente como para merecer este premio.

Si la conseguía quizás podría usarla para poder derrotar a Voldemort, iría le buscaría, y le mataría, fácil.
Cogí un grano de sopóforo, según el libro debía cortarlo, para que salga el jugo supongo, en ese caso si lo aplasto será más fácil.

- ¿Cómo has hecho eso?- Draco me preguntó incrédulo al verme echar el jugo al caldero.

- Cortándolo.- no quiero que consiga la suerte líquida, se para que la usaría y prefiero evitar eso.
Comencé a seguir las instrucciones, haciendo cambios dejándome llevar por mi intuición, siempre he sido buena en pociones, hay cosas que son de propia lógica, no entiendo como al resto les cuesta tanto.
Debía agregar doce granos, pero al echarlos se me cayó uno más dentro, mierda, espero que eso no cambie mucho la poción. Estaba apunto de terminar la poción, cuando Harry levantó la mano avisando de que ya lo había hecho, el profesor se acercó y efectivamente era perfecta, por lo que él fue el que se llevó la suerte líquida.

- Profesor.- me acerque a él cuando ya no quedaba nadie más en la clase.

- Dime señorita Black.- dejo de leer los pergaminos de su mano. 

- Bueno, creo que mi poción está perfecta, la termine algo más tarde que Harry, pero me gustaría su opinión.- me acerque con el caldero, el profesor tiro una hoja dentro y esta enseguida se chamuscó.

- Efectivamente señorita, está perfecta.- recogió sus cosas.- Una pena que no la terminase antes, me agrada saber que hay dos jóvenes promesas en mi clase.

- Gracias profesor.- salí de allí, en dirección a transformaciones, mi próxima clase.


Era de noche, todos estaban ya en sus dormitorios, Draco y yo íbamos camino a la sala de Menesteres, mi mente seguía hecha un lío, pero había optado por no ayudar a Draco, pero tampoco dificultarle la tarea. Entramos a la sala, estaba llena de diversos objetos, entre ellos el armario que buscábamos.
Draco comenzó a inspeccionarlo, mientras yo me senté en una de las sillas que había allí.

- Podrías ayudarme.- me dijo molesto.

- Lo hago.- rodé los ojos y fui a inspeccionar el resto de la sala, no encontré nada muy interesante, solo artilugios y muebles viejos. Encima de una mueble había una especie de tiara, tenía la forma de un águila y estaba adornada con piedras azules, era bonita. La observé unos segundos y volví a dejarla donde estaba.

- Draco, nos vemos mañana, tengo sueño.- salí de allí sin darle tiempo a que me respondiese.
Fui hacia la torre de astronomía para poder despejarme, me gusta ir allí a mirar las estrellas.

- ¿Alya?- me giré para ver quien me llamaba.

- Oh hola Harry.- el chico se acercó a donde estaba, y miró al cielo igual que yo.- ¿Ves esa estrella?- señalé la más brillante de todo el firmamento.

- Si, es la que más resalta.- miro a donde yo señalaba.

- Se llama Sirius, pertenece a la constelación Canis Maior.- al escuchar el nombre de su padrino sonrió, una sonrisa triste.- Es tan brillante como él.- ambos soltamos una pequeña risa.

- ¿Tú nombre, también es una estrella?- me preguntó algo tímido.

- Si, pertenece a la constelación Serpens.- señalé donde estaba situada.- Toda la familia Black tiene nombres relacionados con el firmamento, me parece una tradición muy bonita.- solté un pequeño suspiro.- La única. 

- ¿Por qué no me ayudaste en el tren?- me paralice al escuchar esa pregunta.

- Mi primo me saco a la fuerza, además vi a Dora acercarse al vagón, sabía que te encontraría.- coloque el pelo detrás de oreja con nerviosismo.- Me voy a volver ya a mi sala común, buenas noches Harry.- salí de allí dejando al chico de gafas solo.

SerpienteWhere stories live. Discover now