Séptimo año 5

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- Buenos días Luna.- bajé con su desayuno en la mano.- Toma, perdóname no he podido conseguir nada más.

- Tranquila Alya, con lo que nos traes es más que suficiente.- su suave voz me tranquilizaba, es demasiado buena para este mundo.

- Siento no poder sacarte de aquí.- bajé la mirada.

- No es tu culpa Alya.- comió un trozo de pan.

Hace algunos días, desde que volví del ministerio, en este tiempo no he dejado la mansión, no quiero irme y luego enterarme de que hicieron algo a los prisioneros. Empecé a escuchar alboroto en la sala principal.

- Debo irme Luna.- salí rápido de allí.

Al llegar vi a mis tíos y a Draco, mi madre tenía agarrado a un chico con la cara deforme, también había algunos carroñeros juntos a, mierda, son Ron y Hermione, entonces el otro chico debe ser Harry.

- ¿Y bien Draco?- mi tía le preguntó que reconociese al chico.

- No se quien será, pero le compadezco.- ande hasta ella, llamando la atención de todos.- Tener esa cara no debe ser fácil.

- Fíjate bien hijo.- Lucius se acercó a Draco.- Si nosotros entregamos a Harry Potter al Señor Tenebroso, se nos perdonará todo, todo volverá a ser como antes, ¿entiendes?- vi a Draco dudar, es obvio que había reconocido a Harry.

- No es Harry Potter.- agarre la cara de chico.- ¿Verdad, Draco?

- Dadme su varita, veamos cuál ha sido su último embrujo.- mi madre se alejo de nosotros.- ¿Qué es eso?- se paró al ver a uno de los carroñeros con una espada.- ¿De dónde la has sacado?- es la espada de Gryffindor, yo misma la vi en segundo año.

- La llevaba en el bolso, ahora es mía.- contestó sin más.

En un abrir y cerrar de ojos, le quito la espada y derribo a todos.

- ¡Largo! ¡Fuera!- todos se fueron de allí rápido.- Cissy, baja a los chicos al sótano, he de tener una pequeña charla con ella, de mujer a mujer.

- ¿Qué va a hacer madre?- iba dispuesta a pararle los pies, sabía que nada de lo que sucediese sería bueno para Hermione.

- Vámonos.- una mano cogió la mía y tiro de mi hacia mi habitación.

- ¡Qué haces!- me solté rápido del agarre de Draco.

- Tranquilízate, así no vas a conseguir nada.- estuve un rato envuelta en sus brazos mientras escuchaba los lamentos de Hermione.

- Ahora vuelvo, no salgas de aquí.- se alejo de mi y salió de la habitación.

Cogí un pequeño bolso, le hice un encantamiento de extensión y metí ropa dentro, me lo colgué y salí de mi habitación.

- ¿Dobby?- pregunté extrañada cuando el elfo se apreció ante mi.- ¿Qué haces aquí?

- Señorita Alya, he venido a rescatar a Harry Potter.- habló el elfo mirándome.

- Dobby.- me agache a su altura.- Harry y Ron están en el sótano, también hay más prisioneros allí, ayúdales a salir, yo me encargo de Hermione ¿vale?- le agarre de los hombros.- Luego volved a por nosotras.

- Si señorita Black.- asintió seguro y desapareció de allí.

Bajé hasta el salón aún escuchando los quejidos y súplicas de Hermione. Cuando llegue vi a mi madre tumbada encima de ella, mientras que su varita grababa en su brazo "sangre sucia"

- Bellatrix, para.- mi voz resonó firme por toda la sala.

- ¿Perdona?- me miró.- Solo nos estamos divirtiendo, además es una asquerosa sangre sucia.

-  He dicho que pares.- me acerque a ella y le di una patada tirándola lejos de Hermione.- Me molestan sus gritos.

- ¿Qué crees que haces?- mi madre me apunto enfadada con la varita.

- ¿Estás segura de lo que vas a hacer?- me acerque poniendo la varita en mi cuello.- Recuerda que tú no eres nadie y recuerda quién soy yo. ¡Me debes respeto!- me di una patada en sus piernas haciendo que se arrodillase ante mi.

Me agache hasta Hermione mientras mi madre interrogaba a uno de los duendes de Gringotts acerca de su espada.

- Hermione escúchame.- le susurre.- Vamos a salir de aquí, solo tenemos que esperar un poco, a Harry y Ron.

En apenas segundos Harry y Ron entraron atacándonos a todos. Uno de los hechizos me dio en la pierna hiriéndome y dejándome prácticamente inmóvil en el suelo.

- ¡Alto!- mi madre llamó la atención de todos, tenía a Hermione con una daga pegada a su cuello.

- Tirad las varitas.- nadie de movió.- ¡Qué las tiréis!- los dos dejaron sus varitas en el suelo.- Recógelas Draco, ¡ya!- mi primo se acercó y la cogió.- Vaya, vaya mira lo que tenemos aquí el mismísimo Harry Potter. Vuelve a estar como una rosa, justo a tiempo para el señor Tenebroso.- me deslice por el suelo intentando alcanzar mi varita tirada en el suelo.- Llámale, ¡Llámale!- Lucius subió la manga de su camisa para mostrar su marca tenebrosa, estaba a punto de llamarlo, pero un ruido nos distrajo a todos.

Dobby estaba subido encima de la lámpara, mientras la desenroscaba. Hice un esfuerzo y con todas mis fuerzas logré levantarme y coger mi varita.

La lámpara cayó haciendo que Bellatrix soltase a Hermione para no ser aplastada. Dobby me agarro de la mano y me llevo con ellos.

- ¡Estúpido elfo!- mi madre grito enfadada.- ¡Casi me matas!

- Dobby no pretende matar, Dobby sólo mutila o hiere de gravedad.- sonreí ante lo dicho por el elfo.
Mi tía comenzó a mover su varita para atacarnos pero Dobby se la quito.

- ¡Cómo te atreves a empuñar una varita de bruja!- mi madre exclamó enfadada.- ¡Cómo te atreves a desafiar a tus amos!

- Dobby no tiene amo, Dobby es un elfo libre.- mire a Draco suplicándole que viniese conmigo, pero él solo miró hacia otro lado.- Y ha venido a salvar a Harry Potter y a sus amigos.

Todos tocamos a Dobby para que este pudiese trasladarnos a todos.
Aparecí tirada en el suelo de una playa, mire a mi alrededor y vi a todos tumbados.

- Señorita Alya.- escuché la voz de Dobby a mis espaldas.
Me giré y vi como el elfo tocaba su abdomen.

- Dobby.- me acerque a él bajo la atenta mirada de todos, vi la herida que tenía y a su lado la daga de mi tía.- Dobby.- el elfo cayo en mis brazos.- Aguanta, tranquilo ¿vale?- mi voz comenzó a quebrarse y lágrimas bajaban por mis mejillas.- Te curaremos.

- Que lugar más bonito, para estar con amigos.- a este punto no podía hablar a causa del llanto.- Dobby se siente feliz, por estar con su amiga.- abrace el cuerpo del elfo.- Alya Black.- dicho eso sentí como el elfo se iba en mis brazos.

- Deberíamos cerrarle los ojos, ¿no crees?- ignore lo dicho por Luna.

Junto a Harry cavamos una tumba para Dobby, sin el uso de magia. Dobby merecía mucho más que esto. 

SerpienteWhere stories live. Discover now