Sexto año 3

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- ¿Qué has hecho Draco?- me acerque enfadada al rubio, quien hizo una seña para que nos dejasen solos.- ¡Cómo se te ocurre hechizar a una pobre cría- bajé el tono.

- No era a ella a quien quería dañar, y lo sabes.- se levantó se du asiento.

- Si no eres lo suficiente valiente para afrontar tu misión, deja que el profesor Snape la realice por ti.- dije entre dientes. 

Me había enterado de que una chica algunos cursos menor había sido hechizada y ahora se encontraba recuperándose en San Mungo, me dijeron que fue por medio de un collar, al oír la descripción de este, en seguida un nombre vino a mi mente, Malfoy, yo misma fui a comprar ese collar con él, sin saber para que lo usaría claro.


- Señorita Black.- el profesor Slughorn se acercó a mi, justo cuando salí de mi sala común.- Usted es una de mis alumnas más brillantes, y además su familia es o fue muy importante en el mundo mágico.

- Eh si, lo sé profesor, pero, ¿a que viene esto?- le pregunte confusa.

- Verá, voy a organizar una velada con mis mejores alumnos, me gustaría invitarla.- se le veía bastante emocionado.- Es esta noche, puede traer pareja si lo desea.- dicho eso salió corriendo a quien sabe dónde. 

Draco me había hablado sobre que el profesor Slughorn siempre reunía a sus alumnos "importantes" y se rodeaba de ellos o algo así, el caso es que le hacía ilusión que le invitase a esa fiesta.

- Draco.- entre de nuevo a la sala común.

- ¿Qué quieres ahora?- me dijo molesto.

- El profesor Slughorn me ha invitado a esa fiesta que tú decías, puedo llevar un invitado, vente conmigo.- me senté a su lado.

- No quiero tu caridad.- me dijo con un tono de voz frio, se levantó y me dejó sola, perfecto.

Subí a mi habitación para arreglarme, no sabía que tan formal será la fiesta, así que optaré por algo no muy arreglado. Me puse una falda que llegaba por mis rodillas, y una camisa de manga larga, ajustada en la parte del tronco, ambas de color negro. Recogí los laterales de mi pelo con un broche en forma de serpiente, de oro, fue un regalo de mi tía. Desde que entré a Hogwarts he perdido bastante contacto con ella.
Mire la hora y fui rápido a donde la velada se celebraría, ya llegaba algo tarde.

- Perdón.- abrí la puerta después de tocar.- Siento la tardanza profesor.

- No te preocupes señorita Black, como puede ver aún falta gente.- y es verdad quedaban dos asientos libres, uno de ellos al lado de Harry, el que yo ocupe.- Bueno espero que disfrutéis de la cena muchachos.
Platos repletos de comida aparecieron delante nuestra, hace mucho que no me alimento bien, todo esto de Voldemort me quita el apetito, pensé que se me pasaría durante mi estancia en Hogwarts, donde no tendría que verle pasearse por mi casa, pero no fue así, mis pensamientos siguen atormentándome.

- Harry Potter y Alya Black.- el profesor nos miró a ambos.- Mis dos mejores alumnos. Lily Evan, tú madre Harry, era tan buena como tú.

- Gracias señor.- el chico sonrió algo avergonzado.

- Tu talento por otra parte, de tu madre no viene sin duda.- le dedique una falsa sonrisa.- Debe ser por tú padre, aunque desconozco quién es.

- Yo también lo hago profesor.- me revolví en mi asiento.

- Oh, o puede ser por parte de Regulus Black, era un muy buen alumno mío.- había escuchado hablar de él, a diferencia de su hermano, Sirius, él si fue un mortífago.

Me mantuve el resto de la comida en silencio, sentía la atenta mirada de Zabini sobre mi, le odio.
Estaba "comiendo" de mi postre, mientras escuchaba las preguntas que el profesor Slughorn le hacía a algunos idiotas, quizás sus familias sean inteligentes, pero sin duda ellos no.

- Señorita Weasley, adelante.- la pelirroja acababa de llegar.

- Lo siento, no suelo llegar tarde.- la pobre chica, con cara de haber llorado se sentó en la mesa.
Después de algunos minutos más, la velada llegó a su fin y cada uno volvió a su sala común.

- Black.- me giré para encontrarme al imbécil de Zabini.

- ¿Qué quieres?- volví a darle la espalda y seguí caminado.

- Espera.- me agarro del brazo.- Quería disculparme, por lo de hace años, por amenazarte con lo de Weasley.

- Ya no importa.- solté mi brazo bruscamente.

- Entonces, ¿me has perdonado?- pregunto con algo de esperanza.

- Perdonar es una palabra muy grande, Zabini.- iba a seguir mi camino, pero el chico me acorraló contra la pared.

- Tú y ese pelirrojo no seguís juntos, ¿verdad?- se acercó más a mi, y por un segundo bajé mi vista a sus carnosos labios.

- No es algo que te incumba.- lo mire directo a los ojos.

- Si me incumbe, porque si no, no podría hacer esto.- sin darme tiempo a reaccionar tenía sus labios pegados a los míos, me quede paralizada pero segundos después le correspondí el beso.

- Mierda.- me separe de él.- Esto, no significa nada Zabini.- me encamine a toda prisa a mi sala común, dejándolo atrás. 

¿Qué acabo de hacer? Por qué he dejado que me besase, y aún peor, porque le correspondí el beso. Echo de menos a George, claro, por supuesto que es eso. No estaba pensando con claridad cuando esto sucedió.

- ¿Draco?- estaba el solo en la sala común.- ¿Qué haces aquí a estas horas?

- Pensar.- no se movió de su sitio, yo llevaba mal todo lo de Voldemort, pero él lo hacía mucho peor, al fin y al cabo, las misiones y las amenazas eran para él.

- Mañana hay partido de quidditch, ¿vas a ir a ver como pateamos el culo a los Gryffindor?- intente subirle el ánimo.

- No, es una pérdida de tiempo.- cerró sus ojos.- Y no estoy como para perder tiempo, aprovecharé que todos estarán atentos al partido e iré a la sala de Menesteres, tengo que arreglar ese estúpido armario cuanto antes.

- Buenos noches.- Zabini entro a la sala común y fue directo hacia los dormitorios.

- Yo también me voy.- Draco se levantó de su asiento y se fue, no sin antes dejar un beso en mi frente. 

Me había acostumbrado a dormir con él, me hacía sentir a salvo, y aunque en Hogwarts me sentía más protegida que en mi casa, seguía echándolo en falta, aunque los ronquidos de Parkinson me relajaban en cierto modo.

SerpienteWhere stories live. Discover now