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EVAN

Verla de aquella manera...Las manos me habían estado picando toda la noche por las ansías que tenía de tocarla, de poner nuestras pieles en contacto.

Sabía porque había ido aquella noche, su intención era obvia, nada más hacía falta verla bailar cogida de aquella forma con Zac mientras no dejaba de mirar a Verónica. Cuando nuestras miradas se encontraron y no la apartó de mí supe que era el momento perfecto para atraerla, sabía que me seguiría, la conocía lo bastante bien como para saber que no era capaz de quedarse allí mientras salía después de haberla estado mirando de aquella forma.

Rachel era impulsiva, siempre hacía y decía lo primero que se le venía a la cabeza, esa chica no tenía sentido del peligro. Luego cuando sopesaba lo que acababa de hacer se arrepentía, como después de besarme.

Haberla tenido tan cerca con su respiración en mi pecho, con mis manos en su piel me había encendido tanto que no sabía si hubiera sido capaz de aguantar más tiempo. Pero entonces oyó la voz de Verónica y sin pararse a pensar me dio tal beso que pensaba que había subido al mismísimo cielo. Aquello había sido alucinante, por fin había probado aquellos labios que durante tanto tiempo me habían vuelto loco preguntándome si serían tan dulces y suaves como aparentaban.

La manera en la que había colocado sus manos para atraerme hacia ella, como había intensificado aquel beso, para mí había sido como probar ambrosía: un manjar digno de dioses.

Como no, el cambió en su expresión al ver lo que acababa de hacer me indicaba que se había vuelto a dejar llevar por otro de sus impulsos, pero ya era demasiado tarde, todo aquello lo había comenzado ella, ella había dado el primer paso sin necesidad de que yo hiciera nada, ella había hecho lo que durante meses había estado planeando e imaginando y ya no había vuelta atrás.

Me acerqué a su oreja al ver lo atónita que se había vuelto su expresión.

—Todo esto lo acabas de iniciar tú, Rachel.

Después me aparté de ella y salí de allí.

Demasiadas emociones, necesitaba ir más lento, las cosas estaban sucediendo más rápido de lo que había pensado...

Ni siquiera fui detrás de Verónica, llevaba meses queriendo dejarlo con ella, aunque para que mentir, era buena en la cama, pero aquello era lo único bueno que había podido sacar de nuestra relación, en el resto de cosas era insoportablemente insufrible.

Salí de aquel lugar con el corazón a mil apaciguando las ganas que tenía de volver y tocarla por todos lados.

Me subí a mi coche y conduje hasta casa.








Para mi sorpresa y desgracia había alguien esperándome justo en la puerta.

—¡¿De qué coño vas Evan!?—gritó Verónica fuera de si.

Tenía el pelo revuelto, los tacones estaban desperdigados por el jardín y el maquillaje corrido por toda la cara, estaba horrorosa.

Aparqué y me bajé del coche con tranquilidad.

Se acercó a mí y me empujó al ver mi intento de ignorarla.

—¡Te has liado con ella en mi puta cara!—gritó haciéndome frente.

Me pasé las manos por la cara, cansado de ella y la miré con la mayor adustez con la que jamás lo había hecho.

Se intimidó un poco y dio un paso atrás.

—¿Por qué me haces esto? ¡A mí!—soltó como si fuera la persona más importante del mundo.

Hasta dolida daba asco.

EVANWhere stories live. Discover now