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RACHEL

Para recompensar a Beth el "no haber podido" hacer nuestra tradición de ver películas de miedo en Halloween, por haber ido a la fiesta de Tayler en la que—como era de esperar—las cosas no habían acabado bien... Tuve que recompensarla acompañándola al maratón de películas antiguas que hacían los Domingos en el cine del pueblo.

La cuestión era que no íbamos nosotras dos solas, Jacob también vendría con otro amigo suyo.  Él se lo había propuesto con la intención de que no insinuase mucho ser una cita entre ellos dos, aunque estaba más que claro que lo hacía porque quería volver a verla y su amigo y yo tan solo hacíamos de decoración. 

Así que sí, esa tarde iba para cumplir la función de amiga sujeta velas, básicamente.

Tras todo lo que había pasado en la fiesta había llegado a la conclusión de que nunca volvería a ir a ninguna fiesta más, no cuando Evan estuviera rondando, porque siempre que estaba él todo acababa mal.

Todavía no me podía explicar como era que había acabado bailando con él, como si tuviera un imán que me atrajera, tanto que por más que mi cerebro intentase hacerme razonar mis pies no podían responder.

Y lo peor de todo habían sido las sensaciones que había tenido, habían sido como una mezcla entre lo bueno y lo malo, el bien y el mal. La adrenalina y el miedo de estar junto a él y esa sensación familiar y protectora cuando me había agarrado de la cintura. Todo aquello comenzaba a provocar emociones confusas en mí, porque sin darme cuenta ese temor y desprecio que en un principio, al descubrirlo, habían surgido ya no eran tan intensos.

En cuanto a lo que había ocurrido después de que Evan me metiera en aquel cuarto y descubriera lo de la droga... Había salido de la fiesta a toda velocidad, sintiendo que me ahogaba, que los sentimientos favorables que estaba volviendo a tener sobre Tayler, tras todo lo que había pasado, habían sido engañados.

Que traficara con droga ya iba mucho más allá de lo que había sucedido en el pasado.

Sentía que ya no lo conocía, que el Tayler que yo conocía no era capaz de hacer algo así, sin embargo, me había equivocado.

Había regresado a casa andando, aunque sabía que Evan me seguía al notar el peso de su mirada, lo había dejado pasar, no estaba como para volver a hacerle frente porque quien sabe cuando se le ocurriría dar un paso aún mayor.

—Estoy muy nerviosa—dijo Beth mientras caminábamos hacia el cine.

Esbocé una sonrisa dulce.

—No te preocupes, seguro que él también—respondí.

Noté como mi teléfono volvía a vibrar.

Lo saqué para ver que Tayler me estaba volviendo a llamar. En cuanto se había dado cuenta de que ya no estaba en la fiesta había comenzado a acumularme el móvil con llamadas y mensajes.

Le había escrito a mi hermana diciéndole que no me encontraba bien y que me había ido, que no tenía ganas de hablar y que por favor le dijera a Tayler que ya lo llamaría.

La cosa parecía haber parado por la noche, pero al día siguiente había vuelto a llamarme varias veces.

Apagué el móvil.

Aquel no era momento para hablar, sobre todo teniendo al lado a su hermana, que no se había enterado de la fiesta. Y, tras la revelación y lo que me había dicho Evan, no estaba segura de que hacer, estaba claro que Tayler era la cabeza de todo aquello. 

¡Era su maldito local!

No lo volvería a ver de la misma manera que antes.

Cuando llegamos, Jacob y su amigo, un tal Cole, nos esperaban en la puerta del cine.

EVANWhere stories live. Discover now