Capítulo 96: Rastro

234 10 80
                                    

~Narrador

Era un día normal en el grupo de Sesshomaru, Jaken ayudaba a Rin a realizar una tarea de Ciencias Naturales asegurando que era muy bueno en botánica, Ah-Un dormía, al Lord se le marcaba una vena en la frente por culpa de Rukawa que se encontraba cantando —desafinando a propósito— Stayin' alive de su banda favorita, los Bee Gees, con los audífonos puestos.

Rukawa: —cantando— ah ah ah, stayin' alive, stayin' alive.

Sesshomaru: cállate —le ordenó enojado.

Rukawa: —se saca un audífono— ¿Por qué? ¿No te gusta mi voz melodiosa? —le pregunta irónico.

«Parece una vaca pariendo» se burla Yako.

Sesshomaru: no.

Le lastimaba sus sensibles oídos.

Rukawa: ¡Mejor! —baila— you know it's alright, it's okay, I'll live to see another day, we can try to understand, the New York Times' effect on man.

«Que irritante, quiero cortarle el cuello» lo mira con odio «pero luce mejor ahora» comenta refiriéndose al último tiempo.

Durante esos días se le veía más pensativo de lo normal, aunque fingiera estar bien para que Rin, Ah-Un y Jaken no sospecharan, al daiyukai no podía engañarlo —desde que lo descubrió mintiendo lo ha pillado algunas veces más— aquel sueño le afectó profundamente y su estado de ánimo lo delataba. Su silencio era más desagradable que su usual bullicio.

Rukawa: —lo mira sonriendo emocionado— ¡¿Estabas preocupado por mí?!

Sesshomaru: no.

Rukawa: ¡Te importo! ¡Y me quieres!

Sesshomaru: no.

Rukawa: ¡¿Ahora somos amigos?!

Un látigo venenoso volando hacia él fue su única respuesta. Tirarse al piso fue la mejor forma de esquivar el ataque mortal, se levanta de un salto aun con una gran sonrisa en su rostro cuando pasa el peligro.

Rukawa: —se saca un pasto del cabello— ¡Lo tomaré como un tal vez! —se sacude la tierra de la ropa.

«Pero que imbécil, casi acabé con él y sigue con esa cara de estúpido» reflexiona enojado.

«Es el único demente que querría ser amigo tuyo, me sorprende» dice su bestia.

Pues sí, también lo consideraba un demente.

A su sensible nariz llega un olor putrefacto, sabe muy bien de quién se trata al instante, no existía forma de confundirse ¿Por qué lo busca? ¿Qué quiere? Definitivamente nada bueno.

Rukawa: Naraku —dice con odio.

El de la estola se encamina hacia la pestilencia sin perder el tiempo ni sorprenderse por la certera adivinación de Higurashi, su sirviente deja lo que estaba haciendo y lo sigue corriendo torpemente.

Jaken: ¡Espere, amo bonito!

No tarda en alcanzarlo no sin antes tropezar y dar algunas vueltas por la tierra como muestra de su torpeza.

Rukawa: no negocies con él —le advierte.

El demonio perro sigue avanzando como si lo hubiese ignorado, pero en lo profundo haría como el universitario le indicó, no por obedecerle, sino, porque también desconfiaba del hanyu. El último contacto que tuvieron fue cuando la mujer de los vientos lo visitó por su espada Tokiyin, alegando que era un regalo para que asesine a su medio hermano. Cosa que no hizo cuando pudo hace un tiempo atrás.

InuYasha A Través Del TiempoWhere stories live. Discover now