Capítulo 15: Culpa

330 26 19
                                    

~Hakuryu

Desperté muy temprano, aun no habían salido los rayos de sol, el cielo estaba claro indicando que pronto sucedería el amanecer. No descanse nada.

Fantástico, nótese el sarcasmo.

Levanté mi vista para encontrar a mi grupo dormido, incluyendo al chico azabache. Me acerqué a él en silencio para contemplarlo más de cerca, me senté a su lado sin emitir ningún ruido. Es tan extraño verme a mí mismo. No hay dudas de que estamos relacionados de algún modo.

En eso él abre un ojo, al toparse conmigo da un grito de susto que todo el bosque escuchó, al parecer no estaba dormido como pensé. Kagome y Shippo se levantaron asustados.

Hakuryu: ¡No vuelvas a gritar así!

Inuyasha: ¡No es mi culpa! ¡Tú estabas ahí mirándome!

Hakuryu: ¡Tu una vez hiciste lo mismo mientras dormía!

Se quedó callado. Esa fue una venganza no planeada de aquella vez en la casa de la anciana Kaede cuando desperté y me asustó.

Kagome: ¿Qué es lo que ocurre? —bostezando.

Hakuryu: nada, solo asusté a Inuyasha.

Inuyasha: tu no me das miedo.

Rodé los ojos.

Entonces ¿Por qué gritas como niña?

Mejor decidí cambiar de tema.

Hakuryu: ¿Cuándo vuelves a la normalidad?

Inuyasha: cuando comienza a salir el sol.

Y eso sería pronto.

Shippo: ¿Qué fue lo que te pasó, Inuyasha?

Kagome: tengo la misma pregunta.

Después de un largo rato de explicaciones ambos entienden lo que ocurre con los hanyu en luna nueva. Mientras eso ocurría los pequeños rayos de sol bañaron la escena. El cuerpo de Inuyasha palpita y de a poco su cabello se va aclarando, aparecen sus características orejas, sus dorados ojos y largas garras. Había vuelto a la normalidad.

Luego del desayuno empacamos el campamento en mi mochila y emprendemos el viaje nuevamente. Íbamos por un sendero vacío hasta que el sonido de un caballo corriendo nos distrajo. En pocos segundos llegó hasta nosotros un joven aldeano en que me era algo conocido.

Kagome: Tadashi ¿Qué ocurre?

Se trataba de un fiel vasallo de la anciana Kaede. Ahora lo recuerdo, fue uno de los que me atacó la primera vez que llegué aquí, cuando pensaron que era un demonio que intentaba despertar a Kagome e Inuyasha y me ataron como un animal. No era lindo recuerdo.

Tadashi: ¡Qué bien que los encuentro! —lucía angustiado— ¡Rápido! ¡Tienen que volver a la aldea! La sacerdotisa Kaede me envió a buscarlos de manera urgente porque alguien robó las cenizas de la tumba de la señorita Kikyo.

Inuyasha: ¡¿Qué?! —estaba histérico.

Kagome: hermana —se sube a la espalda del hanyu— ¡Rápido, Inuyasha!

Inuyasha: ¡Sí! —parten a toda prisa.

Hakuryu: agárrate fuerte, Shippo —le indiqué al niño sentado en la canasta.

Pedaleé lo más rápido que pude para ir a la par de ellos, el caballo y el hanyu eran muchísimo más veloces que mi bicicleta, pero no me iba a quedar atrás.

Después de largas horas de viaje llegamos a la aldea, estaba alborotada, los aldeanos corrían de un lado a otro sin ningún destino definido, otros lloraban y se oían los lamentos a lo lejos. Fuimos hasta el templo donde se encontraba la tumba profanada, ahí nos esperaba la anciana.

InuYasha A Través Del TiempoWhere stories live. Discover now