—¡Rachel! ¡Rachel! ¡¿Qué te ha pasado?!—gritó mi madre desesperada al verme llegar.—¡¿Dónde demonios te has metido?!
Subí las escaleras refugiándome de la lluvia y haciendo caso omiso de su voz.
—Rachel.—Mi hermana se levantó del sofá al verme entrar. Su mirada quedó perdida en mi cuerpo que estaba lleno de barro y sangre, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Sentí como mi madre cerraba la puerta para después ponerse delante de mí.
—¡Dios mío!—Se llevó las manos a la boca para controlar sus sollozos. Sus ojos me recorrieron de arriba abajo con horror—. ¿Quién te ha hecho esto?
No respondí.
No podía dejar de ver sus ojos, sus labios y sus manos repitiéndose constantemente en mi cabeza.
—¡Rachel!—Mi madre me rodeó los hombros con sus manos y comenzó a zarandearme.—¡Rachel contéstame! ¡¿Qué ha pasado?!
—Él...
La voz me comenzó a fallar.
—¿Él? ¿Él quién?
Levanté mi vista del suelo para mirarla a los ojos.
Me removí incómoda cuando su cara apareció en mi campo de visión, sus ojos oscuros como la noche, su pelo marrón como el café, sus mejillas de porcelana manchadas de sangre, sus labios carnosos dedicándome una sonrisa y dejando ver el blanco nuclear de sus dientes.
—Evan.
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EVAN
Romance¿Alguna vez te has sentido observada? ¿Has tenido esa sensación? Mi vida era sencilla y aburrida. Me había criado en un pequeño pueblo al norte de Minesota con unos padres muy estrictos que marcaban mi rutina y la de mi hermana: de casa al instituto...
