Cuarto año 4

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- ¡Alya!- me gire al escuchar mi nombre.

- ¿Qué quieres George?- seguí andando hasta que llegue a un lugar sin nadie.

- ¿Metiste tu nombre en el cáliz?- me gire indignada, para poder verlo.- Dijiste que era una estupidez y luego sales elegida, además ni siquiera tienes la edad.

- ¿Me crees capaz de hacerlo, Weasley?- no puedo creer que este dudando.- No tengo el menor interés en participar en ese estúpido torneo.

- No te estoy juzgando, solo quiero saber como lo hicisteis, Fred y yo también lo intentamos.- a estas alturas mi enfado era más que evidente.

- ¡Eres idiota, Weasley!- intento agarrarme la mano, lo separe de mi de un manotazo.- No quiero participar en el torneo, no quiero la "gloria eterna", ni el estúpido dinero. ¡Tengo miedo, George!- el chico me miraba atento.- No se quien metió mi nombre en el cáliz, pero no lo ha hecho para hacerme un favor.- en estos momento ya no podía controlar las lágrimas.

- Ey, esta bien, te creo.- me abrazó, y acaricio levemente mi cabeza.- Tranquila.- me separo del él y limpio mis lágrimas con los pulgares.

- Lo siento, por chillarte y hablarte mal.- me disculpe.

- No tienes que pedirme perdón, de hecho, la que deberías perdonarme eres tú, por no creerte.- me separo de él. 

- ¿Puedes darme un beso?- pregunte, aunque pareció más bien una suplica. George no respondió nada, simplemente me dedico una sonrisa pícara y se acerco a mi. Disfrute cada segundo de aquel beso. Me separe antes de lo que hubiese gustado, pero no quería arriesgarme a que alguien nos viese.

- Nuestro segundo beso.- susurro aun con nuestras narices rozándose.- Podría acostumbrarme a esto.

- Yo también.- le di un beso corto antes de separarme completamente.- Me tengo que ir ya a mi sala común.- comencé a caminar hacia allí.

- Espérame que te acompaño.- vino corriendo hacia mi.


Me despedí de George y entre en la sala común, inspeccione todo el lugar con la mirada, pero solo pude ver a Draco, me acerque lentamente hacia donde estaba sentado.

- ¿No decías que era una tontería?- dijo con algo de arrogancia.

- Lo sigo pensando Draco.- me tire en el sofá enfrente suya.

- ¿Cómo lo has hecho?- se acomodo. -Podrías habérmelo dicho.

- Draco, yo no he sido, no sé porque está pasando todo esto.- dije algo irritada.- Yo no he buscado esta situación.

- Hare como que te creo.- se levanto del sofá en el que estaba y se sentó a mi lado.- Tienes que ganar.
Apoye mi cabeza en su hombre y suspire cansada, yo no he pedido que nada de esto pase.


Una tal Rita no se que, había venido a hacernos una foto a los participantes del torneo, ella era redactora de un periódico o algo así.

- Hola, soy Rita Skeeter.- eso mismo.- Reportera de El Profeta, pero ya me conocéis.- dijo con un tono arrogante.- Sois vosotros los desconocidos.

- Nadie sabe quien eres.- le dije algo seca, a lo que me respondió con una mala mirada.

- Muy bien, comenzamos contigo.- me llevo a un pequeño cuarto.

- Cuéntame Alya, aquí sentada, una infante de doce años...

- Tengo catorce señora.- conteste seca.

- A punto de competir contra cuatro alumnos no solo mas maduros emocionalmente, si no más expertos en hechizos que tú en tu mejor sueño. ¿Preocupada?

SerpienteWhere stories live. Discover now