-5-

12.5K 1K 242
                                    

EVAN

Claro que no había sido casualidad lo de encontrarme con ella en las gradas pero es que desde la noche anterior, después de haber podido tocarla y olerla se me comenzaba a hacer cada vez más difícil lo de mantenerme alejado, cada vez ansiaba más su cercanía.

Tras haberla cogido de la muñeca tantas emociones habían pasado por mi interior que tuve que cortar de golpe lo que fuera de lo estábamos hablando y alejarme. Casi no había prestado atención a su respuesta, había estado demasiado concentrado admirando todos sus rasgos, sus gestos, sus expresiones desde aquel punto tan cercano que apenas anoche había podido tener.

Saqué un cigarrillo y me lo encendí con la intención de tranquilizarme, cuando volteé a mirarla vi como sus ojos se habían quedado fijos en el libro que tenía entre mis piernas.

Mierda.

—¿Todavía sigues ahí?—pregunté volviendo a poner aquel tono borde que ponía para hablar con ella, ya que, se suponía que me caía mal.

Sus ojos subieron a mi cara volviendo a enfurecerse, me hizo un corte de mangas con rabia y se fue pisando fuerte.

Se había percatado del libro...Estaba claro que había visto algo raro porque los post-its que había eran evidentes.

Joder ¿Por qué mierda no había tenido más cuidado?

La observé con una sonrisa hasta que se volvió a meter en el edificio.

Intenté calmarme y seguir leyendo pero me fue imposible, no podía dejar de pensar en que en menos de doce horas la había tenido tan cerca y la había tocado en dos ocasiones. Sus ojos, su tacto...No se me iban de la cabeza, aunque tampoco es que fuese algo nuevo pero esta vez todo estaba cargado de más emociones y sensaciones.

Las siguientes dos horas de la mañana la observé caminar por los pasillos aguantando los gestos y comentarios de cada una de las personas con las que se encontraban.

Estuve a punto de meterle un puñetazo a más de un gilipollas y casi no me di cuenta de que mis pies se habían movido hasta quedar demasiado cerca de ella, por suerte no se percató y pude quitarme antes de que alguien me viese.

¡Maldita sea! Se me estaba haciendo imposible el poder controlarme, tenía su olor y su suavidad pegados a mí y cada vez la necesitaba más.

No acudí a ninguna clase y a tercera hora busqué a Verónica.

«Nos vemos en los vestuarios».

Le escribí por mensaje y tardó menos de diez minutos en salir de su clase y venir. 

Llegó con una sonrisa en el rostro, cuando le escribía de esa manera ya sabía lo que significaba.

Dejó su mochila sobre uno de los banquillos y se me acercó contoneando las caderas de manera provocativa. La agarré de la camiseta y la atraje hasta mí para besarla de la manera brusca en la que siempre lo hacía, a ella parecía gustarle, nunca me había dicho nada por mis formas de tratarla, claro que tampoco me importaba... Necesitaba descargar toda la tensión del día por mis esfuerzos mayores de lo normal intentando controlarme ante la presencia de Rachel. 

Arrastré a Verónica hasta las duchas y la estampé contra una de las paredes imaginándome que a quien besaba era a Rachel, imaginándome que esos labios ásperos eran los suaves y dulces de Rachel, la manoseé imaginando que esos pechos eran los suyos, que ese culo era suyo, que ese maldito pelo rojo era el marrón miel de la chica que ocupaba todos mis pensamientos.

Le bajé las medias de un tirón rompiéndoselas por la fuerza con la que lo hice, le quité las bragas y le subí la falda para después desabrocharme los pantalones y entrar en ella.

Con cada embestida, con cada gemido, con cada palabra me imagine el rostro de Rachel y me desfogué de todo lo que había tenido que estar aguantando aquella mañana, que parecía no terminar nunca.

—¿Te apetece ir a tomar algo después de clases?—preguntó dirigiéndose a uno de los espejos para peinarse y acomodarse la falda como pudo.

Me subí la bragueta y la miré a través del espejo.

—Paso—contesté..

Verónica intentaba tener una relación más allá del sexo, en ningún puto momento le había pedido salir o habíamos afirmado ser novios. Cuando la gente nos había visto juntos en más de una ocasión había comenzado a hablar hasta que ella decidió que éramos novios. Yo no me había negado, más que nada porque así Rachel no podría sospechar de mí, además le había dejado claro a Verónica lo que iba a ser nuestra relación y ella lo había aceptado aunque siempre estuviera intentando quedarse a solas conmigo para algo más que tener sexo. 

A veces me sentía un poco mal por ella porque solamente la utilizaba para descargar tensiones y ni siquiera era con ella con la que disfrutaba porque siempre, siempre me imaginaba que con la que lo hacía era con Rachel...Luego cuando hablaba más de la cuenta dejaba ver su verdadera personalidad y entonces la mínima pena que hubiese estado sintiendo por ella se esfumaba.

A parte de que era la hija de puta que le hacía la vida imposible a Rachel.

—Oye—le dije obligándome a quedarme—¿Tienes idea de quién ha subido el vídeo de la fiesta?

Sacó un pintalabios rosado y comenzó a darse toques en los labios, como si pudiera arreglar el estropicio en el que se le había quedado el maquillaje.

—No—contestó dedicándome una pequeña mirada—. Si que la drogué pero yo no he subido el vídeo, aunque se lo tiene merecido por zorra.

Una sonrisa apareció en sus labios y tuve que contenerme para no partir algo.

Me quedé mirándola, dudando entre si era buena idea matarla y deshacerme de ella o dejarla viva durante algún tiempo más.

El click que hizo el pintalabios cuando lo cerró me sacó de mis pensamientos y sin decir nada más salí de allí, mejor perderla de vista cuanto antes, por si acaso...





Cuando llegué a casa subí directo a mi habitación y abrí el ordenador.

No me costó hackear la cuenta en la que habían subido el vídeo, meterme y borrarlo. Claro que aquello no se quedaría solo en eso... Pensaba encontrar al culpable y hacerle pagar, Rachel era mía, debía protegerla ante cualquier situación y esa era la ocasión.

Como era de esperar la persona que había subido el vídeo vivía en el pueblo, unos cuantos clicks más y acababa de descubrir quien lo había hecho.

No me sorprendió, aquella persona era demasiado manipulable como para hacer algo así de boca de Verónica.

#

Instagram/Twitter: @indiraafreyre

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

Instagram/Twitter: @indiraafreyre

EVANUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum